Opción Obrera
Votar por Maduro o Capriles es escoger entre dos formas de continuar prolongando la vida al país capitalista. El dilema tanto para el gobierno como para la oposición de derecha, tras las presidenciales, es cómo continuar logrando que los trabajadores y las comunidades sustenten ese rumbo, inflación más devaluación y siempre tender el salario al mínimo. Ambos son incapaces de resolver los problemas estructurales del país, el desarrollo del agro, la industrialización y los servicios plenos. La ficción socialista del legado de Chávez y las promesas liberales de Capriles tienden a la supervivencia en plena bancarrota capitalista mundial de la sociedad del gobierno con los patronos, cada cual según su maña.
Votar por Maduro o Capriles es escoger entre dos formas de continuar prolongando la vida al país capitalista. El dilema tanto para el gobierno como para la oposición de derecha, tras las presidenciales, es cómo continuar logrando que los trabajadores y las comunidades sustenten ese rumbo, inflación más devaluación y siempre tender el salario al mínimo. Ambos son incapaces de resolver los problemas estructurales del país, el desarrollo del agro, la industrialización y los servicios plenos. La ficción socialista del legado de Chávez y las promesas liberales de Capriles tienden a la supervivencia en plena bancarrota capitalista mundial de la sociedad del gobierno con los patronos, cada cual según su maña.
Maduro el delfín de Chávez
El fin de Maduro es tratar de continuar el nacionalismo en
su ocaso, al caudillismo le es cada vez más difícil arbitrar la lucha de
clases. La devaluación, el déficit fiscal y el endeudamiento no permiten
progresar en la producción industrial en particular con inmensos recursos de
aluminio, hierro, oro, petróleo y gas, ni qué decir del desarrollo
agropecuario, a esto se le suma el deterioro de los servicios públicos: la
electricidad, las vías, el agua potable, el transporte.
Todo este panorama indica que las bases de sustentación, del
gobierno chavista, se debilitan o desaparecen; los recursos para las misiones
son menores, los fondos sociales disminuyen y las deudas asumidas por ellos
aumentan.
Por otro lado la oposición de derecha no esta unida ni para
subastar al país, lo que demuestra su existencia como consecuencia de la
incapacidad del gobierno. Para el Estado, sin embargo, su presencia es un aval
al juego “democrático” que pueda ser usada en un momento dado como factor de
recambio.
La importancia de tener una propuesta alternativa
La declinación del chavismo como árbitro, ahora sin Chávez,
conduce a un empantanamiento en las relaciones sociales y a una ruptura entre
sectores de sus bases, pero lo más importante, y simultáneamente, la ruptura
entre el gobierno y sectores de relevancia de los trabajadores.
El chavismo sin Chávez es un hecho, su herencia con Maduro,
y detrás incontables personajes, originará muchas facciones donde cada uno
reclamará ser el chavismo auténtico.
El dinero para continuar gobernando como antes no lo hay,
más dramático aún con un barril de petróleo al doble del valor presupuestado.
Es la consecuencia de la incapacidad nacionalista (chavismo), bajo el mismo
marco de las relaciones de producción capitalistas que impone el imperialismo,
de emanciparse de su función como proveedores de materias primas. Luego de 14
años de “nacionalismo” el gobierno bolivariano, en vez de avanzar a una
producción nacional propia al margen de la renta petrolera, ha acelerado al
país al endeudamiento por prestamos y emisión de bonos, lo que ha conducido en
2012 a un grave déficit fiscal que desde octubre de ese año se trata de
minimizar congelando la economía pero a la vez desatando la espiral
inflacionaria, la especulación sin parangón y la escasez de los bienes de
primera necesidad.
Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio… por
ahora
Un gran sector de la izquierda es funcional al chavismo y se
estructura tras el PSUV y su entramado en el gobierno. La aceptación o el
reconocimiento del populismo como “proceso de cambios” o “revolución
bolivariana” ha conducido a la asimilación política de infinidades de
organizaciones provenientes de la ultraizquierda y hasta de sectores del
trotskysmo morenista y pablista, esto junto al sindicalismo chavista coarta la
posibilidad de mantener siquiera vestigios de independencia o autonomía en el
movimiento obrero. Esta izquierda ni siquiera es consecuente con el problema
del salario y de la jornada de trabajo, en ningún 1° de Mayo se destaca con
propuestas al respecto, para esto se mantienen junto a la CSBT–una central
artificial o real según el caso, muda para el clamor de los trabajadores o
defensora del principal patrono que no es otro que el Estado.
Sin el liderazgo de Chávez no se puede continuar el chantaje
o la acusación de que se promueva un chavismo sin el líder ahora que un
chavismo con Maduro, o más tarde con otros actores, pueda continuar por largo
tiempo dirigiendo a Venezuela. Es el símil venezolano al peronismo argentino,
luego de tantos años de la muerte del General Perón, y por más agotado que
estén en sus respuestas ante los requerimientos del país, si no hay una
alternativa autónoma y clasista, continúa vigente transformado en podredumbre.
