Andreina García Reina (La Razón)
Felipe Pérez Martí, doctor en Economía de la Universidad de Chicago, se confiesa como un hombre de izquierdas, incluso antes de haber estudiado porque siempre se preocupó por cuidar la justicia social. A su parecer, “se es de izquierdas cuando uno se preocupa por los que están peor, tanto en lo económico como lo político”.
Felipe Pérez Martí, doctor en Economía de la Universidad de Chicago, se confiesa como un hombre de izquierdas, incluso antes de haber estudiado porque siempre se preocupó por cuidar la justicia social. A su parecer, “se es de izquierdas cuando uno se preocupa por los que están peor, tanto en lo económico como lo político”.
Así como se autodenomina como un hombre de izquierdas, asegura tener amigos en muchos lados y en los últimos tiempos se ha dedicado a elaborar una propuesta llamada “Qué hacer” sobre cómo sacar adelante al país, que resume la postura de economistas, sociólogos, y representantes de diversas corrientes ideológicas, adscritas al chavismo y a la oposición, que hacen vida en el país.
Su propuesta ha llegado a los ojos de varios diputados de la Asamblea Nacional y fue uno de los expertos consultados para tomar la decisión de no aprobar el Decreto de Emergencia Económica que hiciera el presidente Nicolás Maduro la semana pasada. En ese documento oficial señala que enumeró las fallas en la política macroeconómica del gobierno.
Puede leer el informe que remitió a la Asamblea Nacional, a petición de la Comisión especial que evaluó el Decreto de Emergencia Económica aquí.
— ¿Qué ocurre al no aprobarse el decreto de emergencia económica? El TSJ lo declaró como constitucional
- Que el TSJ haya declarado constitucional el decreto no quiere decir que debe aplicarse. Quien tiene la potestad de aprobar o no aprobar el decreto es la Asamblea. El Tribunal no puede ir por sobre sus poderes y usurpar a la Asamblea Nacional. Maduro había prometido que si no le aprobaban el decreto iba a haber guerra. Entonces seguir en este entorno de guerra de desgaste con la irracionalidad solo acelerará la caída del gobierno porque es sumamente grave la inflación y la escasez de medicinas, alimentos. Esa actitud del gobierno de no arreglar las cosas lo que va a hacer es acelerar su caída antes del revocatorio.
—En algunos documentos que ha escrito asegura que el gobierno no durará más de seis meses, ¿su pronóstico está basado solo en el panorama económico?
- Sí y también en lo político. Yo me baso en la teoría de juegos. Una de las áreas en las que me especializo. Estamos en lo que se podría caracterizar como una guerra de desgaste, hay dos jugadores, dos ejércitos, que se disputan un territorio. A medida de que ellos se pelean entre sí, pierden recursos, soldados, energía, recursos económicos, militares. Eso pasa entre la oposición y el gobierno y a medida de que no se dialoga se deterioran por la situación económica. El gobierno no tiene intención de cambiar, a juzgar por lo que ha hecho últimamente, como el nombramiento de este ministro que no sabe nada de economía. Que le dice al gobierno lo que quiere oír. Si eso no cambia, si no hay un ajuste económico, la situación seguirá empeorando. Maduro, a pesar de que el petróleo está en $22, dice que tiene los recursos para esos nueve motores económicos, que implica que va a dar créditos, dinero y etc. Eso lo que quiere decir, si no hay más ingresos, es que va a aumentar la impresión de dinero. Eso seguirá profundizando el proceso hiperinflacionario y con más escasez, porque no hay dólares. El Banco Central no ha a aportado nada para las importaciones de este año. Entonces si no hay divisas para las importaciones privadas, la oferta va a bajar, tanto para consumo directo como para insumos productivos. La producción interna no se va a reactivar con esos motores, eso no sirve porque el problema de la producción se debe a razones macroeconómicas. Mientras eso no cambie, no se va a poder producir. No puedes aumentar la producción de la agricultura y la industria si no modificas el entorno macroeconómico. Eso un error garrafal pensar que a punta de créditos y no sé qué se puede solucionar, no se pueden usar políticas microeconómicas para aumentar la producción. El deterioro va a seguir y el gobierno se va a desgastar. Los dos jugadores están peleando y