Rafael Iribarren
El CIV, diez años sin elecciones
En enero del 2004 fueron las últimas elecciones para
directivas, Nacional y seccionales del Colegio de Ingenieros de Venezuela, CIV.
Los directivos actuales, todos, lo son desde hace diez años largos; lapso en el
cual, legalmente, debían haberse hecho cuatro elecciones. El autoritarismo
chavista en el Poder, a través del control electoral que ejerce a discreción
mediante el TSJ y el CNE; bloqueó la posibilidad de que se hicieran. El bloqueo
a la renovación electoral de las directivas del CIV ha sido parte de una
estrategia general chavista de provocar el estancamiento y el deterioro
político-operativo de toda estructura que no tenga garantizado controlar
partidista-militarmente. Su implementación ha implicado que en centenares de
organizaciones sindicales y gremiales; con millones de afiliados; y
concretamente en las universidades autónomas, en todas; los procesos de
renovación de autoridades y directivas, mediante uno u otro mecanismo de
bloqueo, están congelados; no es posible su activación. Lo que conlleva al
anquilosamiento y la deslegitimación, de hecho, a la pérdida de toda
representatividad; de quienes habiendo sido designados para un período, a gusto
o no, están en el cargo ya, doce y hasta más años, cuatro, cinco y hasta más
períodos. El caso del CIV, aunque no es propiamente emblemático; es un caso
más, ciertamente en cientos; sin embargo presenta la particularidad de
constituir el ente gremial individual mayor del país; representativo, al menos
nominalmente, de 250 a 280.000 profesionales: en la más amplia diversidad, varias decenas, de disciplinas de ingeniería,
arquitectura, urbanismo, suelos, geología, etcétera; petróleo.
Solo las elecciones que el chavismo aprueba. ¿Por qué en
el CIV?.
En estos diez años,
mayormente, no ha habido sino las elecciones que el chavismo decidió que
hubiera; en los casos en que, impedirlas, bloquearlas, le resultaría demasiado
costoso políticamente y/o conflictivo; y/o en los que ha tenido la certeza de
garantizarse los resultados. Aunque algunos sindicatos, centrales y
federaciones sindicales, incluso de las más importantes, sí han tenido
elecciones; siempre condicionadas a que el chavismo controle o ajuste sus
resultados; la inmensa mayoría de los sindicatos y asociaciones de trabajadores
y empleados existentes, tienen congelada la renovación de sus directivas. En
esa situación son mantenidos todos los gremios profesionales, colegios y
asociaciones importantes; el CIV incluido, hasta este año. Hasta este año;
cuando inesperadamente el chavismo, a través de su aparato electoral, TSJ-CNE
que opera a discreción, ejecutando línea, aprobó que se hicieran elecciones en
él; diligentemente fijando fecha concreta, primero para mayo; que revisada, redefinió para el
próximo 3 de octubre.
Lo primero que hay que plantearse sobre el cambio en
relación al CIV, de la política chavista de congelación de elecciones; es su
por qué; cuando en los restantes gremios y asociaciones tal congelación se
mantiene; y, particularmente significativo, se mantiene para las universidades
autónomas. Y sin que en relación al Colegio, igual que en general, ni en cuanto
a la normativa técnico-jurídica que la regula ni en sus circunstancias
políticas, gremiales, etcétera; haya habido nada nuevo que explique tal
excepcionalidad concreta.
Una negociación entre cúpulas; hacia el 2015 y el 2019.
Tal incongruencia, entre que haya elecciones en el CIV
mientras sigue el congelamiento general de las gremiales y académicas; y de la
mayoría sindicales; se explica porque su convocatoria fue negociada con el chavismo,
principalmente por AD y por COPEI y PJ. Una negociación entre cúpulas, de esas
a las que “los politólogos” que satanizan como “antipolítica” cualquier
disidencia o cuestionamiento, justifican. Pero que al analizarla, se muestra de
bulto como una perversión dentro de la crisis y la vida nacional actuales; que a su vez conlleva
perversiones específicas en relación a aspectos determinantes para los sectores
profesionales en general y concretamente de los ingenieros, arquitectos y
demás, a los que, según, afectaría lo que suceda en el CIV.
