Por La Protesta (laprotestabolivia@gmail.com)
El lunes 24
de octubre en un acto televisado en directo el presidente Evo Morales promulgó
la ley, aprobada esa tarde por el Parlamento, anulando la carretera por el
Tipnis. La cara de enojado de Evo y el discurso mostraron que lo hacía a
disgusto. Dijo que “muchos” le habían pedido la carretera y que no fue por
intereses personales que el había decidido su construcción. Se le olvidó
explicar por qué acababa de firmar por anular la carretera.
La marcha
indígena a pie de 540
kilómetros y 67 días y laa gigantesca movilización
popular fueron las que obligaron al gobierno a anular por ley una carretera por
el parque nacional y territorio indígena Tipnis. Al mismo tiempo el 60% de
votos nulos y blancos repudió las elecciones fraudulentas para jueces. Dos
mazazos al gobierno contra su política proimperialista y antipopular, lograron
este gran triunfo y abrieron una enorme crisis política.
Entrada
triunfal a La Paz
Caminaron
desde el 15 de agosto desde Trinidad, a 540 kilómetros de La Paz, hasta 2.000 indígenas, de
distintos puntos del país, reclamando: “No a la carretera por el Tipnis” y
otras demandas. Llegaron el 19 de octubre a La Paz y fueron recibidos triunfalmente por
centenares de miles de personas que se movilizaban en sus barrios.
Evo Morales
había acusado a los marchistas de “agentes del imperialismo” y de “oponerse al
progreso” y ordenó reprimirlos el 25 de septiembre.
Pero la
marcha no se detuvo y el pueblo no se dejó engañar. “Evo decía que todo
cambiaría, mentira, mentira, la misma porquería”, gritaban niños, adultos y
ancianos, junto a los marchistas indígenas en La Paz el 19 de octubre. En los suburbios populares
(El Carmen, Villa Fátima), miles de vecinos llenaban las calles, salían de sus
casas con agua, jugos, comida. “¡Gracias hermanos! ¡Todos somos Tipnis!”
gritaban con lágrimas y risas… todo fundido en un abrazo multitudinario. La
columna alteña de CODEDIPA (Coordinadora por la Dignidad del Pueblo
Alteño) entonaba a voz en cuello: “Alouete, alouete, Evo es un alcahuete, sus
ministros una mierda y el parlamento una güevada” (cancioncita que acompañaban
con entusiasmo también los estudiantes que marchaban y la gente por donde
pasaba la marcha).
Columnas de
ciudadanos de El Alto, Federación de Maestros, la COB, otros sindicatos y miles
de estudiantes, se unieron a la marcha a casi 20 kilómetros del
centro de La Paz
y marcharon desde las 8.00 de la mañana hasta las 4.00 de la tarde, rodeados
todo el tiempo por el vibrante apoyo popular. A esa hora y después de pasar por
la plaza principal, se realizó un acto masivo en la plaza San Francisco.
La
carretera y el Tipnis
En el
Tipnis (13.000 km2 superficie), habitan 6.000 indígenas chimanes, yuracarés y
moxeños, quienes viven de la caza, pesca y recolección. El Tipnis es legalmente
propiedad colectiva de los indígenas. La carretera provocará la destrucción de
la selva húmeda del Tipnis. Esto, además de destruir el modo de vida de sus
habitantes, provocará dramática sequía, falta de agua para agricultura y
consumo humano en Cochabamba.
Pero Evo
Morales se comprometió con Lula y las multinacionales Petrobrás, Total y Repsol
en cederles gran parte del Tipnis para la explotación petrolera. También con la
constructora brasileña OAS que financia las campañas de Lula y el PT. El propio
Lula se reunió públicamente con Evo en Santa Cruz de la Sierra, en medio de la
marcha indígena. Al día siguiente Evo dijo que la carretera por el Tipnis se
haría “sí o sí, quieran o no quieran”.
Esta
carretera de 7 metros
de ancho y 335
kilómetros le costará a Bolivia 435 millones de dólares.
Carreteras similares costaron la mitad. Se estima el sobreprecio total de 200
millones de dólares.
Salvaje
represión el 25 de septiembre
Para impedir
la marcha el gobierno organizó a un sector campesino afín al MAS, armados con
palos y dinamita -que nunca pasó de 200 personas- para bloquear la ruta en la
localidad de Yucumo, a 312
kilómetros de La Paz. Además desplegó a 500 policías sobre la ruta
para impedir el paso y privar de agua y comida a los indígenas.
