Proletarios internacionalistas
Extraído de Hommodolars
nota de nac: Un interesante texto a propósito del concepto
de “poder popular”. Bueno amigos, como saben ya hemos hablado de esto en algun
otro colgado, (Desmitificando la trampa del poder popular, una crítica desde la anarquía) a traves de una nota nuestra que precedia el texto, una nota por lo
demás bastante amplia y pajera de nuestra parte, para que andamos con cosas;
donde parece terminamos cagando el texto que los compas nos enviaron...pero
bueno, no era la intencion sino complementar desde nuestra loquilla mirada. Es por
eso que no tenemos nada más que decir cuando otros pueden decirlo mejor que
uno.
Tambien pueden leer otro texto que gusto a muchos de
nuestros amigos anarquistas-leninistas que ha moco tendido lloraron por la
muerte del caudillo chavez: A propósito de Chávez: El peligro que lasocialdemocracia siga vaciando de contenido al proletariado. Ese articulo nos
sirvio mucho para darnos cuenta que varios autodenominados marxistas o
libertarios comunistas han leido a marx de una manera separada a la metodologia
implicada en cada texto, donde el conocimiento de memoria de tal o cual parrafo
esta por debajo de la afeccion que el lenguaje de lo que se dice implica en
nuestras vidas...un lenguaje que es pura potencia al ser social del
proletariado y no mero objeto de conocimiento aparte. Pero esa paja no se las
daremos ahora...
Contra el Poder Popular
Socialismo del Siglo XXI: Los modernos trajes de la
socialdemocracia
El cacareado socialismo del siglo XXI no es más que el
frentepopulismo del siglo XX. El viejo ensopado socialdemócrata vuelve a
servirse en la mesa del proletariado para tomar coraje y salir a combatir a la
derecha, al neoliberalismo, al imperialismo, a los fascistas, a los yanquis o a
quien se designe políticamente como el nuevo enemigo en el próximo foro social,
contra-foro o encuentro cultural. Para así tratar de impedir un enfrentamiento
total con nuestro enemigo de clase: la burguesía mundial, aquí o allá, de
izquierda o de derecha, que es siempre representante del Capital.
Es así que hoy, particularmente en Latinoamerica los
gobiernos progresistas mitifican estratégicamente ciertos sectores de la
burguesía engrandeciendo a unos y tirando mierda a otros. Una estrategia
similar que, salvando el tiempo y las distancias, funcionó en la década del 30
del siglo pasado, liquidando a los sectores más combativos del proletariado
internacional, particularmente en la región ibérica donde llegaron
revolucionarios de todas las latitudes y que tuvo su broche de oro con la
masacre proletaria que supuso la llamada Segunda Guerra Mundial. La creación de
pseudo-antagonismos como fascismo/antifascismo trabajan para la burguesía
mundial, no es ninguna novedad evadir el antagonismo de clase para llamar a
luchar contra tal o cual sector de la clase dominante.
Los mismos que nos llaman a apoyar las fuerzas progresivas
de la burguesía nacional, de los antiimperialistas, de los burgueses
industriales contra «el atraso del campo» son los mismos que en otras ocasiones
nos llaman a combatir contra esas fuerzas. Le llamarán estrategia, le llamarán
política... Es el progreso del Capital y ellos son sus agentes. El mantenimiento
del orden capitalista, con su paz y su guerra, está basado en esta
desorientación, en los golpes a ciegas, en la canalización del proletariado en
proyectos burgueses disfrazados de revolucionarios. La llamada a construir
poder popular es uno de ellos. Si bien no todos los partidarios del poder
popular lo son del socialismo del Siglo XXI, y hasta puede haber grandes
disputas entre ellos, ambos conceptos comparten su matriz ideológica. No
pretendemos inmiscuirnos en las luchas terminológicas y politiqueras, sino
marcar sus principales características. Los llamados a construir poder popular,
desde autodenominados comunistas o anarquistas hasta chavistas, se caracterizan
a grandes rasgos por una hasta chavistas, se caracterizan a grandes rasgos por
una indefinición -propia de la necesidad de captar la mayor cantidad de
sectores posibles- que recurre a artimañas terminologicas tando cuando precisa definir
«lo popular» como cuando debe hacerlo con «poder» derivando en el «poder
hacer», el contra-poder, el doble-poder, la toma del poder institucional, la
no-toma del poder institucional, la lucha por fuera de las instituciones, el
apoyo crítico a tal gobierno, etc, etc. Poder popular puede significar la
disputa de poder político por parte del pueblo, o el crecimiento de las
organizaciones populares que se dedican a la lucha por reformas hasta tener la
fuerza suficiente para dar el paso electoral , puede significar poder hacer
para crear escuelas populares, cooperativas, emprendimientos autogestivos de
salud, comunicación, alimentación, etc; que en la mayoría de los casos son
impulsados por el Estado o no logran mantenerse al margen de este, e incluso en
los casos más «radicales», de aparente total independencia del Estado, lejos de
perturbar el orden capitalista no hacen más que gestionarlo y en ese aspecto
son también parte del Estado. En Venezuela incluso se le agregó al nombre de
cada ministerio el sufijo , y cuando Chávez murió lo lloraron desde burgueses a "libertarios" de apoyo crítico. Pero el chavismo y su oposición burguesa no son
más que dos formas de gestión capitalistas, dos alternativas para mantener la
marcha del Capital.