La izquierda autónoma no tiene hoy fuerza, no representa
ninguna alternativa, sin embargo no puede claudicar en su afán de tenerla y de
serla.
Se plantea, por tanto, la necesidad de construir la
referencia por la izquierda ante panorama tan sombrío, de procesar la
experiencia política tras el desencanto con el nacionalismo y encausar a los
que mantienen la lucha tras esa referencia para evitar que las salidas de corte
fascista terminen derrotando el ascenso que han venido demostrando las masas
desde 2008, aplacadas luego de haber derrotado al imperialismo y a la derecha
con el golpe de abril de 2002 y el paro petrolero de 2002-2003. 2008 representó
el año en que comienzan a verse los efectos de la bancarrota mundial del
capital en el país, la respuesta de las masas ha sido la de la lucha aunque
todavía se encuentren mediatizadas por la cooptación chavista.
El Bolívar Fuerte, como valor equivalente general de las
mercancías del país, se desmorona traduciéndose en un costo muy alto para
quienes percibimos el sustento a través de un salario. No podemos hoy obtener
lo mismo que a antes del 8 de febrero cuando el gobierno devalúa oficialmente
la moneda.
El cuadro económico de la nación es cada vez más grave, los
recursos fiscales en declinación expresan la incapacidad del Estado capitalista
para realizar inversiones productivas –retrasos y postergaciones evidentes en
ferrocarriles, vías y puentes, metros, acueductos, generación eléctrica,
vivienda– o pagarles a sus empleados –las contrataciones colectivas en el
sector público y empresas del Estado suman décadas de vencidas– y su apoyo a
los patronos privados para realizar lo mismo con sus trabajadores.
Este populismo se fracturará y habrá choques entre sus
promotores, también choques entre el gobierno y los trabajadores señalando el
colapso del mal llamado socialismo del siglo XXI.
Si los candidatos no nos representan, ¿cuándo nosotros, la
izquierda clasista, representaremos a las masas?
Las luchas obreras debemos presentarlas a partir de sus
problemas diarios y ligarlas a la única posibilidad de resolverlas
definitivamente desde un gobierno de los trabajadores. Para eso se necesita,
primero, que lleguemos y estimulemos a la vanguardia sin cometer el craso error
de tratar de atarla a nuestras propuestas, sino más bien, enlazar sus
propuestas a una orientación revolucionaria. En eso consiste la fusión de la
izquierda y del socialismo con el movimiento obrero. En eso consiste en crecer
desde su interior como otras épocas lo hicimos.
Somos pocos los que mantenemos una actividad al margen de la
conciliación con el gobierno, y lo que es peor, aún no representamos
cuantitativamente algo que nos multiplique ante los incrédulos, o escépticos en
el mejor de los casos, que son la mayoría trabajadora del país.
Sin embargo, los que dirigen el país no pueden tolerar ni un
ápice de participación clasista autónoma e independiente; hasta listas de
proscritos o “vetados” en la industria petrolera y en la manufacturera han sido
creadas, con el aval de las instituciones del trabajo del Estado, para
quebrarnos el débil espinazo de la indocilidad.
La devaluación es un golpe al salario, las excusas dadas por
el gobierno y sus acólitos jamás podrán ocultar ese hecho. Tras que pasa el
tiempo y la medida decretada sigue su accionar no se puede eximir su denuncia,
todo lo contrario, tenemos que acentuar la lucha por resarcir el valor que nos
han robado al salario, y también por el derecho a huelga, contra la
criminalización de la protesta laboral y comunal, contra la tercerizacion y por
la vigencia de la contratación colectiva.
La devaluación solo se puede contrarrestar con producción
nacional y eso no lo garantizan las alternativas de Maduro o Capriles, algo
peor, la avidez por parte de la burguesía de obtener más plusvalía en época de
crisis capitalista son mayores pero precisamente sus posibilidades en
conseguirlas son escasas o nulas, la inviabilidad de un avance capitalista autónomo
en la época actual del imperialismo en declinación conduce a salidas trágicas,
guerras, masacres y fascismo, o benéficas, la revolución.
Un frente de organizaciones de izquierda y una propuesta de
este frente hacia los trabajadores en situación de conflicto se hace
impostergable para impedir su descabezamiento en la lucha por los reformistas
del PSUV y sus socios en las organizaciones de conciliación, así como la
injerencia de los comandos regionales “laborales” de la GNB.
Convocar a elegir delegados de base en asambleas para
coordinar las luchas para oponerse a los burócratas sindicales y superarlos.
Lanzar planteamientos comunes de lucha, ya que no hay ninguna propuesta para
unificar puntos comunes, no es redundante. Debe hacerse desde diferentes regiones
o sectores con el fin concreto de convocar una organización propia de los
trabajadores como salida de conjunto.
Para Opción Obrera la urgencia de agrupar las organizaciones
que planteamos el voto nulo y un 1° de Mayo combativo, son pasos para encausar
a los trabajadores por la senda de unidad bajo las banderas de la autonomía y
la independencia de clase.
Opción Obrera
02/04/2013
http://opcion-obrera.blogspot.com/2013/04/opcion-obrera-llama-votar-nulo-no-hay.html
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