El sábado
24 septiembre un incidente menor con el canciller David Choquehuanca -que
supuestamente había ido a “negociar”- le bastó al gobierno para lanzar una
enorme provocación, acusando a los indígenas de “secuestrar” al canciller y de
“herir con flechas” a cuatro policías. Todo se demostró que fue una gran
falsedad, una provocación…
El domingo 25 a las 17.15 horas, se
lanzó, sorpresivamente, un violentísimo ataque al campamento indígena, con balas
de goma, gases lacrimógenos y palazos. Fueron salvajemente golpeados hasta
niños y con especial saña los dirigentes, resultaron heridos 54 indígenas y 270
apresados y subidos a 10 buses, esposados, amordazados con cinta adhesiva. El
resto, incluidos más de 100 niños, huyeron al monte.
Intentaron
llevar de vuelta a los indígenas presos al lugar de origen de la marcha
(Trinidad). Pero lo impidió con un bloqueo el pueblo de San Borja. Entonces los
llevaron a Rurrenabaque (a 3 horas por otra ruta). Ahí el pueblo de
Rurrenabaque rodeó a los policías que huyeron liberando a los presos. El lunes
decenas de miles se clamaban en las calles en las principales ciudades: “¡si
esto es el cambio, el cambio es una mierda!”. La Central Obrera
Boliviana realizó 2 huelgas generales (28 septiembre y 6 y 7 de octubre) con
grandes movilizaciones en La Paz
y otras ciudades, por demandas de cumplimiento de un acuerdo salarial con el
gobierno y en solidaridad con los indígenas.
El gobierno
del “Yo no fui”
El lunes a
la noche (¡28 horas después de la salvaje represión!), Evo dijo que no había
dado la orden de reprimir y que “repudiaba” la represión. ¿Por qué entonces no
dio una contraorden durante 28 larguísimas horas? El miércoles el
vicepresidente Alvaro García Linera, afirmó por TV que sabían quién había dado
la orden. ¡Hasta el cierre de esta nota no lo dijeron! Sólo destituyeron a 2
altos jefes policiales.
La ministra
de Defensa renunció, con una carta diciendo que estaba en desacuerdo con la
represión. Luego renunció el ministro de Gobierno Sacha Llorenti, quién
públicamente había justificado la represión. Los policías amenazaron con un
motín… Una agrupación de mujeres, esposas de policías, fue a la marcha a pedir
disculpas, denunciar al gobierno, y a marchar junto a los indígenas para
protegerlos.
El
vicepresidente Alvaro García Linera habló por TV para anunciar: “conocemos al
que dio la órden de represión”. Sin embargo, hasta el día de hoy no dijeron
quién había sido.
La marcha
triunfal
Con los
indígenas a 40
kilómetros de La
Paz se realizaron el domingo 16 las elecciones a autoridades
judicial, adonde el 60% votó nulo o blanco, repudiando al gobierno.
Después de
la entrada triunfal a La Paz
el 19 de octubre, el gobierno intentó desalojar a los indígenas que estuvieron
varios días en la Plaza
principal (plaza Murillo). La policía bloqueó la plaza y reprimió con gases a
manifestantes que intentaban entrar, pero se negó a acatar la orden de
desalojar a los indígenas.
Finalmente,
en crisis total, el sábado 22, el gobierno tuvo que ceder. Evo recibió a los
indígenas y firmó un acuerdo para aprobar una ley que declara “intangible” al
Tipnis y que la carretera no se hará por el territorio indígena. Además se
negociaron acuerdos sobre las otras 15 demandas de la marcha.
A Evo se le
cayó la máscara
El brutal
apaleamiento policial a indígenas que marchaban en defensa de su territorio
mostró a los ojos de millones que el gobierno de Evo Morales no es ni
“indígena” ni defensor de la “Madre Tierra” ni antiimperialista. ¿A quien
responde Evo Morales?
Evo Morales
encarnó, junto a Hugo Chávez, ante los ojos de millones en todo el mundo la
expresión más de “izquierda” de los nuevos gobiernos “antineoliberales”, entre
ellos Kirchner, Lula, Correa. Evo fue visto como antiimperialista,
anticapitalista, defensor del medio ambiente, de los indígenas y hasta
partidario de una transformación socialista que, en ocasiones, anunció. Sin
embargo, en los últimos meses Evo se sacó la careta y mostró su verdadero
rostro procapitalista y proimperialista. El hecho más saliente fue la salvaje
represión a los indígenas el 25 de septiembre.
