Renzo Forero
La desconfianza en los viejos partidos políticos, tanto de izquierda como de derecha, y la falta de organización en la primera marcha contra el régimen laboral juvenil (el 18 de diciembre del 2014, más conocido como 18D) impulsó a los manifestantes, en su mayoría jóvenes, a organizarse en grupos que abarcaban distritos de la ciudad de Lima. Fue así como aparecieron las siguientes zonas:
Zona 1: Pucusana, Santa Maria del Mar, San Bartolo, Punta Negra Punta Hermosa y Lurín.
Zona 2: Villa Maria del Triunfo, Villa El Salvador y San Juan de Miraflores.
Zona 3: La Molina, Cieneguilla y Pachacamac
Zona 4: Santa Anita, ATE y Chaclacayo- Chosica.
Por distritos: ATE, SANTA ANITA, CHACLACAYO Y CHOSICA.
Zona 5: Chorrillos, Barranco, Miraflores y San Isidro.
Zona 6: Surco, Surquillo, San Borja y San Luis, incluye un sector de Salamanca.
Zona 7: Magdalena del Mar, San Miguel, La Perla y Bellavista.
Zona 8: Callao, La Punta y Carmen de la Legua.
Zona 9: Pueblo Libre, Jesús Maria, Lince y Breña.
Zona 10: Cercado de Lima, La Victoria y El Rimac
Zona 11: San Juan de Lurigancho y El Agustino
Zona 12: San Martin de Porres, Independencia, Los Olivos.
Zona 13: Comas y Carabayllo
Zona 14: Ventanilla, Santa Rosa, Puente Piedra, Ancón. (1)
La creación de las zonas fue un fenómeno prácticamente inédito en la historia social de nuestro país. Por primera vez un movimiento social se agrupó de acuerdo a zonas geográficas y no en torno a partidos, sindicatos u otros colectivos que están basados generalmente en intereses ideológicos, lugar de trabajo o afinidad respectivamente, y que son a menudo extremadamente verticales. El carácter espontáneo y autónomo de las zonas obligo a sus participantes a que encontraran formas organizativas horizontales que hacían caso omiso a la posición social de los participantes. Es decir, se instauró un sistema de gestión directa que, mediante la asamblea general, permitía a quien quiera expresarse de hacerlo, y que colectivamente se pueda llegar a un consenso sobre las decisiones y dirección que debía tomar el movimiento social en su totalidad.
Claro que no todo fue color de rosas. Tarde o temprano, aparecieron intereses partidarios (el APRA principalmente) camuflados bajo individualidades que quisieron tomar el control de las zonas, con diferentes resultados. También aparecieron individuos que supuestamente tenían más "experiencia" y se autodeclaraban líderes del movimiento. Sin embargo, en muchos casos el carácter horizontal de las zonas permitió que se pueda neutralizar los elementos partidarios y burocráticos. Hasta la fecha, 28 de enero del 2015, las zonas han mantenido su carácter horizontal y autónomo.
Lo que ha precedido es un análisis desde el anarquismo, también conocido como socialismo libertario, aquella doctrina ajena a los intereses partidarios, burocráticos e individuales y enemiga de todo Estado. Quizás sea un momento propicio para decir que los anarquistas no quieren mandar a nadie ni ser mandados. Lo que buscan es que los movimientos horizontales se mantengan así, como un resultado directo de la voluntad del pueblo, es decir de la clase trabajadora. (2) Claro que los anarquistas quieren ir más lejos y hacer de estos movimientos, de estas zonas, la base para construir un nuevo sistema económico y social, lo cual no se puede lograr sino mediante una revolución social.
