Confederación Nacional del Trabajo
[Nota de El Libertario: Ante la tramoya electoral que se escenificará a partir de hoy jueves 22 y hasta el domingo 25/5/14 en la otra orilla del Mar Oceano, reproducimos dos textos que exponen una postura consecuentemente libertaria frente a este y a otros montajes similares de "representatividad democrática".]
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[Nota de El Libertario: Ante la tramoya electoral que se escenificará a partir de hoy jueves 22 y hasta el domingo 25/5/14 en la otra orilla del Mar Oceano, reproducimos dos textos que exponen una postura consecuentemente libertaria frente a este y a otros montajes similares de "representatividad democrática".]
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CNT Puerto Real ante las elecciones europeas
Ante las elecciones europeas que se avecinan en el Estado español, la CNT-AIT de Puerto Real quiere manifestar su oposición clara y contundente al espectáculo del circo electoral.
Nosotros y nosotras, como anarquistas y anarcosindicalistas, defendemos la única vía posible en estos casos: la Abstención Activa, es decir, la abstención por convencimiento propio. Un convencimiento que deriva directamente del rechazo a la llamada “legalidad democrática”. No queremos legitimar este sistema inhumano que nos está robando la vida y para ello denunciamos los mecanismos de representación que el Estado y el Capital establecen para generar la falsa ilusión de que vivimos en una sociedad democrática.
Denunciamos el parlamentarismo como un pilar básico de este sistema asesino y por ello nos abstenemos activamente en todos los procesos electorales que supongan una delegación del poder político de los trabajadores y trabajadoras. No votamos ni en las elecciones políticas ni en las sindicales, porque no queremos que ningún político o liberado hable por nosotros y nosotras. No queremos perder nuestra voz. Creemos en la autogestión y entendemos que ésta también es posible a nivel político.
Y es que el parlamentarismo persigue la consolidación de la delegación política como una actitud personal ante la vida, con todo lo que eso conlleva a nivel individual y sobre todo colectivamente. Lo dijo Malatesta: ”Acostumbrar al pueblo a delegar en otros la conquista y la defensa de sus derechos, es el modo más seguro de dejar vía libre al arbitrio de los gobernantes”. Gobernantes, que, como su propio nombre indica, se encargan de despojarnos de la capacidad de decisión, que sólo a nosotrxs nos pertenece, para ponerla al servicio de sus propios intereses de clase. No podemos dejarnos gobernar por estos políticos profesionales que conforman una casta parasitaria y una clase social privilegiada con ideas, intereses y fuerzas contrarias en esencia al pueblo. Un pueblo que, a través de la delegación a todos los niveles, es progresivamente deshabituado a tomar las riendas de su propia vida, siendo ésta una escuela de servilismo aniquilador de la conciencia popular.
Nosotros y nosotras, como trabajadores y trabajadoras de la CNT, y a diferencia de los movimientos ciudadanistas, no reconocemos a nadie el derecho a gobernarnos, por lo que no perseguimos la reforma del sistema electoral, ya que dicha reforma lo único que conseguiría sería apuntalar aún más este sistema jerárquico, autoritario y alienador del individuo (cambiar algo para que todo siga igual). Ningún partido nos representa, porque ningún partido desprecia el poder, sino que aspira a conquistarlo. No nos equivoquemos, el bipartidismo no es el problema. Como tampoco lo es la celebración de más o menos referéndums populares en un momento determinado. No. El problema de fondo tiene que ver con la necesidad de desprendernos de una buena vez de la venda, de negarnos en rotundo a la ingestión cada cuatro años de este tipo de drogas diseñadas expresamente para el adormecimiento de las masas en una sociedad supuestamente libre. Porque la libertad no consiste en elegir a los amos que nos van a someter, sino en librarse de ellos de una vez y construir entre todos y todas, de forma colectiva, una organización social que posibilite la recuperación de nuestras vidas a través de la solidaridad, la igualdad y la libertad.
Debería avergonzarnos la propia existencia de seres humanos que manejan a su antojo el destino de otros; “legitimados” aquéllos por la complicidad de éstos mediante el voto, los primeros disponen de veda abierta durante años para campar a sus anchas mientras se les llena la boca de palabras como democracia o libertad; palabras que inevitablemente pierden todo su significado en estas circunstancias.
