.-* Un desconcierto polarizado
La desaparición de Chávez produjo un desconcierto nacional;
en el chavismo obviamente; pero igual en la oposición. También el desconcierto
se polarizó. Comprensiblemente. Desde 1992 fue una referencia permanente en la
política nacional; y desde 1998, y cada vez más, el referente determinante
además de en la política, en del
país. Fue, y los chavistas pretenden que
lo siga siendo, el aglomerante único de ese agregado inestructurado informe e
inconsistente que es el chavismo. Igual que de la oposición.
.-*Según lo que haga el chavismo
Se especula sobre qué hará o tratará de hacer el chavismo;
sobre su incidencia concreta en el futuro del país. Para algunos, ‘’el chavismo
llegó para quedarse’’; para otros, igual, pero con la variante de que la
supuesta ‘’revolución bolivariana’’, el supuesto ‘’socialismo’’, sí se
acabaron. Según otros, ni como
revolución ni como régimen o movimiento, como chavismo, permanecerá más allá de
la sobrevivencia inercial inmediata. Alguien estableció un paralelo entre el futuro
del chavismo sin Chávez y el desarrollo que el peronismo tuvo, y aún tiene,
desde la muerte de Perón durante unos cincuenta años Las truncas cúpulas chavistas, comparten la
retórica de la inmortalidad; según la
que la ausencia física de Chávez no lo quita como supuesto motor, espiritual,
moral, etcétera, de la revolución; a los efectos de lo que se mueven, o se
supone que tratan, hacia armar una imposible dirección del chavismo. En La
Habana, según, por indicaciones de Chávez mismo, se constituyó un ‘’Comité
político’’ al que pasadas algunas semanas no se mencionó mas; para luego de
muerto, se comenzó a hacer referencia a un ‘’Comando Político Militar de La
Revolución’’, que igual, luego de mencionarse algunas veces, se dejó de hacerlo;
pero que, según, sería ahora, la dirección que nunca antes tuvo ‘’el
proceso’’, que nunca tuvo ‘’la
revolución’’. Que Chávez nunca admitió que tuviera.
.-* Lo que hace la oposición
Por su parte, la oposición, el comando de campaña, otro, el
candidato y la MUD aunque en otro plano, a pesar de cambios tácticos
significativos, no han mostrado tener una visión, ni manejar escenarios
sistemáticos sobre el tema. Su reacción ante el impacto de la ausencia de
Chávez se ha concretado a lo político-institucional, a la cuestión
electoral-candidatural; y a la cómoda denuncia oposicionista de la desastrosa
gestión chavista; ciertamente obvia. Simplemente, hay nuevas elecciones
presidenciales; y Capriles vuelve a ser
el candidato antichavista. Solo cambió el comando y las técnicas y
estrategias de campaña, y se ensordinaron los coros candidaturales y los
proyectos partidizantes. Con lo electoralmente más importante inteligente y
eficiente; toda la oposición va con la tarjeta única. De resto, nada más; salvo
el tardío no haber vuelto a pisar la misma piedra de avalar incondicionalmente
al CNE.
A pesar de que desde meses atrás la información confiable,
pese al secretismo, sobre el agravamiento de Chávez, apuntaba nítidamente al
que fue su desenlace final, la manipulación mediática de parte y parte de la
información y desinformación, en verdad incapaces de algo diferente, se
antepuso a la visualización que tenía que haber, o buscarse, del efecto
profundo de dicho desenlace y las respuestas de fondo a dar a la nueva
situación. Salvo hacer compulsivamente campaña, ni el chavismo ni la oposición,
supieron, ni aún saben, qué hacer ante el vacío, no de poder institucional,
sino de referencia política, de Poder concreto, que queda con la desaparición
del único factor aglomerante, de ambos ismos. Los unos haciendo de ‘’tapar el
Sol con un dedo’’, que todo sigue igual y que el puntofijismo no volverá. Los
otros, volviendo a repetirse, retorizan sobre el fin del ‘’proyecto’’ chavista;
y sobre que inmediatamente, desde el
15A, se inicia la reconstrucción del país; al sustituir un mal gobierno por uno
bueno. Sin atender, ni unos ni otros, a que en la subjetividad nacional,
inmensamente mayoritariamente, incluso en el chavismo; si bien está ciertamente
la convicción de que sin Chávez ‘’el proyecto’’ se acabó; igual hay la convicción,
inmensamente mayoritaria, incluso en el antichavismo, de que al puntofijismo no
se regrese.