la oposición se va a desgastar también porque aunque haya sido electa en diciembre, la gente espera un cambio y si no se da, algunos van a culpar también a la Asamblea. La tasa de desgaste del gobierno es muy superior porque la gente antes de las elecciones decía que no creía en el cuento de la guerra económica. En teoría, si los jugadores fueran racionales llegarían a un acuerdo para repartirse el territorio en vez de perder recursos. La oposición ha sido muy racional, incluso antes de las elecciones, porque decía “yo estoy dispuesto a trabajar con el gobierno pero bajo ciertas condiciones. Nosotros vamos por las instituciones y que el gobierno tome los ajustes macroeconómicos y asuma su coste político. Si no lo hace, nosotros vamos por Maduro”. Esa era una estrategia que ellos tenían, como un ultimátum. El gobierno no quiso una cohabitación, actuó de manera irracional, en contra de sus propios intereses. En una guerra de desgaste, el que tiene todo que perder es el gobierno. Esos actos de guerra, como el nombramiento de los magistrados, la reforma de la Ley del Banco Central, la suspensión de los invitados internacionales y todas estas amenazas. El gobierno está actuando como si no entendiera en lo que está metido. El que tiene que perder en esta guerra es el gobierno, la oposición no tiene nada que perder, incluso no debe hacer nada. La gente ve quiénes son los jugadores, quién es el responsable, y a la hora de un revocatorio, el que quedará revocado es Maduro.
— ¿Qué le parece la visión teórica que plantea el nuevo ministro de Economía, Luis Salas?
- Eso es un disparate total. Dado un escenario, supongamos que es estable en precios y no hay inflación, un monopolista, que es el que tiene el máximo poder económico posible y la demanda, el monopolista hace un cálculo y pondrá el precio en el lugar donde tenga más ganancias y ese punto es un punto óptimo, pero también es un máximo. En el sentido que si aumenta más el precio de allí es más lo que le cuesta en términos de pérdida de demanda, que lo que le cuesta en términos adicionales de las ventas que va a tener. El que tiene más poder para aumentar los precios, no puede aumentar indefinidamente los precios, después del máximo, si sube los precios más de eso va a perder. Sería una irracionalidad del capitalista. Pero eso es bajo el supuesto de que los precios estén estables, pero si tienes un entorno en el que los precios están subiendo, un entorno inflacionario, lo que hace el monopolista que aumenta los precios a voluntad, es adaptar los precios a ese entorno. Es un incremento de precios adaptativo, una respuesta óptima al entorno. Ahora una empresario pequeño no tiene la capacidad de subir precios, porque perdería todos sus clientes, que se irían a comprar al vecino que vende más barato. Es impensable que un empresario pueda subir los precios indefinidamente y generar inflación.
Hay otro ejemplo, el de los trabajadores. Pensar que un empresario puede subir los precios como le da la gana es suponer que los trabajadores pueden ponerle el precio que les da la gana a su producto, que es la fuerza de trabajo. Eso es imposible. ¿Acaso yo voy a demandar el salario que me da la gana? Es imposible, en la misma medida que un empresario no puede vender a los precios que le da la gana.
El extremo en el caso de los trabajadores es cuando hay un sindicado. Supongamos que en una industria determinada hay un sindicato que agrupa a todos los trabajadores de esa industria, ese sindicato desde el punto de vista económico es lo que se conoce como un monopsonio, porque tiene poder para fijar el salario, pero finalmente —al igual que el monopolista—no puede subir el precio indefinidamente porque si lo sube más es más lo que puede perder que lo que gane. También tiene un óptimo es que es un máximo a la vez. Así que el argumento de Salas es totalmente desquiciado, no tienen ningún fundamento ni microeconómico ni macroeconómico.
La inflación que tenemos en este momento es netamente un fenómeno monetario. Es absolutamente obvio para todas las corrientes del pensamiento económico que conozco, clasicismo, keynesianismo e incluso desde el marxismo están consciente de eso. El argumento de la guerra económica no tiene ningún sentido, ni teórico ni de evidencia empírica. Es una charlatanería.
— ¿Y la escasez?