En el movimiento por la derogación de la ley de explotación juvenil, el anarquismo tuvo un papel primordial. Aparte de formar un bloque libertario que acompañó todas las movilizaciones, hubieron anarquistas que participaron activamente en las zonas llegando a evitar que estas fueran instrumentalizadas por intereses partidarios o personales. En un sentido más amplio, el anarquismo modeló la organización horizontal de las bases sin que sus participantes sean necesariamente conscientes sobre ese aspecto. Ya hace más de 100 años, González Prada había dicho que "muchos peruanos son anarquistas sin saberlo; profesan la doctrina pero se asustan con el nombre". (3) Sin ninguna exageración y sin saber a ciencia cierta el grado de influencia que tuvieron los anarquistas, se podría decir que las zonas reflejan un modelo de organización anarquista. (4)
Fortalecer las zonas
Se puede decir que las zonas están en pleno proceso de creación y es incierto lo que el futuro les depara, sobre todo después de la primera victoria. Idealmente consolidarán su modelo horizontal, autónomo y federativo basado en la asamblea general y en la búsqueda del consenso. Para poder operar efectivamente, se necesitará de delegados con mandatos imperativos, es decir que estén obligados a seguir las instrucciones de la asamblea. (5) Caso contrario, se debe poder revocar a los delegados que no cumplan con su mandato. La participación de militantes de partidos políticos en puestos de responsabilidad deberá ser debatida seriamente por los riesgos de instrumentalización que conllevan. Por medio de delegados se podrá coordinar y tomar decisiones con las otras zonas para llevar a cabo acciones conjuntas como ha sucedido hasta el presente. De lo contrario, el aislamiento podría conducir a la desaparición de las zonas menos activas.
Por último, dentro y fuera de las zonas, debe de haber un proceso de educación popular y formación política para decidir colectivamente que rumbo seguir. Para fortalecer el movimiento se necesitará no solamente defender los derechos ya adquiridos sino tomar la ofensiva y cambiar el discurso político del neoliberalismo actual hacia las reivindicaciones populares. Las zonas deberán crecer exponencialmente en Lima y también en provincias hasta volverse en un actor político a la escala nacional sin necesidad de acudir al juego electoral, tumba de todos los movimientos sociales. En ese sentido, la organización zonal tomará el lugar que tuvo el sindicalismo revolucionario en el Perú entre 1905 y 1921, y se volverá en el modelo de la sociedad que queremos crear. (6) Todo dependerá de la capacidad del pueblo organizado.
“Una sociedad fundada en la servidumbre se conformará con la monarquía. Una basada en el salario y la explotación de las masas por quienes tengan el capital, aceptará el parlamentarismo. Pero una sociedad libre, que entre en posesión de la herencia común, tendrá que buscar la nueva organización, conveniente para la nueva fase económica de la historia, en el agrupamiento libre y en la libre federación” - Pedro Kropotkin.
Para visitar la página de Perú libertario ir a https://www.facebook.com/libertarios.peru.
Notas:
1. Extraído del artículo "Mapa de Lima anti pulpín" https://redaccion.lamula.pe/2015/01/15/mapa-de-lima-anti-pulpin/tecabrera/.
2. Definimos a la clase trabajadora como la clase conformada por todo aquel que está obligado a vender su mano de obra para sobrevivir.
3. González Prada, Manuel. Anarquía. Bogotá: Fundación para la Investigación y la Cultura, 2010, pág. 34. Disponible en http://www.cronicon.net/fica/Anarquia.pdf.
4. Véase Rocker, Rudolph. Anarquismo y organización. Buenos Aires: Ediciones Libertad, s.f. Disponible en http://metalmadrid.cnt.es/cultura/libros/rudolf-rocker-anarquismo-y-organizacion.pdf.
5. Los mandatos imperativos están prohibidos en todas las constituciones del mundo, incluyendo la peruana (constitución de 1933, artículo 92°, “no están sujetos a mandato imperativo” los Diputados y Senadores, concepto que se repite en la constitución de 1979, artículo 176° y la constitución vigente de 1993, artículo 93°). A nadie ya le sorprende las promesas incumplidas de la clase política. La razón por la cual no cumplen es simple: No están obligados a cumplirlas. La burguesía liberal, desde la Revolución Francesa, consideró el mandato imperativo como un impedimento a sus intereses económicos.
6. El sindicalismo revolucionario fue la principal corriente sindicalista entre 1871 (la creación de la Primera Internacional) y 1920. En el Perú, estuvo representada por la Federación Obrera Regional Peruana (FORP) a partir de 1911. Su gran logro fue la conquista de la jornada laboral de 8 horas en 1919 para los trabajadores de todo el Perú. Véase Delhom, Joel. "El movimiento obrero anarquista en el Perú (1890-1930)". 2001. Disponible en http://dwardmac.pitzer.edu/Anarchist_Archives/worldwidemovements/peru/Movimiento.html.
[Tomado de https://lamula.pe/2015/01/28/las-zonas-premonicion-de-una-revolucion-social/bitacoraanarquista/.]
