Rafael Iribarren
Todo listo. Todo definido
Nada queda ya por definir sobre el 8D. Lo que no será; lo
que será. Lo que no significará; lo que significará. El carácter real de la
campaña. Los resultados. Todo está listo.
El 8D despolarizado, no se optará entre “el enchufado” y
“el parásito”
El 8D, pese a los acoplados intentos mediáticos de las
cúpulas chavista y “amarilla”; no será un plebiscito. Ni para decir “Maduro sí;
Capriles nó”; ni a la inversa. Ni para decir, “si” o “no” a uno o a otro. A
pesar de todo, menos a nivel de las alcaldías que en el de las concejalías; el
8D mostrará un país que no está optando
por “el enchufado” o por “el parásito”. Precisamente por la cuidadosamente
administrada activación por el CNE, de los algoritmos smartmáticos; no habrá
polarización; a ninguno de los dos niveles; sobre todo, en las votaciones por
concejales; en las que el cruce, la disidencia y el “por su propia cuenta”,
serán lo dominante en las votaciones; e inocultablemente, en los resultados.
Para el chavismo, hoy, ya solo madurismo, no habrá la “victoria perfecta”; las
condiciones del país, no dan sino para montar
una medio o semi-victoria. El 8D, no será el arranque de la precampaña
presidencial del 2019.
Será al contrario, el rechazo de la gente y de las bases
mismas a los aparatos partidista-empresarial-electorales, al autoritarismo y la
manipulación de las cúpulas; a su manipulación discrecional de los recursos del
poder en función de su preservación y consolidación. Esta campaña para los
poderes locales, será un evento nacional anti-polarización. La manifestación
del predominio de la subjetividad local, de la consciencia ciudadana; sobre lo
cupular, lo central, lo “nacional”; sobre lo mediático, lo crematístico y lo
fáctico. Aunque básica, será la expresión de la voluntad ciudadana de asumir, a
nivel local, su condición de sujeto real, concreto, de la política.
No será un gran suceso ni habrá grandes cambios
En este diciembre, como tampoco fue en octubre, diciembre y
abril, pasados; electoralmente la gente no está discerniendo sobre supuestos
“dos modelos”; entre “capitalismo” y “socialismo”, ni, entre “democracia y dictadura”. Tampoco, como
se pretende en las cúpulas de “enchufados” y “parásitos”; se está jugando el
futuro del país; etcétera; ni está planteado optar entre que el país “se hunda
definitivamente” o “logre comenzar a salir hacia el futuro”. Ni realmente estamos optando
entre el “mal gobierno” chavista, o madurista; y un posible “buen gobierno”,
justiciero o caprilista. En lo inmediato y en relación a las estructuras
actuales de Poder, al futuro previsible; el 8D no va cambiar nada; no será
definitivo en ningún aspecto de la vida nacional futura.
Va a significar, sí, la expresión del fracaso de la
estrategia de los factores de Poder, de repartidizar la vida y la política nacionales.
De la imposición de liderazgos mediáticos “nacionales”; a la consciencia y la
beligerancia ciudadanas. Y la activación de la disposición de la gente a
cuestionar y debatir la gestión pública; al rechazo del autoritarismo y del
mesianismo en cualquier variante, civil, militarista, tecnocrático. Se va a
evidenciar que en los venezolanos hay capacidad y disposición a hacer un
verdadero debate ciudadano, constituyente, sobre lo público y la definición de
políticas; sobre las relaciones de Poder. Que, a pesar de la dispersión
nacional, de la inexistencia de instancias de ejercicio de la soberanía
ciudadana; y de la manipulación polarizante, la gente rechaza la banalización y
manipulación mediática a la que desde cúpulas y centros de Poder de todo signo y
retórica; se reduce el discurso político y se pretende reducir la política.
Tres campañas en una
Propiamente para el 8D hay tres campañas. Una, la formal;
parroquial, municipal; despolarizada; de los candidatos en general, sobre todo
de los disidentes y por su propia cuenta, a alcaldías y concejalías; mayormente
como expresión del ejercicio y la consolidación de los liderazgos locales.
