Tomado
de: otrapolitica.org.ve
Miguel Arteaga
La cita estaba
pautada desde hace algunos días, sábado 1ro de noviembre, en el teatro Bolívar,
sala Manuelita Sáenz a las 7 de la noche. Cuál era la razón de la cita, el tan
esperado preestreno de la película titulada: Sabino, las ultimas fronteras. Si,
una película sobre El cacique Yukpa Sabino Romero en el Teatro Bolívar, en la
joya consentida de los teatros nacionales, recientemente reestructurado para el
supuesto disfrute de todos los venezolanos. Sí como se lee, Sabino iba a ser
proyectado en pleno enclave gubernamental que por tantos años se ocupó de
invisibilizar y criminalizar la lucha de este valiente líder indígena asesinado
por los intereses mezclados de la burguesía tradicional y los nuevos burgueses
nacionales. Pero que es esto, estás seguro me preguntaban algunos incrédulos a
mitad de semana sobre si era verdadera la información sobre la proyección de un
documental de Sabino en una de las salas estrella del circuito cultural de
Caracas.
Si, era cierto, la
cosa se enmarcaba en el encuentro nacional de documentalistas, toda una semana
de presentaciones, discusiones, mesas de trabajo, sobre el tema documental, la
grilla programática muy llamativa, documentalistas nacionales e internacionales
hicieron presencia, había para escoger entre tanta variedad de propuestas, pero
como necios incrédulos revisamos que había para el sábado a las 7 de la noche,
ohh nuestras dudas aumentan, la programación del encuentro de documentalistas
tiene pautado para el sábado 1 de noviembre a las 7 de la noche algo que llaman
“programación especial”. Esta vez soy yo quien me preguntó, será verdad que
irán a proyectar un documental sobre Sabino en el teatro Bolívar, llamo,
repregunto, reconfirmo, y me dicen, si claro, debe ser porque el documental lo
hizo Carlos Azpúrua no debe haber inconvenientes, ¡Ummm! digo, que raro, bueno
me quedan mis dudas, pero bueno, convoquemos entonces, a todo el mundo, hagamos
un afichito, colguémoslo en donde podamos, en la web, que lo impriman quienes
puedan, que lo pasen por correo etc. Convoquemos a todos los compañeros que de
alguna manera estuvieron y están comprometidos con la lucha por los derechos
indígenas de la Sierra de Perijá y veamos que hizo Carlos Azpúrua, vayamos a
ver el documental sobre Sabino.
Llegó el día, es
sábado, veámonos entonces en el teatro Bolívar. Hay gran expectativa, llegamos
y nos encontramos con gran cantidad de gente, compañeros del Zulia, de Mérida, de
Falcón y la mayoría caraqueña como era de imaginarse, personalidades del cine
venezolano, del cine internacional, hasta el respetado Fruto Vivas se llegó a
ver el documental, el anuncio fue a los que llegamos temprano, que primero se
haría un homenaje a la figura del cine venezolano Calos Rebolledo, y luego se
proyectaría el documental sobre sabino. Bien, nos invitaron a pasar, se hizo el
homenaje a Carlos Rebolledo, la gente hacía señas, se preguntaban a qué hora
venía lo de Sabino, había inquietud, expectativa, sí, al parecer se entendía en
las miradas de la gente decir, cosas como, con todo el reconocimiento y el
respeto que se merece el compañero Carlos Rebolledo, este día no estamos aquí
por él, ni por el merecido homenaje que se le hacía, estamos aquí abarrotando
la sala era por el Cacique Yukpa Sabino Romero, él era la figura de la noche,
el protagonista del acto político que retumbaría en las entrañas del claustro
cultural gubernamental. Culminado el homenaje a Rebolledo con las debidas
palabras y anécdotas de quienes lo conocieron y luego de proyectar ese buen
documental llamado Pozo Muerto, se escucharon unas palabras de presentación del
documental sobre sabino a cargo de su director Carlos Azpúrua, quien
amablemente invitó a la compañera de Sabino, Lucia, y a Lusbi Portillo a
compartir algunas palabra con el público presente, cosa que hicieron con gran
precisión y claridad, ganándose los aplausos enardecido de todos los presentes.
A partir de ese acto político de libertad, creo que se prendieron las alarmas.
