Cristina Guzzo
Obreras, campesinas, maestras,
inmigrantes, profesionales, poetas, analfabetas, todas militantes, las mujeres
anarquistas fueron olvidadas casi por cien años de la historiografía en
general, aun por sus propios compañeros. Poco a poco, bajo el interés académico
por los estudios de la mujer a partir de la década de 1960, fue emergiendo la
red anarcofeminista que brilló con luz propia en Sudamérica desde fines del
siglo XIX. Este trabajo ha buscado recuperar la memoria de esas ilustres
desconocidas, salvo contadas excepciones, que se dedicaron en cuerpo y alma a
la lucha por su dignidad femenina dentro del pensamiento anarquista, una lucha
realizada en forma organizada a través del movimiento, pero poniendo su acento
en las reivindicaciones específicas de su género.
Con la entrada de Sudamérica en el
mercado internacional de trabajo como productora de materias primas a gran
escala, complementario al desarrollo industrial en su apogeo, se incorporará
masivamente la mano de obra que incluye ahora a la mujer. En Brasil, la
Argentina, Chile, Bolivia y países vecinos el tendido de líneas ferroviarias
crea la infraestructura necesaria para trasladar a los puertos los frutos de la
tierra. Miles de nativos e inmigrantes constituirán la fuerza de trabajo que
pone en movimiento la maquinaria capitalista cuyo crecimiento vertiginoso atrae
y aglutina a más y más trabajadores, incluyendo a mujeres y niños. Alrededor de
las fábricas, puertos y estaciones ferroviarias florecen las barriadas obreras
con sus pocilgas, casas de pensión, conventillos, donde la mujer será su centro
protagónico. En el hogar de la nueva familia obrera el poderío masculino
tradicional entra en crisis.
En Buenos Aires, Saõ Paulo, Rosario,
ahora grandes urbes industriales, se estrena la lucha anarquista llegada con la
inmigración europea. Criollos y gringos se adhieren a la “Idea” de la libertad
y emprenden su militancia con la apertura de sindicatos, diarios, bibliotecas,
centros culturales, escuelas libres y hacen estallar la huelga contra las patronales.
Al igual que en Europa y Estados Unidos, surge también aquí el rol combativo de
la mujer durante esas luchas sociales.
Siguiendo el modelo de la comunera
anarquista Louise Michel y la prédica feminista de la estadounidense Emma
Goldman, un puñado de valientes muchachas trabajadoras dan nacimiento en la
década de 1890 al anarcofeminismo alrededor de la región del Plata. Sobresalen
entre ellas los nombres de Virginia Bolten, Teresa Marchisio, María Collazo, en
el corredor anarquista compuesto por Rosario, Buenos Aires, La Plata y
Montevideo. Pronto se repetirá esa realidad entre Río, San Pablo y el puerto de
Santos, entre Santiago de Chile y el puerto de Valparaíso, en los saladeros de
Iquique, entre Lima y El Callao, en el mercado de La Paz. Las organizaciones
anarcofeministas se expanden como anillos en el agua tocándose en sus bordes,
entran en contacto unas y otras por la escritura, los viajes, los congresos. Se
descubre entonces la labor apasionante de estas mujeres a lo largo de un siglo
que hemos tratado de recuperar.
El desafío para un Diccionario
anarcofeminista de la región ha sido la escasez de documentos sobre esas
militantes ya fallecidas, lo cual determina muchas veces la ausencia de fechas.
Mucho ha aportado el relato oral de descendientes y compañeros que con
entusiasmo y desinterés han ofrecido todo el material de sus recuerdos. La
prensa de la época, en especial la femenina, aporta las pistas para el
seguimiento de sus vidas, y utilizándose además los trabajos de investigación
ya realizados sobre el rastreo de la labor femenina dentro del anarquismo se ha
tratado de completar esta memoria. Se agradece entonces especialmente el apoyo
recibido del autor boliviano Huáscar Rodríguez García, recuperador de la choledad libertaria, así también como la
colaboración incansable que desde Montevideo ofreció Pascual Muñoz.
Un agradecimiento caluroso a la gente de
la FLA, que bajo la orientación de Marina Barsuk ofreció su archivo, datos,
direcciones, haciendo posible la concreción del diccionario. Y un
agradecimiento inmenso y substancial a las históricas militantes de la
Biblioteca Popular José Ingenieros, que promediando ya los ochenta años dieron
su testimonio desinteresado y entusiasta para la realización de esta memoria.
[Para el libro completo en versión
digital, ir a http://www.librosdeanarres.com.ar/sites/default/files/Libertarias%20en%20America%20del%20sur%20final.pdf.]
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