Por Correpi
En el Boletín nº 648, con el título “Garré recargada”, comentábamos el nombramiento del “pingüino operativo” Sergio Berni como segundo del ministerio de Seguridad, y citábamos algunas de las frases que disparó al minuto de asumir el nuevo cargo, en particular: “No creemos en la negociación de los conflictos, no es nuestro eje de trabajo”. Palabras que no pueden desligarse de lo actuado por el funcionario, en sus anteriores destinos (ministerio de Acción Social y de Defensa), por ejemplo en oportunidad del desalojo de las Bodegas Giol y del Indoamericano.
En el Boletín nº 648, con el título “Garré recargada”, comentábamos el nombramiento del “pingüino operativo” Sergio Berni como segundo del ministerio de Seguridad, y citábamos algunas de las frases que disparó al minuto de asumir el nuevo cargo, en particular: “No creemos en la negociación de los conflictos, no es nuestro eje de trabajo”. Palabras que no pueden desligarse de lo actuado por el funcionario, en sus anteriores destinos (ministerio de Acción Social y de Defensa), por ejemplo en oportunidad del desalojo de las Bodegas Giol y del Indoamericano.
Apenas juró en el cargo, usó sus habilidades negociadoras
para desactivar el piquete de vecinos en la Villa 31, que reclamaban por micros escolares
para que sus hijos pudieran llegar a los colegios, aprovechando que, como el
reclamo se dirigía a la ciudad, pudo echar la responsabilidad por el corte a
Mauricio Macri.
Durante el paro de los trabajadores de la línea 60, Berni lo
definió como “un conflicto gremial que cobró un carácter irracional por impulso
de un grupo minoritario”, y desplegó a la gendarmería para impedir los cortes a
la Panamericana.
Desde los sectores pretendidamente “progresistas” del
gobierno, ese tipo de declaraciones y sus acciones consecuentes suelen ser
planteadas como parte de una “disputa”, usada sistemáticamente para convocar a
apoyar el “lado bueno” del gobierno, que estaría representado por la propia
presidenta y sus “camporistas”.
La artimaña quedó, esta vez, al descubierto, cuando, frente
a las movilizaciones, cortes y piquetes de los vecinos abandonados frente a las
consecuencias del temporal de hace unas semanas, el intendente de Almirante
Brown, Darío Giustozzi habló de “una provocación social”.
Rápido de reflejos y fiel al rol que le toca jugar, el
vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto, lo criticó cn
dureza. Pero terció la presidenta Cristina Kirchner, que dijo que los piquetes
“han perdido toda legitimidad y deben ser erradicados como forma de protesta
social”, que quienes los protagonizan lo hacen “por ignorancia, o falta de
asesoramiento, o marketing político”. Erradicados, es decir, arrancados de
raíz. Para eso fue nombrado Berni en el ministerio de Seguridad.
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