1. No hay
ni ha habido una revolución de ningún tipo en Venezuela en los últimos 17 años.
Si existe una “Revolución Bolivariana” es como consigna o como ilusión, pero no
como realidad. Una revolución es un tiempo histórico nuevo en que emerge una
forma nueva de estado o de “sociedad política”, implica la destrucción de un
estado y la construcción de otro, los medios y las formas (pacificas,
violentas, electorales, insurreccionales etc) no importan para la definición,
lo que importa es que surja una forma nueva de estado. Es así de simple. En
Venezuela existe el mismo estado que desde los años treintas que ha sido
modificado, enriquecido y reformado por los regímenes y constituciones
sucesivas: el chavismo en el poder no hizo más que reorganizar ese estado,
someterlo a una nueva constitución y cambiar la dirigencia ¿si eso es una
revolución porque no decirle revolución al puntofijismo, al medinismo, a la
constituyente colombiana de los noventas si todos hicieron lo mismo?. La sola
permanencia de las, Fuerzas Armadas desde el periodo de gomez hasta ahora es
testimonio de la continuidad del viejo estado. Si el chavismo aportara un
concepto nuevo de revolución sería otra cosa, pero lo que hace es tratar de
decirle revolución -o socialismo- a cualquier cosa como si uno cambiara la
definición de perro para poder decirle perros a los gatos (“ perro es la mascota
carnívora con cuatro patas¡¡ ” “ revolución es el cambio politico hecho por el
pueblo¡¡”). Por eso los chavistas insultan nuestra inteligencia cuando a la vez
hablan de un estado burgués que persiste y de una revolución que triunfa (¿como
triunfa la revolución si el estado anterior sigue existiendo?).
2. Pero
si en Venezuela hubiera una revolución en curso, eso tampoco justifica la idea
que ha hecho circular el chavismo más reaccionario. el chavismo de policía, de
que el gobierno en tanto que “revolucionario” tiene que desconocer las leyes
que haga la asamblea y la misma división de poderes: no hay nada en el concepto
de revolución que diga que debe existir una dirigencia o un gobierno
incontestado que opera a su antojo sin responder ante nadie: es en las
revoluciones - que son plurales aunque no quieran serlo- donde menos impunes
son las autoridades, donde más peligroso es ser arbitrario, y por eso, cuando
se dan los periodos de “terror” todos temen por sus vidas, sean grandes
tribunos y generales o modestos soldados. En todas las revoluciones verdaderas
los poderes revolucionarios están en constante tensión con las fuerzas que los
componen y con otros poderes que les enfrentan. Revolucionario no es
simplemente el acto arbitrario de un poder de desconocer una ley previa
-cualquier tirano, cualquier delincuente sería entonces revolucionario-
revolucionario es el acto de fundar un orden nuevo -legal, politico- desde
fuerzas emergentes “subversivas”. Un gobierno no es una revolución, una rosca
de dirigentes no es una revolución, un arbitrariedad no hace una revolución, y
ciertamente ni el gobierno, ni las roscas, ni las arbitrariedades del chavismo
han hecho o están haciendo nada remotamente revolucionario. Solo son
arbitrariedades.
3. En
medio de esas arbitrariedades se habla de que el pueblo enfrente a la burguesía
en la asamblea nacional, pero eso también son ilusiones y mentiras. Oído: “el
pueblo” no ha decidido que la directiva del BCV la nombre el ejecutivo, “el
pueblo” no ha nombrado nuevo TSJ, “el pueblo” no decidió poner un control de
cambios, aplicar los operativos policiales llamados “OLP”, comprar aviones
Zukhov ni nada por el estilo: eso lo ha decidido el poder ejecutivo, el
gobierno, cuya autoridad proviene de la democracia representativa, del voto (y
no de nada remotamente participativo o comunal) el gobierno compuesto por menos
de veinte dirigentes que se repiten monotonamente desde hace años. Se habla
mucho del pueblo y del poder del pueblo, pero las decisiones las toma el
gobierno, y cualquiera sabe que pueblo y gobierno no son lo mismo. El pueblo
es, simplemente, la población en tanto que activa políticamente, o en tanto que
un sujeto jurídico en el que reside la soberanía (un poder inapelable que, sin
embargo, no se puede ejercer directamente). El pueblo como realidad y no como
ilusión sentimental o como pancarta , los hombres y mujeres concretos votaron
el 6-D y decidieron que la MUD tuviera la mayoría tal como, en su momento,
pusieron a Maduro en la presidencia: la autoridad de cada diputado, chavista o
antichavista, detestable o admirable, proviene de esa fuente.