- Hay una teoría y una evidencia muy sólida que dice que cuando tiene control de precios en empresas no monopólicas la producción baja. Si tienes una empresa competitiva, pequeña, que tiene una pequeña ganancia que se puede atribuir al esfuerzo del emprendedor, los costos suben y él no sube sus precios, va a salir del mercado. De manera que si le pones un precio administrado por control esa empresa va a salir del mercado indudablemente, buscará otras cosas no reguladas que producir, pero en esa industria no habrá nadie que produzca. ¿Cómo va a producir a pérdidas? Permite también explicar en parte lo que ha pasado con la estructura industrial de esos productos porque al eliminarse muchos productores pequeños esa industria va quedando para las pocas industrias grandes que producen sin que, de hecho, haya un control efectivo. El tema de los controles ha sido muy poco efectivo porque los fiscales se pueden corromper y etc.
En procesos hiperinflacionarios como el nuestro hay cuatro efectos que en las hiperinflaciones clásicas han sido estudiados. Entre ellos esta el déficit fiscal endémico, tenemos cinco años seguidos con más de 10 puntos del PIB de déficit; monetización de ese déficit, más de 70% del déficit se ha financiado con la emisión de dinero; y el tercer factor es la disminución de la demanda real del dinero. Eso significa que la gente no quiere el dinero, sino reservas de valor, ya sea en términos monetarios como divisas o compra bienes estables para ahorrar o bienes de consumo. Se da lo que he dicho en varias oportunidades, la gente prefiere papel toilette que el dinero. Nadie quiere dinero, quiere bienes. Entonces empieza a almacenarlos en su casa. Eso no puede llamarse acaparamiento. Eso es ahorro, reserva de valor de su riqueza y su trabajo.
Lo mismo pasa con los productores. Es un comportamiento completamente racional, que incluso acaparen porque en el caso de ellos es al contrario. Ellos no quieren vender ahorita sino cuando las cosas sean más caras. También está el tema de que se requiere de inventario para producir o para vender. El gobierno ha estado culpando de sus responsabilidades a los ciudadanos y a los productores.
— Usted sostiene que la crisis venezolana es artificial, ¿podría elaborar sobre esta tesis?
- Normalmente una crisis económica se debe a falta de solvencia y falta de liquidez. Si examinas la realidad venezolana, incluso después de la lapidación de los recursos que hemos tenido hasta ahora, nosotros no estamos en una situación como Grecia o como España cuando estaba en crisis. La deuda nuestra es menor que el PIB, es alrededor de 50%. Eso es un indicador de la solvencia del país. La reservas internacionales, a pesar de que son muy bajas, alrededor de $ 10.000 millones, si las manejaran bien, esas reservas sirven para empezar un programa de recuperación. Vas a necesitar financiamiento externo, pero si haces las cosas que proponemos nosotros, tendrías una disminución de riesgo país y eso permitiría endeudarte, pero sabiendo que es un shock negativo temporal y generar las bases para mejorar la economía. Ni siquiera necesitaríamos la ayuda del Fondo Monetario Internacional, el mismo fondo lo ha dicho. Por eso esta es una crisis artificial que se debe a errores de política económica. Si tú haces un ajuste cambiario, recaudas alrededor de 13 puntos del PIB, casi $ 40.000 millones de dólares que se le están regalando a los corruptos. Si tú aumentas el precio de la gasolina para evitar el contrabando, tienen que crear un precio que impida el contrabando y por eso recaudarías cuatro puntos del PIB. Ya van 17 puntos del PIB y ese es todo el déficit. Si encima revisas acuerdos como Petrocaribe, que es seguir regalando sin tener, recaudas como tres puntos más del PIB. Cierras la brecha y tienes un superávit. Eso no lo puede hacer ningún país del mundo que, como por arte de magia, resuelva los problemas. Porque sencillamente lo que estás haciendo es corregir unos errores crasos de política económica. Estás dando dinero a los corruptos y como no tienes dinero imprimes dinero y estableces lo que se llama un impuesto inflacionario, que es regresivo en términos de distribución del ingreso, porque lo pagan la clase media y los trabajadores. De manera que tú que te dices un gobierno de izquierdas, en la práctica eres un gobierno de derechas, porque beneficias a los ricos, a los corruptos, a los poderosos, y perjudicas a los débiles que son la clase media y los pobres y los empresarios que están desvalidos ante un Estado desquiciado. Un mínimo de cordura hace milagros.