Esta, la, campaña, no aparece en los medios; solo residual y mínimamente en las
prensas y radios regionales y locales. Y, hay dos nacionales. Ambas,
notablemente la de Maduro, a pesar de la amenazante retórica chavista del
“Estado Comunal”; sin nada que ver con lo municipal ni parroquial. Dos
campañas, esas sí polarizantes, mediáticas; montadas en función de que se constituyan
en la plataforma precandidatural de las
elecciones presidenciales del 2019. Costosas y a todo dar, con indisimulado
apoyo de los factores de poder; éstas sí se ven. Son mediáticamente omnipresentes en los medios a todos los
niveles, nacionales y regionales. Aunque ambas se soportan en la misma línea de
polarización dura; lo que las sintoniza; y aunque están armadas sobre el mismo
modelo de ejercicio y consolidación mesiánica del Poder; tienen objetivos
específicos, aunque similares, independientes entre sí.
A cuatro manos, promoviendo una derecha, hacia la
polarización perfecta.
La campañas, de Maduro por una parte; y por la otra, la de
la llamada por el chavismo-madurismo, “Trilogia del Mal”, de Capriles, López y
Machado; se soportan en la misma línea, común, de polarización dura. En la
dirección de, a cuatro manos, imponerle al país, la sería la polarización
perfecta. La polarización entre una izquierda representada en la cúpula
chavista-madurista; y una derecha representada por la “derecha amarilla”, por
“la Trilogía del Mal”. Dentro del mismo chavismo, hay la consciencia de que el
madurismo no es tal izquierda; y de que su régimen está controlado por la
“derecha endógena”. Y, por otra parte, en el país no hay una derecha concreta,
real; aún cuando de haberla, previsiblemente PJ de Capriles, VP de López y
María Corina Machado, estarían en ella o en su sintonía. De tal forma que, en
concreto, la intensa confrontación de
Maduro con “la Trilogía de HC, LP y MCM”; sin sentido ni lógica política concreta
en cuanto a la realidad nacional; menos en el marco de una elecciones locales;
falsa, inducida mediáticamente, pero que domina la confrontación política
actual; apunta a poner al país, en el 2016 y/o en el 2019,en la opción cerrada,
entre la izquierda, o sea Maduro; y la derecha, o sea Capriles, o López o
Machado. La permanente confrontación mediática; los ataques y amenazas de
prisión de las cabezas del chavismo-madurismo, contra ellos tres; son farsa
pura; retórica mediática exaltada para el consumo de la galería. O de las
galerías. Aparte legalmente cuesta
arriba y políticamente costoso que resultaría
actuar así contra ellos; políticamente sería eliminar la clave de su
estrategia de la polarización perfecta; de convertir “la derecha amarilla”; en
el enemigo estratégico; la avanzada de la gran amenaza imperial contra el país.
Y además, desperdiciar su clara
disposición a ser parte de esa estrategia polarizante.
Capriles, López y
Machado; como Maduro; hacia la precandidatura para el 2019
Pero más allá de lo anterior; estas campañas nacionales
polarizantes de Maduro por una parte; y de Capriles, López y Machado, por la
otra; tienen cada una sus direcciones independientes; siempre sin nada que ver
con las elecciones locales; con candidaturas a alcaldías y concejalías que no
son más que pretextos para las campañas nacionales. Por un lado, con la,
desaforada competencia de recorridos por todo el país; y el exterior: la
campaña es de ellos; particularmente de Capriles y López; aunque también de Machado;
buscan es resolver desde ya; entre ellos; y en proyección, en la oposición y el
antichavismo; la cuestión del
precandidato para el 2019. Por el otro lado; la de Maduro, aunque con la
ventaja circunstancial de que por ahora no tiene competencia; también va
dirigida a consolidar e imponer su liderazgo; primero internamente; y mas allá,
nacionalmente.
