Juan
Mendoza
Las
recientes declaraciones del presidente Nicolás Maduro Moros en las cuales
señala que aplicará la OLP (Operación Liberación del Pueblo) contra el
bachaqueo ha generado una serie de inquietudes.
El propio
nombre OLP genera alguna disonancia pues implica una separación interesada
(como toda separación discursiva) del pueblo. Algunos han denunciado que en las
operaciones realizadas en algunos sectores como la Cota 905 los delincuentes
abatidos y apresados no son los "pesos pesados" de las bandas
organizadas, esto puede tener varias interpretaciones y ninguna posiciona bien
la transparencia y la voluntad del gobierno en torno a esta iniciativa.
Amanecerá y veremos.
Sin
embargo, hablaremos del bachaqueo. Es preciso puntualizar de cual bachaqueo
hablaremos. No nos interesa abordar por ahora el bachaqueo de dólares, ni el
bachaqueo de combustibles, ni el bachaqueo de celulares vtelca, ni el bachaqueo
de computadoras vtelca, ni el bachaqueo de vehículos Cherry, ni el bachaqueo de
entradas para el "Clásico de la Chinita", ni el bachaqueo de entradas
para conciertos de Arjona, ni el bachaqueo de entradas de cine (porque a mi
juicio todos estos son tipos de bachaqueo). Asumimos que el bachaqueo referido
es el de productos de primera necesidad como alimentos y otros que son llevados
diariamente a Colombia, el Caribe y otros países.
Nadie es
ajeno a esta situación, y menos los zulianos que algunos podrán decir
inauguramos esta situación desde finales del año 2012. Esto no es del todo
verdad, la problemática descabellada de apoderamiento de supermercados puede
decirse que se hace insostenible desde principios del presente año. Desde
finales de 2013 ya las colas se hacían presentes en los supermercados. Pero,
recordando denuncias y testimonios poco nuevos, el bachaqueo de los alimentos
de Mercal, los cuales salían hacía Colombia por vías "irregulares",
surge desde su inicio en 2003.
Abordando
el bachaqueo de alimentos y productos de primera necesidad, debemos hacer una
distinción. Existe un bachaquero que hace cola todos los días en distintos
supermecados en donde consigue productos para satisfacer necesidades inmediatas
y dispone de otros para revender a sobreprecio cometiendo el delito de
especulación. Pero existe otro bachaquero, el dueño de camiones, el conectado
con grupos en otros países, el que tiene acceso a aviones y barcos, y posee el
poder económico y político para dirigir la salida de grandes cantidades de
productos hacia países vecinos. Este es otro elemento, el discurso oficial
visibiliza el contrabando en la frontera hacía Colombia, pero vale repasar el
contrabando hacia Brasil, y el contrabando hacia el Caribe por vías no
terrestres (aspecto marítimo y aéreo que lo hace más interesante). Al primero
lo llamaremos bachaquero revendedor y al segundo bachaquero empresarial (sin
pedirles disculpas a los empresarios, pues nuestra parásita burguesía ha sido
corresponsable de educar a este país en las lógicas de la "viveza
criolla" y la incapacidad productiva).
El
bachaquero revendedor nace gracias al bachaquero empresarial. Durante los
primeros meses de esta problemática, las grandes colas eran generadas con la
llegada de algunos vehículos donde se transportaban decenas de personas. Éstos
extraen productos durante todo el día que luego disponen a entregarles a sus
dirigentes, quienes les cancelan un jugoso pago diario. Es evidente que algunos
han decidido no establecer esta relación, sino sencillamente revender a
sobreprecio. Esta cadena involucra desde empleados de supermercados hasta
transportistas, sin hablar de policías que alegremente reparten bolsas de
productos a bachaqueros revendedores.
Algunas
medidas disociadas como poner a barrer a los bachaqueros revendedores por parte
de algunos alcaldes del país no hace sino, además de generar contradicciones
legales y políticas con los órganos del poder judicial, pretender centrar
nuestra atención en el extremo equivocado del problema. Es fácil confundirnos,
el bachaquero que vemos, el concreto, el cotidiano, al que odiamos
xenofóbicamente es el bachaquero revendedor. Por eso es sencillo por parte de
los órganos ideológicos y propagandísticos oficiales decirnos que ese es el
culpable. Si bien es cierto, hay que tomar cartas en el asunto y hacer cumplir
la ley contra estos revendedores (cosa que en Venezuela no es cotidiana, sino
extraordinaria), debemos resaltar la importancia de colocarle el punto a la i.
¿Quién le
pondrá el cascabel al gato?, ¿Quién hará pagar a los bachaqueros empresariales?
Es duro. No hay que escavar mucho en la investigación para evidenciar que
algunos voceros empresariales cercanos a FEDECAMARAS han reconocido que algunos
productores "se ven en la obligación" de vender sus productos en
otros países. De igual modo es curiosa la propuesta del Gobernador del Zulia
sobre el comercio de combustible en la frontera en moneda extranjera. Es
difícil pensar que la OLP atentará contra los intereses de empresarios
financistas de políticos que ocupan posiciones de poder interesantes: alcaldes,
gobernadores, concejales, diputados, ahora candidatos a la Asamblea Nacional.
Ser juez y parte señala de antemano cual será el desenlace.
Además,
analizar la situación de la OLP sin ver las contradicciones políticas entre el
sector policial y el sector militar (ministerio de interior/PNB y ministerio de
defensa/FANB/CICPC) tampoco podría llegar al fondo de la complejidad del tema
del contrabando y de esta iniciativa, la cual es parte del posicionamiento de
grupos de poder enfrentados a lo interno del gobierno nacional.
Es fácil,
repito, seguir engañando al pueblo alimentando el odio entre hermanos y la
xenofobia (en el caso del pueblo Wayuu) al indicar como el enemigo a quien es
sólo una parte de la cadena, o incluso, consecuencia del problema y no el
problema en sí mismo. Podemos decir que el sector empresarial y político que
bastante dinero ha hecho con los diferentes tipos de bachaqueo (los tipos de
cambio que hacen del dólar la mercancía más barata, los productos vtelca, los
vehículos Cherry, el combustible… la lista es larga) simplemente se ha
percatado que la situación está fuera de control y eso debe solventarse en un
año electoral. Trapos de agua tibia. El bachaquero empresarial (la burguesía y
la élite política) necesita acabar con el bachaquero revendedor (el vivo de la
cuadra). Parecido a la medida contra los raspacupos, hacerle creer al pueblo
que la fuga de divisas es responsabilidad de los dólares asignados a los
viajeros, dejando el cascabel suelto y al gato corriendo con respecto a las
empresas de maletín a las cuales se les asigna el grueso de las divisas.
Es
difícil ver la complejidad del problema, más difícil verla para quien ve la
realidad desde los lentes del discurso oficial. Quien haya visitado la Guajira
en los últimos años entiende las condiciones de miseria a las cuales está
sujeta esa población. Además, existen investigaciones desde diversos espacios
que desenmascaran algunos modos operandi y secretos a voces pocas veces dicho
sobre el contrabando. Estas pequeñas palabras buscan mover el avispero. El debate
nacional en torno a este tema debe hacer pagar a los culpables de dejar el
cascabel suelto.
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