La
dirigente guaraní Justa Cabrera recordó a los capataces, que les pegaban en las
haciendas en las que trabajaban como esclavos sus padres y abuelos, para que
apuraran su trabajo para los hacendados, y afirmó que Evo Morales era el
“capataz de las transnacionales”.
El origen
del gobierno de Evo
Evo Morales
llega al poder, ganando las elecciones con el 54% de los votos, a comienzos del
2006 después de un ciclo de rebelión popular insurreccional que se extendió
desde el 2000 al 2005 y derrocó a 2 presidentes neoliberales: Gonzalo Sánchez
de Lozada en el 2003 y su sucesor Carlos Mesa en el 2005, hizo entrar en
profunda crisis a las Fuerzas Armadas y demolió a los viejos partidos
neoliberales.
Esta
rebelión popular se dotó de un programa antiimperialista revolucionario,
apoyado por millones de bolivianos, que fue la”Agenda de Octubre”, centralmente
nacionalizar e industrializar en Bolivia los hidrocarburos expulsando a las
transnacionales. También incorpora la antigua reivindicación de pueblos
indígenas de “tierra y territorio”, es decir, además de tierras, del control
político autónomo de territorios indígenas.
Aunque Evo
Morales y su partido el MAS, fundado como “instrumento político” del movimiento
campesino indígena, no fueron los que encabezaron esta rebelión popular, sí la
capitalizaron políticamente y fueron para la mayor parte del movimiento popular
el gobierno que estaba llamado a cumplir la Agenda de Octubre.
En
diciembre del 2009 volvió a ganar, esta vez con el 64% de los votos. En la
campaña electoral pidieron dos tercios de los diputados para poder cumplir su
programa, ya que supuestamente la derecha lo había impedido en el primer
mandato. El pueblo les dio los dos tercios. Pero…
Hidrocarburos:
nacionalización que no fue
Al ser
electo Evo se reunió con los oligarcas de Santa Cruz de la Sierra y les dijo “vengo a
pedirles que me enseñen a gobernar”. Incluyó como ministros a representantes
burocráticos de campesinos y obreros en el gobierno, pero subordinados a esta
concepción de gobernar junto a la clase capitalista. Este acuerdo no fue, sin
embargo sencillo, porque había una fuerte presión popular por los cambios
prometidos.
El gobierno
decretó la “nacionalización” de hidrocarburos en el 2006, que más que
nacionalización fue un aumento de impuestos y compra de acciones por parte del
Estado. Pero pocos meses después se firmaron 44 contratos petroleros,
“olvidando” el enorme e ilegal saqueo de las transnacionales durante los
gobiernos anteriores. Los contratos fueron tan ventajosos para las
transnacionales que precipitaron una crisis en el gobierno, con la renuncia del
ministro de hidrocarburos Andrés Soliz Rada. Así el negocio siguió controlado
por Petrobrás (60% de producción), Repsol, Total y otras. Hubo aumento en los
ingresos estatales, gracias al aumento internacional de precios de
hidrocarburos, que permitieron algunas concesiones menores al pueblo, como
pequeños bonos a mayores de 60 años, a niños en edad escolar y a mujeres embarazadas.
Pero, no hubo lo que demandaba el pueblo insurrecto de El Alto del 2003, una
industrialización masiva para que haya trabajos dignos para todos. El gas se
sigue exportando en bruto, y a costo bajísimo a Brasil y Argentina, adonde
Petrobrás y Repsol lo industrializan multiplicando su precio. Por presión de
las transnacionales el gobierno está entregando nuevas áreas para la
exploración petrolera y gasífera (las empresas descuentan de impuestos los
gastos de exploración), incluso en parques nacionales como es el caso del
Tipnis.
Los
salarios siguen siendo los más bajos de Latinoamérica (entre 100 y 200 dólares
para la mayoría) y la desocupación e informalidad laboral supera al 60%.