A pesar de las muestras del rechazo de la mayoría del país,
tanto al chavismo-madurismo como al puntofijismo-caprilismo; de que el 70% de
los postulados locales no son ni del GPP ni de la MUD. Ambas campañas
nacionales se desarrollan según el modelo de, “Chávez y… un solo gobierno…”;
solo que ahora, es, con Maduro; y “con Capriles y… un solo gobierno …” o con
López o con Machado Y se desarrolla, intensa y costosamente promovida; en la de
aquel, con el mismo abusivo y ventajista
uso de los recursos del Estado; mediante las cadenas, los “gobiernos de
calles”; etcétera. Mientras que en las de éstos, con la utilización
evidentemente ventajista de grandes recursos financieros y mediáticos; al menos
cualitativamente equiparables a los de Maduro. Sin nada que ver con la
precaridad de las campañas de la mayoría de los candidatos.
Habrán resultados creíbles y aceptables por todos
Nadie en la oposición se ha molestado en explicar cómo,
incluso en el supuesto negado de que el CNE contaran bien los votos; con lo que
el chavismo no pasaría del 25 o 30%; cómo los resultados del 8D constituirán la
inflexión que se pretende; según, terminal para el chavismo. El CNE es
exactamente el mismo de hace cinco años; el mismo de las elecciones de octubre
y diciembre pasados. Peor, ahora tiene la experiencia de la pifia del 14A; y
tiene consciencia de hoy nadie en el país, ni se come el cuento; ni pretende
que nadie se lo coma; de que los resultados tienen ni siquiera un mínimo de
confiabilidad. Hoy hay la consciencia nacional de que el CNE es un sistema para
el fraude. Las votaciones van a ser procesadas y los resultados armados, con la
misma discrecionalidad de todos los procesos desde el 2004. Solo que, en esta
ocasión, administrando meticulosamente el fraude; atendiendo a que lo
determinante de la coyuntura, es, dentro de la crisis nacional generalizada, la
profunda crisis del chavismo y del madurismo. O sea que, nada de “victoria
perfecta.”; del 80% chavista del 16D. Quiere decir que los resultados, hoy ya
básicamente armados y cantados; de manera que sean creíbles y aceptables por
todo el mundo; van a responder, por una parte a que las cúpulas de la
oposición, al menos mayormente los asuman; por otra, que también las bases
chavista, los asuman. Y, además, que sean referencia para la promoción y
desarrollo de la polarización perfecta.
Las “predicciones” del ex-rector Germán Yépez.
El ex-rector del CNE, Germán Yépez, historiador cuyo perfil
profesional conocido, no tenía ni tiene que ver con nada que se refiera a lo
electoral. Pero que, nuevamente “está al bate”. En declaraciones a los medios,
(N24/30.09); caracterizó y mapeó los resultados del próximo 8D. Primero, llamó
la atención a la dirección chavista, sobre que estas elecciones locales, no
serían, no podían ser, plebiscitarias. Y daba sus razones. Luego explicó, con
una abstención de un 40% que el chavismo iba a ser el ganador; aunque con menor
votación en suma nacional; porque resultaría con más alcaldías ganadas;
avanzando su estimación de “unas 200”. Mientras que la oposición, sería la
perdedora; porque, a la inversa, aunque iba a totalizar nacionalmente más
votos; sumaría menos alcaldías; “sobre las 100”; entre las que estarían algunas
de las más importantes del país. Yépez, en su entrevista en “Panorama”, no hizo
referencia ninguna a en qué basaba sus predicciones.
