Gustavo Godoy
El filósofo alemán Friedrich Nietzsche en una de sus primeras publicaciones “El origen de la tragedia”, explora el origen y el desarrollo de la tragedia griega, y plantea la dicotomía de las mentalidades apolínea y dionisíaca presentes en el arte. Por un lado, esta Apolo. Es el dios del sol, la belleza y la forma. Es símbolo de la luz, la medida, la estructura y la mesura. Representa el proceso de individuación y el racionalismo al estilo socrático.
Por otro lado, en diametral oposición, esta Dionisio. Es el dios del vino, la intoxicación y la vida. Es el símbolo de lo oscuro, lo informe, el instinto y la pasión. Representa el rompimiento con todas las barreras y todas las limitaciones.En los ritos Dionisiacos de la Grecia antigua y en los bacanales de Roma, los devotos ebrios pasaban a ser uno con el flujo de la vida misma. La división sujeto-objeto desaparecía. En estas orgias, el ser era uno con el mundo en una especie de clímax orgásmico.
Nuestra imagen y nuestros hábitos siempre están asociados con nuestras ideas sobre la sociedad y el mundo. En la Grecia antigua, mientras los pitagóricos se vestían de blanco, usaban ungüentos perfumados y se bañaba regularmente, los filósofos llamados cínicos ostentaban una apariencia muy distinta. La estética cínica estaba en coherencia con su concepción de la realidad.
Los cínicos desdeñaban la higiene corporal, los cosméticos y la moda en rechazo al orden social convencional. Se vestían de manera desaliñada con un simple pedazo de tela rustica que contrastaba con las telas finas de los comercios griegos de la época como signos de renuncia, sencillez y desprendimiento.
Los filósofos cínicos usaban una larga barba para afirmar su proximidad a las bestias del mundo animal. El cabello largo y descuidado recordaba los patrones del reino vegetal.Su deseo era volverse salvaje. La densa cabellera y la barba tupida es la barbarie en el repudio a la civilización. Los cínicos vivían como vagabundos solitarios e itinerantes como señal del distanciamiento que buscaban con mundo formal de los hombres.
Otro ejemplo. El célebre novelista León Tolstoi nació dentro una familia de nobles en la Rusia del siglo XIX. Durante su infancia y juventud vivió como un típico hidalgo ruso. Pero,luego, se convirtió en asceta. Leía mucho a Rousseau,estudio a Schopenhauer, alababa a Lao-Tzu y decidió parecerse a los cinicos. Quería vivir en estrecho contacto con la naturaleza y desafiaba constantemente las normas de la sociedad establecida. El excéntrico conde usaba una barba larguísima, era sucio como un santo y vestía como el más humilde de los campesinos.
La estética de los cínicos y los elementos dionisiacos siempre se han interpretado como símbolos de irreverencia y formas de expresión utilizadas por todo crítico del sistema. La noche, el color negro, la música, las drogas, el sexo y el nudismo, entre otros, son símbolos de desenfreno, caos y rebeldía por su carácter dionisiaco. Por ello, las comunidades filisteas con fuertes mentalidades apolíneas desean controlarlo todo y censuran vehemente los elementos dionisiacos para someter al ser humano en el conformismo e imponer un orden mecánico a la vida.
El famoso escritor y Premio Nobel de Literatura Albert Camus dice “Me rebelo, luego existo”.
El filósofo alemán Friedrich Nietzsche en una de sus primeras publicaciones “El origen de la tragedia”, explora el origen y el desarrollo de la tragedia griega, y plantea la dicotomía de las mentalidades apolínea y dionisíaca presentes en el arte. Por un lado, esta Apolo. Es el dios del sol, la belleza y la forma. Es símbolo de la luz, la medida, la estructura y la mesura. Representa el proceso de individuación y el racionalismo al estilo socrático.
Por otro lado, en diametral oposición, esta Dionisio. Es el dios del vino, la intoxicación y la vida. Es el símbolo de lo oscuro, lo informe, el instinto y la pasión. Representa el rompimiento con todas las barreras y todas las limitaciones.En los ritos Dionisiacos de la Grecia antigua y en los bacanales de Roma, los devotos ebrios pasaban a ser uno con el flujo de la vida misma. La división sujeto-objeto desaparecía. En estas orgias, el ser era uno con el mundo en una especie de clímax orgásmico.
Nuestra imagen y nuestros hábitos siempre están asociados con nuestras ideas sobre la sociedad y el mundo. En la Grecia antigua, mientras los pitagóricos se vestían de blanco, usaban ungüentos perfumados y se bañaba regularmente, los filósofos llamados cínicos ostentaban una apariencia muy distinta. La estética cínica estaba en coherencia con su concepción de la realidad.
Los cínicos desdeñaban la higiene corporal, los cosméticos y la moda en rechazo al orden social convencional. Se vestían de manera desaliñada con un simple pedazo de tela rustica que contrastaba con las telas finas de los comercios griegos de la época como signos de renuncia, sencillez y desprendimiento.
Los filósofos cínicos usaban una larga barba para afirmar su proximidad a las bestias del mundo animal. El cabello largo y descuidado recordaba los patrones del reino vegetal.Su deseo era volverse salvaje. La densa cabellera y la barba tupida es la barbarie en el repudio a la civilización. Los cínicos vivían como vagabundos solitarios e itinerantes como señal del distanciamiento que buscaban con mundo formal de los hombres.
Otro ejemplo. El célebre novelista León Tolstoi nació dentro una familia de nobles en la Rusia del siglo XIX. Durante su infancia y juventud vivió como un típico hidalgo ruso. Pero,luego, se convirtió en asceta. Leía mucho a Rousseau,estudio a Schopenhauer, alababa a Lao-Tzu y decidió parecerse a los cinicos. Quería vivir en estrecho contacto con la naturaleza y desafiaba constantemente las normas de la sociedad establecida. El excéntrico conde usaba una barba larguísima, era sucio como un santo y vestía como el más humilde de los campesinos.
La estética de los cínicos y los elementos dionisiacos siempre se han interpretado como símbolos de irreverencia y formas de expresión utilizadas por todo crítico del sistema. La noche, el color negro, la música, las drogas, el sexo y el nudismo, entre otros, son símbolos de desenfreno, caos y rebeldía por su carácter dionisiaco. Por ello, las comunidades filisteas con fuertes mentalidades apolíneas desean controlarlo todo y censuran vehemente los elementos dionisiacos para someter al ser humano en el conformismo e imponer un orden mecánico a la vida.
El famoso escritor y Premio Nobel de Literatura Albert Camus dice “Me rebelo, luego existo”.
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