Humberto Decarli
Lo acontecido recientemente en la Franja de Gaza es bien lamentable. Por una vertiente, el grupo Hamas (gobernante en esa zona) y la organización Yihad Islámica han lanzado cientos de misiles obsoletos hacia Israel e incluso algunos cayeron en Cisjordania. A pesar de que Israel posee un escudo protector de misiles de alta tecnología, algunos han pasado y ocasionado 15 heridos. Tal postura es condenable porque implica genocidio al aterrizar y estallar en zonas civiles porque no son teledirigidos.
Israel, por su parte, ha llevado a cabo una matanza mediante ataques aéreos y misiístico que supera a más de 150 personas y más de 450 heridos, sobre todo niños. Es una muestra de barbarie sin ninguna razón porque Palestina no significa ningún peligro militar para el Estado sionista y la respuesta bélica desde Jerusalén busca humillar más a la gente de Gaza, zona en gran situación de pobreza y densamente poblada. Están en los prolegómenos de una nueva invasión terrestre al territorio palestino para dominarlos más.
Se dan las manos estas dos manifestaciones de terrorismo legalizado porque tanto los halcones gobiernan en Tel Aviv como los integristas en Gaza, buscan y han logrado la polarización. Mientras tanto, Estados Unidos, Europa, Rusia y China adoptan una postura cínica de contemplación y complicidad con ambos bandos.
El destino de Palestina está supeditado al término de la ocupación y el tutelaje ejercido por el Estado sionista. Deben retirarse de Cisjordania y dejar de provocar a Hamas. Ese el el paso iniciático para permitir a los palestino decidir su propio devenir. Lamentablemente no ha habido óptima solidaridad con este pueblo árabe en diáspora (porque la mayoría está radicada en Siria, Jordania, Arabia Saudita, Líbano y Yemen), como en el pasado lo estuvo el pueblo hebreo. Y los gobiernos árabes no hacen efectivamente nada para detener este cruento movimiento.
Sin embargo, tanto en Israel como en Palestina existen personas y movimientos lo suficientemente maduro para confrontar las políticas militaristas y agresivas de Bibi Netanyahu, protestar por el oprobioso muro construido como frontera, exigir la conclusión de la ocupación y frenar todo este proceso de asesinatos.
Lo acontecido recientemente en la Franja de Gaza es bien lamentable. Por una vertiente, el grupo Hamas (gobernante en esa zona) y la organización Yihad Islámica han lanzado cientos de misiles obsoletos hacia Israel e incluso algunos cayeron en Cisjordania. A pesar de que Israel posee un escudo protector de misiles de alta tecnología, algunos han pasado y ocasionado 15 heridos. Tal postura es condenable porque implica genocidio al aterrizar y estallar en zonas civiles porque no son teledirigidos.
Israel, por su parte, ha llevado a cabo una matanza mediante ataques aéreos y misiístico que supera a más de 150 personas y más de 450 heridos, sobre todo niños. Es una muestra de barbarie sin ninguna razón porque Palestina no significa ningún peligro militar para el Estado sionista y la respuesta bélica desde Jerusalén busca humillar más a la gente de Gaza, zona en gran situación de pobreza y densamente poblada. Están en los prolegómenos de una nueva invasión terrestre al territorio palestino para dominarlos más.
Se dan las manos estas dos manifestaciones de terrorismo legalizado porque tanto los halcones gobiernan en Tel Aviv como los integristas en Gaza, buscan y han logrado la polarización. Mientras tanto, Estados Unidos, Europa, Rusia y China adoptan una postura cínica de contemplación y complicidad con ambos bandos.
El destino de Palestina está supeditado al término de la ocupación y el tutelaje ejercido por el Estado sionista. Deben retirarse de Cisjordania y dejar de provocar a Hamas. Ese el el paso iniciático para permitir a los palestino decidir su propio devenir. Lamentablemente no ha habido óptima solidaridad con este pueblo árabe en diáspora (porque la mayoría está radicada en Siria, Jordania, Arabia Saudita, Líbano y Yemen), como en el pasado lo estuvo el pueblo hebreo. Y los gobiernos árabes no hacen efectivamente nada para detener este cruento movimiento.
Sin embargo, tanto en Israel como en Palestina existen personas y movimientos lo suficientemente maduro para confrontar las políticas militaristas y agresivas de Bibi Netanyahu, protestar por el oprobioso muro construido como frontera, exigir la conclusión de la ocupación y frenar todo este proceso de asesinatos.
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