La desconfianza en los viejos partidos políticos, tanto de izquierda como de derecha, y la falta de organización en la primera marcha contra el régimen laboral juvenil (el 18 de diciembre del 2014, más conocido como 18D) impulsó a los manifestantes, en su mayoría jóvenes, a organizarse en grupos que abarcaban distritos de la ciudad de Lima. Fue así como aparecieron las siguientes zonas:
Zona 1: Pucusana, Santa Maria del Mar, San Bartolo, Punta Negra Punta Hermosa y Lurín.
Zona 2: Villa Maria del Triunfo, Villa El Salvador y San Juan de Miraflores.
Zona 3: La Molina, Cieneguilla y Pachacamac
Zona 4: Santa Anita, ATE y Chaclacayo- Chosica.
Por distritos: ATE, SANTA ANITA, CHACLACAYO Y CHOSICA.
Zona 5: Chorrillos, Barranco, Miraflores y San Isidro.
Zona 6: Surco, Surquillo, San Borja y San Luis, incluye un sector de Salamanca.
Zona 7: Magdalena del Mar, San Miguel, La Perla y Bellavista.
Zona 8: Callao, La Punta y Carmen de la Legua.
Zona 9: Pueblo Libre, Jesús Maria, Lince y Breña.
Zona 10: Cercado de Lima, La Victoria y El Rimac
Zona 11: San Juan de Lurigancho y El Agustino
Zona 12: San Martin de Porres, Independencia, Los Olivos.
Zona 13: Comas y Carabayllo
Zona 14: Ventanilla, Santa Rosa, Puente Piedra, Ancón. (1)
La creación de las zonas fue un fenómeno prácticamente inédito en la historia social de nuestro país. Por primera vez un movimiento social se agrupó de acuerdo a zonas geográficas y no en torno a partidos, sindicatos u otros colectivos que están basados generalmente en intereses ideológicos, lugar de trabajo o afinidad respectivamente, y que son a menudo extremadamente verticales. El carácter espontáneo y autónomo de las zonas obligo a sus participantes a que encontraran formas organizativas horizontales que hacían caso omiso a la posición social de los participantes. Es decir, se instauró un sistema de gestión directa que, mediante la asamblea general, permitía a quien quiera expresarse de hacerlo, y que colectivamente se pueda llegar a un consenso sobre las decisiones y dirección que debía tomar el movimiento social en su totalidad.
Claro que no todo fue color de rosas. Tarde o temprano, aparecieron intereses partidarios (el APRA principalmente) camuflados bajo individualidades que quisieron tomar el control de las zonas, con diferentes resultados. También aparecieron individuos que supuestamente tenían más "experiencia" y se autodeclaraban líderes del movimiento. Sin embargo, en muchos casos el carácter horizontal de las zonas permitió que se pueda neutralizar los elementos partidarios y burocráticos. Hasta la fecha, 28 de enero del 2015, las zonas han mantenido su carácter horizontal y autónomo.
Lo que ha precedido es un análisis desde el anarquismo, también conocido como socialismo libertario, aquella doctrina ajena a los intereses partidarios, burocráticos e individuales y enemiga de todo Estado. Quizás sea un momento propicio para decir que los anarquistas no quieren mandar a nadie ni ser mandados. Lo que buscan es que los movimientos horizontales se mantengan así, como un resultado directo de la voluntad del pueblo, es decir de la clase trabajadora. (2) Claro que los anarquistas quieren ir más lejos y hacer de estos movimientos, de estas zonas, la base para construir un nuevo sistema económico y social, lo cual no se puede lograr sino mediante una revolución social.
