Carlos Coca Durán
* El presente artículo realiza una aproximación general al panorama de las ferias del libro anarquista existentes en el Estado español. En el texto, se elabora un análisis de los aciertos y errores organizativos de dichos eventos y se apuntan diversas estrategias para mejorar la progresiva implantación de este tipo de encuentros.
«Fomentar toda clase de organizaciones populares es la consecuencia lógica de nuestras ideas básicas, y por lo tanto debería ser una parte integral de nuestro programa (…) Los anarquistas no quieren emancipar al pueblo; quieren que el pueblo se emancipe a sí mismo (…) Queremos que la nueva forma de vida surja del pueblo y corresponda a su estado de desarrollo y que avance al paso que ellos avanzan».
Errico Malatesta
Desde sus orígenes, el movimiento libertario se ha caracterizado siempre por su intensa preocupación por la cultura. Las primeras experiencias asociativas anárquicas, surgidas a finales del siglo XIX, dedicaron amplios esfuerzos a instruir a las clases sociales más desfavorecidas. Su ideal revolucionario incluía necesariamente escuelas, teatros, ateneos y bibliotecas al servicio del obrero. La lectura jugaba un papel fundamental en la transformación social, considerando al libro y al periódico unos instrumentos imprescindibles en favor de los desposeídos[1], utensilios que estaban cargados de un valor simbólico emancipador que llega hasta nuestros días.
La cosmovisión anarquista es imposible de comprender sin analizar su generoso interés por esta cultura con mayúsculas. La Revolución, uno de los últimos pasos hacia la cimentación de la comunidad libertaria global, iba a llegar genuinamente a través de la concienciación, es decir, de la identificación de un amplio sector social con los valores anarquistas, y eso solo se podía alcanzar a través de la cultura.
Los anarquistas clásicos[2] no pretendían ser en ningún momento una secta al margen de la sociedad, ni la futura vanguardia dirigente, sino que buscaban estar plenamente integrados con la gente que les rodeaba, reparando en que esta anhelada concienciación generalizada vendría a cabo por los actos cotidianos realizados (entender la anarquía como una forma de vivir) y la profunda actividad formativa desempeñada. La naturalización de las propuestas socio-políticas, económicas y éticas anarquistas, se comprendía como un proceso intrínseco en esta constante labor culturizante y práctica militante. Las ferias[3] del libro libertarias de la actualidad recuperan ese espíritu didáctico del anarquismo antiguo, convirtiendo el evento en un espacio continuo para la propagación de la autogestión, la solidaridad y las propuestas antiautoritarias contrarias al Estado, el Capital y la Religión.
Análisis de las ferias. Aciertos y errores
Desglosar minuciosamente la estructuración de los distintos encuentros del libro es una labor bastante complicada, debido a la heterogeneidad de estrategias e idiosincrasias de cada una de las ferias repartidas por toda la geografía. Es importante indicar que estas experiencias no son genuinas del Estado español, donde existen varias ya consolidadas (Madrid, Bilbao, Salamanca, Barcelona, Valencia, Sevilla, etc.), sino que fuera de nuestras fronteras también algunas gozan de bastante prestigio. Citaré, a modo de ejemplo, el Anarchist Book Fair de Londres, la feria de Montevideo, la de Santiago de Chile o la de Nueva York.
Generalmente, la organización de estas jornadas parte de activistas a título personal, quienes se involucran en su gestión a través de una asamblea. Esta apertura sirve para trabajar y acercar las distintas tendencias del anarquismo desde la inclusión y fortalecer nexos de unión comunes (imprescindible para desenvolver con eficacia metas futuras juntos), pudiendo organizar así, ferias de varios días consecutivos y con una logística seria.
La práctica totalidad de las actividades son gratuitas[4]. Además, en bastantes ocasiones, se efectúan en plazas concurridas o en un edificio accesible, facilitando de esta manera la integración de los actos dentro del vecindario y promoviendo la participación del mismo en la feria (eso sí, por lo que he podido observar, casi siempre de una forma pasiva). Esto es normalizar la Anarquía, es decir, hacer un uso cotidiano del espacio público para exponer nuestras ideas con total libertad. Una anécdota ocurrida en el último Encuentro del Libro Anarquista de Salamanca es indicativa. Allí, una hostelera de un establecimiento aledaño a la plaza donde se efectuaron los actos, manifestó a un compañero ácrata su admiración por la capacidad organizativa del evento; engalanó con la propaganda informativa del Encuentro su negocio, e incluso accedió gustosamente a ceder parte del mobiliario de su café para un acto en el cual se precisaba de determinados enseres.
