J.R. López Padrino
Un 2 de abril de 1982, el ya fallecido dictador Leopoldo Galtieri ordenó a las Fuerzas Armadas Argentinas tomar por asalto las islas Malvinas. El gobernador británico fue arrestado, la capital de la isla Port Stanley fue rebautizada con el nombre de Puerto Argentino y la bandera albiceleste fue izada en señal de victoria.
Galtieri quien había asumido la Presidencia de facto en diciembre del 1981, decidió emprender dicha aventura militar para apaciguar las tensiones políticas y económicas que amenazaban su permanencia en la Casa Rosada. La "causa Malvinas" constituyó el pretexto ideal, porque Argentina reclamaba ese territorio que el Reino Unido ocupaba desde 1833. La euforia por la recuperación de la soberanía Argentina en el territorio en disputa eclipsó por algunas semanas la crisis económica y política provocada por la dictadura en ese país. La aventura de Galtieri significó la muerte de 649 soldados argentinos y la reafirmación del control colonial de Inglaterra sobre las islas Malvinas (Falkland Islands).
Un 2 de abril de 1982, el ya fallecido dictador Leopoldo Galtieri ordenó a las Fuerzas Armadas Argentinas tomar por asalto las islas Malvinas. El gobernador británico fue arrestado, la capital de la isla Port Stanley fue rebautizada con el nombre de Puerto Argentino y la bandera albiceleste fue izada en señal de victoria.
Galtieri quien había asumido la Presidencia de facto en diciembre del 1981, decidió emprender dicha aventura militar para apaciguar las tensiones políticas y económicas que amenazaban su permanencia en la Casa Rosada. La "causa Malvinas" constituyó el pretexto ideal, porque Argentina reclamaba ese territorio que el Reino Unido ocupaba desde 1833. La euforia por la recuperación de la soberanía Argentina en el territorio en disputa eclipsó por algunas semanas la crisis económica y política provocada por la dictadura en ese país. La aventura de Galtieri significó la muerte de 649 soldados argentinos y la reafirmación del control colonial de Inglaterra sobre las islas Malvinas (Falkland Islands).
Agobiado y acorralado por la magnitud de la crisis que afecta al país, el ignorante enciclopédico de Maduro pretende reeditar la aventura Galtieriana (1982) al sacar del baúl de los recuerdos nuestro reclamo territorial (159.542 km²) con la Republica Cooperativa de Guyana. Reclamo que fue descontextualizado por ““viejo y por venir de tiempos inmemoriales” por el ya fallecido comandante galáctico en aras de lograr el apoyo de Guyana y del resto de los 13 países que forman parte de la comunidad de naciones del Caribe (CARICOM) en sus pretensiones mesiánicas. Anhelos demenciales que se fundamentaron en comprar conciencias internacionales concediendo recursos financieros y territoriales, así como petróleo a los gobiernos “amigos” de América Latina y el Caribe.
El socialfascismo bolivariano ha comenzado a experimentar el temor de que su permanencia en el poder podría estar llegando a su fin y por ello ha sacado de la manga, como mago de circo, el conflicto fronterizo con Guyana. El régimen en medio de una falaz comedia patriotera nos amenaza con una aventura bélica para rescatar militarmente el territorio en reclamación del Esequibo. Reclamo territorial al cual el régimen había renunciado en función de la agenda geopolítica del ya desaparecido dicharachero de Sabaneta. El actual tartufo de Miraflores y su pestilente generalato pretenden repetir la infeliz maniobra ultranacionalista de Galtieri, a fin de incidir en el escenario electoral de las próximas elecciones parlamentarias y así perpetuarse en el poder
Pero el régimen de la dupla Maduro-Cabello en su comedia bufa patriotera mienten cuando culpan a la transnacional Exxon-Mobil de ser la responsable de la agudización del conflicto territorial, cuando en realidad esa transnacional petrolera opera en la zona de reclamación con la debida autorización del gobierno de Guyana. Esa concesión no fue otorgada por el actual gobierno de Guyana presidido por David Granger, sino por el anterior gobierno “izquierdista” de Donald Ramotar. Falsean la realidad cuando acusan exclusivamente a la Exxon-Mobil como la empresa operadora del proyecto, cuando en realidad el mismo es realizado conjuntamente con la empresa China National Offshore Oil Corporation, lo cual la dupla siniestra omite en forma premeditada por razones políticas.
Paradójicamente, el conflicto fronterizo con Guyana que el socialfascismo bolivariano descontextualizo y sepultó premeditadamente por tres lustros, ahora en tiempos electorales es de “vital importancia para la seguridad y soberanía nacional”. La costura del oportunismo electoral es evidente y más en tiempos en que las secuelas toxicas de un proyecto fracasado (inflación, escasez de alimentos y medicinas, desempleo, precarización laboral, inseguridad personal, crisis médico asistencial) ya no pueden ser maquilladas o ocultadas.
Nota final: El usurpador monárquico Maduro no solo estuvo consciente de la política antinacional de su predecesor, el chafarote de Barinas, en relación al reclamo territorial del Esequibo, sino que avaló desde su posición de Canciller (2006-2013) la sistemática violación de los acuerdos por parte del gobierno de Guyana, al otorgar concesiones para actividades comerciales a empresas en la zona de reclamación (transnacional Sacre Coeur Minerals (2012); transnacional Anadarko (2013); transnacional Amamury y Oko (2013). Asi como el haber aceptado sin protesta la disposición de Guyana de realizar estudios de factibilidad para la construcción de centrales generadoras de electricidad (Hidroeléctrica de Turtruba, en el río Mazaruni, la planta de Devil´s Hole en el río Cuyuní) en el territorio que Venezuela ha reclamado históricamente como suyo.
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