Lemgdark
Panfleto Negro
Los argumentos más trillados de los simpatizantes de la
izquierda para restarle valor a los actos de represión que han sucedido
recientemente en Venezuela son: Primero que durante los 40 años de la cuarta
república si hubo real represión (argumentado locamente por supuesto y no hay
ninguna duda de que la hubo) y segundo, ahora más a un nivel internacional, que
los actos de intervención y violación de los derechos humanos perpetrados y
protegidos en todas partes del mundo por los gobiernos de los Estados Unidos le
desautorizan moralmente para siquiera emitir una opinión al respecto. No me voy
a detener a discutir la primera porque sería otra completa discusión y hoy en
dia ante la historia reciente me parece mas relevante revisar el silencio en la
práctica de los partidarios de la izquierda en otras latitudes para con las
protestas en Venezuela.
Yo de ninguna forma pongo en duda que muchos de los
gobiernos de los Estados han realizado miles de atropellos y abusos contra el
mundo que son absolutamente condenables y que es imperativo exponerlos y
examinarlos en detalle: Guantánamo debe ser cerrada, la intervención en el Irán
del Sha, así como los más recientes atropellos y violaciones de los derechos
humanos en Irak y Afganistán deben ser denunciados. Esto incluye las auto
confesadas intervenciones de la CIA en Venezuela en el 2002 y en el experimento
socialista del Chile de Allende.
Sin embargo, pretender que bajo esa excusa es válida
establecer una visión maniqueísta (ellos los gringos son los malos y nosotros los
buenos) que le da el derecho a la autoproclamada izquierda progresista a cerrar
los ojos, jugar a los ciegos, y permanecer mudos ante los atropellos de las
libertades ciudadanas, las violaciones de los derechos humanos y los ejercicios
de totalitarismo de los gobiernos que se proclaman de izquierda como el de Venezuela, es por lo menos
igualmente despreciable, pero por sobre todo moralmente reprochable.
Siempre he condenado la solidaridad automática que
tradicionalmente le ha brindado el gobierno de los Estados Unidos a Israel
cuando actúan contra los Palestinos, pero creo que también lo es el silencio de
la izquierda democrática internacional ante los últimos acontecimientos en
Venezuela. Brasil quien continuamente es citado como el ejemplo de una izquierda democrática en el subcontinente, antepone sus
intereses ideológicos, por no decir económicos, y ha enmudecido ante las
evidencias de represión y tortura. La dirigente ex -estudiante de izquierda de
Chile “Camila Vallejo” le brindó solidaridad automática al gobierno de Maduro,
sin antes preguntarse si las protestas encabezadas por los estudiantes de
nuestro país caribeño no tendrían algún paralelismo con las que ella misma
encabezó el país del cono sur. Eduardo Galeano, insigne revolucionario progresista,
está demasiado ocupado celebrando el renacer de sus “Venas Abiertas de América
Latina”, para darse cuenta que las víctimas se han vestido recientemente de
victimarios. Ni siquiera vale la pena mencionar los gobiernos de Nicaragua,
Bolivia y Argentina que han ensayado ya sus propios ejercicios de
totalitarismo. Así como el Uruguay de Pepe Mujica que está demasiado ocupado
mirando de lejos el mundo, para querer entrometerse en los asuntos de sus
aliados.
Existen algunas voces aisladas de la izquierda que han
levantado su preocupación por los sucesos de Venezuela: Daniel Cohn-Bendit
líder del mayo francés y un verdadero icono de la izquierda revolucionaria en
Europa, denuncia exactamente lo mismo que les describo “una revuelta popular
está pasando inadvertida”, Heinz Dieterich ha alzado modestamente una posición
crítica ante un movimiento que el mismo contribuyó a enaltecer en el pasado,
También tímidamente se ven algunas voces aisladas en otras latitudes, pero en
general la izquierda ha decidido ignorarlas y mirar hacia otro lado. Democracy
now (decano de la izquierda y la prensa independiente en los Estados Unidos) ni
siquiera se ha dignado en investigar si realmente hay alguna legitimidad en la
raíz de las protestas y el resto de los medios internacionales auto nombrados
progresistas destacan por su silencio.
No tengo duda que la información que llega al mundo de las
protestas en Venezuela es absolutamente manipulada en muchos casos. Miles de
Fotografías y videos circulan en las redes sociales cuyas imágenes no se
corresponden ni al contexto histórico, ni a la realidad actual. Pero igualmente
se multiplican imágenes y testimonios verificables que por decir lo menos,
llegan a oídos sordos del universo de la izquierda global que ha decido su
respaldo automático al legado chavista. Me pregunto si es que no basta con que
solo uno de esos casos, que estoy seguro son muchos más que uno, sea cierto
para que se levante la voz de la izquierda progresista y defensora de los
derechos humanos demandando una investigación imparcial?
