Por José Rafael López Padrino
La solicitud de ingreso del Estado Palestino a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hecha por Mahmoud Abba ha reactualizado el conflicto Palestino-Israelí. El rechazo de EEUU al reconocimiento de un Estado Palestino sin el consentimiento de Israel hace de este camino una misión casi imposible. La prepotencia de la política imperial se ha puesto de manifiesto una vez más. Al margen de lo que pueda o no decidir la ONU, aproximadamente 129 países reconocen al Estado de Palestina y se inclinan a que sea admitido en la ONU como país soberano, con todos sus derechos, exigiendo el respeto a su territorio y a sus fronteras. Por su parte la Unión Europea continúa con su indecisión en adoptar una posición común sobre el reconocimiento de un Estado Palestino en la ONU. El bloque de los 27 sigue fragmentado, Alemania, Italia y Polonia, Holanda y la República Checa, entre otros, rechazan el reconocimiento pleno del Estado Palestino. A favor de la causa palestina se han pronunciado España, Bélgica, Irlanda, Portugal y Suecia, en tanto Francia y el Reino Unido parecen abstenerse manteniendo una postura independiente. Latinoamérica por su parte en su gran mayoría respalda el ingreso de palestina. Brasil, Argentina, Ecuador, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Guyana, Paraguay, Costa Rica, Salvador, Chile, Uruguay, Honduras y Perú están a favor del ingreso en la ONU. Sólo México Panamá, Guatemala y Colombia no apoyan el potencial ingreso del Estado Palestino al concierto de naciones.
La solicitud de ingreso del Estado Palestino a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hecha por Mahmoud Abba ha reactualizado el conflicto Palestino-Israelí. El rechazo de EEUU al reconocimiento de un Estado Palestino sin el consentimiento de Israel hace de este camino una misión casi imposible. La prepotencia de la política imperial se ha puesto de manifiesto una vez más. Al margen de lo que pueda o no decidir la ONU, aproximadamente 129 países reconocen al Estado de Palestina y se inclinan a que sea admitido en la ONU como país soberano, con todos sus derechos, exigiendo el respeto a su territorio y a sus fronteras. Por su parte la Unión Europea continúa con su indecisión en adoptar una posición común sobre el reconocimiento de un Estado Palestino en la ONU. El bloque de los 27 sigue fragmentado, Alemania, Italia y Polonia, Holanda y la República Checa, entre otros, rechazan el reconocimiento pleno del Estado Palestino. A favor de la causa palestina se han pronunciado España, Bélgica, Irlanda, Portugal y Suecia, en tanto Francia y el Reino Unido parecen abstenerse manteniendo una postura independiente. Latinoamérica por su parte en su gran mayoría respalda el ingreso de palestina. Brasil, Argentina, Ecuador, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Guyana, Paraguay, Costa Rica, Salvador, Chile, Uruguay, Honduras y Perú están a favor del ingreso en la ONU. Sólo México Panamá, Guatemala y Colombia no apoyan el potencial ingreso del Estado Palestino al concierto de naciones.
Recordemos que antes de que finalizara la Primera Guerra Mundial, la región de Palestina formaba parte del Imperio otomano. El Reino Unido había recibido el control de Palestina gracias al Tratado de Sévres (1920). Los británicos habían hecho dos promesas sobre sus territorios en el Oriente Medio. En primer lugar, prometieron a los árabes de la zona, que obtendrían la independencia para crear un gran Estado árabe unido, que abarcaría todo Oriente Medio. Pero también habían prometido que se crearía un "Hogar Nacional Judío" en Palestina, tal como había sido establecido en la Declaración Balfour en 1917. La Sociedad de Naciones estableció en el Mandato de Palestina (1922) las responsabilidades y obligaciones que tenía el Reino Unido respecto a la administración de Palestina, incluyendo "asegurar el establecimiento de un hogar nacional judío", y "salvaguardar los derechos civiles y religiosos de todos los habitantes de Palestina". Mas del 90% de la población de Palestina era árabe, y sólo vivían 56.000 judíos en el territorio, muchos de ellos eran inmigrantes recién llegados, en su mayoría huyendo de la persecución de la cual eran objeto en sus países de origen (Europa). Los árabes poseían el 97,5% de la tierra, mientras que los judíos palestinos nativos y los recientemente inmigrados poseían el 2,5%.