.-*Sin tener con qué, el chavismo con la bola en su campo
¿Qué viene ahora?, ¿Qué va a pasar? Obviamente lo que viene
y pase, hasta ahora, estará determinado fundamentalmente por lo que haga, o,
por lo que alcance a hacer, el chavismo. Y, hasta ahora, secundaria o
derivadamente por lo que haga la oposición. La bola está del lado de aquél. Al
chavismo, sin tener con qué por lo demás, como tampoco la oposición tiene; pero
estando aquel en el Poder, es a quién toca, o tocaría, poner la agenda
política, más allá de lo inmediato específicamente electoral. Difícil hasta
imaginarlo, entre muchas condicionantes; pero sobre todo porque para definir
dicha agenda, nacional, en perspectiva,
las cúpulas chavistas tendrían que previamente darle al chavismo la
estructuración y las definiciones que Chávez no sólo nunca le dio, sino que
negó e impidió desde siempre, en función de someter todo, lo interno y lo
externo, al ejercicio de su liderazgo decisión y retóricas personales
absolutas. Quiere decir que lo que llegue a hacer el chavismo, y su incidencia
en la vida y la política nacionales, aparte ficciones mediáticas y de
retóricas, depende de lo que realmente es, de su propia comprensión, de sí
mismo, de sus cúpulas. Debiendo asumirse como punto de partida, lo que por lo
visto no ha sido así, que la desaparición de Chávez, no es una variable o
circunstancia a resolver; y, menos a punta de retórica y manipulaciones
mediático-esotérico-electoreras; sino que es la carencia del factótum de lo que
ha sido el chavismo con Chávez; nunca pensado ni previsto sin él. Dicho de otra
forma, lo que las cúpulas chavistas logren
mas allá de lo inmediato electoral, depende de que logren armar, precisamente
y nada menos, que alguna forma de ‘’chavismo sin Chávez’’. Nada que ver con el
“chavismo con Chávez a la diestra de Dios Padre’’, según, porque ‘’todos somos
Chávez’’
._* El régimen chavista, sin Chávez, ni mejor ni peor. Lo
mismo
Bien vistas las cosas, entre la gestión chavista de Maduro y
los adláteres de Chávez y la suya, no hay mayores diferencias cualitativas. La
incoherencia ineficacia e improvisación, la retórica vacía y el autoritarismo,
la piratería actuales, no son nuevas; caracterizaron igual la gestión de Chávez
desde siempre. La única diferencia real, notoria, es la ausencia de la
manipulación mediática del espectacularismo y la teatralidad y el ritual, a
escala, con que él manejaba y proyectaba la acción gubernamental, que se redujo
siempre a su protagonismo personal. Obviamente ni individual ni grupalmente sus
adláteres tienen capacidad ni manera de compensar esa falta; que por lo demás
no tiene nada que ver con la calidad de la gestión. Aunque sí, con la dimensión
inconcreta, socialmente subjetivizada, del Poder y su ejercicio
Pues, en concreto, el chavismo es el mismo luego de Chávez
muerto que lo que era cuando estaba vivo. Una inestructura, una aglomeración
incoherente, sin transversalidad ni funcionalidad de conjunto; que existía como
tal solo a partir de las relaciones radiales de sus componentes y miembros
directas con él, con Chávez, sin intermedios; ni estructuras intermedias. Lo
que quedó abruptamente puesto de bulto con su muerte y el achatamiento de su
gestión de gobierno a raíz de ella. Sobre todo con la absoluta inexistencia de
segundos, de sucesores, mas o menos a la altura.
Las condiciones en que hoy está el chavismo son resultado de
lo que realmente fue ‘’el proceso’’; de
la secuencia de ideas e impulsos que Chávez, él como primer y único
protagonista de la política en que se involucró, fue marcando, incluso desde
antes del 4F, hasta su muerte. No creía en la organización política ni en
colectivos ni en debates. Su visión organizativa y operativa fue siempre, militar;
jerarquía, líneas de mando, subordinación disciplina obediencia y cumplimiento;
inteligencia y contrainteligencia. El MBR-200 fue una estructura estrictamente
conspirativa igual siempre, sin dinámica interna, salvo el paso de líneas, la
asignación de tareas y entrega de informes, etcétera. Absolutamente militar.
Con relaciones con civiles siempre en crisis, solo tangenciales, subordinadas;
y en general solo con civiles atenidos lo militar. Salvo alguna retórica
secundaria, y la creencia ingenua de algunos cuadros civiles vinculados; la
conspiración no da realmente el carácter ni el contenido cívico-militar que a posteriori se ha
pretendido. El 4F fue un golpe solo y absolutamente militar, del que fueron
excluidos expresamente, los grupos e individualidades civiles que a la
sazón, los meses anteriores eran los que
se mantenían en relación conspirativa con Chávez y los comacates.