De repente se
escuchan unos gritos desde fuera del teatro ¡SABINO VIVE, LA LUCHA SIGUE,
SABINO MARCA EL CAMINO!, qué está pasando nos preguntamos los que adentro en la
sala estamos, l@s encargad@s de la sala y la organización se ven intranquil@s,
se mueven, murmuran entre sí, hablan por radio, corren, salen, entran consultan
con no sé quién, en fin, algo está pasando que ellos no pueden controlar. Los
gritos afuera ahora se escuchan con más fuerza, que es lo que pasa, lo que pasa
nos dice un compañero, es que afuera hay una gran cantidad de gente que quiere
pasar y no los dejan, gritos y gritos, consignas, la gente del teatro se ve
cada vez más nerviosa, ni idea tienen de los que le está pasando en sus
narices, es la solidaridad hecha carne a las afueras de un teatro queriendo
entrar a un lugar que se le es negado, la encargada o no sé qué del teatro
viene hacia la sala y se dirige hacia los que habíamos entrado temprano “allá
fuera está sucediendo algo irregular” dice, la pobre muchacha creo que jamás en
su vida habrá visto semejante muestra manifiesta de solidaridad y rebeldía por
parte de los defensores de una causa, como lo es la lucha de los pueblos
indígenas y los que ha ella acompañan. Que entren gritan los que dentro están,
que los dejen pasar, que se sienten en las escaleras, en el piso, en donde sea,
pero que entren. Al fin después de tantos gritos y consignas logran los
compañeros entrar, y acto seguido son recibidos por los que estamos dentro con
una ovación y aplausos a todo dar, la victoria popular sobre las reglas
burguesas del estado en ese momento estaba consumada, se había impuesto la
voluntad del pueblo sobre las absurdas reglamentaciones del aparato
ridículamente opresor del estado, se me vino a la mente en ese instante, una
consigna con una situación muy parecida del mayo francés que decía “cuando la
asamblea nacional se convierte en teatro burgués, todos los teatros burgueses
deben convertirse en asambleas nacionales”. Pero la cosa no duró mucho, el Estado vino con todo, con su seguridad, y sus mandatos telefónicos desde sus
oscuras oficinas.
La situación era
perfecta, un momento revolucionario ideal, un momento de reivindicación de la
lucha de sabino en todo su esplendor, era el momento de desobediencia contra
todo orden establecido, contra toda regla burguesa, contra todo claustro
cultural, contra toda normativa absurda, contra todo limite, contra toda
pretensión de superioridad. A medida que los que estaban fuera entraban, las
caras de algunos cineastas invitados, nacionales e internacionales eran
precisamente de película, se les veía en la cara a muchos de ellos que les
parecía increíble que una película sobre un cacique indígena causara tanto
revuelo. Por allá se visualizaba a un Azpúrua evidentemente preocupado, se le
veía hasta pálido, caminando de un lado a otro, hablándole al oído a varias
personas, y ahí nos dijimos, algo aún más grave está pasando.
Qué está pasando,
era al parecer la pregunta de la noche, ya no era la gran cantidad de gente que
gritaba desde fuera queriendo pasar, los cuales ya se encontraban dentro,
sentados en las escaleras, en el piso, y donde podían, a la espera de la
proyección del documental, Azpúrua se le veía como transpiraba, preocupado por
algo que parecía sumamente grande, hasta que la documentalista Lilian Blasser
toma el micrófono y dice al público, que está tratando de hablar con Ernesto
Villegas para que autorice la proyección de la película. ¿QUÉ? nos preguntamos,
están llamado a Villegas para que autorice algo que ya supuestamente está programado,
la cosa está más fea de lo que pensábamos. Camina de allá para acá Lilian,
cuelga, vuelve a marcar, Azpúrua, camina con gran inquietud, hace señas, Lilian
vuelve a marcar, hace gestos, hasta que al fin se dirige nuevamente al
micrófono que está instalado en la sala, y dice: “he estado hablando con el
asistente de Villegas y el dice que por razones de seguridad no pueden permitir
la proyección de la película si hay gente sentada en las escaleras o piso de la
sala” jejeje me rio, ya me imaginaba que esto de proyectar un documental sobre
Sabino en un teatro del gobierno nacional no iba ser cosa fácil.
La gente y los
ánimos se encresparon aún más con la terrible noticia, Ernesto Villegas al
parecer a través de su asistente estaba ordenando que no permitieran la
proyección de la película en las condiciones que estaba la sala, tremenda
excusa, por demás ridícula, para intentar impedir la proyección del documental.
La gente por supuesto jamás aceptaría semejante chantaje, los gritos ahora se
escuchaban dentro de la sala, ¡DE AQUÍ NO SE MUEVE NADIE, LAS REGLAS LA PONE EL
PUEBLO!, etc. La seguridad del teatro entra y sale de la sala, mira no se qué,
hablan por radio, Azpúrua, ahora está aún más pálido, hace señas al proyector,
le pide ayuda a Lilian Blasser, Lilian habla nuevamente y reafirma los que
Ernesto Villegas mediante su asistente le dijo, no se proyectara la película si
hay gente de más en el teatro. Pues bien, el saboteo estaba consumado, el Estado
nacional a través de Villegas le estaba dando nuevamente una patada a la lucha
de Sabino y los pueblos indígenas, Ernesto Villegas esta vez estaba repitiendo
el cortinazo Rojo de Vanessa Davies contra los Yukpas, esta vez Villegas se
podría decir que tiró de la alfombra roja, una especie de inquisición cultural,
que impidió que una gran cantidad de compañeros finalmente no pudieran ver el
preestreno del documental sobre Sabino.
