Argimiro Narváez
Al Táchira, provincia de Venezuela, se le llama zona de guerra y de alzados contra el gobierno "socialista" de Nicolás Maduro. Desconocedores de fondo de la conflictividad en del Táchira llaman a seguirla como ejemplo en primera líinnea. Tenemos que decir que el alzamiento no es total, los alzados forman parte de las clases medias bajas y de la burocracia del estado, que han tenido la facilidad de alcanzar algunos beneficios del Estado que la clase pobre le queda cuesta arriba.
La causa del conflicto es producto e igual que a nivel nacional de las políticas económicas, y que por ser territorio fronterizo con el hermano país de Colombia es mucho mayor su efecto. Solo llega en papel, en noticia, que para el Táchira está llegando todo producto de consumo, en especial los de la cesta básica, pero resulta que tales productos son realidad para la clase comercial tachirense, colombianos y un sector del pueblo que se dedican al contrabando, y los enchufados del gobierno, pero por arte de magia todo desaparece. Son años en que los tachirenses padecemos la calamidad del desabastecimiento, producto de la complicidad de los sectores que tienen a cargo la distribución de productos, por ejemplo a un bodeguero le dejan 50 bultos de harina Pan, a la hora pasa el de la ruta o el supervisor dando la orden de entrega de 40 bultos que van para el mercado negro, y el bodeguero se quedó con 10 para surtir a la población de un barrio. Este es el modus operandi de todos los distribuidores de productos de consumo masivo llámese gobierno u empresa privada.
Sumando lo anterior llegamos a la recta final de un gobierno corrupto, que para seguirle dando paso a la corrupción ya institucionalizada le facilito al pueblo ciertos ingredientes cadiveros, para darle contentillo corrompiendo la moral de los venezolanos, y más aún en las zonas fronterizas donde todo es posible. El Táchira es una zona deprimida económicamente, y sus mayores fuentes de empleo la suministra el gobierno-estado, pero en la vida cotidiana vemos gente muy prospera, altos carros de lujo circulan por las calles, lujosas y costosas viviendas, de cualquier taguara hacen depósitos de elevadas sumas de dinero a los bancos. Durante estos quince años de gobierno, el pueblo trabajador del Táchira desapareció, la mano de obra calificada desapareció, la calidad de la educación disminuyó, y la matrícula de educación media disminuyó un 80 por ciento. Todo tiene una efecto: la corrupción moral del pueblo por parte de un gobierno corrupto manejados por un malandraje de comisarios que le ponen trabas a la institucionalidad caduca que aun administra a Venezuela.
Cuando el ojo está afuera ya no vale Santa Lucia. EL gobierno regional de Vielma Mora descalifica al gobierno pasado de César Pérez Vivas de corrupto, se acusan entre ellos y se sacan los cueros al sol de sus fechorías. Entre las medidas de Vielma Mora está el de ponerle un parado al contrabando, el cual un alto grado de la población no lo ve con buenos ojos, entre ellos, comerciantes, sectores de empleados de ministerios, desempleados, estudiantes universitarios, amas de casa, entre otros que el modo operandi es llevar mercancías y gasolina para Cúcuta, departamento fronterizo de Colombia, a 2 horas de distancia de la ciudad de san Cristóbal, productos que le reportan altas sumas de dinero por el diferencial cambiario. Mas no satisfechos con esta entrada trampean las remesas aduciendo que tienen hijos estudiando en Colombia. Y por si fuera poco los aeropuertos full para salir a raspar el alma de Venezuela.
Cuando todo se viene abajo las protestas se inician por focos en el Táchira, y los estudiantes universitarios son los protagonistas, y son la expresión de un pueblo bravo por las penurias a que ha sido sometido. Los politiqueros de oficio de la oposición metidos en el guiso le sacan provecho a dichas protestas, a la escasez, la inseguridad y a la inflación que ellos han permitido, porque su deber es denunciar con nombre y apellido a quienes están incursos en dichos delitos, que venden a precio colombiano, es decir los tachirenses compramos de acuerdo al valor diario del peso colombiano. Justa en parte ha sido el reclamo y las protestas de algunos estudiantes, otros han sido capturados por un sector de la Mesa de la Unidad y les han sacado provecho hasta ofrendar sus vidas en defensa de la comodidad de muchos que olvidaron que la fuente de progreso es el trabajo y no la trampa y la corrupción, El gobierno instalo las mesas de paz, y la mayor exigencia es el pedido de más productos, el gobierno regional exhibió la entrega a los distribuidores de dichos productos, unos días después no hay, si los hay es a precio colombiano. Nos preguntamos quienes son los impulsores de las protestas, a quienes benefició la ofrenda de vidas de los estudiantes, en conclusión esta es una guerra de contrabandistas disputándose el territorio, y el derecho de asistencia del gobierno nacional para satisfacer sus entradas de capital en función de sus intereses, el cual deben ser investigados y sometidos a la ley si es que existe aún en Venezuela.