.-* Chávez y Ceressole
La concepción militarista de Chávez, fue teorizada, por el
ideólogo de los carapintadas, mlitares fascistas argentinos; a quién, desde su
encuentro con ellos en Argentinay
durante varios años lo asumió como su propio ideólogo; Norberto
Ceressole; declarada y activamente pro-nazi y antijudío. Lo trajo y viajó por
Venezuela, donde escribió, sobre y para la conquista y el ejercicio
revolucionario del poder, su obra, ‘’Caudillo Ejército y Pueblo: la Venezuela
del Comandante Chávez’’. Una tesis en que define su concepción del poder y la
perspectiva en que él lo ubicaba; inspirada básicamente en la acción de ‘’los
coroneles turcos’’ y de Nasser y luego de Kadafi; no tanto en la de Perón;
aunque de alguna forma en las
experiencias de Velazco Alvarado y a Pérez Jimenez; en la que recogió la
concepción militar y militarista, mesiánica y autoritaria, que Chávez tenía.
El modelo ceressoleano sistematizado a la medida para Chávez
dimensionaba el discurso militar-nacionalista mesiánico del MBR-200,
justificando históricamente el 4F. Aunque ambiguamente, el chavismo de
entonces, luego del golpe lo siguió manejando ya Chávez y los ‘’comacates’’ en
libertad. Pero cuando éstos se activaron político-institucionalmente y se
planteó y comenzó a manejar la candidatura presidencial de Chávez, el modelo
‘’caudillo-pueblo-ejército’’ hubo de subsumirse, aunque conservándose en esencia,
en el modelo degaullista, (Charles De Gaulle,1890-1970), de alcance
preservación y manejo del poder con el que participó en las elecciones del 98,
en el proceso para la Constituyente y en las elecciones del 2000. Modelo que
aún se mantiene, a pesar y luego de los bajones sufridos después del 2004; en
las parlamentarias del 2005 cuando hubo
casi 80% de abstención; en las presidenciales del 2006 en las que, con todo y
fraude quedó bien lejos de los ‘’10 millones por el buche’’ que había
anunciado. Resultados electorales estos, indicadores del encogimiento creciente
y sostenido de su base sociopolítica, a pesar de la implantación y ampliación
de las misiones. Esos eventos del 2005,
del 2006; como luego las regionales del
2008, y los del 2009 de la Reforma constitucional, (RC), mostraron que la
extrema polarización que hubo en agosto del 2004, cuando el revocatorio, se
ralentizaban sostenidamente; que pese a la manipulación mediática a cuatro
manos, para inducirla, el país se despolarizaba. Sin embargo de esa
despolarización, hasta hoy sostenida; entonces, y hasta hoy, el modelo
degaullista, de régimen político-institucional asumido desde fines de los 90,
se mantiene, aunque ahora inserto en la perspectiva de la vital implantación del ‘’Estado Comunal’’, propiamente,
de ‘’La nueva geometría del Poder’’ a la que responde el ‘’Programa de La
Patria’’, única opción imaginada por Chávez para mantenerse indefinidamente en
el Poder.
La masificación del clientelismo y la manipulación y el
fraude electorales crecientemente costosos e ineficaces, era evidente que en
algún momento próximo iban a ser insuficientes para garantizar la permanencia
en el poder con base solo al modelo degaullista. Fue entonces, en el 2007, que
Chávez asumió y comenzó a manejar la idea, que siempre rechazó, de
formar un partido; que tenía que ser único; aunque formalmente lo llamó
‘’unido’’. Fue cuando presionó hasta el chantaje y la compra, a las
organizaciones diferentes al MVR que estaban en ‘’el proceso’’, en el Frente Patriótico Bolivariano; para que
se integraran en un solo partido, el ‘’Partido Socialista Unido de Venezuela’’,
(PSUV). La pobre respuesta de los aliados, con el rechazo abierto de algunos;
junto a la tensión electoral, lo forzó a inventar luego el ‘’Gran Polo
Patriótico”; una entelequia como el PSUV, con solo función electoral; y también
bajo su absoluto mando personal. Y, desde entonces hasta hoy, con el discurso
de ‘’La Nueva Geometría del Poder’’; de la RC del 2009; fue manipular hacia la
implantación , como salto de sobrevivencia hacia adelante, del ‘’Estado
comunal’’, una estructura total y única de Poder, ésta sí, según el modelo del
estado cubano
.-*De Gaulle, degaullismo, chavismo
Finalizada la IIa Guerra Mundial, De Gaulle se presentó a
los franceses, logrando su propósito, como el salvador de Francia; la opción al
caos y la guerra civil que amenazaban al país. Promovió una constituyente para
la refundación de la república y la creación de la ‘’Va República’’ .Aunque
promovió o aceptó la formación de ‘’partidos’’ y aceptó el apoyo de algunos
tradicionales, los suyos fueron neta y declaradamente “degaullistas”, sin
dinámica propia alguna, que existieron solo si y cuando él, De Gaulle, bajo sus
condiciones los reconocía. Su relación, según, era con los franceses, con
Francia; sin mediaciones. Nacionalista, y como tal, de derecha, en los bordes
del nacional-socialismo, de lo que con razón se le acusó; era
antinorteamericano y hasta antieuropeista; llegó a sacar a Francia de la OTAN y
a exigir a los EEUU la conversión en oro de sus reservas dolarizadas. En la
anomia de la segunda posguerra se convirtió en el factótum de la política
francesa, y de sus colonias, durante dos décadas. Logró el control absoluto,
autoritario, de la institucionalidad del país; siempre dentro de las normas y
relaciones de la democracia burguesa-representativa, que él remodeló
referencialmente hasta reducirla al régimen plebiscitario en el que cualquier
votación se redujo, en concreto,, a votar ‘’si o no’’, ‘’por o contra él’’;
‘’por De Gaulle o contra Francia y por sus enemigos’’. Redujo y en la práctica eliminó la
independencia de los poderes, particularmente del legislativo; incrementó el
poder de la Presidencia, convocó varios referenda, gobernando amplia y
decisivamente por decreto, mediante poderes extraordinarios que el parlamento
degaullista le otorgó siempre que los solicitó.