La manipulación mediática por otra parte ha probado ser
igualmente efectiva para el lado del gobierno autoproclamado de izquierda en
Venezuela, que no ha dudado en acudir a la desinformación como arma de guerra.
Así como circulan miles de tweets con imágenes manipuladas pro-protestantes
(sic), denunciando actos de represión en la red, lo hacen igualmente las que
son a favor del gobierno. Incluso peor, el gobierno de Maduro no ha dudado en
desinformar “oficialmente” con sus propias imágenes fabricadas y en utilizar el
control absoluto de los medios en vender su versión sesgada de los hechos. Dos
casos son notables el del presidente de la asamblea denunciando en el canal de
TV estatal a una de las víctimas de la represión, Alejandro Márquez, como
terrorista con imágenes fabricadas y sacadas de contexto donde le mostraba
vestido de paramilitar, cuando en realidad correspondían a la práctica de este
individuo de una disciplina deportiva llamada Airsoft, o la del analista
político progubernamental Walter Martínez afirmando la llegada de portaaviones
rusos y chinos al caribe para defender al gobierno de Maduro. Ni que decir que
nunca presentaron sus disculpas cuando fueron desmentidos, ni dieron el derecho
a réplica establecido en la constitución de Venezuela. Eso significaría
renunciar a la ventaja mediática de la que usa y abusa el gobierno en el país.
Por otro lado me pregunto a quién favorecen estas imágenes
descontextualizadas de protestas que
realmente fueron en Barcelona, Egipto, o Chile o de otras protestas en otros
años, presentadas irresponsablemente
como ¨la represión del gobierno venezolano¨. Ciertamente no a la oposición y no
dudo que haya mucho opositor neurótico que creyendo que se la está comiendo,
termina favoreciendo el discurso gubernamental, pero el resultado a todas luces
favorece más a Maduro y me cuesta creer que todo esto es por ingenuidad, ignorancia, o simplemente absoluta maldad de
la llamada derecha opositora.
La ventaja mediática de la derecha en Venezuela es otro de los
argumentos repetidos hasta el cansancio por el gobierno de Venezuela, lo cual
es para los militantes de la izquierda internacional por lo menos un argumento
atractivo. Todos ellos recuerdan el papel canalla de la mal llamada “Prensa
Libre” en el Chile de Allende para
provocar el golpe de estado y el más antiguo pero icónico papel de la prensa
norteamericana para justificar la guerra hispano americana. Lo que no tiene
presente, o no quiere recordar, el militante de la izquierda revolucionaria que
respalda automáticamente el gobierno Chavista es que la censura, auto censura e
intimidación sistemática aplicada por el gobierno de Venezuela durante los
últimos 15 años ha resultado en la inexistencia de emisoras de TV de oposición.
El gobierno de Maduro utiliza hoy la misma censura que denunció en el 2002,
pero con una absoluta mayor capacidad de ejecución como resultado de su
superioridad mediática absoluta.
Globovisión, el último bastión de la derecha fascista como
suelen llamarlo los partidarios del gobierno, sucumbió luego de una compra poco
transparente y luego de las imposiciones y presiones económicas del gobierno y
el de un grupo económico favorecido por el mismo. Entonces quien cree ud que
tiene la capacidad de desinformación realmente? Quien detenta absolutamente el
poder económico y político en el país con control absoluto de la TV en un país
donde tradicionalmente no se lee: El gobierno o el tuitero trasnochado de la
oposición?
No voy a extenderme mucho más, y confieso que mi verdadera
intención al escribir esta nota es expresar mi decepción y el desasosiego que
me invade cuando escucho o leo a algún militante o simpatizante de la izquierda
justificando los atropellos que en nombre de ella se están cometiendo en mi
país. Yo me confieso un simpatizante eterno de la izquierda progresista, la que
cree en la defensa de los derechos humanos a ultranza y reivindica los derechos
de los desposeídos ante quienes detentan el poder económico o el político, pero
no puedo entender a quienes denuncian la alienación extranjera solo para
dejarse amarrar por un cliché romántico y trasnochado. Yo creo en la izquierda
liberadora que denuncia la opresión de donde quiera que venga y que no hace
concesiones a la realidad basadas en la ideología.
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