Ni a las cúpulas chavistas ni a las puntofijistas-mudistas
las movió hacia negociar que se hicieran estas elecciones del CIV, nada que
realmente tenga que ver con la vida y los problemas de los ingenieros y
arquitectos, urbanistas; ni con el ejercicio de sus profesiones; ni con los problemas ingenieriles,
arquitecturales, urbanista-ambientales del País. Nada que ver con la cuestión
gremial, luchas y demás, de la naturaleza que sea; que desde decenios no se plantean en el CIV; y
que sí las hay en otras organizaciones gremiales, bloqueadas electoralmente. El
impulso básico de esta negociación, viene de las altas cúpulas chavistas,
nacionales; asumido e implementado, por las burocracias gremiales chavistas,
atenidas; que aprovechan para volver a candidatearse. Y está dirigido a la
creación de las condiciones y matrices de opinión políticas que requieren para
las venideras elecciones parlamentarias del 2015. Asumido a su vez, sin el
menor rubor ni relativización; ni siquiera pretexto; por las burocracias
medias, igual atenidas; puntofijista-mudistas; siempre en expectativa
pre-candidatural. Por cierto, no los cerca de 250.000 ingenieros, arquitectos,
ambientalistas, que somos, sin estructura
como sector profesional, disperso; pero si el CIV, como cascarón que hoy es; y
precisamente por serlo; constituye el escenario ideal para, el chavismo
determinantemente; y complementariamente los puntofijismos-mudismos
involucrados, montar el show polarizador que ambos buscan; en función de
posicionarse pre-electoral e inmediatamente para el 2015; y en perspectiva para
el 2019.
Como en el 2010, relegitimar al CNE-SMARTMATIC hacia el
2015 y el 2019
Los chavismos, ya en el postchavismo; como siempre, pero
ahora y en perspectiva, más dificultosamente; cifran su continuidad inmediata
en el Poder en la legitimación electoral;
garantizada desde hace 12 años por el control, absoluto, que ha
mantenido y mantiene sobre todos los componentes del sistema electoral
nacional; el CNE, el TSJ, el SAIME, PR. La administración y dosificación del
fraude que le garantiza ese sistema; le ha posibilitado garantizarse los
resultados necesarios para “ganar” en todos los eventos electorales
estratégicos para dicha legitimación. Con las concesiones suficientes, en los
eventos no-estratégicos; para que “el
árbitro”, el CNE-SMARTMATIC, aparezca cubierto de la legitimidad y el aval
básicos, de forma que los resultados de la administración del fraude en cada
evento estratégico, sean, al menos, creíbles y aceptables; por la opinión en
general y particularmente por algunas de las oposiciones.
Los resultados de las elecciones parlamentarias del 2010, de
los que salió la actual AN; fueron creídos y aceptados; a pesar de las
grotescas y fraudulentas manipulaciones de que todo el proceso fue objeto por
el chavismo a través del CNE-SMARTMÁTIC. Recuérdese que la oposición los aceptó y avaló. A partir de lo que el CNE
apareció como árbitro confiable, al menos relativamente; que, según, contó bien
los votos reconociendo que la oposición fue mayoría. En dicha coyuntura electoral del 2010,
aunque era clave preservar la mayoría de la AN; era igual clave, vital,
legitimar el CNE; y que fuera acreditado como confiable por la oposición misma.
Tal administración y dosificación del fraude, digamos “barajado”, en esa
ocasión apuntó, exitosamente, a presentar un CNE acreditado como un verdadero
árbitro para, esas sí estratégicas, las elecciones presidenciales del 2012. Tal
legitimación y acreditación como árbitro confiable, en el 2010, fue apuntalada;
aunque no estuvo previsto; con la participación integral del CNE en las elecciones primarias de la
oposición en febrero de ese mismo año electoral. Tanto los resultados creíbles
de las parlamentarias del 2010 como su involucramiento total en las primarias
de la MUD, llevaron al máximo la credibilidad del CNE como el “árbitro”
“confiable”; que, ni fue entonces ni había sido nunca ni ha sido luego; ni es
ahora; pero que fue avalado y rechazando hasta la rabia cualquier
cuestionamiento, nada más y nada menos, que por la misma Presidenta de la Comisión Electoral de la MUD.