La médula degaullista del régimen chavista, que su primera
cúpula legal, chavista-puntofijista, asumió e inició su promoción e
implantación en lo político-institucional, como opción para “contener el estallido social que
amenazaba desde el 27F’’; y ante la anomia puntofijista en que vivía el país
desde los ochenta, salta a la vista. Hasta en los recursos formales para su
proyección mediática. En los documentos de base del 4F, elaborados por civiles
comprometidos en función del golpe, aunque
ignorados siempre; se manejaba que se trataba de fundar la IVa
República; no la Va, como sobre la marcha y de hecho se pasó a manejar y se
establece en el ‘’Para salir del laberinto” que ya pre-lanzado candidato hizo
para Chávez el ‘’Grupo Garibaldi” de la
UCV. En Francia y para De Gaulle se trataba de fundar la Va República. Pero en
Venezuela, en tal caso hasta que Chávez, simplemente cambió su discurso, se
trataba de la IVa.
Electo Chávez en diciembre 1998 el modelo ceressoleano,
aunque sustancial a su proyecto personal, concretado en “el proceso’’, ni era
políticamente pertinente ni tácticamente podía manejarse abierta
electoralmente. Ya presidente por elecciones, dentro de la democracia
representativa, y luego de una campaña inicialmente hecha por una convergencia
partidista, de izquierda y progresista, la negación abierta de la organización
partidista era incongruente. De tal forma que
ya en 1999, unas pocas semanas de estar Chávez en Miraflores, a partir
de incidentes y explicaciones oscuros, expulsó a Ceressole, luego de regresarlo
al país y de años hacerse asesorar e inspirar por él. Lo expulsó
ignominiosamente, esposado, y con prohibición de regresar. Pero sus tesis
fundamentales, particularmente la de negar toda instancia intermedia entre él y
la gente; del esquema fascistizante de ‘’enemigo o incondicional’’; y del
carácter militar y militarizante del ejercicio del Poder, como base de su
concentración y consolidación, la mantuvo hasta su muerte. Solamente que
subsumidas en el esquema degaullista con el que, por lo demás, no le fue difícil conciliarlo.