Es interesante la variedad en las actividades planificadas. Por este motivo, además del espacio dedicado a la exposición y venta de libros de las distribuidoras partícipes, es habitual encontrar en la cartelería presentaciones de textos o vídeos (siendo la práctica totalidad procedentes de editoriales libertarias), charlas y tertulias, teatro, recitales poéticos, conciertos (en este campo, generalmente, los cantautores afines tienen un papel importante), talleres formativos, senderismo, etc. La mayoría de los actos propuestos connotan un mensaje libertario explícito, analizando en ellos las diversas corrientes históricas y prácticas del anarquismo. De esta forma, se dan a conocer dichas propuestas al público, capacitándolo políticamente para el debate y la organización. Considero prioritaria esta búsqueda para salir del simple pasatiempo burgués. Las experiencias anti-autoritarias que entienden la asociación como un mero lugar de entretenimiento y/o venta, descuidan aspectos clave, educativos y reivindicativos, que son prioritarios en este largo camino hacia la transformación social. Además, repiten, en ocasiones, formas nefastas de consumo y de ocio que se deberían rechazar de plano. Esto no implica negar el goce, tal y como promovía Emma Goldman; la construcción del proceso revolucionario no ha de descuidar en ningún momento la alegría y el disfrute, pero siempre utilizando unos medios coherentes y parejos a un objetivo común anárquico. Creo que en las ferias del libro libertarias se procura tender hacia esta meta, cohabitando los momentos para la formación, con el debate sobre la acción y la imprescindible confraternización entre los asistentes.
Participación de los movimientos sociales y del anarcosindicalismo
El papel del sindicato en las ferias es esencial, siendo imprescindible el involucramiento de sus militantes en las mismas, entendiéndolas siempre como un proyecto común de difusión libertaria en el cual es necesario participar activamente. Las librerías confederales y las secciones de su organismo archivístico y cultural, la Fundación de Estudios Libertarios “Anselmo Lorenzo” (FAL), poseen un potencial tremendo (a veces infrautilizado). Estimo necesario en los sindicatos un debate en torno a estos eventos, buscando potenciarlos en las localidades (o regiones) donde ya se realicen, implicando a sus afiliados más combativos y valorando las posibilidades de actuación con el tejido asociativo de base local.
A mi parecer, uno de los grandes aciertos organizativos o al cual se debe aspirar si desea ser exitoso, es la vinculación con los movimientos sociales de la ciudad o barrio donde se celebra la feria, dando cabida a ponencias y tertulias sobre las diferentes realidades asociativas próximas (plataformas populares, okupaciones, luchas vecinales y sindicales, etc.) que expondrán en la feria su trabajo. De esta manera, además, conseguirán involucrarse en sucesivos encuentros. Es importante ir construyendo, progresivamente, una red de apoyo consistente entre los anarquismos y los movimientos sociales cercanos. El mundo posmoderno ha conseguido burlarse de la moral, incluida la anarquista, convirtiendo al sujeto revolucionario en un ser patético y asocial, digno de ser rechazado. La marginación grupal o individual no puede convertirse en una propuesta en unos seres que aspiran a transformar de raíz la sociedad capitalista avanzada junto a sus semejantes, siendo imprescindible encontrar compañeros de camino para equilibrar la correlación de fuerzas.
Conclusiones
Las formas literarias anarquistas no son hegemónicas, esto es evidente; tampoco abunda el estudio de los textos libertarios más significativos en las universidades e instituciones educativas formales. La filosofía libertaria parte en el ámbito académico con una gran desventaja respecto a, por ejemplo, otras corrientes socialistas “científicas”, las cuales han gozado de extensos estudios y hasta han creado escuelas propias de análisis y pensamiento. El anarquismo hoy está fuera del canon, sin embargo, esta literatura periférica libertaria puede y debe introducirse en todos aquellos círculos donde tenga la posibilidad de entrar. La batalla de las ideas ha de ganarse en el ámbito cultural y solo una buena difusión de los textos puede lograr cambiar las reglas de juego. En cualquier evento editorial, como en las librerías y otros sitios, es necesario que la producción impresa anarquista esté presente. Las ferias del libro específicas libertarias sirven para complementar este trabajo de distribución, establecer lazos de unión e ilusión entre la militancia de diferentes lugares y además mostrar al exterior el potencial organizativo ácrata.