Tierras y
minas: el saqueo continúa
La reforma
agraria que aprobó la
Constituyente en Oruro en 2007, con mayoría del MAS, limitaba
a 5.000 hectáreas
el máximo de tierra en manos de cada latifundio. Contra la aplicación de esa
Constitución la derecha llegó a intentar un golpe de Estado y la división de
Bolivia en septiembre de 2008, asesinando a 18 campesinos en Pando. La
respuesta popular fue una inmensa movilización y el cerco de decenas de miles
de campesinos y pobladores de barrios pobres de Santa Cruz a los fascistas
cruceños. Pero Evo llamó a frenar la movilización, presionado por Unasur (Unión
Naciones Sudamericanas) y especialmente Brasil, que tiene fuertes intereses
económicos en Santa Cruz, y firmó un pacto con la derecha cambiando en 144
artículos la Constitución,
aseguró la tierra para los latifundistas y constitucionalizó los contratos
petroleros por 30 años. El 70% de las mejores tierras cultivables quedaron en
manos de los latifundistas, aseguradas constitucionalmente. Y de esto, una gran
parte (se habla del 60%) en manos de terratenientes agroindustriales brasileños,
argentinos y menonitas (yanquis de esa secta), que producen soya y otros
productos de exportación. El país perdió su soberanía alimentaria, importando
el 70% de sus alimentos. Una reciente ley autoriza además el uso de
transgénicos, algo requerido por los latifundistas agroindustriales.
El MAS, que
desde un comienzo se propuso gobernar en acuerdo con sectores de la oligarquía
y de las transnacionales, logra por fin su objetivo. También volvieron los
acuerdos con la banca imperialista (Banco Mundial) con el que está gestionando
un enorme crédito de 10.000 millones de dólares. Al mismo tiempo corrompió a
dirigentes de la CSUTCB
(central campesina), de la COB
y dirigentes populares, para que defienden al gobierno incondicionalmente sin
plantear ninguno de los reclamos de sus bases.
La minería,
la gran riqueza histórica de Bolivia, el aumento de los precios internacionales
hace que se exporten tanto en minerales como en hidrocarburos. Pero, los
minerales siguen saqueados por las multinacionales que tributan apenas el 3,5%,
además con muy poca ocupación de mano de obra. La mina más grande, a cielo
abierto, se llama San Cristóbal, propiedad de la Sumitomo (japonesa)
exporta por 1.800 millones de dólares al año y tributa menos de 70 millones,
dando empleo a menos de 1.000 personas, contamina los suelos y no paga el agua
que consume (más que toda la ciudad de Cochabamba).
El gobierno
del MAS no es el gobierno del cambio
El 26 de
diciembre del 2010 Evo dictó un “gasolinazo” (aumento de casi el 100% en el
precio de la gasolina). El hecho detonó una rebelión popular con enormes
movilizaciones con la consigna “o anulan el gasolinazo o se van”, que obligó al
gobierno a anular el decreto el 31 de diciembre. Mostró ante los ojos de
millones que los hidrocarburos seguían controlados por las transnacionales, que
habían exigido el gasolinazo, y que el gobierno de Evo Morales no hizo ni hará
el cambio prometido. La Agenda
de Octubre, nacionalizar con expulsión de las transnacionales e industrializar,
y también liquidar los latifundios, siguen siendo el gran programa popular,
porque acertadamente grandes sectores populares comprendieron que es la única
posibilidad de sacar a Bolivia del atraso y marginación.
Ese cambio
de fondo jamás lo hará el gobierno del MAS u otro gobierno que sirva a los
capitalistas, como lo son Chávez, Rousseff, Kirchner, Correa. Por eso es
necesario impulsar una alternativa política para conquistar un gobierno de los
trabajadores, los pobres urbanos, los indígenas, los campesinos pobres. Esta es
la gran lección que está aprendiendo el pueblo boliviano y la conclusión que
hay que sacar para toda Latinoamérica.
La vigencia
de la Agenda
de octubre
El
conflicto por el Tipnis, así como la lucha contra el gasolinazo en diciembre
del año pasado y la huelga general de abril, mostraron la necesidad de
recuperar una Agenda nacional que unifique al movimiento indígena, popular,
campesino y obrero.
Esa Agenda
tiene que salir de la experiencia histórica de las organizaciones populares en
Bolivia. Hay que retomar la
Agenda de Octubre: expropiación y expulsión de las
transnacionales y recuperación de nuestros recursos naturales para
industrializarlos en el país.
La vigencia
de esta Agenda la reafirmaron 2.500 delegados de base al Congreso de la Fejuve de El Alto el 2010.
Los congresistas agregaron que el gobierno del MAS no la había cumplido porque
era “colonial y oligárquico”.
Recientemente
el XXXI Congreso de los trabajadores mineros también reafirmó el objetivo de la Agenda de Octubre,
agregando nacionalización sin pago de transnacionales mineras y la lucha por el
socialismo.
El Congreso
del 2010 del Movimiento Sin Tierra reclamó la expropiación sin pago de todos
los latifundios, “productivos o improductivos” (es decir también los soyeros) y
su entrega a los campesinos sin tierra o tierra insuficiente.