No nos importa delimitar sus propuestas sino afirmar que sus
proyectos, aprovechando nuestras debilidades actuales como clase, niegan la
revolución social como ruptura total para convertirla en un proceso de
absorción o de reformas políticas donde las instituciones y sus funciones
comenzarán a ser «del pueblo», de negar el carácter proletario de la
revolución, de negar que es la burguesía quien tiene el poder. De lo que se
trata es de destruir su poder, de negarlo, de imponerle la revolución total, de
comprender que la necesidad de revolución no deriva de una idea abstracta sino
de la generalización de todas nuestras necesidades y deseos humanos, y no en la
unidad amorfa y etapista de las reivindicaciones convertidas en meras reformas
separadas y clasificadas en politicas, económicas, culturales, ecológicas, de
género, inmediatas, históricas.
Es tal el reformismo de estas tendencias que en muchos casos
ni siquiera hablan ya de revolución sino de cambio social, de procesos de
cambio. De este reformismo que todo lo separa surgen a su vez la invención de
«nuevos sujetos de cambio» asignados a tal o cual , clasificaciones
sociológicas otorgadas por académicos y políticos, que siempre utilizan para
dividir, aislar y forzar al proletariado a someterse a la burguesía y mantener
la explotación. Nos hablan de indígenas, estudiantes, mujeres, campesinos,
trabajadores desocupados, precarizados, profesionales, clase media,
intelectuales, del pueblo... En fin, de ciudadanos, y si justamente buscan ahí
un sujeto de cambio es porque no quieren cambiar nada y mucho menos una
revolución proletaria. Por el contrario, buscan la destrucción del proletariado
y su programa, manteniendo intocables al Estado, a la democracia y sus
derechos, al trabajo asalariado y la propiedad privada.
Los pocos que se atreven a hablar de clase trabajadora,
obrera o explotada, lo hacen de manera apologética para seguir defendiendo el
trabajo asalariado y conciben a la clase como la suma de todos esos sujetos o
sectores populares que nos deberíamos unir tras uno u otro proyecto político
que dará respuestas a cada sector en particular. ¡Nuevamente no es más que la
noción socialdemócrata de revolución como mero cúmulo de reformas!
Donde más evidente se hace el carácter burgués de estos
proyectos es cuando busca canalizar al proletariado en el latinoamericanismo,
que no es más que una suma de nacionalismos, no es más que la defensa de los
intereses de un grupo determinado de burgueses a través de un grupo de Estados.
Todo Estado es imperialista por más débil que sea su economía nacional o
atrasada su industria. En las guerras del Capital como en los mercados solo hay
en juego intereses burgueses imperialistas y nunca los intereses del
proletariado. La separación ideológica entre primer mundo-tercer mundo o «países
desarrollados» y «en desarrollo» enfrenta a los proletarios entre sí, a la vez
que confunde y destruye las tareas revolucionarias. La noción etapista de la
revolución nos dice que en Latinoamérica hay que realizar las tareas
democrático-burguesas desarrollando la industria nacional, fortaleciendo la
democracia. Otra vez el cuento de la liberación nacional pero esta vez más a
través de las urnas que de las armas.
Las críticas a estas tendencias son tan viejas como el
enfrentamiento revolución-contrarevolución. A pesar de presentarse como
novedoso, del siglo XXI, no son más que el viejo reformismo con una nueva cara,
defendido tanto en nombre de la «revolución» como negando su necesidad. Pero la
reforma es siempre, y en todos los casos, el arma de los enemigos, de los
explotadores y los opresores contra las necesidades humanas. La revolución, la
imposición y generalización de estas necesidades, no puede realizarse
reformando esta sociedad basada en la explotacion, el el sacrificio, en la
negacion mas brutal de la vida en favor de la valorización del Capital, sino
única y exclusivamente mediante su destrucción violenta.
Las reformas y construcciones que propone el poder popular
no es que sean incompletas o se queden a mitad de camino ¡es qué van en otra dirección!
Pues son parte de la política de la burguesía para canalizar y negar la fuerza
revolucionaria del proletariado y transformarla en fuerza productiva del
capital.
Toda defensa de la economía nacional, se pinte o no de
socialista, es la defensa de nuestra explotación.
Contra las alternativas de gestión burguesas, opongamos la
organización y centralización de las luchas proletarias.
Ante la catástrofe capitalista hay un solo camino para la
vida: la destrucción revolucionaria del trabajo asalariado y la mercancía.
PROLETARIOS INTERNACIONALISTAS
www.proletariosinternacional...
proletariosinternacionlistas@yahoo.com
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