Pues el mandado estuvo hecho en marzo del 2012, para que el
CNE-SMARTMATIC, entonces, absolutamente acreditado por la oposición; rueda la
libre sin el más mínimo cuestionamiento; montara los algoritmos procesales
y calendarios del fraude continuado
sobre el que Chávez pretendió de “la victoria perfecta”; nacional, regional y
local; hacia “El Estado Comunal”. Y que arrancó rutilantemente con el fraude
in-medido, avalado por la oposición en general y hasta por Capriles; que
significó su segunda reelección el 7O de ese año.
Guardando todas las distancias en todas las direcciones;
estas sorpresivas, inexplicables, elecciones del CIV, promovidas por los altos
chavismos pautadas y regidas por el CNE; apuntan a producir, al menos en parte,
el efecto de acreditar nuevamente al “arbitro”; como en el 2010 hacia las
presidenciales del 2012; ahora, inmediatamente hacia las parlamentarias del
2015; y más allá, hacia las presidenciales del 2019. De paso, hacia el eventual
revocatorio del 2016. Sin que aun esté previsto pero tampoco descartado; ideal resultaría para los chavismos,
particularmente para el madurismo; que en otras eventuales primarias que la
oposición se plantee; vuelva a llamarlo para que las programa e
implemente.
Negociar.
Negociar no es en sí perverso; aunque sí lo es cuando
unilateralmente se impone desde el Poder o cualquier ventajismo, como única
opción concreta; en términos de “tómalo o déjalo”, de “esto es lo que hay”. Lo
que genéricamente se llama “negociación”; negación sustancial de todo contenido
poético en la relación humana; es la forma, o en parte, como la vida, no solo
la humana, intercambiando, logra convivencias, simbiosis y hasta
supervivencias. Que no sea, o que sí, perversa, depende básicamente de la
calidad de sus motivaciones y activaciones; de las condiciones concretas en que
se lleva a cabo; de quién negocia y en nombre de qué; qué se negocia y para
qué; y, qué involucra, cómo y en quién incide la negociación de marras.
El 3O en el CIV se votará por el PSUV o por AD-COPEI-PJ
Hacer las elecciones, y cómo, en el CIV, fue y es resultado
de negociaciones entre altas cúpulas chavistas y puntofijistas. No de todo el
chavismo con toda la oposición; ni de los activismos partidistas sectoriales,
mediso, profesional, técnico. Sino de cúpulas nacionales de ambos istmos.
Concretamente, de AD, COPEI y PJ; con obviamente, las chavistas. Naturalmente
con el apoyo e involucramiento de las burocracias partidistas-gremiales; en
este caso de ingenieros y arquitectos en nóminas y registros gubernamentales;
atenidos incondicionalmente a líneas
partidistas trazadas nacionalmente. Las decisiones de ponerlos a votar y en qué
términos, para nada, fueron tomadas, ni siquiera realmente consultadas con
ellos; sino tomadas a nivel de direcciones partidistas nacionales. Y a nombre
de los partidos; ni siquiera de sus fracciones sectoriales. De tal forma que el
próximo 3 de octubre, en el CIV; se va a
votar no por los ingenieros,
arquitectos, ambientalistas candidateados, adecos, copeyanos, justicieros; o
psuvistas, pptistas. Sino por
AD-COPEI-PJ o el PSUV. Digamos, concesivamente, que ese día se va a
votar, neto, polarizadamente, entre la oposición y el gobierno.
Un pacto de reconocimiento y legitimación mutuos
Y, ¿qué es lo que se negocia y para qué?. Hemos tratado de
hacer saber que hay un propósito del autoritarismo chavista, de eliminación,
concreta, del libre ejercicio profesional; no solo de la arquitectura ingeniería
etcétera; sino en general de todo ejercicio; sistematizado en dos leyes
aprobadas en la AN en primera discusión. Que se prevé en el Plan de la Patria y
el Estado Comunal al que éste apunta. Habiendo entre algunos chavismos una retórica igualitarista, maoísta-albanesa;
que apunta, según a “subvertir”, a “hacer menos elitestas” las estructuras,
(¿?), del CIV; a la “expropiación del conocimiento a los profesionales
burgueses”; inevitablemente asociada tal retórica a la idea del “urbanismo
subversivo”, sustento doctrinario de la GMVV y su implantación. Pero, como ya se señaló, en la agenda
electoral real del CIV; en la real; aparte retóricas; no hay nada que tenga ver
con las concepciones acerca de las
profesiones y los profesionales, de su
ejercicio, y el Poder; sobre sus relaciones con los problemas nacionales, sus
eventuales soluciones y sus aportes a ellas.
