Vladimir Aguilar Castro
Universidad de Los Andes
Centro de Estudios Politicos y Sociales de America Latina
(CEPSAL)
"Al cortar el lazo entre lo necesario y lo posible,
entre lo que podría no haber sucedido y las condiciones de su advenimiento,
entre lo contingente y lo determinado, entre la historia y la revolución, entre
el proceso y el acto, entre la duración y el instante propicio, el
acontecimiento incondicionado puede alcanzar visos de misterio y,
supuestamente, evitar la infernal repetición de la regla" (Daniel Bensaid,
Elogio de la Política Profana, p.92).
Tres ideas son fundamentales para contextualizar una visión
diferenciada de lo que ocurre en Mérida:
1. La violencia "en si" como problema estructural
transversalizador de la sociedad venezolana (una suerte de Sociedad Mara). Se
trata de la violencia de grupos armados pro-oficialistas y de guarimberos
hamponiles.
2. La violencia "para si" como arma política (en
este caso una suerte Estado Mara). El gobierno insiste en una beligerancia
propia como si se tratara de una fuerza política y no de un Estado.
3. La violencia como expresión de la enorme descomposición
social expresada en lo que hemos llamado desafección cultural. En este caso, se
trata de lo que Ernest Bloch define como la no contemporaneidad de los cambios
sociales, es decir un tiempo en el que ni las elites ni las clases sociales están
preparadas para profundas transformaciones.
Consustancial a lo anterior, hay tres máximas adicionales
(la de la impunidad, la violencia y la despolitización):
- La impunidad de los grupos armados es proporcional a la
ineficiencia en el monopolio de la fuerza por parte del Estado, es decir,
palabras mas palabras menos, a la ausencia de autoridad.
- La impunidad de la guarimba es proporcional al
"laissez faire" y "laissez passer" del vecindario y la
ciudad.
- La despolitización del conflicto es proporcional a la despolitización
de la respuesta (tanto oficial como oposicionista).
¿Como comenzó la protesta en Mérida y en que devino? La
territorializacion en general de la protesta no es nueva. Tiene un continuum.
Primero se inicio en algunas Facultades de la Universidad de Los Andes, luego
se generalizo a la ciudad (Merideñazo 13 de marzo 1987) y finalmente, se
sectorizo en sitios sociales específicos (2010 y 2014). Es verdad que ha habido
agresión contra la ciudadanía pero la respuesta desde el miedo no ha sido menos
visceral. Esto último tiene que ver con una determinada composición de clase.
El propio cierre de calles publicas en urbanizaciones de Mérida y sus
reductores de velocidad marcaban ya una tendencia a este estado de violencia
generalizado en la sociedad venezolana.
En la territorialización de la protesta en Mérida han habido
algunos focos de posicionamiento de grupos y actores. Es el caso del Campito,
Las Americas, La Floresta pero también de las residencias Domingo Salazar.
El eje de la territorialización de la protesta de hoy en día
(Avenida Las Americas) ha sido el del desarrollo de grandes edificaciones de la
ciudad con contratos multimillonarios en favor de los inversionistas de la
vivienda. Hay que decir también que ha sido el eje del enorme ecocidio de Mérida.
Finalmente, este eje es también el de los grandes centros de abastecimiento de
alimentos de la ciudad.
La polarización no permite trascender el "momento político
enajenado" para la búsqueda de acuerdos mínimos y de construcción de
consensos necesarios en torno a la ciudad.
Frente a lo anterior: ¿Qué hacer? ¿Estamos en un punto de no
retorno? ¿Cambió la ciudad para siempre? ¿Qué nos depara el futuro?
Estamos a tiempo de que esta ciudad sea un lugar para la
diversidad, tal como lo pensara el Doctor William Lobo Quintero. En las obras
por el propuestas y compiladas ("Pensar a Mérida") existe una suerte
de Plan de Acción para la Ciudad, que debería de convertirse en un gran Acuerdo
Regional por Mérida, que se fundamente en políticas públicas que comprometan al
gobernante de turno, independientemente de su afinidad política y partidista. Mérida
puede llegar a ser lo que fue antes de la llegada de los españoles. Un lugar de
asiento de culturas originarias diferenciadas, lugar de paso de otras, donde el
intercambio de productos (y de ideas diríamos nosotros) sirva de fundamento
para el respeto y la tolerancia hacia el otro.
La precarización de la ciudad ha sido resultado, entre otras
cosas, de las malas gestiones gubernamentales (regionales y locales). La
Universidad ha sido igualmente difusa frente al trastocamiento de Merida. En
consecuencia, la Universidad esta también precarizada. Los alcaldes
universitarios no han estado a la altura de las necesidades de la ciudad.
Finalmente, debemos señalar que la impunidad se ha
convertido en un estilo de actuar y de ser. Se ha traducido en una suerte de
cotidianidad. La desidia de la autoridad ha sido también proporcional a la
desidia de quienes se oponen sin ningún tipo de propuesta.
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