Ana I. Laguna (diario El Carabobeño)
Activar “Unidades de Batalla electoral” fue la orden como si se anticipará a un evento bélico. “La revolución no se entregará”; amenazó en medio de la contienda política. Ofensiva y contraofensiva. A pesar de ser civil el Presidente Nicolás Maduro, superó la tónica belicista de su antecesor, el teniente coronel Hugo Chávez. Gobierna con el mayor porcentaje de uniformados en el tren ministerial, superando a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, según las cuentas del historiador Luis Alberto Buttó.
Y con el nombramiento de José David Cabello como ministro de la nuevamente fusionada cartera de Industrias y Comercio, ahora, los militares controlan 32,1% de los 28 ministerios. Controlan carteras de relevancia como Relaciones Interiores, Justicia y Paz, con el general Gustavo González López; Economía, Finanzas y Banca Pública, con el general Rodolfo Marcos Torre, y Defensa, con el general Vladimir Padrino López. Así 6 de 11 ministerios del área económica, están bajo el mando de “las botas”, superando a su predecesor, quien llegó a integrar 31,8% de los 22 ministerios en 2014 según reseña de El Nacional.
Hoy, cuando hay una prolongada crisis económica y el mayor rechazo al gobierno, de acuerdo con los sondeos de opinión, el Presidente Maduro le entrega más poder a los militares y los ocupa al estilo del Estado Mayor para enfrentar problemas de toda índole como el contrabando, la crisis eléctrica o de salud.
¿Tácticas para dar estabilidad al gobierno? Para Luis Alberto Buttó, también director del Centro Latinoamericano de Estudios de Seguridad de la Universidad Simón Bolívar, es una profundización del proyecto pretoriano que ha gobernado el país en los últimos tres lustros.
Compartir el poder
Aunque Buttó considera que no hay una variación significativa en la operatividad del proyecto político, la diferencia es que Chávez era el líder indiscutido de la facción militar que entró en fase de rebelión el 4F de 1992 y que llegó al gobierno. “Pero el presidente Maduro no es miembro de esa facción originaria y está obligado a compartir el poder, por el hilo de continuidad, independientemente de quien pueda ser el representante circunstancial. Fue el elegido sucesor para evitar que las divisiones internas del grupo originario dieran al traste con el proyecto.
En otras palabras, las cuotas del poder que tienen las distintas facciones del gobierno lo obligan a tomar las decisiones, no es el amo y señor del poder como lo fue Chávez. Pensar que sus ministros tenían autonomía, es una tontería”.
El politólogo Nicmer Evans, director de Marea Socialista, ha declarado que con un gabinete sacado del cuartel, Maduro busca estabilidad en medio de la crisis, en la que aparece con 20% de aprobación, según Venebarómetro. “La mayor presencia de los militares en la burocracia gubernamental responde a que el presidente se siente más confiado en que ese sector no tendrá intención de involucrarse en ninguna acción que desestabilice su mandato”.
Investigaciones del sociólogo Eduardo Guzmán Pérez, especialista en historia de la Fuerza Armada y con estudios de Estado Mayor, revelan que hasta 2013 cerca de 1.614 militares de varios rangos desempeñaron cargos en la administración pública.
- La militarización de todos los espacios de la sociedad, ha producido la regresión brutal hasta el empobrecimiento moral, no solo económico y social. Y utilizan las ‘focas del fuego’ –es decir la lógica militar de vertical y por mandato- para empeñarse en controlar y mandar, pero no en gobernar a una sociedad que es diversa y antagónica, considera José Machillanda, militar retirado, doctor en Ciencias Políticas y director de la Cátedra Simón Bolívar.
En el programa Primera Voz, con Dhameliz Díaz por El Carabobeño Radio, Machillanda explicó que los procesos políticos son complejos. “Cuando los militares deliberan lo hacen con las armas en las manos, entonces cuando a un comandante de batallón se le acaba la paciencia para argüir lo que lógicamente cree debería ser lo correcto, con apelar a la violencia tiene. Eso ya es el comienzo de una deformación del criterio y doctrina social republicana”.
-Las cúpulas castrenses han perdido el norte de lo que significa la responsabilidad ética de dirigir al estamento militar. Esa cúpula pasa a ser insolvente y sumisa, por tanto afectada por el poder político. No es capaz de ocuparse de lo que debe y como miembro del gobierno lo hace mal. Su lógica, constitución y conformación de una institución lineal, vertical, estratificada, lo que se llama una ‘institución cautiva’, no le permite las posibilidades ni destrezas para el quehacer político”.