.-*El delirio cubanizante de ‘’La Nueva Geometría del
Poder’’ o ‘’El Estado Comunal’’
El modelo de estructura de poder cubano, castrista, no le
debe nada o casi al soviético ni al chino; aunque llamado ‘’comunista’’, ni
siquiera se autodefine como ‘’obrero’’, ni como ’’proletario’’ ni
’’campesino’’. Aunque tenga algo de todos los regímenes revolucionarios y
militares autoritarios, stalinistas, del siglo XX. Hoy ya agotado, hasta como
estructura de control total; incluso reconocido por el propio Fidel; y en
trance de desmontaje; sin embargo, es el que Chávez delirantemente pretendió
implantar en Venezuela, con su ‘’Estado Comunal’’, propiamente, ‘’La Nueva
Geometría del Poder”; con el “Programa de La Patria”
Resultado de su morfogénesis, en Cuba no existe sino una
sola y piramidal estructura de Poder. Bajo un autoritarismo absoluto, aunque
administrado o ejercido a través de colectivos partidistas, reales pero, sin
ninguna independencia, siempre atenidos a dictámenes superiores, el partido el
ejército el gobierno y los sistemas de control político-ideológico e
inteligencia-contrainteligencia, conforman una sola estructura con
diferenciación interna solo de ejecución, di división del trabajo; desde el
nivel nacional hasta el de manzana, pasando por el provincial y comunal. Lo
político lo militar lo económico lo administrativo y lo sociopolítico, a
cualquier nivel y en cualquier área, es manejado como un solo proceso desde un
solo mando, político-militar. No es el tema; pero esta absoluta unidad
estructural de todas las funciones del Estado, en el ejercicio del poder total
en Cuba, es específica, no tiene equivalente. Y, por descontado, no es
repetible. El derrocamiento de Batista en 1959 con el total desmoronamiento
absoluto del pervertido régimen y la institucionalidad existentes manipulado a
voluntad por los EEUU; fue un triunfo absoluto de Fidel Castro y del Ejército Rebelde,
guerrillero, con el apoyo organizado básicamente del Movimiento 26 de Julio; en
contra incluso del Partido Comunista Cubano. El único elemento fáctico de
Poder, entonces, fue el Ejército Rebelde, todavía guerrillero y el M26J aún
poco organizado. Dos años después, en 1961, ante la invasión de ‘’Bahía de
Cochinos’’ o ‘’Playa Girón”, el pueblo cubano bajo la comandancia de Fidel
Castro, masivamente movilizado y militarizado logró, sin relativismos, un
triunfo absoluto sobre la sucia acción contrarevolucionaria financiada montada
y ejecutada con todo, por la CIA, por el gobierno de EEUU. Este segundo
espectacular triunfo histórico, de la pequeña Cuba sobre la acción
imperialista, justamente, dimensionó el liderazgo de Fidel y a las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Cuba y al G2, ambas entonces en formación, junto al
M26J,igual en proceso, como los ejes de convocatoria movilización y
organización de los cubanos en todos los niveles y áreas, frente a las
posteriores continuas amenazas y
agresiones concretas siguientes; el bloqueo el saboteo y el terrorismo que
durante años acosaron a ese país. Luego vino la conformación del nuevo Partido
Comunista de Cuba, junto a la asociación con la URSS. Pero el derrocamiento
revolucionario de Batista y el triunfo de Playa Girón; las iniciales tareas de defensa y producción y
sobrevivencia en una gran precariedad y acoso, fueron las condicionantes que
explican, desde mediados de los sesenta, la formación consolidación y permanencia
absoluta de la sola única y total estructura
de Poder que todavía hoy hay en Cuba.
.-*Las cuatro conformaciones del chavismo
Desaparecido Chávez, el chavismo que dejó, como movimiento,
como régimen, como estructura de poder; y como proyecto histórico, digamos
‘’ideológico’’; tiene conformaciones diferentes e incompatibles entre sí, solo
articuladas en su vértice superior
común de poder en el que el único al mando, siempre fue él, Chávez.
Como movimiento, es esencialmente ceresoleano, como
dramáticamente se mostró con el sin precedentes vacio de dirección que quedó a
su muerte. Chávez logró, sistemáticamente, que entre él, (‘’el caudillo’’) y el
chavismo, la masa chavista, (“el pueblo’’), no hubiera nada ni nadie. Cuadros y
dirigentes chavistas no fueron nunca más que ejecutores, en la nomenclatura
militar, ’’ordenanzas’’, de sus mandos y órdenes. Y, el ‘’ejército’’,
clientelizado depurado compuesto y recompuesto igual progresiva y
sistemáticamente, bajo su mando absoluto, no solo llegó, su oficialidad con
mando real, a declararse ‘’socialista’’, sino ‘’chavista’’. Ni siquiera el
ejército coreano ni el cubano, se declararon nunca kimilsunistas ni fidelistas.
Como régimen es degaullista. ‘’Todo dentro de la
constitución” que manipuló sin límites mediante el control y la sumisión total
de todos los poderes; dispuso de cuatro leyes habilitantes con las que gobernó
por decreto en total cerca de cinco años en los que decretó unas 200 leyes.
Hizo promover y financiar nacional e
internacionalmente, sin precedentes el
culto a la personalidad; su autoritarismo mesiánico, nacionalista y
bolivariano, fascistizantes. Era antiamericano, realmente no era ni
anticapitalista ni antimperialista; como De Gaulle. Salvador de la Patria a la
que, según, él, convertiría en ‘’una potencia’’; haciendo ‘’una revolución en
democracia’’, legitimada electoralmente siempre mediante un sistema electoral,
realmente plebiscitario bajo su fraudulento control absoluto, que le posibilitó
la implantación de la regresión de ‘’un solo gobierno con Chávez’’; y hasta montar ya al final, la ‘’victoria perfecta’’.