El sendero hacia la plena transformación social es largo, pero debemos continuar recorriéndolo. Prosigamos así, pasito a paso.
Bibliografía
• COCA DURÁN, C. (2010). Ateneos libertarios. Escuelas de barrio. http://old.kaosenlared.net/noticia/ateneos-libertarios-escuelas-barrio
• EKINTZA ZUZENA. Revista libertaria (2013). Número 40. Artículos: Ferias del libro anarquista http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article582 y Las otras ferias http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article588.
• FOUCAULT, M. (1996). De lenguaje y literatura. Barcelona: Paidós.
• IGLESIAS TURRIÓN, P. (2013). Maquiavelo frente a la gran pantalla. Cine y política. Madrid: Akal.
• JAMESON, F. (1991). Posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado. Barcelona: Paidós.
• LITVAK, L. (2001). Musa libertaria. Arte, literatura y vida cultural del anarquismo español (1880-1913). Madrid: Fundación Anselmo Lorenzo.
• RESZLER, A. (2005). La estética anarquista. Buenos Aires: Libros de la Araucaria.
• ROCA MARTÍNEZ, B. (2013). Contrapoder sindical. Etnografía, crítica e investigación aplicada en las organizaciones sindicales. Madrid: FAL.
Notas
1.- Hasta entonces, especialmente la novela, había sido considerada el género literario “burgués” por excelencia.
2.- Llamaré anarquismo antiguo, clásico o tradicional, a la teoría y activismo desarrollados hasta los años 40 del pasado siglo.
3.- Utilizaré siempre esta denominación como genérica, sin embargo, en el Estado español, dependiendo de la organización puede ser citada con otros términos como: encuentro, mostra o azoka; siendo también sustituido, en algunos lugares, el vocablo libertario por anarquista.
4.- La financiación, como suele ser común en el ámbito libertario, se logra a través de aportaciones voluntarias, venta de material o de comida. A lo que no se recurre en ningún caso es a solicitar subvenciones o al mecenazgo de determinada empresa.
[Tomado de la revista Estudios # 4, CNT-AIT, 2014/2015. Número completo accesible en http://estudios.cnt.es/revista-estudios-no-4-organizacion-accion/.]
* El presente artículo realiza una aproximación general al panorama de las ferias del libro anarquista existentes en el Estado español. En el texto, se elabora un análisis de los aciertos y errores organizativos de dichos eventos y se apuntan diversas estrategias para mejorar la progresiva implantación de este tipo de encuentros.
«Fomentar toda clase de organizaciones populares es la consecuencia lógica de nuestras ideas básicas, y por lo tanto debería ser una parte integral de nuestro programa (…) Los anarquistas no quieren emancipar al pueblo; quieren que el pueblo se emancipe a sí mismo (…) Queremos que la nueva forma de vida surja del pueblo y corresponda a su estado de desarrollo y que avance al paso que ellos avanzan».
Errico Malatesta
Desde sus orígenes, el movimiento libertario se ha caracterizado siempre por su intensa preocupación por la cultura. Las primeras experiencias asociativas anárquicas, surgidas a finales del siglo XIX, dedicaron amplios esfuerzos a instruir a las clases sociales más desfavorecidas. Su ideal revolucionario incluía necesariamente escuelas, teatros, ateneos y bibliotecas al servicio del obrero. La lectura jugaba un papel fundamental en la transformación social, considerando al libro y al periódico unos instrumentos imprescindibles en favor de los desposeídos[1], utensilios que estaban cargados de un valor simbólico emancipador que llega hasta nuestros días.
La cosmovisión anarquista es imposible de comprender sin analizar su generoso interés por esta cultura con mayúsculas. La Revolución, uno de los últimos pasos hacia la cimentación de la comunidad libertaria global, iba a llegar genuinamente a través de la concienciación, es decir, de la identificación de un amplio sector social con los valores anarquistas, y eso solo se podía alcanzar a través de la cultura.
Los anarquistas clásicos[2] no pretendían ser en ningún momento una secta al margen de la sociedad, ni la futura vanguardia dirigente, sino que buscaban estar plenamente integrados con la gente que les rodeaba, reparando en que esta anhelada concienciación generalizada vendría a cabo por los actos cotidianos realizados (entender la anarquía como una forma de vivir) y la profunda actividad formativa desempeñada. La naturalización de las propuestas socio-políticas, económicas y éticas anarquistas, se comprendía como un proceso intrínseco en esta constante labor culturizante y práctica militante. Las ferias[3] del libro libertarias de la actualidad recuperan ese espíritu didáctico del anarquismo antiguo, convirtiendo el evento en un espacio continuo para la propagación de la autogestión, la solidaridad y las propuestas antiautoritarias contrarias al Estado, el Capital y la Religión.