4. Se
habla de otras formas de democracia que se enfrentan a la representativa. En
Venezuela, esas formas de democracia no existen.De hecho, entre las tantas
cosas que el pueblo no decidió está el funcionamiento del poder comunal: lo que
es y no es, lo que hace y no hace el poder comunal lo decidió el poder
ejecutivo, y ante el poder ejecutivo responden las comunas y consejos
comunales. Se decidió, por ejemplo, separar los consejos comunales de los
consejos locales de planificación y eso no se le consultó a nadie, se decidió
que las comunas dependieran de un ministerio y eso no se le consultó a nadie.
Un consejo comunal no tiene autoridad o poder real en la ciudad o el municipio
que reside: allí mandan la burocracia municipal y estatal, la policía, las
roscas y mafias, el crimen y el capital privado, no el consejo comunal que no
puede decidir ni en que sentido corre una calle. Muchísimo menos tiene poder o
autoridad para decidir sobre la política monetaria, o sobre si el banco central
publica o no estadísticas o sobre si se le pide la renuncia al gabinete. Las
elecciones y la democracia representativa, en ese contexto, son como hemos
dicho el poder real que tenemos ahora, nuestra autoridad impotente, que en este
momento es decisiva porque es el único limite a la arbitrariedad del aparato de
estado, lo único que impide que la burocracia se reparta según su conveniencia
las autoridades y los cargos.
5. Se
dice que el chavismo esta hecho por los pobres y para los pobres: realmente es
un corte de toda la sociedad venezolana, de todas sus clases sociales: está la
gente de los consejos comunales y está la “boliburguesia” los funcionarios con
guardaespaldas y prebendas y también los funcionarios de clase media. Hay
chavistas desesperadamente pobres y otros enormemente ricos, madres del barrio
y sifrinas del penthouse. Hay chavistas como Sabino Romero que murieron en la
impunidad y chavistas coludidos con los poderes que dicen combatir. Hay chavistas
entre esa mediocre intelectualidad parasita que predomina en Venezuela y
chavistas que son trabajadores manuales. Hay chavistas que mandan sobre otros
chavistas y chavistas que explotan a otros chavistas, chavistas protegidos de
la pobreza y la violencia por cristales blindados y cuentas en el exterior y
chavistas que tiene que sufrir la miseria cotidiana con todos los demás.
6. Se
dice que hay una guerra entre pobres y ricos, entre “ellos y nosotros” y que
hay que tomar partido. Bien. ¿de que lado están los empresarios chavistas? ¿de
que lado están los que se han enriquecido a costas de la cosa pública?. ¿de que
lado están los funcionarios civiles y militares que miran para otro lado cuando
pasa el contrabando, se fugan los dolares y se le privatizan las cárceles al
crimen organizado? ¿de que lado está el chavismo “enchufado” que vive tras un
vidrio blindado en un apartamento del Este de Caracas?. ¿quienes son “ellos” y
quienes somos “nosotros”? ¿de que lado se supone que está la gente común que no
comulga con el chavismo?, ¿de que lado están los chavistas inconformes a los
que la policía del pensamiento llama traidores y agentes de la Usaid?.