Como estructura de Poder, el chavismo, es militar y
militarizante. No ya por ceresoleano, o nasserista; sino por idiosincrasia y
formación. Por mentalidad. Por la concepción del ejercicio político del Poder que conlleva la formación militar. La
idea de que el ejercicio y la preservación del Poder se garantiza es con su
concentración, con unidad de mando; y con la disposición y la posibilidad del
uso monopólico y discrecional de la violencia armada La facistización implícita
en la chavistización de las Fuerzas Armadas, Chávez la complementó con la
militarización sin límites de la
administración pública a todo nivel sector área y zona. La idea de la unidad
cívico-militar, siempre fue retórica vacía. La exclusión a última hora de los
civiles el 4F, resuelta por los comandantes, redujo esa acción a un simple acto
putchista, a costa de su fracaso; que no hubiera sido igual con la gente en la
calle como siempre se planteó a lo largo de su preparación.
.-* Un ‘’proceso’’ pragmático sin contenido ideológico real
Como proyecto histórico fue pragmático. El llamado
‘’Proceso’’ se redujo a la secuencia de cambios de retórica y
autoidentificación en función de los cambios en sus relaciones ocasionales con
intelectuales y factores de poder desde la conspiración y el golpe del 4F hasta su muerte; a lo largo
de sus casi quince años en la Presidencia. Chávez fue un pragmático sin
definición ideológica, obsesionado por el Poder y con la visión mesiánica-autoritaria propia de la
mentalidad militar mas primaria. Fue solo en el 2005 cuando se declaró
socialista. Para ese entonces, tenía 50 años cumplidos; hacían 33 de haber
ingresado a la Escuela Militar, tenía más de 20 conspirando; y habían pasado 13
años del 4F, y, 6 como presidente de La República. Y, según él mismo y los
testimonios conmovedoramente desprevenidos de sus testigos de excepción, fue entonces,
¡entonces!, cuando, según, tomó conciencia de ‘’lo malo e inhumano, etcéteras,
que es el capitalismo’’, de que ‘’no va a resolver los problemas de la
humanidad y el Mundo’’: y de que no mas hay solución, ‘’sino el socialismo’’.
Hacían 2 años de su amarre a Fidel
Castro en su estrategia de uso agresivo clientelizante de la renta petrolera
para revertir el rechazo masivo activo de la mitad del país y la neutralidad de
la otra mitad el 11A del 2002; y mantenerse en el Poder de cualquier manera.
Salvo auto-referencia circunstanciadas, Chávez no se
identificaba como de izquierda; ni se identificaba con la izquierda; sino en
tal caso como revolucionario seguidor selectivo del pensamiento bolivariano,
robinsoniano y zamorano. También en ocasiones se autocalificó de peronista de
maoísta de seguidor la ‘’Tercera Vía’’, de nitcheano; de fidelista. Y no se
identificaba como de izquierda, a conciencia de que lo hacía. Antes de ingresar
a la academia Militar en 1971, a través de su hermano Adán ya sabía de Ruptura
con la que posteriormente en alguna de las fases del MBR-200 se vinculó,
temporal y circunstancialmente. Como a lo largo del tiempo se vinculó, igual
solo por algún tiempo, con Bandera Roja, la Liga Socialista, Tendencia
Revolucionaria, Desobediencia, Causa R: y con grupos menos conocidos de
diferentes grados de radicalidad e identificación como de izquierda y
revolucionaria. De todos, tanto personalmente como a nombre del movimiento,
luego de algún tiempo, se desvinculó total o parcialmente; y, en general, con
la justificación y descalificación de que, según, ‘’estaban infiltrados’’.
Aunque así descartaba relaciones orgánicas con cualquier organización, mantenía
sí relaciones personales con cuadros de ellas. En los últimos tiempos previos
al golpe del 4F mantenía relaciones, no
organizativas sino personales conspirativas, con civiles del llamado Grupo
Occidente, de Desobediencia y de Tendencia Revolucionaria, con miembros de
Causa R y del MEP y de agrupaciones locales. Relaciones que fueron suspendidas
y desactivadas antes del golpe; a pesar de que a esos cuadros y organismos
correspondía o tocaba, era su compromiso, precisamente la movilización popular
de barrios comunidades universidades y sindicatos, base del carácter
insurreccional cívico-militar del movimiento y el golpe. Por su parte, como
luego se evidenció, en el MBR-200 en general y concretamente a nivel de los
comandantes lo que había era, patriotas, en tal caso
bolivarianos-nacionalistas, idiosincráticamente militares, nada que ver con
izquierda ni con revolución; al contrario, y, comenzando por el mismo Chávez,
fascistizantes.