Como libertarios y libertarias, los combatiremos cualquiera que sea el maquillaje ideológico tras el cual se parapeten y allá donde intenten posar sus garras. No nos representan. Queremos una sociedad de iguales y eso también significa una sociedad sin gobernantes ni políticos que decidan por nosotros y nosotras.
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Declaración del Secretariado Permanente del Comité Confederal de CNT:
Nosotros y nosotras, como anarquistas y anarcosindicalistas, defendemos la única vía posible en estos casos: la Abstención Activa, es decir, la abstención por convencimiento propio. Un convencimiento que deriva directamente del rechazo a la llamada “legalidad democrática”. No queremos legitimar este sistema inhumano que nos está robando la vida y para ello denunciamos los mecanismos de representación que el Estado y el Capital establecen para generar la falsa ilusión de que vivimos en una sociedad democrática.
Denunciamos el parlamentarismo como un pilar básico de este sistema asesino y por ello nos abstenemos activamente en todos los procesos electorales que supongan una delegación del poder político de los trabajadores y trabajadoras. No votamos ni en las elecciones políticas ni en las sindicales, porque no queremos que ningún político o liberado hable por nosotros y nosotras. No queremos perder nuestra voz. Creemos en la autogestión y entendemos que ésta también es posible a nivel político.
Y es que el parlamentarismo persigue la consolidación de la delegación política como una actitud personal ante la vida, con todo lo que eso conlleva a nivel individual y sobre todo colectivamente. Lo dijo Malatesta: ”Acostumbrar al pueblo a delegar en otros la conquista y la defensa de sus derechos, es el modo más seguro de dejar vía libre al arbitrio de los gobernantes”. Gobernantes, que, como su propio nombre indica, se encargan de despojarnos de la capacidad de decisión, que sólo a nosotrxs nos pertenece, para ponerla al servicio de sus propios intereses de clase. No podemos dejarnos gobernar por estos políticos profesionales que conforman una casta parasitaria y una clase social privilegiada con ideas, intereses y fuerzas contrarias en esencia al pueblo. Un pueblo que, a través de la delegación a todos los niveles, es progresivamente deshabituado a tomar las riendas de su propia vida, siendo ésta una escuela de servilismo aniquilador de la conciencia popular.
Nosotros y nosotras, como trabajadores y trabajadoras de la CNT, y a diferencia de los movimientos ciudadanistas, no reconocemos a nadie el derecho a gobernarnos, por lo que no perseguimos la reforma del sistema electoral, ya que dicha reforma lo único que conseguiría sería apuntalar aún más este sistema jerárquico, autoritario y alienador del individuo (cambiar algo para que todo siga igual). Ningún partido nos representa, porque ningún partido desprecia el poder, sino que aspira a conquistarlo. No nos equivoquemos, el bipartidismo no es el problema. Como tampoco lo es la celebración de más o menos referéndums populares en un momento determinado. No. El problema de fondo tiene que ver con la necesidad de desprendernos de una buena vez de la venda, de negarnos en rotundo a la ingestión cada cuatro años de este tipo de drogas diseñadas expresamente para el adormecimiento de las masas en una sociedad supuestamente libre. Porque la libertad no consiste en elegir a los amos que nos van a someter, sino en librarse de ellos de una vez y construir entre todos y todas, de forma colectiva, una organización social que posibilite la recuperación de nuestras vidas a través de la solidaridad, la igualdad y la libertad.
Debería avergonzarnos la propia existencia de seres humanos que manejan a su antojo el destino de otros; “legitimados” aquéllos por la complicidad de éstos mediante el voto, los primeros disponen de veda abierta durante años para campar a sus anchas mientras se les llena la boca de palabras como democracia o libertad; palabras que inevitablemente pierden todo su significado en estas circunstancias.
Como libertarios y libertarias, los combatiremos cualquiera que sea el maquillaje ideológico tras el cual se parapeten y allá donde intenten posar sus garras. No nos representan. Queremos una sociedad de iguales y eso también significa una sociedad sin gobernantes ni políticos que decidan por nosotros y nosotras.
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Declaración del Secretariado Permanente del Comité Confederal de CNT:
Podemos perder el tiempo votando... o podemos organizarnos
Votar: dícese de aquel acto de irresponsabilidad que consiste en meter una papeleta en una urna y esperar a ver qué pasa.