Azpúrua casi
desmayado por lo grave del acontecimiento se dirige al público presente y dice
que sí, que definitivamente si persiste la gente en las escaleras y piso no se
podrá proyectar la película, semejante soberbia del poder, semejante barbaridad
despótica de un poder estatal que se impone con toda su fuerza a la voluntad de
un pueblo, ¡DE AQUI NADIE SE MUEVE!, se escuchan gritos, Y Azpúrua ratifica que
la orden es que si no se retiran los que están en escaleras o piso la película
no se proyectará. Que verguenza da la imposiciones del poder, que desde la
tranquilidad de una llamada se impone de manera grotesca, Azpúrua se le ocurre
una idea nada digna de ser aplaudida, pero según él no quedaba de otra, y dice,
los que se retiren voluntariamente se les dará un ticket para que vean la
película mañana, NO, dice la gente, queremos verla hoy, hoy es el día, que la
proyecten, de aquí no se va nadie. Aquí surge un gesto ante la decisión
innegociable de las personas, los movimientos y colectivos presentes, es que no
sabemos por iniciativa de quien, los cineastas presentes se ofrecen al
sacrificio, y proponen que ellos se retiran y que sus puestos sean ocupados por
las personas en las escaleras y piso. Gesto admirable el de ellos, pero
inmensamente injusto, por la oportunidad que supone ver el documental del líder
indígena Yukpa, se ejecuta la idea, se le aplaude su gesto, se retiran con el deseo
de y la convicción de que al día siguiente podrían ver la película. A pesar de
eso, y debido a la cantidad de gente, la cosa no funcionó mucho, todavía
quedaba gente sin puesto, sin butacas mejor dicho, porque puesto de donde verla
había de sobra. El saboteo estaba en su máximo esplendor.
Bajaron un poco
los ánimos, había gente aún en las escaleras, se asoman los de seguridad con
sus radios y demás peroles, entran y salen las anfitrionas del teatro, hasta
que al fin ordenan la proyección del documental, los que aún quedan en las
escaleras se anotan silenciosamente un triunfo contra las reglas del teatro
burgués, Ernesto Villegas queda en la historia de los movimientos como uno más
de los que pretendieron imponer la censura burguesa contra la digna resistencia
de un pueblo en lucha, ahí a pocos metros de donde se corrieron las cortinas
rojas de Vanessa Davies contra los compañeros que trataban de hacer visible la
masacre a la que estaba siendo sometida el pueblo Yukpa, ahí en la otra esquina
se corrió está vez la alfombra roja de Ernesto, quien tiró de ella e impidió
que muchos venezolanos, cineastas venezolanos y extranjeros pudieran ver el
preestreno de Sabino, las Últimas Fronteras. Tanto Ernesto como Vanessa, ahora
tienen su historia en común con los Yukpas, Sabino aún después de muerto le
sigue dando que hacer al gobierno nacional, sigue con su reclamo incansable,
sigue atormentando a los estratos de poder, sigue increpando con su dedo
acusador a los que de alguna u otra manera se prestan para invisibilizar las
luchas reales de todos los pueblos, a los que amarrados a instancias de poder
pretender imponer sus voluntades ante todo lo que no se les parezca y esté
enmarcado dentro de sus aparatos de control, políticos y culturales. Ahí en el
acto insurgente cultural, en las palabras de Lucia y de Lusbi Portillo en ese
sitio sagrado del chavismo de Estado, renace la esperanza liberadora, se
evidencia que aún hay sujeto político capaz de hacer frente a las injusticias y
a los mandatos del poder, ahí donde una fuerza desmedida trata de imponerse,
surge el acto libertario de liberación, está vez fue cultural, pero lo cultural
es un hecho meramente político, de ahí deriva todo lo demás, nada está perdido,
la irrupción del sujeto real revolucionario se potencia desde lo más hondo de
las esperanzas del pueblo, se avizora incontenible.
Del documental
como tal, diré poco, primeramente respeto la iniciativa de su director en hacer
algo referente a Sabino, por otro lado me pareció insoportable el manejo de la
propuesta documental del conflicto Yukpa, su presentación con aires de
imparcialidad, una propuesta que trata de quedar bien con los buenos y con los
malos en esta pelea, aires de imparcialidad que en un momento de la película se
hacen muy fastidiosos, es inexplicable como se prende ser imparcial desde un
conflicto tan fuerte como el del pueblo Yukpa, quedar bien con los buenos y con
los malos no es precisamente la posición más admirable. Hacer ver por debajo de
cuerda que los medios del sistema público dieron cobertura a toda la lucha de
Sabino por las tierras es una necedad complaciente, es regocijarse en la
mentira de los que precisamente tenían una política comunicacional de
invisibilización de la lucha de los Yukpa en la Sierra de Perijá. Lo demás
quedará a la consideración de cada quien. Está invitado a verla quien no lo
haya hecho, creo que a pesar de todo lo complaciente que es el documental con
algunos actores del gobierno nacional que son enemigos acérrimos a todo lo que
huela a Sabino, creo que a pesar de eso, la película no durará mucho en la sala
Manuelita Sáenz del teatro Bolívar.
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