El MBR-200 post-4F constituido mayormente por grupos y
activistas intelectuales y dirigentes de izquierda, mayormente civiles, fue
liquidado sobre la marcha para crear el MVR, (Movimiento Quinta República),
indiscriminadamente con cuadros de la centroizquierda, empresarios y militares,
puntofijistas, muchos de centroderecha y en función estrictamente
pre-electoral; y con empresarios intelectuales y dirigentes políticos de
centroderecha. El MVR no tenía nada de izquierda ni nada que ver con ella; ni
anticapitalista ni antimperialista ni socialista; era solo antiadeco y
anticopeyano; retóricamente antipuntofijista. El programa electoral de 1998 de
Chávez, ‘’Para salir del laberinto’’, para la refundación de La República,
hacia la Va República vía una constituyente, nacionalista y para humanizar el
capitalismo, fue hecho por un grupo de profesionales de centroizquierda de
competencia y compromiso político disparejos; a instancias de Chávez,
escindidos de los talleres de bien calificados y comprometidos profesionales
universitarios de izquierda, que de tiempo atrás venían trabajando en la UCV,
en la formulación de un Proyecto Nacional, no solo reformista del capitalismo
sino en función de cambios reales en las estructuras del Poder y del carácter
rentista de la economía nacional; para el desarrollo soberano de Venezuela.
Aparte el financiamiento concreto de organizaciones y
movimientos en el extranjero; las asesorías y promociones internacionales,
costosamente dolarizadas, que en ‘’el proceso’’, ya en Miraflores Chávez
compró, mayormente fueron de extranjeros; principalmente de europeos, en su
mayoría sin vinculación concreta con las luchas concretas; más que nada
relacionados con medios de opinión; anticapitalista o antimperialista,
antoglobalización. Para él, de hecho, ningún intelectual verdadero venezolano,
ni siquiera chavista jurado, ni siquiera con larga y reconocida identificación
y militancia de izquierda, tuviera la calidad y el nivel que fuera; que los
hubo y aún los hay; estuvo a la altura de que su visión y calidad teórica
sirvieran de aportes concretos de debate en relación a lo que fuera; en
relación al ejercicio del Poder. Cualquier extranjero de año sabático dispuesto
a ser tarifado a cambio de no entrar en profundidades ni concretar ni cuestionar nada , encontró el espacio la
infraestructura la tribuna y los dólares que regularmente se les ninguneó o
negó a intelectuales y teóricos
criollos, chavistas, de muy superior nivel y calidad; pero crítico y
dignos, que hasta por estética se encontraron limitados en la incondicionalidad
que se les exigía.
En la precampaña y la campaña electoral de 1998 Chávez, como
Caldera en 1993; y hasta más; recibió el apoyo de los más capacitados honestos
y comprometidos intelectuales profesionales y técnicos de izquierda del país.
No cabe aquí listarlos; vale solo hacer referencia a que contó con
el apoyo y disposición de algunos de los venezolanos más prestigiosos y
reconocidos nacional e internacionalmente; muchos progresistas y algunos
abiertamente de izquierda. Pero, sin relativismos y casi sin excepciones, a la
hora de seleccionar responsables de áreas y asignar responsabilidades y roles
importantes en sus gobiernos, en general, optó por figuras frecuentemente de
menor nivel, hasta poco capaces y mediocres;
con frecuencia de origen notoriamente puntofijista o de derecha;
militares mayormente, en general incompetentes, seleccionados por su
incondicionalidad y su carencia de criterios propios o disposición a no
manifestarlos. En los casos en que un designado suyo dio muestras de criterio e
iniciativa propios, aunque ubicándose ‘’dentro del proceso’’, casi siempre lo
removió sin explicaciones. La desprofesionalización y la militarización son las características
esenciales de la gestión chavista. Los gabinetes de Chávez, en general, sus
designados en cualquier área de su gestión, como el actual se caracterizaron
por la improvisación la mediocridad el oportunismo el pragmatismo y la
corrupción. En ellos solo muy excepcionalmente ha habido, y casi siempre
momentánea y circunstancialmente, alguna posición o gestión capaz y con un
sentido verdaderamente progresista o de izquierda.
A la constituyente, idea manejada de años atrás en la
izquierda, como una ‘’constituyente
originaria’’, no, ‘’derivada’,’ como fue la del 99, igual a la treintena que
tuvimos antes; Chávez fue en alianza clara y sin relativsmo con el
puntofijismo. La CSJ le aprobó ‘’sin decir ñe’’ la convocatoria en las
condiciones que sus asesores puntofijistas de entonces le diseñaron; y conformó
con algunos de los más notables constitucionalistas y administrativistas,
puntofijistas, varios de centroderecha, un ‘’Consejo Consultivo para la Reforma
Constitucional de la Presidencia de La República’’.