Análisis de las ferias. Aciertos y errores
Desglosar minuciosamente la estructuración de los distintos encuentros del libro es una labor bastante complicada, debido a la heterogeneidad de estrategias e idiosincrasias de cada una de las ferias repartidas por toda la geografía. Es importante indicar que estas experiencias no son genuinas del Estado español, donde existen varias ya consolidadas (Madrid, Bilbao, Salamanca, Barcelona, Valencia, Sevilla, etc.), sino que fuera de nuestras fronteras también algunas gozan de bastante prestigio. Citaré, a modo de ejemplo, el Anarchist Book Fair de Londres, la feria de Montevideo, la de Santiago de Chile o la de Nueva York.
Generalmente, la organización de estas jornadas parte de activistas a título personal, quienes se involucran en su gestión a través de una asamblea. Esta apertura sirve para trabajar y acercar las distintas tendencias del anarquismo desde la inclusión y fortalecer nexos de unión comunes (imprescindible para desenvolver con eficacia metas futuras juntos), pudiendo organizar así, ferias de varios días consecutivos y con una logística seria.
La práctica totalidad de las actividades son gratuitas[4]. Además, en bastantes ocasiones, se efectúan en plazas concurridas o en un edificio accesible, facilitando de esta manera la integración de los actos dentro del vecindario y promoviendo la participación del mismo en la feria (eso sí, por lo que he podido observar, casi siempre de una forma pasiva). Esto es normalizar la Anarquía, es decir, hacer un uso cotidiano del espacio público para exponer nuestras ideas con total libertad. Una anécdota ocurrida en el último Encuentro del Libro Anarquista de Salamanca es indicativa. Allí, una hostelera de un establecimiento aledaño a la plaza donde se efectuaron los actos, manifestó a un compañero ácrata su admiración por la capacidad organizativa del evento; engalanó con la propaganda informativa del Encuentro su negocio, e incluso accedió gustosamente a ceder parte del mobiliario de su café para un acto en el cual se precisaba de determinados enseres.
Es interesante la variedad en las actividades planificadas. Por este motivo, además del espacio dedicado a la exposición y venta de libros de las distribuidoras partícipes, es habitual encontrar en la cartelería presentaciones de textos o vídeos (siendo la práctica totalidad procedentes de editoriales libertarias), charlas y tertulias, teatro, recitales poéticos, conciertos (en este campo, generalmente, los cantautores afines tienen un papel importante), talleres formativos, senderismo, etc. La mayoría de los actos propuestos connotan un mensaje libertario explícito, analizando en ellos las diversas corrientes históricas y prácticas del anarquismo. De esta forma, se dan a conocer dichas propuestas al público, capacitándolo políticamente para el debate y la organización. Considero prioritaria esta búsqueda para salir del simple pasatiempo burgués. Las experiencias anti-autoritarias que entienden la asociación como un mero lugar de entretenimiento y/o venta, descuidan aspectos clave, educativos y reivindicativos, que son prioritarios en este largo camino hacia la transformación social. Además, repiten, en ocasiones, formas nefastas de consumo y de ocio que se deberían rechazar de plano. Esto no implica negar el goce, tal y como promovía Emma Goldman; la construcción del proceso revolucionario no ha de descuidar en ningún momento la alegría y el disfrute, pero siempre utilizando unos medios coherentes y parejos a un objetivo común anárquico. Creo que en las ferias del libro libertarias se procura tender hacia esta meta, cohabitando los momentos para la formación, con el debate sobre la acción y la imprescindible confraternización entre los asistentes.
Participación de los movimientos sociales y del anarcosindicalismo
El papel del sindicato en las ferias es esencial, siendo imprescindible el involucramiento de sus militantes en las mismas, entendiéndolas siempre como un proyecto común de difusión libertaria en el cual es necesario participar activamente. Las librerías confederales y las secciones de su organismo archivístico y cultural, la Fundación de Estudios Libertarios “Anselmo Lorenzo” (FAL), poseen un potencial tremendo (a veces infrautilizado). Estimo necesario en los sindicatos un debate en torno a estos eventos, buscando potenciarlos en las localidades (o regiones) donde ya se realicen, implicando a sus afiliados más combativos y valorando las posibilidades de actuación con el tejido asociativo de base local.