Nadie tiene realmente por qué tratar de que se suspendan
las elecciones del 8D
En lo previsible, las elecciones del 8D van a realizarse. La
acusación cruzada entre las cúpulas chavista y de oposición, de que el otro
quiere que no las haya; o sabotearlas; “porque sabe que las va a perder”; forma
parte de la farsa mediática polarizante promovida a cuatro manos. Claro que el
chavismo está consciente de lo mínimo y condicionado clientelarmente que es el
apoyo popular real que hoy tiene. Y de que si se cuentan bien los votos no
remonta el 25%. Pero también sabe que con este CNE-smartmatic no hay ningún
riesgo de perder; porque está para eso. Con cualquier otro CNE, estando en
capacidad, claro que pararía las elecciones. De no tener esa garantía, no las
hubiera convocado; las hubiera seguido posponiendo como hizo cuanto le
interesó. Y por su parte, la oposición, sabe lo mismo; sabe también que este
CNE nunca va a poner a perder al chavismo. Pero igual sabe que éste está consciente de que no hay condiciones
para que en este diciembre “el árbitro” la arme la tercera fase de la “victoria
perfecta” que le programó Chávez a principios del 2012. Ambos,
chavismo-madurismo y oposición, saben que los resultados están siendo armados,
mas o menos, como oficiosamente los
cantó el ex-rector Yépez.
Mapeos de resultados para alcaldes y para concejales no
corresponderán
El mapeo del ex-rector Yépez se contrae a los resultados
para alcaldías. En las que, especialmente en las grandes y medianas; la
manipulación y el cuadre smartmático de las votaciones y los resultados; es muy
difícil de visualizar y controlar, en vivo, por la gente. No se refiere a las
votaciones para concejales en las que
los postulados numéricamente siete u ocho veces los postulados a alcaldes; y la
gente, a nivel parroquial puede hacer más fácilmente, en vivo y tiempo real, el
seguimiento de la correspondencia entre la movilización de votantes
identificables por cada candidato; y los votos que finalmente se le computen a
cada uno. La manipulación y el fraude en los resultados en esto niveles, es
inevitablemente visible. Lo que, por cierto, tiene que ver, con la posposición
chavista, de años, de sus elecciones
Producto de la cuidadosa administración del fraude a que hoy
está constreñido el gran elector, CNE-smartmatic; nada plebiscitarios, ni que
ver con la “victoria perfecta”; sino, en
tal caso, con un “mitad y mitad”; los
resultados del 8D se concretarán en dos mapeos diferentes y no
correspondientes. Uno relativo a las alcaldías; y el otro, de las concejalías.
El primero, con una cierta polarización, aceptable por la oposición; y hasta “creible”. El
segundo, menos o casi nada smartmatizado; sin nada que ver con polarización
alguna; y probablemente sin tendencias reales identificables; con una
distribución plana de los concejales electos.
El desfase entre lo político-institucional y lo
socio-político; entre el Poder y la gente
Los resultados previsibles del 8D, contenidos en el doble
mapeo referido; ya cantados por el ex-rector Yépez; en conjunto, son la
proyección de la real estructuración
política actual del país. Caracterizada por el desfase absoluto,
terminante, entre lo político-institucional; entes, medios, factores de poder
fáctico, partidos; reflejado en el mapa de los alcaldes electos; y lo
socio-político, la gente, plasmado en el de los concejales electos.
Dichos mapeos mostrarán la falta de correspondencia entre
las proyecciones locales de las estructuras político-partidistas-empresariales
nacionales y regionales; en que se origina la mayoría de las candidaturas a
alcalde; y la subjetividad local; y la gente. Como es usual, previsiblemente,
en la mayoría, de los municipios, el alcalde electo; muchas veces un
”paracaidista” negociado, y financiado por alguna franquicia candidatural; lo
sea con una votación inferior, y hasta muy inferior, a la suma de las votaciones
de los candidatos perdedores. Lo que, sobre la “fragmentación” de la votación y
elección de concejales, resultará en que el mapeo de la esas votaciones, no
cuadre con el de para alcaldes. Evidencia esto de la falta de correspondencia
entre la real voluntad electoral de la gente, y los funcionarios y
representantes electos. Con lo que ello propicia: gestiones personales y/o
grupales; autoritarias; en función de sus intereses y de los factores de poder
que los promovieron; sin relación y hasta en contra con los intereses de las
comunidades; de su calidad de vida y su patrimonio y memoria urbanos.
Caracas noviembre del 2013.
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