.-* Conclusión de la segunda parte
Al desaparecer Chávez quedó el chavismo producto final de su
oportunista circunstancial y pragmático,
armarlo y desarmarlo una y otra vez durante los quince y mas años de
‘’proceso’’; con la sola coherencia y sentido secuencial de responder a su
obsesión por el Poder y su concentración
personal.
Cualitativamente, lo determinante del chavismo que Chávez
dejó, es la in-estructura, la in-articulación de sus conformaciones
principales; ahora sin él; sin lo único que las amarraba al “Proceso”, “Cabulleras
sin asa’’; el chavismo como régimen, como movimiento, como estructura de Poder
y como ’’proyecto’’, no tienen ninguna instancia ni amarre común. Salvo el
sentido de sobrevivencia y la retórica mediática vacía, de la “revolución”
y del
“socialismo”, del “imperio”, que sí son comunes; y, salvo el instinto de
mantenerse en el Poder, habiendo quedado en él; no tiene ni razón de ser común
ni lógica funcional. Sus conformaciones son contradictorias y excluyentes. Con
Chávez a los entes gubernamentales, a cualquier nivel y área, realmente no les
tocaba una u otra problemática, atenderla estudiarla diseñar soluciones
proyectar; sino ejecutar sin más lo que él mandaba. Nadie opinaba sobre la
orden que recibía; independientemente de lo irracional e incumplible que, por
lo que fuera, se sabía que era. Pero él era el dueño de todo; de entrada, de
los votos; y del Poder. Del petróleo de los satélites del mar de los limites y
el territorio; de la Patria de la soberanía de Bolívar; de la división
político-administrativa; de la conciencia de quienes lo rodeaban. De todo y
sobre todo decidía él. Evidentemente, ni en su última venida de diciembre ya
reservadamente diagnosticado, ni él ni
nadie de las cúpulas chavistas se paseó por que el chavismo con Chávez, el
chavismo real, iba a terminar inmediatamente; porque él, no iba a estar más en
ninguna forma. De manera que, sí, el chavismo está, sigue, en el Poder. Pero no
tiene el Poder; ni siquiera sobre sí mismo; ni siquiera sobre y dentro de sus
conformaciones. Tampoco, menos, sobre el país. Haber marcado una sucesión, más
o menos cumplida, no garantiza ni una
transición ni una continuidad.
El chavismo con Chávez sentado a la diestra de Dios Padre,
puede dar algún resultado en lo electoral, inmediato circunstancial. Pero no
aporta nada en perspectiva ni en relación a la cuestión de fondo que es la del
Poder real; y que en este momento, ni individual ni colectivamente, nadie
tiene, ni hay perspectiva razonable de que alguien lo tenga. La forma absoluta
como él concentró y ejerció el Poder; primero, resultó del surfeo que hizo de la larga y cada vez mas inercial
crisis en la que el puntifijismo empujó al país desde mediados de los setentas,
durante 25 años de desmantelamiento integral, hasta la anomia que vivimos en
los noventas; segundo, la percepción que en la subjetividad nacional, la
dimensión inconcreta del Poder, llegó a haber, de que él era el Poder, no que
lo tenía ni que estaba en él, sino que
le era inmanente; y que no tenía límite. Ninguna de estas líneas
morfogenéticas, es transferible ni rebobinable. Luego de cuatro décadas de
desmantelamiento continuado, con la desaparición de Chávez, el verdadero fin
del Siglo XX; del chavismo y del puntofijismo;
hoy en Venezuela en cuanto a la cuestión del Poder, y lo que deriva de
ella, no hay nada que continuar ni que reponer ni reconstruir. Ni que acometer
y menos resolver con un simple cambio de gobierno ni de régimen.
Durante quince años chavismo y antichavismo tuvieron como
referencia única a Chávez. Así como el chavismo sin Chávez, no es posible;
igual no lo es el antichavismo sin Chávez. Inevitablemente, salvo que ocurra un
milagro, viene, afortunadamente, un proceso de gran dispersión, de ambos ismos;
de despolarización máxima. Ambos resultaron de años continuos de un
autoritarismo sin contrapoder, y de una polarización artificial, mediáticamente
inducida a cuatro manos; precedidos de
largas décadas de tonal anomia. El curiosísimo autoritarismo de Chávez, ni
siquiera decimonónico, sino, pre-moderno; fue posible, indispensablemente sobre
la renta petrolera; pero por el caos inercial y la dispersión en se ha
mantenido el país, desde mediados de los años setentas. La bien bendita crisis
en que hoy estamos, con el abrupto final del último autoritarismo del Siglo XX,
es de gran alcance y potencialidad históricos. Pero, a partir de ella, salir
hacia un verdadero futuro, dejando atrás los dos últimos recientes pasados de
autoritarismo; no es cosa de instalar un buen gobierno chavista o antichavista.
Caracas abril 2013
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