Desbandada funcional
La institución castrense está en un proceso de regresión como la ecuación política, sintetiza José Machillanda, quien se suma a las voces de más de un venezolano avergonzado de observar a los militares cargando pollos o vendiendo cebollas. “No les corresponde esa tarea. Fue un vicio que se le ocurrió al teniente coronel, conspirador que tomó el componente militar para destrozarlo. Quienes nos formamos en la organización militar sabemos que con el respeto debido, el cuadro de generales y almirantes era capaz de decirle a los presidentes y al poder político lo que no era conveniente de acuerdo a la norma constitucional. Y con todos los defectos, esas relaciones civiles y militares permitieron que en la República funcionara debidamente el cuerpo militar”.
Y es que las Fuerzas Armadas siempre han tenido un papel de apoyo a la administración pública, expresó el general retirado (GN) Humberto Seijas Pittaluga. Al General se le vino a la mente la construcción de la carretera hacia Santa Elena de Huairén, realizada por ingenieros militares, única vía para llegar a esa población por la Gran Sabana y límites con Brasil. “Una obra de reconocimiento mundial, porque al igual que en otros países y en otros tiempos las Fuerzas Armadas han sido un elemento ‘colonizador’ en el buen sentido de la palabra”, agregó.
-Lo pecaminoso es cuando se vuelve cotidiano lo que debería ser excepcional. Hoy, el estamento de inteligencia de las Fuerzas Armadas interroga y detiene a civiles que nada tienen que ver con asonadas, golpes, porque existe esa desbandada funcional de las unidades militares, utilizadas ahora hasta para dirigir el tráfico.
¿Venezuela convertida en un gran cuartel? “Aún no lo es”, contesta Seijas Pittaluga. “Todavía hay reservas morales en el componente social venezolano; una masa de jóvenes y no tan jóvenes suficientemente preparada en lo que se llama la “relación cívica” y la conformación del cuerpo societal (dualismo cuerpo-mente) que no va a permitir que ocurra en toda su extensión el proceso de militarización”.
Lo que está pasando, a su juicio, es que el régimen es víctima de su propio invento. “Intentó aparecer como si tiene mucho apoyo de los militares y ahora son éstos los que tienen agarrado al gobierno por la barba. Por un lado, los militares cubanos y por el otro, los criollos”.
.-La historia hay que remontarla a la presidencia de Chávez. El necesitaba eliminar cualquier tipo de liderazgo que no fuese el suyo. Y una manera fácil fue aumentar el número de generales. Tanto fue su afán, que inventó un artículo en la Ley Orgánica estableciendo que el ascenso es un derecho. En todos los países del mundo y en Venezuela antes de esa aberración, se decía que el ascenso es un premio al mérito.
Tiempos atrás, recordó Pittaluga, se manejaban las Fuerzas Armadas con 110 generales, sumando aviadores, marinos, ejércitos y guardias; de los cuales entre 12 a 14 eran generales de dos soles, los demás de un solo sol. “Yo con uno solo, era comandante de la GN en 4 estados y un pedacito de un quinto (Carabobo, Aragua, Cojedes, Guárico y de una parte de Barina). Hoy en esos 4 estados hay 4 generales de división. Me pregunto qué hace un general de división en Cojedes, cuando en la parroquia Miguel Peña de Valencia hay más población”.
Y más deformaciones…
La nueva geografía del poder, determinada por zonas de desarrollo económico, de seguridad donde se ha impuesto una estructura de mando militar por encima de las gobernaciones a juicio del general Seijas Pittaluga es “un intento más de disminuir la estatura de los gobernadores montándoles un tipo por encima que no ha sido elegido y que solo tiene que responderle al jefe que lo nombró. Todo esto está causando, perversiones en la administración pública”.
José Machillanda es de los que piensa que todos los que están cumpliendo misiones no tienen una relación de compromiso político. “Hay una cúpula militar inmoral, irresponsable y cobarde que no entiende lo establecido en la Constitución y no termina de comprender su tarea y misión. Como tampoco, ha tenido coraje para decirle al poder político lo que tiene que sugerirle, de acuerdo con lo previsto en las leyes”.
Se puede revertir
La militarización de la sociedad es un proceso reversible. Dependerá de la voluntad popular la permanencia o no en el poder de este proyecto político
-Ese discurso beligerante que en algún momento atrajo a la mayoría de la población venezolana ha caído en un “saco roto”: Los ofrecimientos no se han correspondido con las realizaciones gubernamentales. El deterioro de las condiciones de vida del venezolano ha sido abismal, separando al gobierno de la preferencia de la población, analiza el especialista en asuntos militares Luis Alberto Buttó.
[Versión de original publicado en http://el-carabobeno.com/actualidad/articulo/115345/Militarismo-tom-las-riendas.]