El contenido real de la agenda electoral del gremio,
crematísticamente, se concreta en el establecimiento de las bases, previas, de
un pacto de reconocimiento, legitimación y convivencia, entre el alto chavismo
y el alto puntofijismo; por algunos de sus factores más beligerantes. Pacto de
reconocimiento mutuo; nacional, total; mediante el que la oposición reconoce y
legitima la hegemonía política chavista y no cuestiona de fondo su control y
manejo de los recursos del Poder; particularmente el electoral; a cambio de que
el chavismo reconoce a aquella, como la
oposición legítima “respetable”, “seria”; a la que no le discute ni restringe
sus espacios políticos y posiciones de poder.
15% para legitimar el reparto burocrático negociado
En el plano, secundario o colateral, de las estructuras
político-gremiales del CIV; se conviene
en que los resultados avalados por el CNE-SAMARTMATIC, signifiquen un
reparto creíble y, sobre todo, aceptable por ambas partes; de alguna forma
equilibrado; de las posiciones y cargos, nacionales y regionales. Según el
modelo de las parlamentarias del 2010. Presidencias y miembros de las
directivas nacional y seccionales, de los tribunales disciplinarios; y los
representantes a la Asamblea Nacional; se asignarán con una distribución
pareja, sin hegemonías marcadas ni superioridades notorias. Diferente a los del
2004 cuando según los resultados, entonces todavía no procesados por el
CNE-SMARTMATIC, la plancha no-chavista casi triplicó a la chavista; con una
participación inferior al 12%; o sea, con una abstención de más del 88%.
Previsiblemente, y a pesar de las “listas Tacón” y la movilización según
nóminas, que se implementarán en estas elecciones del 3O próximo, la
participación será todavía menor y la abstención mayor. Algo de lo que ambas
cúpulas nacionales y los activismos burocrático-partidista gremiales
puntofijistas y chavistas; no solamente están conscientes; sino que por lo
visto lo asumen como una condicionante favorable a la concreción de su
negociación y resultados esperados. A lo que corresponde que “la campaña” es
ignorada por la casi totalidad de los votantes; sin que ni siquiera la mínima
cantidad enterada, la asuma. A pesar de
lo que las elecciones van. Y sus resultados sobre menos, en tal caso del 15% de
los votantes, serán asumidos como base de legítima representatividad, según el reparto negociado, de los
nuevos directivos en todos los niveles y
áreas.
De unos 250.000 registrados para votar en el 2004 votaron
unos 26.000; solo algo más que el 12%. Si ahora, luego de “depurado” por
CNE-SMARTMATIC, el padrón electoral, a 235.000 votantes, votaran los mismos
26.000; la participación no llegará a un 15%.
Elecciones con menos que ver con los problemas que una
partida de “Monopolio”
Aparte el negocio macro-político, cupular, de reconocimiento y legitimación mutuos; y el
reparto burocrático enmarcado en él; lo concreto que se negocia, que se
reparte; es nada. Gremial, político
institucional; y ético-técnicamente; el CIV hoy no es más que gran cascarón de
burocracias, nacionales y regionales;
vacío sin contenido ni función ni peso en la vida nacional; ni en la
vida de los profesionales que supuestamente agrupa. Ni, menos en relación a los problemas nacionales ni a
la crisis por la que el país traviesa hoy.
Para el país, el CIV, no significa nada. En términos de lo que se supone
que son o deberían ser, estas elecciones, como en general la actividad política
y gremial que hay en él, no tienen más vinculación con la realidad que una
partida de “Monopolio”. Aparte los juegos interanuales, que también lo son; el
FONPRECIV, los cafetines y restaurantes, donde los hay, y los cursos que se
dictan en sus espacios; no son más que fuentes de ingreso, negocios, de los que
no hay un verdadero control gremial. Como de los montos y utilización que se
hace de las cuotas de los miembros; sobre los que no hay o se difunden
informes. Sabiéndose solo que tales referidos ingresos, pocos, muchos, no se
conoce con claridad sus montos; son utilizados para remunerar a los directivos,
funcionarios y personal de todos los
niveles. Y costear el precario mantenimiento que se hace a parte de las instalaciones de algunas de sus sedes.
