Rubén A. Hernández
Valga el presente escrito a propósito de una nueva edición del Carnaval Sangriento de América, a celebrarse en Mérida (Venezuela). Se trata de la transcripción parcial de una entrevista realizada en Colombia al extorero Álvaro Múnera, ahora ferviente antitaurino y defensor de los derechos animales. Información importante si se considera que proviene nada más y nada menos de quien fuera protagonista de la masacre taurina durante algunos años, y por tanto conocedor de la tauromaquia dentro y fuera de los ruedos.
Valga el presente escrito a propósito de una nueva edición del Carnaval Sangriento de América, a celebrarse en Mérida (Venezuela). Se trata de la transcripción parcial de una entrevista realizada en Colombia al extorero Álvaro Múnera, ahora ferviente antitaurino y defensor de los derechos animales. Información importante si se considera que proviene nada más y nada menos de quien fuera protagonista de la masacre taurina durante algunos años, y por tanto conocedor de la tauromaquia dentro y fuera de los ruedos.
He aquí dicha transcripción:
“Durante su vida como torero, ¿nunca reflexionó acerca del sufrimiento que su actividad implicaba para otros seres vivos y de lo innecesario de semejante atrocidad?
- Hubo varios momentos críticos en mi carrera taurina donde vi tanta crueldad que quise dejarlo: cuando maté a una vaquilla en estado de preñez y me tocó ver cómo sacaban a su feto del vientre, en esos momentos quise abandonarlo porque había matado a dos y la escena era tan dantesca y tan impresionante que dije “no más”, me puse a llorar y vomité, pero me dieron la palmadita en la espalda y mi apoderado me dijo “tranquilo, tú vas a ser una figura del toreo, estos son gajes del oficio”, así que desaproveché esa primera oportunidad continuando mi carrera taurina, lo que hoy en día me resulta inconcebible y de lo que me avergüenzo, pero en ese momento yo tenía 14 años y no tomé conciencia suficiente para dejarlo. Luego, cuando a puerta cerrada maté a un toro al que le pegué cinco o seis espadazos y el animal, con parte de sus órganos internos también afuera, luchando por su vida, aferrándose a ella con las pocas fuerzas que le quedaban también me impresionó mucho y me indicó el retiro, sin embargo ya tenía preparado mi viaje a España y crucé el Atlántico, donde vino la tercera, contundente, ya Dios dijo “si es que no quiere comprender por la razón va a hacerlo ahora por otro método” y ahí si aprendí muy bien la lección, fue una experiencia muy bonita porque como ser humano significó superar mi situación clínica y encima trabajar por reparar todos mis crímenes, ha sido una gran experiencia para mí.
¿Qué le parecen los argumentos empleados una y otra vez por los defensores de las corridas, tales como: que el toro nació para eso, que genera empleo, que es una tradición, que no sufre, que es una lucha de igual a igual, que vive muy bien hasta que es toreado, etc.?.
- Los argumentos que esgrimen los taurinos para defender las corridas de toros, más que argumentos son disculpas (…). Creo que la tortura del animal en si, aunque también existe con el transporte, empieza cuando al toro le clavan la marca de la ganadería y luego viene la pica, las banderillas, la estocada, y en el rejoneo los rejones de castigo.
Los taurinos dicen que el toro nació para eso y que si no existieran las corridas desaparecería una especie. Primero decir no es cierto que el toro haya nacido para eso, nadie nació para ser torturado; el toro de lidia tampoco es una especie, es una raza creada por el hombre, diseñada y manipulada por él para llegar a lo que es hoy en día el toro de lidia en base a muchos cruces y no es una especie, que sería el bovino, así el toro de lidia no deja de ser una raza más de esta especie. Entonces, criar a los animales para ser torturados eso es algo que éticamente jamás podremos aceptar. La Sociedad civilizada nunca puede aceptar que se críe a un animal, que es un ser vivo, con sistema nervioso central similar al nuestro, para ser torturado y que encima la gente se divierta con su suplicio; eso se cae por su propio peso y como le he dicho, nunca la tauromaquia tendrá argumentos para ser defendida, de pronto disculpas pero nunca argumentos. ¿Qué más pueden decir ellos?, que generan muchos empleos, que si el turismo, que mucha gente vive de ello. Si ese argumento fuera sostenible también podríamos negarnos a suprimir el terrorismo, el narcotráfico, el secuestro, la extorsión, la misma guerra que también genera muchos ingresos y hay mucha gente que vive de ella; entonces nunca, para algo cruel, bárbaro, sangriento puede valer como argumento que la gente obtiene de ahí su modus vivendi.
El toro no sufre. Esto es una falacia absoluta y total; aparte de cómo se rebrinca cuando le clavan las banderillas y los rejones de castigo o la pica, para entender que el toro sufre como nosotros - y de hecho la biología y la fisiología lo ha mostrado claramente -, basta saber que el toro tiene un sistema nervioso central que responde a los estímulos del dolor de la misma forma que el nuestro y decir que el toro no sufre, más que una disculpa que ellos inventan es un acto de atrevimiento tal y de ignorancia que raya en lo absurdo y en la estupidez”.
Entrevista original en http://participacionbogota.gov.co/index.php?option=com_content&view=article&id=2987:entrevista-a-d-alvaro-munera-de-torero-a-luchador-contra-la-tortura-a-los-animales&catid=489.