Margarita López Maya
Tomado de: www.ultimasnoticias.com.ve/opinion/firmas
/firma--margarita-lopez-maya/izquierdas--intelectuales-y-chavismo.aspx#ixzz2x1sCsZMY
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La izquierda quedó sin proyectos de futuro alternativos al capitalismo, y es quizás por eso que algunos intelectuales en América Latina y en países desarrollados se aferran al chavismo. El ciclo de protestas venezolanas abierto por el movimiento estudiantil tachirense el pasado febrero, entre muchas sacudidas sociales que ha producido dentro y fuera del país, se encuentra la de haber despertado confrontaciones, debates y emociones entre intelectuales identificados como de izquierda.
Los contradictorios comunicados, entrevistas, conferencias,
declaraciones, que están dando intelectuales del mundo para defender, criticar
o tratar de explicar lo que en Venezuela está pasando, me ha recordado al
historiador marxista Eric Hobsbawm y sus reflexiones sobre las dificultades que
tiene la izquierda para sobrevivir en el mundo actual, luego de la doble
crisis, comunista y de la socialdemocracia, sufrida por ella en el siglo
pasado. Hobsbawm piensa que ambas corrientes perdieron capacidad de ofrecer un
proyecto emancipador para los explotados del siglo XXI. El primero, por el
fracaso del socialismo soviético; el segundo, porque muchas experiencias
europeas mostraron que reformas sociales propugnadas por esta corriente se
podían conseguir dentro del capitalismo. La izquierda quedó sin proyectos de
futuro alternativos al capitalismo, y es quizás por eso que algunos
intelectuales en América Latina y en países desarrollados se aferran -pese a
tanta evidencia contraria- en defender como emancipadoras experiencias tan
autoritarias y económicamente inviables como la del chavismo.
Hobsbawm también diferencia entre una izquierda que llama
realista, amplia de pensamiento, apoyadora de alianzas políticas como
estrategia en el camino al empoderamiento popular, y otra que denomina
imposibilista, estrecha, purista y sectaria, que tilda a la otra de traidora y
mantiene el objetivo de la revolución. Cuando veo colegas de izquierda en mi
país y fuera, raudos en defender el gobierno de Maduro, pese a evidenciar este
su ideología primitiva y desprecio de los Ddhh, Hobsbawm me recuerda que los
argumentos de los sectarios suelen ser pobres, pero contienen un gran
componente emocional. Seguir esa atractiva emoción, dice, corre el riesgo de
confundir el activismo militante con la transformación social y la victoria con
la “victoria moral”, un eufemismo para referirse a la derrota. Me reconforta su
lucidez.
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