Lo que hoy es el CIV para el país, y para los profesionales
que según, agremia; se mide por lo que es para y ante los entes públicos,
nacionales, regionales locales; para y ante las universidades y academias. No
es nada; no existe. Ni siquiera es nada para las sociedades de ingenieros
especializados; ni de arquitectos; que, las que se mantienen y activan en algún
grado, aparte de no tener su actividad nada que ver con sus estructuras
nacionales y regionales; mayormente han
abierto sus sedes fuera de las del Colegio. Indicativamente, los ingenieros,
sobre todo, y los arquitectos y demás que participan regularmente en la
confrontación con el autoritarismo porque ejercen en áreas de producción
concretas; en una cantidad notable; o se agrupan en sindicatos de
profesionales; o militan en sindicatos de trabajadores; sin nada que ver con el
CIV.
Dos opciones inconsistentes
Es indefendible que quienes, por las razones que fuere, han
estado 10 y 14 años en las directivas
nacional y seccionales del CIV; apoyados por las cúpulas partidistas que
negocian y controlan los mecanismos político-institucionales de implementación
electoral; como se dice “sin contarse”; ahora hagan para imponerse y seguir en ellas. Ni siquiera en el supuesto
negado de que hubieran hecho alguna gestión gremial válida; solo reivindicativa
aunque fuera, como es en otros gremios, se justificaría; al menos en las
condiciones actuales. Tampoco es suficiente ni aceptable, risueñamente levantar
la bandera de sacarlos; con la sola credencial de que hay que cambiar el
colegio, según, “deselitizarlo” y
acoplarlo a la gestión gubernamental; cuando se es corresponsable y vocero de
la política oficial antigremial y antiprofesional que se ha implementado en el
marco de autoritarismo fascistizante con el que se identifican los candidatos
chavistas; y que en los últimos 10 años ha sido una condicionante de su
envilecimiento de toda estructura en que se acumule y active la inteligencia;
de las universidades, de los gremios .
La peor década en cien años, para la ingeniería, la
arquitectura, el urbanismo; para el país.
Esta década pasada, fue la de mayor deterioro total del país
en los últimos cien años; de la profundización de la crisis estructural
iniciada en los setenta del siglo pasado, llevada a la dimensión total e
inercial actuales. Sin nada que ver con revolución alguna ni construcción de
socialismo o modelo alternativo; de “desmotaje del estado burgués” de
“anticapitalismo”. Sino activada tal profundización de la crisis mediante el
desmantelamiento y perversión sistemáticos,
en todas las dimensiones de la vida nacional; aunque con una retórica
pseudorevolucionaria, por un proyecto fascistizante, orientado absolutamente
hacia la máximas, concentración del Poder y centralización del control sobre
todos los aspectos y a todos los niveles de la vida nacional. Un proyecto
autoritario cuya implementación ha avanzado mediante una gestión pública
totalitaria; implementada, entre otros, mediante dos ejes básicos: el ejercicio autoritario
del Poder, uno; y el ejercicio cortesano de la profesión, el otro. Siendo,
precisamente el gremio de los ingenieros, arquitectos y demás; disperso, sin
liderazgo sectorial ni corporativo; el más involucrado en dicho ejercicio
profesional cortesano; con dos variantes. La del cortesanismo clientelar
activo; de quienes acrítica y acomodaticiamente, aceptan cualquier grado de
subcontratación o ser incorporado a cualquier nómina o registro partidista; a
la corte de cualquier cúpula chavista; a cambio de ”estar en el proceso”, o
sea, “donde hay”. Y, la del cortesanismo
pasivo; de quienes, sin vínculos ni posibilidades concretas con dichas
cúpulas; sin embargo se guardan de aparecer en cualquier forma de confrontación
real con el autoritarismo en el Poder; a
la expectativa de que en algún momento se le abra alguna posibilidad de
subcontratación; de participar en el reparto clientelar de parte de la renta.
Votar por alguna variante de ejercicio cortesano de la
profesión.