- ¿Tenía razón Ramos Allup cuando dijo en respuesta a la Memoria y Cuenta del presidente Maduro que quizá estaríamos peor si Chávez estuviera aún en el poder? ¿Es Maduro el heredero o el padre de la crisis?
- Lo que dijo Ramos Allup tiene eso de cierto, la crisis viene de Chávez. La política económica viene de Chávez. El régimen cambiario viene de Chávez. La emisión de dinero sin control viene de Chávez, los ministros venían de Chávez. Giordani es el ideólogo, él y Armando León son los responsables. El pobre Maduro lo que hizo fue seguir lo que Chávez ya había inaugurado. Empeoró en cierto sentido porque él no tenía el control, no tenía la inteligencia para cambiar algunas cosas en el momento, perdió la capacidad de controlar el aparato, porque era un aparato que dependía mucho del control, del liderazgo. Se le fue la cosa de las manos y algunas cosas también empeoraron por el bajo precio petrolero, pero las políticas económicas erróneas vienen de Chávez, él las heredó. Él no sabía mucho lo que estaba pasando y este gobierno fue capturado por completo por los caza renta, por los corruptos. Estas políticas que tenemos benefician por diseño a los corruptos, a los contrabandistas que se han llenado de dinero como nunca.
— ¿Comenzó un ataque económico al gobierno de Maduro después de la muerte de Chávez?
- No eso no es cierto. Había una guerra política de Chávez contra los empresarios desde que yo salí del gobierno en 2003, después del paro petrolero. Que los empresarios se coordinen para producir menos es totalmente impensable, desde el punto de vista de la teoría de la organización industrial. Coordinar a toda esa cantidad de empresarios para hacer esto es como si se coordinaran para el paro petrolero, ahí sí que se coordinaron. Pero de una manera espontánea, sin una política dirigida a tumbar el gobierno, tan sofisticada, es totalmente imposible. La teoría de la organización industrial contradice ese supuesto. Ese es un proceso que se exacerba, el nivel de entropía crece y si vienen las cosas como la caída del precio petrolero que es como la gota que colma al vaso, eso ya venía desde antes.
—Usted que fue ministro de planificación de Chávez, ¿qué opina sobre la carta Giordani y todas sus denuncias?
- Es un irresponsable Giordani porque él fue responsable de todo eso y ahora quiere lavarse las manos. Decir que el problema son los corruptos. No. El problema no son los corruptos. El problema es la política que beneficia a los corruptos. No es un problema de poner preso a los corruptos es de impedir que los corruptos existan. Si tú pones a los zamuros a cuidar carne, no dudes que la van a comer. Políticamente el responsable es Chávez, en lo económico lo es Giordani porque es un tipo que además no sabe de economía y nunca lo dijo. Yo sí lo caractericé desde temprano y dije que era un diente roto, como el cuento venezolano, el tipo que se rompió un diente y no hablaba nunca y jugaba con el diente roto y de repente todo el mundo comenzó a pensar que era un tipo inteligentísimo. Eso es lo que es Giordani. La producción económica no se ha respetado, una producción que es una cosa que requiere de gente que haya estudiado, que lo practique, pero no que la economía no sirve, que los economistas no sirven, que son neoliberales, y bueno hay que poner a gente que no sepa de economía a dirigir la economía y ese es el desastre en el que estamos metidos ahorita. La máxima representación de eso es este Luis Salas que recién nombraron, este sociólogo que no tiene ni la más mínima idea de lo que es la economía porque déjame decirte que quienes lo inspiran son unos españoles, entre ellos Juan Carlos Monedero. Esta gente que son unos charlatanes completos vienen a aconsejar en materia de políticas económicas cuando no tienen ni idea.
—¿Cree que la Asamblea debe investigar el desfalco de Cadivi y citar a Giordani?
- Claro. Deben investigar todo eso.
— En retrospectiva, ¿por qué cree que si Chávez llegó al gobierno con una posición más ecuánime, menos vinculada a este capitalismo de Estado que menciona, comenzó con esta política de expropiaciones?