7. Ahora
bien: si no hay una revolución en Venezuela, si la existencia -hipotética- de
esa revolución no sancionaría la arbitrariedad de los dirigentes, si el que
decide y dispone es el gobierno y no el pueblo, si la democracia participativa
es una ilusión o una interface más entre gobernado y gobernante, si el chavismo
no es un gobierno de pobres y para los pobres y si no está tan claro de que
lado está cada quien en la guerra de buenos contra malos ¿que conclusión
podemos sacar?. unas pocas y muy simples: 1. que la “revolución” a estas
alturas no es más que un argumento para apoderarse de la cosa pública y disponer
de ella sin responder a nadie, como cuando se usan los medios públicos para
hacerle propaganda al partido de gobierno 2. Que un grupo extremadamente
reducido de funcionarios son los que toman las decisiones fundamentales en este
país sin consultar a nadie y llamando traidores o burgueses a los que los
cuestionan 3. Que la democracia participativa no nos da poder real y que el
poco que tenemos reside en el voto y en la expresión pública, enérgica, del
malestar y del descontento. 4. Que la división real no es entre chavistas y
escuálidos sino entre lo que padecen la crisis actual a la intemperie y los que
están blindados contra ella, que son también los que la han generado. 5. Que
todo el moralismo y los chantajes de los evangélicos, santurrones y sectarios, de
la política, chavistas y antichavistas, son anacrónicos, no explican nada, no
sirven de nada.
8. Solo
queda una cosa que decir, como posdata: si hemos pasado años en la
arbitrariedad más grosera, donde el gobierno no le responde a nadie ni es
responsable ante nada, es obvio que da algún alivio que la nueva Asamblea
Nacional pueda ponerle algún limite a esa arbitrariedad. Pero hacerse ilusiones
respecto a una clase política fracasada, prisionera de sus agendas mezquinas
(como la Ley de Anmistia), que todavía no nos ofrece una alternativa concreta a
la crisis económica ni a la política y que ha puesto en frente a la
personificación misma del pasado más detestable, es evidentemente, una necedad.
9. Ahora
bien, que la autoridad impotente que nos da el voto sea la que tenemos ahora
eso no quiere decir que tenga que ser la única: lo que se opone a la democracia
representativa no es la ingenuidad de lo participativo, es la creación de
fuerzas autónomas que hagan responder al estado y la clase política, que impidan
que se levanten como dioses por encima de la sociedad, que les obliguen a
actuar de una forma o de otra, y mucho más allá, que creen realidades nuevas,
campos de acción...mundos. Esa es la democracia “en general” (que el gobernado
gobierne) y en particular en el sentido moderno: hacer de la lucha una forma de
orden; lucha entre fuerzas plurales que se imponen unas sobre otras, se alían
unas con otras, se enfrentan unas a otras sin que ninguna domine a las demás y
donde siempre nazcan nuevas fuerzas. Democracia no es participación porque el
que toma o gobierna una parte -el que participa- está de entrada sometido al
que gobierna el todo y asigna cada parte (como el ministerio de las comunas con
los consejos comunales). En Venezuela la democracia será débil mientras haya
pranes que pueden matar a quien quieren impunemente, mientras haya roscas,
monopolios y mafias que controlen la economía, mientras el gobierno se apodere
de la cosa pública, mientras no haya forma de hacer responder a los
funcionarios ante los ciudadanos, y mientras la gente del común vea como todo
es decidido por ellos, incluso el cuando y el como pueden y deben participar,
incluso quien es del pueblo y quien es un burgués.
10. Pero
eso es así por culpa nuestra: o porque nos resignamos, o porque tuvimos pereza,
o porque nos acomodamos, o porque creímos en las trampas de la identidad
(“chavez es el pueblo”,”con mis medios no te metas”) y ahora no tenemos los
medios para actuar y tendríamos que inventarlos, casi de la nada, en el momento
que necesitamos de todas nuestras fuerzas para luchar con la adversidad y la
miseria cotidiana.
Ahora
debemos comenzar desde el principio, y como decía V, hay muchos responsables de
esta situación que tendrán que responder en su momento, pero el principal lo
podemos ver en el espejo.
Tomado de las redes sociales
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