Activar “Unidades de Batalla electoral” fue la orden como si se anticipará a un evento bélico. “La revolución no se entregará”; amenazó en medio de la contienda política. Ofensiva y contraofensiva. A pesar de ser civil el Presidente Nicolás Maduro, superó la tónica belicista de su antecesor, el teniente coronel Hugo Chávez. Gobierna con el mayor porcentaje de uniformados en el tren ministerial, superando a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, según las cuentas del historiador Luis Alberto Buttó.
Y con el nombramiento de José David Cabello como ministro de la nuevamente fusionada cartera de Industrias y Comercio, ahora, los militares controlan 32,1% de los 28 ministerios. Controlan carteras de relevancia como Relaciones Interiores, Justicia y Paz, con el general Gustavo González López; Economía, Finanzas y Banca Pública, con el general Rodolfo Marcos Torre, y Defensa, con el general Vladimir Padrino López. Así 6 de 11 ministerios del área económica, están bajo el mando de “las botas”, superando a su predecesor, quien llegó a integrar 31,8% de los 22 ministerios en 2014 según reseña de El Nacional.
Hoy, cuando hay una prolongada crisis económica y el mayor rechazo al gobierno, de acuerdo con los sondeos de opinión, el Presidente Maduro le entrega más poder a los militares y los ocupa al estilo del Estado Mayor para enfrentar problemas de toda índole como el contrabando, la crisis eléctrica o de salud.
¿Tácticas para dar estabilidad al gobierno? Para Luis Alberto Buttó, también director del Centro Latinoamericano de Estudios de Seguridad de la Universidad Simón Bolívar, es una profundización del proyecto pretoriano que ha gobernado el país en los últimos tres lustros.
Compartir el poder
Aunque Buttó considera que no hay una variación significativa en la operatividad del proyecto político, la diferencia es que Chávez era el líder indiscutido de la facción militar que entró en fase de rebelión el 4F de 1992 y que llegó al gobierno. “Pero el presidente Maduro no es miembro de esa facción originaria y está obligado a compartir el poder, por el hilo de continuidad, independientemente de quien pueda ser el representante circunstancial. Fue el elegido sucesor para evitar que las divisiones internas del grupo originario dieran al traste con el proyecto.
En otras palabras, las cuotas del poder que tienen las distintas facciones del gobierno lo obligan a tomar las decisiones, no es el amo y señor del poder como lo fue Chávez. Pensar que sus ministros tenían autonomía, es una tontería”.
El politólogo Nicmer Evans, director de Marea Socialista, ha declarado que con un gabinete sacado del cuartel, Maduro busca estabilidad en medio de la crisis, en la que aparece con 20% de aprobación, según Venebarómetro. “La mayor presencia de los militares en la burocracia gubernamental responde a que el presidente se siente más confiado en que ese sector no tendrá intención de involucrarse en ninguna acción que desestabilice su mandato”.
Investigaciones del sociólogo Eduardo Guzmán Pérez, especialista en historia de la Fuerza Armada y con estudios de Estado Mayor, revelan que hasta 2013 cerca de 1.614 militares de varios rangos desempeñaron cargos en la administración pública.
- La militarización de todos los espacios de la sociedad, ha producido la regresión brutal hasta el empobrecimiento moral, no solo económico y social. Y utilizan las ‘focas del fuego’ –es decir la lógica militar de vertical y por mandato- para empeñarse en controlar y mandar, pero no en gobernar a una sociedad que es diversa y antagónica, considera José Machillanda, militar retirado, doctor en Ciencias Políticas y director de la Cátedra Simón Bolívar.
En el programa Primera Voz, con Dhameliz Díaz por El Carabobeño Radio, Machillanda explicó que los procesos políticos son complejos. “Cuando los militares deliberan lo hacen con las armas en las manos, entonces cuando a un comandante de batallón se le acaba la paciencia para argüir lo que lógicamente cree debería ser lo correcto, con apelar a la violencia tiene. Eso ya es el comienzo de una deformación del criterio y doctrina social republicana”.
-Las cúpulas castrenses han perdido el norte de lo que significa la responsabilidad ética de dirigir al estamento militar. Esa cúpula pasa a ser insolvente y sumisa, por tanto afectada por el poder político. No es capaz de ocuparse de lo que debe y como miembro del gobierno lo hace mal. Su lógica, constitución y conformación de una institución lineal, vertical, estratificada, lo que se llama una ‘institución cautiva’, no le permite las posibilidades ni destrezas para el quehacer político”.