En estas elecciones las dos opciones planteadas son la
expresión viva de ambos cortesanismos, El activo de la plancha 4, chavista;
conformada totalmente, o casi, por
funcionarios y activistas-, contratistas del gobierno. Y el pasivo, de la plancha
7, oposicionista; mayormente de quienes han estado en la burocracia gremial,
10, 15 y hasta más años. Los discursos electorales de ambas, igual de
inconsistentes e irrespetuosos de la inteligencia del profesional venezolano;
tienen en común en no tener referencia alguna a la crisis nacional; del
territorio, de la infraestructura, del ejercicio profesional, del gremio
Diferenciándose, por razones obvias; la oposición no tiene qué ofrecer; en
la manipulación clientelar del
oficialista; de ofrecer empleos, exoneraciones y abaratamientos. Y sin
mencionarlo abiertamente, en la idea de la eliminación del CIV como tal; y en
concreto, del libre ejercicio
profesional encapsulada en la tesis de la municipalización de los ámbitos,
registros y controles gremiales; a los que, en el Estado Comunal, se pretende
reducir las opciones concretas de empleo del profesional individual.
Las más grandes perversiones del autoritarismo, no están
en la agenda electoral del CIV
Por razones obvias, siendo o asumiéndose corresponsables
activos de ellos; los candidatos oficialistas no se refieren a los aspectos más
determinantes de la crisis nacional, de efectos más profundos; y que más
afectan directa, masivamente a los ingenieros, arquitectos y demás. A la
desprofesionalización de la gestión pública, su militarización y partidización
extremas y crecientes; a su extranjerización; a
la paralelización y el desmantelamiento
de los entes técnico-administrativos estadales; a la trasnacionalización
de la contratación de obras públicas de todo tipo; al modelo generalizado
impuesto de subcontratación por las grandes trasnacionales contratistas, de
empresas y profesionales venezolanos, como casi única posibilidad de trabajo y
ejercicio. Ni tampoco a la eliminación absoluta de licitación y concurso de
proyectos y obras; ni a la contratación de obras cuyo proyecto es hecho por el
mismo contratista que la ejecutará.
Por su parte, los candidatos oposicionistas tampoco se
refieren a esa macro-temática; central que tendría que ser en cualquier debate,
sobre todo electoral, aunque fuera medianamente, sobre la crisis y coyuntura
nacionales actuales. Y no se arriesgan, no tanto porque también son corresponsables, aunque pasivos de esas
perversiones. Sino por su estrategia de sobrevivencia; de siempre, y ahora
electoral; de pasar por debajo de la
mesa; de no confrontar al Poder, al autoritarismo; de no correr el riesgo de
ser excluidos de los repartos clientelares de contratos; y/o de ser sacados de sus remunerativos nichos
burocráticos.
300.000 millones de dólares contratados a trasnacionales
sin contraparte ni control nacionales.
Cierto Las elecciones del 3O del CIV no tienen que ver con la realidad, como se dice arriba, más que lo que tendría
una partida de “Monopolio”. Y de seguidas se muestra, algo más que “un botón”
En los últimos 10 años ingresaron al país cerca de un millón
de millones de dólares, (1.000.000.000.000 $). Aparte o implícitas la
corrupción, la ineficacia, la improvisación, etcétera, el clientelismo estéril,
con que han sido usados; vale destacar un aspecto al que no se atiende; y que
tendría que definir el marco referencial del debate nacional, sobre todo en un
evento electoral en el que se pretende meter al mayor gremio y más involucrado
en la construcción funcionalidad y operación del país; el de los ingenieros,
arquitectos y demás que somos alrededor de 250.000, en decenas de
especialización y de toda calificación y
nivel. Parte de ese ingreso ya habido y
parte del futuro, ya comprometido; que algunos estiman en unos 300.000 millones
de dólares; están contratados y siendo manejados por trasnacionales sin ningún
tipo de contraparte técnico-profesional seria ni contraloría por parte del
Estado venezolano. Ferrocarriles y metros, vialidad, puentes, represas
hidro-eléctricas; instalaciones petroleras, flotas de super-tanqueros; sistemas
satelitales, plantas industriales; equipos navales y aéreos civiles y
militares; puertos. Etcétera. Obras de gran magnitud, como ya se mencionó,
algunas contratadas hasta sin proyecto; a partir de decisiones autoritarias y motivadas
en el clientelismo geopolítico; en cuya toma no se consideró ni fueron
determinante los criterios profesionales y técnicos de especialistas venezolanos. Y cuya ejecución no es objeto ni
de seguimiento ni de control, consistentes,
por parte de ningún ente del Estado ni de la sociedad nacional.
Obviamente, nada que ver con el gremio y sus elecciones, ni con las
universidades ni con las academias.
Caracas septiembre
2014.-
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