Y decimos irresponsabilidad porque supone delegar nuestro poder de decisión, nuestro juicio y nuestra capacidad de organizarnos y convivir. Esta delegación supone la anulación de la autorregulación de la sociedad por sí misma quedando subyugada al poder económico y político de unos pocos. Esta delegación supone que aceptamos lo que ellos decidan.
Algunos argumentos utilizados para convencerte de votar:
"Si no vas a votar no tienes derecho a quejarte". Fruto de una distorsión absoluta del funcionamiento de las estructuras políticas y ante la cual quizás lo mejor es responder con otra frase categórica que dice que "la queja es el muro que separa la necesidad de la acción, lo que hay que hacer es actuar".
"Hay que votar porque vivimos en democracia". Demo=pueblo, Cracia=poder. Parece un chiste de Mafalda.
"Son las normas del juego que hemos aceptado todos". Considerar que la constitución del 78 ha sido decidida por todos, es mucho decir, y ya no solo por su cuestionable proceso de "transacción" política, por los condicionantes de presión y chantaje de dicho referéndum, sino por una cuestión simplemente biológica, pues nadie que tenga menos de 56 años tuvo siquiera la oportunidad de votarla.
"Hay que parar a la derecha". Argumento utilizado cual "hombre del saco" por quienes se reclaman de izquierdas... pero que cuando llegan al poder llevan a cabo políticas de derechas.
"La política es un servicio público". La clase política, permitid la ironía, sí que está bien privatizada. Viendo a quién favorecen con sus decisiones, llamarles servidores públicos es una broma.
"Hay que votar porque los políticos nos representan". Curioso truco de magia a través del cual depositando un papel en una urna y a imagen y semejanza de Dios, que está en todas partes y todo lo sabe, este poder pasa al político que lo utilizará para solucionar nuestros problemas. Salta a la vista que los votantes no hacen seguimiento de los incumplimientos del "programa electoral" de los partidos cuando gobiernan.
Más de lo mismo o las falsas ilusiones
Es necesario cuidarse de los nuevos grupúsculos políticos que, en el actual contexto de hastío popular, tratan de renovar las esperanzas en el parlamentalismo. Bajo una apariencia rupturista y radical (recuperar los espacios de debate e intervención ciudadana, eso sí, sin decirnos cómo...) nos venden una vez más la misma moto, basada en la delegación política mediante votaciones, y que se evidencia en un programa electoral populista (sólo se significan en las cuestiones actualmente más mediáticas). Esto, cuando no encarnan directamente un fascismo de nuevo cuño. No nos ofrecen soluciones en el mundo laboral, siendo este el ámbito que más tiempo nos ocupa en la vida y el pilar sobre el que se sustenta todo lo demás. Sus programas carecen de cualquier estrategia para salir del binomio capitalismo-estado, quedándose solamente en ofrecer la promesa de un capitalismo con rostro humano bajo la tutela de un gobierno formado, esta vez sí, por personas honradas.
¿Y qué alternativas hay?
Están muy interesados en que tengamos miedo al cambio, en hacernos creer que vivimos en el mejor de los sistemas posibles, porque si no, "nos comeríamos unos a otros".
La antropología política nos muestra distintos ejemplos reales de múltiples tipos de estructuras sociales que han vivido de forma horizontal durante miles de años.
La historia ofrece múltiples ejemplos de estructuras sociales horizontales creadas por el movimiento obrero, desde el colectivismo, al comunismo libertario o al mutualismo.
A día de hoy también surgen ejemplos de búsqueda de alternativas, desde los grupos de consumo a las cooperativas integrales.
Desde CNT hacemos un llamamiento a tomar el control de nuestras propias vidas y a organizarnos, porque para cambiar las cosas hacen falta personas que hagan, no que deleguen. En CNT promovemos la abstención activa, pues no se trata sólo de no legitimar sus procesos electorales (desmovilizándonos y acomodándonos, esperando pasivamente que otros hagan nuestro trabajo), sino de participar directamente en la solución de nuestros problemas, agrupándonos en colectivos y organizaciones horizontales y asamblearias, manteniendo la independencia económica y política, sin injerencias, y al servicio de los intereses de la clase trabajadora.
Ni queremos, ni podemos, ni sumamos votos: nos organizamos.