- Porque ese fue el plan b que le hizo Giordani después de que yo fallé porque no me apoyó el sector privado. Me traicionaron. A partir de allí Chávez empezó la guerra contra el sector privado y esa guerra consistía en esa teoría estalinista, de tradición política, y en la práctica no le dan chance al mercado. Eran enemigos los empresarios y se crearon unos empresarios amiguetes que ahora son de lo más corruptos que hay, los boliburgueses. Se otorgaban las divisas o no se otorgaban, el creía no proveían los insumos, entonces nacionalizó el cemento. Una pila de motivos de ese tipo. La economía no se puede manejar así como si fuera una bodega porque haces una cosita en un lado que afecta a otra, como en un cuero seco. Los puños de Chávez, justificados por Giordani y su equipo y Merentes y toda esa gente, implicaba que caías en guerra cuerpo a cuerpo con algunos empresarios y les expropiabas.
— ¿Cree que esta situación económica implica que la gestión de Chávez fue un fracaso? ¿Qué la revolución fracasó?
- Sí. Fue un fracaso. La única parte positiva es el tema del autogobierno de las comunidades, de los consejos comunales, del poder popular. Son cosas del legado de Chávez que van a continuar porque son buenas, pero en general fue un fracaso total la manera como se llevó. De hecho, Maduro está terminando de empeorarla con esa actitud irracional que han tomado.
El plan b de Giordani — ¿Por qué salió del Ejecutivo del Chávez?- Salí porque no apoyé el control de cambio. Tenía un programa que se llamaba el plan de consenso nacional con los empresarios, la oposición, para que en materia política hicieran lo que quisieran, pero en materia económica nos pusiéramos de acuerdo. Yo decía que si la gente quería que la cosa fuera bien, la cosa iba a ir bien. Se burlaban de mí cuando decía eso, pero es cierto. La economía depende muchísimo de las expectativas. Chávez me había puesto a mí, en teoría un Chicago boy, un IESA boy para que dirigiera la economía. Después del golpe, en 2002, Chávez pidió perdón, dijo que iba a cambiar e hizo una comisión paz e incluso perdonó a la gente del golpe y no los persiguió y me nombró a mí para trabajar con los empresarios. Entonces yo hice eso. Por cierto que él me había dicho “si no funciona lo tuyo, qué hacemos, dame un plan b”, como queriéndome decir hazme un plan b estalinista. Yo supongo que ese plan b se lo pidió a Giordani, yo no le hice ningún plan b porque no creía en eso. En ese entorno, había llegado a un acuerdo con el sector privado para llevar adelante este plan de consenso nacional, con Fedecámaras, Consecomercio, pero ellos me traicionaron a mí. Chávez no me traicionó fue el sector privado y la oposición. Entonces hicieron el paro petrolero, después de que habíamos llegado a un pacto de caballeros, de coordinar un equilibrio bueno para todos. Por qué, porque no querían a Chávez. A pesar de que fue un tipo electo querían quitarlo. Querían cambiar a Chávez porque cambió muchas cosas, ponía sus propios ministros, era un tipo nacionalista, hizo lo petrolero, hizo realmente una definición, pero no ellos querían seguir robándose la renta, y los poderes de los partidos no se habían resignado a aceptar el golpe popular. Querían quitar a Chávez y me traicionaron a mí. Después de que Chávez gana el paro petrolero, recupera Pdvsa, comenzó una corrida contra el bolívar. Yo estaba en desacuerdo contra el control de cambio porque eso fue un rumor, prácticamente motivado, era falso la cesación de pagos de la banca. Yo decía, Presidente vamos a esperar al lunes, pero Armando León, el del BCV, dijo que había que hacer un control de cambio y yo me opuse. Hubo un lío tremendo, el presidente me insultó, me dijo que si me quería ir que me fuera y yo me aguanté y diseñé Cadivi y dije me lo voy a calar, pero que sea por tres meses e incluso empecé a decir que iba a ser una cosa temporal. Exterminar al enemigo político es una estrategia nefasta en democracia y eso fue lo que trató de hacer él. En vez de retomar el asunto y decir bueno ustedes están derrotados, pero vamos a trabajar. Pero no, creó el control de cambio como un mecanismo de lucha política. Le voy a dar las divisas al que quiera y al que no, no. Me quitó a mí y puso a Giordani, que sí le tenía su plan b, el estalinismo este, el capitalismo de Estado.
Extraído de http://www.larazon.net/2016/01/24/perez-marti-la-revolucion-fue-un-fracaso/