A mi parecer, uno de los grandes aciertos organizativos o al cual se debe aspirar si desea ser exitoso, es la vinculación con los movimientos sociales de la ciudad o barrio donde se celebra la feria, dando cabida a ponencias y tertulias sobre las diferentes realidades asociativas próximas (plataformas populares, okupaciones, luchas vecinales y sindicales, etc.) que expondrán en la feria su trabajo. De esta manera, además, conseguirán involucrarse en sucesivos encuentros. Es importante ir construyendo, progresivamente, una red de apoyo consistente entre los anarquismos y los movimientos sociales cercanos. El mundo posmoderno ha conseguido burlarse de la moral, incluida la anarquista, convirtiendo al sujeto revolucionario en un ser patético y asocial, digno de ser rechazado. La marginación grupal o individual no puede convertirse en una propuesta en unos seres que aspiran a transformar de raíz la sociedad capitalista avanzada junto a sus semejantes, siendo imprescindible encontrar compañeros de camino para equilibrar la correlación de fuerzas.
Conclusiones
Las formas literarias anarquistas no son hegemónicas, esto es evidente; tampoco abunda el estudio de los textos libertarios más significativos en las universidades e instituciones educativas formales. La filosofía libertaria parte en el ámbito académico con una gran desventaja respecto a, por ejemplo, otras corrientes socialistas “científicas”, las cuales han gozado de extensos estudios y hasta han creado escuelas propias de análisis y pensamiento. El anarquismo hoy está fuera del canon, sin embargo, esta literatura periférica libertaria puede y debe introducirse en todos aquellos círculos donde tenga la posibilidad de entrar. La batalla de las ideas ha de ganarse en el ámbito cultural y solo una buena difusión de los textos puede lograr cambiar las reglas de juego. En cualquier evento editorial, como en las librerías y otros sitios, es necesario que la producción impresa anarquista esté presente. Las ferias del libro específicas libertarias sirven para complementar este trabajo de distribución, establecer lazos de unión e ilusión entre la militancia de diferentes lugares y además mostrar al exterior el potencial organizativo ácrata.
El sendero hacia la plena transformación social es largo, pero debemos continuar recorriéndolo. Prosigamos así, pasito a paso.
Bibliografía
• COCA DURÁN, C. (2010). Ateneos libertarios. Escuelas de barrio. http://old.kaosenlared.net/noticia/ateneos-libertarios-escuelas-barrio
• EKINTZA ZUZENA. Revista libertaria (2013). Número 40. Artículos: Ferias del libro anarquista http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article582 y Las otras ferias http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article588.
• FOUCAULT, M. (1996). De lenguaje y literatura. Barcelona: Paidós.
• IGLESIAS TURRIÓN, P. (2013). Maquiavelo frente a la gran pantalla. Cine y política. Madrid: Akal.
• JAMESON, F. (1991). Posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado. Barcelona: Paidós.
• LITVAK, L. (2001). Musa libertaria. Arte, literatura y vida cultural del anarquismo español (1880-1913). Madrid: Fundación Anselmo Lorenzo.
• RESZLER, A. (2005). La estética anarquista. Buenos Aires: Libros de la Araucaria.
• ROCA MARTÍNEZ, B. (2013). Contrapoder sindical. Etnografía, crítica e investigación aplicada en las organizaciones sindicales. Madrid: FAL.
Notas
1.- Hasta entonces, especialmente la novela, había sido considerada el género literario “burgués” por excelencia.
2.- Llamaré anarquismo antiguo, clásico o tradicional, a la teoría y activismo desarrollados hasta los años 40 del pasado siglo.
3.- Utilizaré siempre esta denominación como genérica, sin embargo, en el Estado español, dependiendo de la organización puede ser citada con otros términos como: encuentro, mostra o azoka; siendo también sustituido, en algunos lugares, el vocablo libertario por anarquista.
4.- La financiación, como suele ser común en el ámbito libertario, se logra a través de aportaciones voluntarias, venta de material o de comida. A lo que no se recurre en ningún caso es a solicitar subvenciones o al mecenazgo de determinada empresa.
[Tomado de la revista Estudios # 4, CNT-AIT, 2014/2015. Número completo accesible en http://estudios.cnt.es/revista-estudios-no-4-organizacion-accion/.]
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