En el movimiento por la derogación de la ley de explotación juvenil, el anarquismo tuvo un papel primordial. Aparte de formar un bloque libertario que acompañó todas las movilizaciones, hubieron anarquistas que participaron activamente en las zonas llegando a evitar que estas fueran instrumentalizadas por intereses partidarios o personales. En un sentido más amplio, el anarquismo modeló la organización horizontal de las bases sin que sus participantes sean necesariamente conscientes sobre ese aspecto. Ya hace más de 100 años, González Prada había dicho que "muchos peruanos son anarquistas sin saberlo; profesan la doctrina pero se asustan con el nombre". (3) Sin ninguna exageración y sin saber a ciencia cierta el grado de influencia que tuvieron los anarquistas, se podría decir que las zonas reflejan un modelo de organización anarquista. (4)
Fortalecer las zonas
Se puede decir que las zonas están en pleno proceso de creación y es incierto lo que el futuro les depara, sobre todo después de la primera victoria. Idealmente consolidarán su modelo horizontal, autónomo y federativo basado en la asamblea general y en la búsqueda del consenso. Para poder operar efectivamente, se necesitará de delegados con mandatos imperativos, es decir que estén obligados a seguir las instrucciones de la asamblea. (5) Caso contrario, se debe poder revocar a los delegados que no cumplan con su mandato. La participación de militantes de partidos políticos en puestos de responsabilidad deberá ser debatida seriamente por los riesgos de instrumentalización que conllevan. Por medio de delegados se podrá coordinar y tomar decisiones con las otras zonas para llevar a cabo acciones conjuntas como ha sucedido hasta el presente. De lo contrario, el aislamiento podría conducir a la desaparición de las zonas menos activas.
Por último, dentro y fuera de las zonas, debe de haber un proceso de educación popular y formación política para decidir colectivamente que rumbo seguir. Para fortalecer el movimiento se necesitará no solamente defender los derechos ya adquiridos sino tomar la ofensiva y cambiar el discurso político del neoliberalismo actual hacia las reivindicaciones populares. Las zonas deberán crecer exponencialmente en Lima y también en provincias hasta volverse en un actor político a la escala nacional sin necesidad de acudir al juego electoral, tumba de todos los movimientos sociales. En ese sentido, la organización zonal tomará el lugar que tuvo el sindicalismo revolucionario en el Perú entre 1905 y 1921, y se volverá en el modelo de la sociedad que queremos crear. (6) Todo dependerá de la capacidad del pueblo organizado.
“Una sociedad fundada en la servidumbre se conformará con la monarquía. Una basada en el salario y la explotación de las masas por quienes tengan el capital, aceptará el parlamentarismo. Pero una sociedad libre, que entre en posesión de la herencia común, tendrá que buscar la nueva organización, conveniente para la nueva fase económica de la historia, en el agrupamiento libre y en la libre federación” - Pedro Kropotkin.
Para visitar la página de Perú libertario ir a https://www.facebook.com/libertarios.peru.
Notas:
1. Extraído del artículo "Mapa de Lima anti pulpín" https://redaccion.lamula.pe/2015/01/15/mapa-de-lima-anti-pulpin/tecabrera/.
2. Definimos a la clase trabajadora como la clase conformada por todo aquel que está obligado a vender su mano de obra para sobrevivir.
3. González Prada, Manuel. Anarquía. Bogotá: Fundación para la Investigación y la Cultura, 2010, pág. 34. Disponible en http://www.cronicon.net/fica/Anarquia.pdf.
4. Véase Rocker, Rudolph. Anarquismo y organización. Buenos Aires: Ediciones Libertad, s.f. Disponible en http://metalmadrid.cnt.es/cultura/libros/rudolf-rocker-anarquismo-y-organizacion.pdf.
5. Los mandatos imperativos están prohibidos en todas las constituciones del mundo, incluyendo la peruana (constitución de 1933, artículo 92°, “no están sujetos a mandato imperativo” los Diputados y Senadores, concepto que se repite en la constitución de 1979, artículo 176° y la constitución vigente de 1993, artículo 93°). A nadie ya le sorprende las promesas incumplidas de la clase política. La razón por la cual no cumplen es simple: No están obligados a cumplirlas. La burguesía liberal, desde la Revolución Francesa, consideró el mandato imperativo como un impedimento a sus intereses económicos.
6. El sindicalismo revolucionario fue la principal corriente sindicalista entre 1871 (la creación de la Primera Internacional) y 1920. En el Perú, estuvo representada por la Federación Obrera Regional Peruana (FORP) a partir de 1911. Su gran logro fue la conquista de la jornada laboral de 8 horas en 1919 para los trabajadores de todo el Perú. Véase Delhom, Joel. "El movimiento obrero anarquista en el Perú (1890-1930)". 2001. Disponible en http://dwardmac.pitzer.edu/Anarchist_Archives/worldwidemovements/peru/Movimiento.html.
[Tomado de https://lamula.pe/2015/01/28/las-zonas-premonicion-de-una-revolucion-social/bitacoraanarquista/.]
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