Nos atrevemos a decir que el fondo del conflicto en San Cristóbal es que los vividores de la vida e ingresos fáciles le están disputando el territorio a un gobierno que días antes los ha venido pervirtiendo. Estamos frente a la fase terminal de la democracia burguesa, del capital de estado con su ropaje socialista y de la seudo social democracia de la oposición; llegó la hora precisa de actuar de un relevo político contra los políticos reactivos de ambos bandos que mantienen en zozobra al pueblo venezolano. La tragedia de los oficialistas y social opositores es que no le han presentado al país un modelo coherente y factible. La socialdemocracia opositora burguesa no vive con los condenados de la tierra, no termina diciéndole que se merecen un mejor sistema de vida, porque en el fondo no quieren compartir los beneficios de clase que le usufructúan al Estado. Un plan donde se le diga a todos los representantes y estudiantes de este país que han venido siendo estafados con su formación donde confunden el real concepto de educación con instrucción, de allí la desadaptación del modelo de ciudadano que requiere la patria de Bolívar.
¡Ya basta! El pueblo debe entender y asimilar que los partidos políticos son grupos de gente con intereses propios porque son aparatos de servicio de las elites económicas para dividir y partir a los pueblos y desviar sus justas reivindicaciones. Es necesario decirle al país que el guarimbeo montado por la oposición y el gobierno en San Cristóbal no ha sido una lucha para exigir la eliminación del IVA de los alimentos y de otros productos básicos, no ha sido para rebajar la unidad tributaria entre otros de primer orden. La efervescencia y conflictividad de estos dos bandos polarizados no permite ver en este nuevo esquema de configuración social un tercer sector del país, amplio, enorme, que parece no contar activamente en los sondeos. Se trata de esa mayoría silenciosa que no tiene espacios de comunicación, que no tiene formas de participación ni de opinión, que no se siente representado por Corina Machado, Leopoldo Lopez, Capriles y su combo, que no se siente expresado por los acólitos del socialismo del siglo XXl.
Al Táchira, provincia de Venezuela, se le llama zona de guerra y de alzados contra el gobierno "socialista" de Nicolás Maduro. Desconocedores de fondo de la conflictividad en del Táchira llaman a seguirla como ejemplo en primera líinnea. Tenemos que decir que el alzamiento no es total, los alzados forman parte de las clases medias bajas y de la burocracia del estado, que han tenido la facilidad de alcanzar algunos beneficios del Estado que la clase pobre le queda cuesta arriba.
La causa del conflicto es producto e igual que a nivel nacional de las políticas económicas, y que por ser territorio fronterizo con el hermano país de Colombia es mucho mayor su efecto. Solo llega en papel, en noticia, que para el Táchira está llegando todo producto de consumo, en especial los de la cesta básica, pero resulta que tales productos son realidad para la clase comercial tachirense, colombianos y un sector del pueblo que se dedican al contrabando, y los enchufados del gobierno, pero por arte de magia todo desaparece. Son años en que los tachirenses padecemos la calamidad del desabastecimiento, producto de la complicidad de los sectores que tienen a cargo la distribución de productos, por ejemplo a un bodeguero le dejan 50 bultos de harina Pan, a la hora pasa el de la ruta o el supervisor dando la orden de entrega de 40 bultos que van para el mercado negro, y el bodeguero se quedó con 10 para surtir a la población de un barrio. Este es el modus operandi de todos los distribuidores de productos de consumo masivo llámese gobierno u empresa privada.
Sumando lo anterior llegamos a la recta final de un gobierno corrupto, que para seguirle dando paso a la corrupción ya institucionalizada le facilito al pueblo ciertos ingredientes cadiveros, para darle contentillo corrompiendo la moral de los venezolanos, y más aún en las zonas fronterizas donde todo es posible. El Táchira es una zona deprimida económicamente, y sus mayores fuentes de empleo la suministra el gobierno-estado, pero en la vida cotidiana vemos gente muy prospera, altos carros de lujo circulan por las calles, lujosas y costosas viviendas, de cualquier taguara hacen depósitos de elevadas sumas de dinero a los bancos. Durante estos quince años de gobierno, el pueblo trabajador del Táchira desapareció, la mano de obra calificada desapareció, la calidad de la educación disminuyó, y la matrícula de educación media disminuyó un 80 por ciento. Todo tiene una efecto: la corrupción moral del pueblo por parte de un gobierno corrupto manejados por un malandraje de comisarios que le ponen trabas a la institucionalidad caduca que aun administra a Venezuela.