La marcha
indígena, retoma la lucha por defender los Territorios Comunitarios de Origen,
toda la lucha histórica indígena por tierra y territorio.
La lucha
por la industrialización de nuestros recursos naturales en el país, por
trabajos y salarios dignos, se entronca con estas demandas para el cambio de
fondo.
Mineros por
la “formación de instrumento político”
El domingo
11 de septiembre culminó el XXXI Congreso de la Federación de
Trabajadores Mineros de Bolivia en Potosí.
Reclamó
nacionalización sin pago de la minería transnacional, cumplimiento de la Agenda de Octubre del 2003,
formación de instrumento político de los trabajadores para luchar por un
gobierno de los trabajadores, la
Agenda de Octubre y el socialismo, y resolvió el apoyo a los
marchistas indígenas del Tipnis.
El Congreso
se desarrolló con 512 delegados de 68 sindicatos, en un ambiente marcadamente
contrario al Gobierno masista. Los ministros presentes del gobierno presentes,
el de minería y el de trabajo fueron silbados y abucheados. Al propio
secretario ejecutivo saliente Guido Mitma, le gritaban “masista”. Fue electo
Miguel Pérez de Huanuni, como nuevo secretario Ejecutivo de la Federación.
A
continuación un extracto de la plataforma de lucha votada:
1. Unidad
de todos los trabajadores del mundo para luchar por la liquidación del
Imperialismo, Capitalismo y el neoliberalismo.
2. Por la
implantación del Socialismo como la única forma de evitar la degeneración y
barbarie de la Humanidad.
3. Rechazo
y condena a la estrategia del capitalismo para superar su crisis en base al
despido masivo, rebaja de salarios y sobrexplotación de los trabajadores.
4. Unidad
de los trabajadores y pueblos del mundo para rechazar las intervenciones
imperialistas contra los pueblos que luchan por su liberación.
1. Unidad
de los trabajadores y pueblo boliviano para la lucha por las Agendas del
2003–2005 e implantación del Socialismo a la cabeza de los trabajadores,
campesinos y clase media empobrecida.
2.
Conformación del Instrumento Político de los Trabajadores como organización
política para ejecutar la propuesta histórica y revolucionaria del pueblo
boliviano.
3.
Nacionalización de las empresas transnacionales privadas y de la minería
mediana respetando la estabilidad laboral, categorías salariales, conquistas
sociales y sin paralización de operaciones.
4.
Imposición del Control Social colectivo de los trabajadores como forma de
evitar la burocratización de las empresas.
La Protesta apoya propuesta de los mineros
La Protesta considera que en el contexto del
gran triunfo indígena y popular de la marcha por el Tipnis, esta propuesta del
Congreso de los mineros responde a los problemas de fondo del país y que debemos
apoyarla todos los trabajadores, indígenas, campesinos y pueblo pobre. Esto más
allá de que por el freno de la dirección de la Federación Minera,
seguramente por presión del gobierno masista, los mineros no se sumaron a la
marcha. Sin embargo la votación del Congreso Minero fue de 512 delegados de
todas las minas, estatales y privadas, y no de un grupo de dirigentes. Por eso
conserva totalmente su valor.
En La Paz, cuando llegaban la marcha
indígena, los diputados indígenas del MAS anunciaron que se van del MAS,
formando una bancada independiente. Esto expresa no sólo una posición personal,
sino que es la expresión de lo que decían la mayor parte de los 2.000
dirigentes e integrantes de la marcha indígena.
Recientemente,
el dirigente guaraní Celso Padilla (que sufrió una brutal paliza de la policía
de Evo), ha planteado también la construcción de un nuevo frente o instrumento
político. Padilla contestó a una acusación de Evo Morales de que la marcha
indígena tenía por objetivo formar un nuevo partido político. Padilla respondió
que la marcha indígena tenía su pliego de peticiones y a eso debía responder el
gobierno. Pero que sí era necesario un nuevo instrumento político pues el
gobierno y su partido el MAS no defienden a los indígenas. Desde hace varios meses
es el dirigente de la COD
(central obrera) de Oruro Jaime Solares ha venido proponiendo la construcción
de este nuevo instrumento político, con apoyo de La Protesta y otras
agrupaciones de izquierda. Desde La
Protesta proponemos dar pasos prácticos, con ampliados en
cada Departamento para comenzar a conformar ese instrumento o frente político y
de lucha, con la agenda definida por los mineros, la Agenda de Octubre, la
defensa de los territorios indígenas y todos los reclamos populares
traicionados por el gobierno del MAS.
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