Por Martin Khor*
Justo cuando el mundo necesita dar un impulso a la acción a favor del ambiente se produce un movimiento en el sentido contrario: los conservadores del Congreso de Estados Unidos desmantelan la agenda ambiental. Los republicanos presentaron la semana pasada algunos proyectos de ley que impiden a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) aplicar leyes sobre la contaminación atmosférica para reducir el dióxido de carbono.
Si se aprueban, la EPA no podría regular las emisiones de fábricas y centrales eléctricas. Esto sería un golpe bajo a los esfuerzos de la administración estadounidense por combatir el cambio climático.
Resulta ahora claro que el Congreso no adoptará leyes que permitan actuar en defensa del clima, ya que los republicanos controlan ahora la Cámara de Representantes.
El presidente de Estados Unidos todavía tiene poderes como para adoptar sus propias medidas, a través de la EPA y otros organismos. Pero los republicanos, respaldados por algunas grandes empresas, están haciendo un esfuerzo concertado para detenerlas. Es más probable entonces que el Congreso adopte, en lugar de leyes proambientales, leyes antiambientales. De hecho, la nueva Ley de Prevención de Impuestos Energéticos está destinada a contrarrestar la actual Ley de Aire Limpio, que faculta a la EPA a actuar.
El diario londinense The Guardian, en su edición del 5 de marzo, describe esta iniciativa como el mayor ataque de Estados Unidos a la protección ambiental del que se tenga registro hasta ahora.
“Esto resulta un hecho casi sin precedentes en la historia ambiental, en el sentido de que se están moviendo en múltiples direcciones y de múltiples maneras para lograr los mismos resultados”, comentó Bill Becker, secretario de la Asociación Nacional de Agencias de Aire Limpio.
James Goldstene, de la Junta de Recursos Atmosféricos de California, declaró en el Congreso en contra del nuevo proyecto de ley. “Para las empresas que aceptan la abrumadora evidencia científica del cambio climático y el imperativo de aplicar políticas tendientes a la reducción de emisiones, la negativa del Congreso a aprobar una legislación sobre el clima incrementa por sí sola la incertidumbre de los inversionistas”, afirmó. “Y llegando aún más lejos hasta vaciar la Ley de Aire Limpio para eliminar reglamentaciones sensatas de la EPA, la legislación propuesta enviará el crudo mensaje de que Estados Unidos no es serio acerca de crear un marco regulatorio estable o predecible, no es serio acerca de atraer inversiones y no es serio acerca de liderar la economía del futuro”.
Además del nuevo proyecto de ley, los republicanos también han propuesto reducir el presupuesto de la EPA en un treinta por ciento (más que a cualquier otra agencia). Esto la privaría de los fondos necesarios para regular el dióxido de carbono y eliminaría los fondos para otras actividades, como la de proteger el salmón en la Bahía de San Francisco y la de tratar las aguas residuales vertidas en los lagos de Florida.
Según The Guardian, la propuesta de los republicanos también debilitaría las normas sobre el envenenamiento con mercurio y supone cortar los fondos para el asesor del presidente Barack Obama en energía y clima, así como para el enviado del Departamento de Estado a las negociaciones de las Naciones Unidas sobre el clima.
Estas malas noticias de Estados Unidos no podrían haber llegado en peor momento. Esta semana las Naciones Unidas negocian los términos de la Cumbre Rio+20, que se celebrará en 2012 para conmemorar el vigésimo aniversario de la histórica Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo.
Desde la Cumbre de Río de 1992, el medio ambiente se ha deteriorado significativamente. Hay múltiples crisis ambientales, entre ellas la del cambio climático, la extinción de especies, la disminución de las poblaciones de peces, la pérdida de tierra fértil por su degradación, la presión insustentable sobre los recursos y la decreciente cantidad de agua dulce.
El riesgo de que el daño ambiental pase puntos desconocidos “sin retorno”, como advirtió en 2007 el informe Global Environment Outlook del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), es cada vez mayor.
En las negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio climático, los gobiernos están lidiando con la orden máxima de reducir drásticamente las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero lo más pronto posible y llegar a cierto acuerdo sobre cómo se distribuirá la carga. Todos los países están obligados a adoptar medidas sobre el clima y los desarrollados han aceptado tomar la delantera y mostrar el camino.
Estados Unidos es el más importante entre los países ricos. Por lo tanto, el clima antiambiental del Congreso arrojará una sombra sobre las negociaciones de Río+20 y las conversaciones sobre el clima, de la misma manera que afectará lo que la delegación estadounidense pueda o no comprometerse a hacer.
Y esto a su vez influirá en la posición de los demás países. Es de esperarse, entonces, una espiral a la baja en las acciones con las cuales se comprometan los gobiernos.
Confiemos que la conciencia pública y el activismo en Estados Unidos cambien finalmente la posición del Congreso, ya que el mundo necesita la cooperación de este país para hacer frente a la crisis ambiental.
* Director ejecutivo de South Centre.
Fuente: Agenda Global
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