Desbandada funcional
La institución castrense está en un proceso de regresión como la ecuación política, sintetiza José Machillanda, quien se suma a las voces de más de un venezolano avergonzado de observar a los militares cargando pollos o vendiendo cebollas. “No les corresponde esa tarea. Fue un vicio que se le ocurrió al teniente coronel, conspirador que tomó el componente militar para destrozarlo. Quienes nos formamos en la organización militar sabemos que con el respeto debido, el cuadro de generales y almirantes era capaz de decirle a los presidentes y al poder político lo que no era conveniente de acuerdo a la norma constitucional. Y con todos los defectos, esas relaciones civiles y militares permitieron que en la República funcionara debidamente el cuerpo militar”.
Y es que las Fuerzas Armadas siempre han tenido un papel de apoyo a la administración pública, expresó el general retirado (GN) Humberto Seijas Pittaluga. Al General se le vino a la mente la construcción de la carretera hacia Santa Elena de Huairén, realizada por ingenieros militares, única vía para llegar a esa población por la Gran Sabana y límites con Brasil. “Una obra de reconocimiento mundial, porque al igual que en otros países y en otros tiempos las Fuerzas Armadas han sido un elemento ‘colonizador’ en el buen sentido de la palabra”, agregó.
-Lo pecaminoso es cuando se vuelve cotidiano lo que debería ser excepcional. Hoy, el estamento de inteligencia de las Fuerzas Armadas interroga y detiene a civiles que nada tienen que ver con asonadas, golpes, porque existe esa desbandada funcional de las unidades militares, utilizadas ahora hasta para dirigir el tráfico.
¿Venezuela convertida en un gran cuartel? “Aún no lo es”, contesta Seijas Pittaluga. “Todavía hay reservas morales en el componente social venezolano; una masa de jóvenes y no tan jóvenes suficientemente preparada en lo que se llama la “relación cívica” y la conformación del cuerpo societal (dualismo cuerpo-mente) que no va a permitir que ocurra en toda su extensión el proceso de militarización”.
Lo que está pasando, a su juicio, es que el régimen es víctima de su propio invento. “Intentó aparecer como si tiene mucho apoyo de los militares y ahora son éstos los que tienen agarrado al gobierno por la barba. Por un lado, los militares cubanos y por el otro, los criollos”.
.-La historia hay que remontarla a la presidencia de Chávez. El necesitaba eliminar cualquier tipo de liderazgo que no fuese el suyo. Y una manera fácil fue aumentar el número de generales. Tanto fue su afán, que inventó un artículo en la Ley Orgánica estableciendo que el ascenso es un derecho. En todos los países del mundo y en Venezuela antes de esa aberración, se decía que el ascenso es un premio al mérito.
Tiempos atrás, recordó Pittaluga, se manejaban las Fuerzas Armadas con 110 generales, sumando aviadores, marinos, ejércitos y guardias; de los cuales entre 12 a 14 eran generales de dos soles, los demás de un solo sol. “Yo con uno solo, era comandante de la GN en 4 estados y un pedacito de un quinto (Carabobo, Aragua, Cojedes, Guárico y de una parte de Barina). Hoy en esos 4 estados hay 4 generales de división. Me pregunto qué hace un general de división en Cojedes, cuando en la parroquia Miguel Peña de Valencia hay más población”.
Y más deformaciones…
La nueva geografía del poder, determinada por zonas de desarrollo económico, de seguridad donde se ha impuesto una estructura de mando militar por encima de las gobernaciones a juicio del general Seijas Pittaluga es “un intento más de disminuir la estatura de los gobernadores montándoles un tipo por encima que no ha sido elegido y que solo tiene que responderle al jefe que lo nombró. Todo esto está causando, perversiones en la administración pública”.
José Machillanda es de los que piensa que todos los que están cumpliendo misiones no tienen una relación de compromiso político. “Hay una cúpula militar inmoral, irresponsable y cobarde que no entiende lo establecido en la Constitución y no termina de comprender su tarea y misión. Como tampoco, ha tenido coraje para decirle al poder político lo que tiene que sugerirle, de acuerdo con lo previsto en las leyes”.
Se puede revertir
La militarización de la sociedad es un proceso reversible. Dependerá de la voluntad popular la permanencia o no en el poder de este proyecto político
-Ese discurso beligerante que en algún momento atrajo a la mayoría de la población venezolana ha caído en un “saco roto”: Los ofrecimientos no se han correspondido con las realizaciones gubernamentales. El deterioro de las condiciones de vida del venezolano ha sido abismal, separando al gobierno de la preferencia de la población, analiza el especialista en asuntos militares Luis Alberto Buttó.
[Versión de original publicado en http://el-carabobeno.com/actualidad/articulo/115345/Militarismo-tom-las-riendas.]
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