Cuando el ojo está afuera ya no vale Santa Lucia. EL gobierno regional de Vielma Mora descalifica al gobierno pasado de César Pérez Vivas de corrupto, se acusan entre ellos y se sacan los cueros al sol de sus fechorías. Entre las medidas de Vielma Mora está el de ponerle un parado al contrabando, el cual un alto grado de la población no lo ve con buenos ojos, entre ellos, comerciantes, sectores de empleados de ministerios, desempleados, estudiantes universitarios, amas de casa, entre otros que el modo operandi es llevar mercancías y gasolina para Cúcuta, departamento fronterizo de Colombia, a 2 horas de distancia de la ciudad de san Cristóbal, productos que le reportan altas sumas de dinero por el diferencial cambiario. Mas no satisfechos con esta entrada trampean las remesas aduciendo que tienen hijos estudiando en Colombia. Y por si fuera poco los aeropuertos full para salir a raspar el alma de Venezuela.
Cuando todo se viene abajo las protestas se inician por focos en el Táchira, y los estudiantes universitarios son los protagonistas, y son la expresión de un pueblo bravo por las penurias a que ha sido sometido. Los politiqueros de oficio de la oposición metidos en el guiso le sacan provecho a dichas protestas, a la escasez, la inseguridad y a la inflación que ellos han permitido, porque su deber es denunciar con nombre y apellido a quienes están incursos en dichos delitos, que venden a precio colombiano, es decir los tachirenses compramos de acuerdo al valor diario del peso colombiano. Justa en parte ha sido el reclamo y las protestas de algunos estudiantes, otros han sido capturados por un sector de la Mesa de la Unidad y les han sacado provecho hasta ofrendar sus vidas en defensa de la comodidad de muchos que olvidaron que la fuente de progreso es el trabajo y no la trampa y la corrupción, El gobierno instalo las mesas de paz, y la mayor exigencia es el pedido de más productos, el gobierno regional exhibió la entrega a los distribuidores de dichos productos, unos días después no hay, si los hay es a precio colombiano. Nos preguntamos quienes son los impulsores de las protestas, a quienes benefició la ofrenda de vidas de los estudiantes, en conclusión esta es una guerra de contrabandistas disputándose el territorio, y el derecho de asistencia del gobierno nacional para satisfacer sus entradas de capital en función de sus intereses, el cual deben ser investigados y sometidos a la ley si es que existe aún en Venezuela.
Nos atrevemos a decir que el fondo del conflicto en San Cristóbal es que los vividores de la vida e ingresos fáciles le están disputando el territorio a un gobierno que días antes los ha venido pervirtiendo. Estamos frente a la fase terminal de la democracia burguesa, del capital de estado con su ropaje socialista y de la seudo social democracia de la oposición; llegó la hora precisa de actuar de un relevo político contra los políticos reactivos de ambos bandos que mantienen en zozobra al pueblo venezolano. La tragedia de los oficialistas y social opositores es que no le han presentado al país un modelo coherente y factible. La socialdemocracia opositora burguesa no vive con los condenados de la tierra, no termina diciéndole que se merecen un mejor sistema de vida, porque en el fondo no quieren compartir los beneficios de clase que le usufructúan al Estado. Un plan donde se le diga a todos los representantes y estudiantes de este país que han venido siendo estafados con su formación donde confunden el real concepto de educación con instrucción, de allí la desadaptación del modelo de ciudadano que requiere la patria de Bolívar.
¡Ya basta! El pueblo debe entender y asimilar que los partidos políticos son grupos de gente con intereses propios porque son aparatos de servicio de las elites económicas para dividir y partir a los pueblos y desviar sus justas reivindicaciones. Es necesario decirle al país que el guarimbeo montado por la oposición y el gobierno en San Cristóbal no ha sido una lucha para exigir la eliminación del IVA de los alimentos y de otros productos básicos, no ha sido para rebajar la unidad tributaria entre otros de primer orden. La efervescencia y conflictividad de estos dos bandos polarizados no permite ver en este nuevo esquema de configuración social un tercer sector del país, amplio, enorme, que parece no contar activamente en los sondeos. Se trata de esa mayoría silenciosa que no tiene espacios de comunicación, que no tiene formas de participación ni de opinión, que no se siente representado por Corina Machado, Leopoldo Lopez, Capriles y su combo, que no se siente expresado por los acólitos del socialismo del siglo XXl.
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