Durante los treinta años de mandato y ocupación británica, los judíos residentes en la región sólo fueron capaces de adquirir el 3,5% de la tierra Palestina, a pesar de las facilidades y estímulos que el gobierno británico les proporcionó. Cuándo Gran Bretaña transfirió el problema de Palestina a las Naciones Unidas en 1947, dada la creciente inmigración de judíos a Palestina y la oposición de los habitantes árabes a esta inmigración, la población judía solo poseía el 11% del territorio de Palestina. A pesar de estos hechos, la Asamblea General de las Naciones Unidas con el apoyo de los Estados Unidos y de la Unión Soviética, recomendó el establecimiento del Estado de Israel en Palestina (el Plan de Partición - Resolución 181), y concedió injustamente a este nuevo “estado” aproximadamente el 54% del área total de la región. Vale acotar que la recomendación de la Asamblea General a favor de la creación de un “Estado de Israel” en Palestina fue aprobada en primera votación sin el apoyo de los países asiáticos y africanos (a excepción de la Unión de África del Sur), y cuándo la votación se remitió a una sesión plenaria el único país africano que votó a favor fue Liberia (producto de las presiones de EEUU). En otras palabras, el “Estado de Israel” surgió en una región de intersección entre Asia y África sin la aprobación de ningún país de la zona. Al margen de la resolución de la ONU Israel ocupó aproximadamente el 71% del país en lugar del 54% aprobado, lo cual ocurrió con la complicidad de las tropas británicas de Palestina las cuales aún no habían salido de la región.
Después de muchos años de guerras y violencia en la región, producto en gran medida del fin de la guerra fría, se realizó la Conferencia de Paz sobre el Oriente Medio en Madrid (1991). Dos años mas tarde llegaron a la concertación de un acuerdo conocido como "Acuerdo de Oslo" entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).Israel y la OLP realizaron un canje de notas de reconocimiento mutuo y firmaron la Declaración de Principios sobre un Gobierno Autónomo Provisional Palestino. Este acuerdo marcó el inicio de negociaciones encaminadas a lograr un arreglo sobre el régimen permanente del territorio palestino ocupado.
Han transcurrido 18 años y aún el conflicto palestino-israelí sigue sin resolverse Hoy en palestina el 90% de los residentes árabes padecen los rigores de las restricciones impuestas por el ejercito de ocupación israelí. Paradójicamente, unos 450.000 colonos israelíes aproximadamente viven en asentamientos ilegales en la región, violando resoluciones de la ONU y demostrando que la ocupación de Israel en Palestina será permanente. Pero el mayor agravio lo representa la construcción de un muro de 700 kilómetros que dejará a más de 60.000 palestinos a merced de una valla construida dentro de sus tierras con la idea de separar ciudades, pueblos, comunidades y familias palestinas. Todo bajo el pretexto de la seguridad del Estado de Israel. Pero la más grave es que para el Estado de Israel los asentamientos no son negociables, que son parte del crecimiento natural de Israel, que es parte esencial de su ser y, por tanto no están en la agenda para la discusión. Que Jerusalén indiscutiblemente será la capital del Estado de Israel y, en consecuencia, tampoco está en la agenda de negociaciones. Que el derecho al retorno de los refugiados palestinos sería el fin de Israel por lo que representan demográficamente los refugiados. En fin no hay espacio para la negociación, solo la imposición hegemónica de los intereses del Estado de Israel
Sin embargo, a pesar del injustificado boicot impuesto por EEUU y secundado por otras potencias occidentales los palestinos lograron esta semana su primera victoria diplomática internacional en su objetivo de convertirse en un Estado luego de que el consejo ejecutivo de la Unesco aprobara una recomendación para que Palestina sea miembro pleno de esa organización de Naciones Unidas. La adhesión "plena y total" de la Autoridad Palestina a la Unesco, fue impulsada por el grupo de países árabes, y respaldada por 40 de los 58 miembros del Consejo Ejecutivo.
La lucha del pueblo palestino no tiene vías de solución en soledad, necesita de la solidaridad de todos los pueblos del mundo ante la prepotencia descarnada de EEUU y la intransigencia del Estado de Israel.
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