Por Jordi Calvo Rufanges
El 15-M no surge como un movimiento con claros tintes
antimilitaristas, pacifista o noviolento, pero es cierto que desde un inicio se
ha denominado “pacífico”, que se manifiesta mediante “vías pacíficas” o “sin
violencia”. Sin haber hecho un análisis profundo de lo que esto significa, las
miles de personas que se han encontrado en las plazas del Estado español han
optado por realizar acciones y alzar la voz sin usar la violencia.
Noviolencia
El desarrollo de esta componente ha llevado a que
actualmente se defina al movimiento 15-M como no violento, pero que no
necesariamente abraza las lógicas noviolentas que promueven el rechazo de la
violencia de una manera holística, en todos los ámbitos de la vida y la
sociedad, como el camino coherente para construir una verdadera cultura de paz.
La no violencia es principalmente entendida en el 15-M de un modo estratégico,
como una forma de realizar sus acciones de protesta de forma que tengan una
mejor acogida por la sociedad y/o los medios de comunicación. Pero también es cierto
que son muchas las personas indignadas que, consciente o inconscientemente,
simplemente por definirse no violentos están cuestionando la militarización,
uno de los pilares básicos del sistema que critican y pretenden transformar. Es
decir, las formas en que se evita y se rechaza en las asambleas del 15-M el uso
del lenguaje machista y los comentarios discriminatorios, la utilización de
metodologías horizontales, el rechazo a los liderazgos impuestos o la toma de
decisiones por consenso, conforman toda una estrategia que deslegitima las
prácticas militaristas.
Si bien es cierto que el papel del ejército, la guerra o las
empresas de armamento no han sido situadas entre las prioridades de protesta
del movimiento 15-M, han sido muchas las asambleas que han organizado (y siguen
haciéndolo) seminarios formativos en los que se incluye el debate sobre la
militarización de la sociedad. Por ejemplo se han realizado charlas sobre el
gasto militar, el comercio de armamento, el ciclo económico-militar y la
financiación de la industria armamentística y la guerra. Incluso se ha creado,
al menos en Barcelona, una subcomisión de contenidos bajo el nombre de
Antibelicismo y Noviolencia, que trata de incorporar estas temáticas en la
dinámica de trabajo del movimiento indignado.
Gasto militar
De entre los temas a trabajar desde la crítica al
militarismo, lo que sí ha tenido una gran aceptación en el 15-M es la
vinculación de la crisis con el gasto militar. La crisis es el telón de fondo
del estallido de indignación de este movimiento social. Todo aquello que pueda
explicar el porqué de la falta de recursos para lo más básico y suponer
argumentos alternativos a los recortes presupuestarios en sanidad, educación y
servicios sociales que se están produciendo de manera creciente en todo el
Estado español, es bienvenido en el movimiento. El enorme gasto militar español
en el mantenimiento de una desproporcionada estructura militar, mediante la
compra de nuevos armamentos, la inversión militar en I+D y la participación en
operaciones militares en el exterior, acompaña cada vez con más frecuencia los
argumentos que confirman los contenidos de un movimiento que trata de buscar
salidas alternativas a la crisis. La llamada comisión de contenidos, que trata
de crear un programa de mínimos de consenso que sirva para influir en los
partidos políticos y gobiernos, ha incorporado desde un inicio la reducción en
el gasto militar como una de sus demandas básicas. Esto es una buena noticia
para los colectivos antimilitaristas y pacifistas, porque ciertamente no es por
casualidad que se haya incluido esta reivindicación en el movimiento social
español más multitudinario de los últimos tiempos. El trabajo de
sensibilización de los y las activistas por la paz ha dado sus frutos, al menos
en este aspecto y hacia adentro del movimiento. El reto actual es hacer llegar
el mensaje a quienes toman las decisiones políticas. De todos modos, la
extraordinaria capacidad comunicativa y de difusión del 15-M se convierte en
una oportunidad para que los mensajes pacifistas calen en la sociedad y se
transformen en decisiones políticas. Con unas elecciones generales a la vuelta
de la esquina y un marco en el que los recortes del gasto público se avecinan
mayores a los sufridos hasta ahora, no solo en el Estado español, sino en gran
parte del mundo, se abre la puerta a una reducción drástica del gasto militar
y, en consecuencia, de la militarización. Pero, para conseguirlo, el movimiento
por la paz debe redoblar sus esfuerzos para incorporar la reducción de los
gastos militares como una de las demandas principales del 15-M y como una de
las medidas para afrontar la crisis económica y evitar el desmantelamiento del
estado del bienestar.
Conclusión
En conclusión, el 15-M está ayudando a pasar un mensaje
pacifista a la sociedad y al mismo tiempo, los movimientos pacifistas, desde dentro
del 15-M y desde fuera, ayudan a que éste sea un movimiento social basado en
las vías pacíficas y que propone la reducción del gasto militar. El reto
conjunto de futuro es hacer que el 15-M profundice en su acercamiento a la
noviolencia, hacer pedagogía a indignados e indignadas sobre estos temas,
aprender de las experiencias de acción directa noviolenta y mostrar que el
problema de esta crisis es el sistema en el que se basa, el capitalismo, el que
a su vez se sustenta en tres pilares, el económico, el político y el militar.
Luchar contra la militarización es luchar por una transformación social
radical. El 15-M debe incorporar los valores pacifistas como propios pero, para
que esto sea así, quienes trabajamos por la paz nos debemos integrar también en
el 15-M. La internacionalización de la indignación es cada vez mayor. Las
protestas inspiradas en este movimiento han llegado a más de 800 ciudades de
todo el mundo. Estamos más cerca que nunca de conseguir el apoyo de una mayoría
social capaz de obligar a que las decisiones políticas de los próximos años
incorporen algunas de las demandas pacifistas históricas. Si algo me hace ser
optimista es que ellos tienen las armas y el dinero, pero nosotros tenemos la
razón, porque lo razonable es no gastar en armas, en guerras y en violencia.
Jordi Calvo Rufanges es miembro de Centre Delas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.