Y decimos irresponsabilidad porque supone delegar nuestro poder de decisión, nuestro juicio y nuestra capacidad de organizarnos y convivir. Esta delegación supone la anulación de la autorregulación de la sociedad por sí misma quedando subyugada al poder económico y político de unos pocos. Esta delegación supone que aceptamos lo que ellos decidan.
Algunos argumentos utilizados para convencerte de votar:
"Si no vas a votar no tienes derecho a quejarte". Fruto de una distorsión absoluta del funcionamiento de las estructuras políticas y ante la cual quizás lo mejor es responder con otra frase categórica que dice que "la queja es el muro que separa la necesidad de la acción, lo que hay que hacer es actuar".
"Hay que votar porque vivimos en democracia". Demo=pueblo, Cracia=poder. Parece un chiste de Mafalda.
"Son las normas del juego que hemos aceptado todos". Considerar que la constitución del 78 ha sido decidida por todos, es mucho decir, y ya no solo por su cuestionable proceso de "transacción" política, por los condicionantes de presión y chantaje de dicho referéndum, sino por una cuestión simplemente biológica, pues nadie que tenga menos de 56 años tuvo siquiera la oportunidad de votarla.
"Hay que parar a la derecha". Argumento utilizado cual "hombre del saco" por quienes se reclaman de izquierdas... pero que cuando llegan al poder llevan a cabo políticas de derechas.
"La política es un servicio público". La clase política, permitid la ironía, sí que está bien privatizada. Viendo a quién favorecen con sus decisiones, llamarles servidores públicos es una broma.
"Hay que votar porque los políticos nos representan". Curioso truco de magia a través del cual depositando un papel en una urna y a imagen y semejanza de Dios, que está en todas partes y todo lo sabe, este poder pasa al político que lo utilizará para solucionar nuestros problemas. Salta a la vista que los votantes no hacen seguimiento de los incumplimientos del "programa electoral" de los partidos cuando gobiernan.
Más de lo mismo o las falsas ilusiones
Es necesario cuidarse de los nuevos grupúsculos políticos que, en el actual contexto de hastío popular, tratan de renovar las esperanzas en el parlamentalismo. Bajo una apariencia rupturista y radical (recuperar los espacios de debate e intervención ciudadana, eso sí, sin decirnos cómo...) nos venden una vez más la misma moto, basada en la delegación política mediante votaciones, y que se evidencia en un programa electoral populista (sólo se significan en las cuestiones actualmente más mediáticas). Esto, cuando no encarnan directamente un fascismo de nuevo cuño. No nos ofrecen soluciones en el mundo laboral, siendo este el ámbito que más tiempo nos ocupa en la vida y el pilar sobre el que se sustenta todo lo demás. Sus programas carecen de cualquier estrategia para salir del binomio capitalismo-estado, quedándose solamente en ofrecer la promesa de un capitalismo con rostro humano bajo la tutela de un gobierno formado, esta vez sí, por personas honradas.
¿Y qué alternativas hay?
Están muy interesados en que tengamos miedo al cambio, en hacernos creer que vivimos en el mejor de los sistemas posibles, porque si no, "nos comeríamos unos a otros".
La antropología política nos muestra distintos ejemplos reales de múltiples tipos de estructuras sociales que han vivido de forma horizontal durante miles de años.
La historia ofrece múltiples ejemplos de estructuras sociales horizontales creadas por el movimiento obrero, desde el colectivismo, al comunismo libertario o al mutualismo.
A día de hoy también surgen ejemplos de búsqueda de alternativas, desde los grupos de consumo a las cooperativas integrales.
Desde CNT hacemos un llamamiento a tomar el control de nuestras propias vidas y a organizarnos, porque para cambiar las cosas hacen falta personas que hagan, no que deleguen. En CNT promovemos la abstención activa, pues no se trata sólo de no legitimar sus procesos electorales (desmovilizándonos y acomodándonos, esperando pasivamente que otros hagan nuestro trabajo), sino de participar directamente en la solución de nuestros problemas, agrupándonos en colectivos y organizaciones horizontales y asamblearias, manteniendo la independencia económica y política, sin injerencias, y al servicio de los intereses de la clase trabajadora.
Ni queremos, ni podemos, ni sumamos votos: nos organizamos.
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