José M. Domínguez D.
La ecología social que propone el pensador americano Murray Bookchin es, como su propio nombre indica, una corriente que defiende que la crisis climática es, ante todo, una crisis social. “El mensaje más fundamental que aporta la ecología social es que la idea misma de dominar la naturaleza nace de la dominación del humano por el humano” (Bookchin, 2009: 73). Y, por ende, las soluciones no pueden pasar por la tecnociencia, ni por el crecimiento verde, sino solamente por un cambio estructural del sistema socioeconómico. Se trata, por tanto, de modificar un sistema socioeconómico existente en la actualidad por el cual algunos seres humanos ejercen opresión a otros y ven a la naturaleza como territorio de conquista. Así lo describe el profesor Alfredo Marcos, 2001:
<<Para la ecología social y el ecofeminismo, las causas de la crisis ecológica son principalmente de carácter práctico. Hay que buscarlas más en las incorrectas relaciones sociales que en una incorrecta visión del mundo. Son las relaciones de dominación que se dan en nuestras sociedades las que generan problemas ambientales>> (P. 141).
La Ecología Social es, por ende, una filosofía holística con una perspectiva interdisciplinar que pone en juego el estudio de la naturaleza y la puesta en práctica de los principios que de ella se derivan. Se trata pues, no solo de una propuesta teórica académica sino, ante todo, un llamamiento a la acción que mira y pone en diálogo el pasado, presente y futuro para lograr -dialécticamente- una sociedad más justa y rearmonizada con la naturaleza a la que pertenece, tal y como la presenta el propio Bookchin, 2019:
<<En términos generales, la ecología trata del balance de la naturaleza. En tanto que la naturaleza incluye a la humanidad, es la ciencia que trata básicamente de la armonización entre la naturaleza y la humanidad>> (P.11).
Uno de los mayores problemas existentes en la actualidad es que la relación entre sociedad y naturaleza es vista de manera jerárquica: la sociedad por encima y dominando a la naturaleza. Y, de manera análoga, algunos miembros de la sociedad se imponen por encima de otros: hombres dominando a las mujeres, clases altas dominando a las clases bajas, etc. Hasta tal punto que estas jerarquías son institucionalizadas y llevadas al extremo en el actual sistema capitalista.Sin embargo, la ecología social lleva a cabo una propuesta dialéctica en la que la sociedad humana se rearmonice con la naturaleza, logrando una ecosociedad y terminando con las dominaciones internas y externas existentes.
Principios de la ecología social que sirven de marco teórico para las tesis de Ostrom
Así pues, Bookchin propone una serie de principios que descubre patentes en la naturaleza y que postula como principios ético-políticos que han de regir una nueva sociedad. No se trata de establecer una teoría de la ley natural como la que ha aparecido en otros momentos históricos, a través de manipulaciones, para llevar a cabo el colonialismo o establecer un darwinismo social. Lejos de ello, la ecología social se encuentra en una postura dialéctica que descubre factores positivos en la naturaleza (Bookchin, 2019: 29-56):
• No jerarquía
• Mutualismo
• Evolución
• Unidad dentro de la diversidad
• Espontaneidad
Precisamente son estos principios observados por Bookchin los que consideramos que pueden ser puestos en relación con los principios de Ostrom, y servir de fundamentación teórica de los mismos:
• No jerarquía
Este principio supone que en la naturaleza se avanza por relaciones simbióticas: existe una total interdependencia de unos seres y otros, así como una ecodependencia. Es más, en la perspectiva de Bookchin, la jerarquía ni siquiera se puede dar en la naturaleza, ya que entiende por jerarquía un “término estrictamente social” (Bookchin, 1999: 45), aquel sistema institucionalizado de control y orden que, en última instancia, hace uso de la fuerza coercitiva de manera física para conseguir obediencia (Cfr. Bookchin, 1999: 44-46). De esta manera, descubrimos también que se puede aplicar a los principios de Ostrom, ya que la organización colectiva de los RUC [recursos de uso común] es necesariamente no jerárquica: el establecimiento de las leyes y sus arreglos se dan entre iguales y de forma colectiva.
• Mutualismo
De esta manera, las soluciones a los problemas contemporáneos de gobierno de los bienes comunes que encontramos en la economista americana, más allá de ideas jerárquicas de privatización o estatalización, pueden pasar por sistemas de apoyo mutuo entre los apropiadores. Así, son ellos mismos los que llevan a cabo la supervisión y los mecanismos para la resolución de conflictos.No se trata de una vuelta al primitivismo, sino de aplicar los principios de apoyo mutuo y no jerarquía (reconociendo la interdependencia y la ecodependencia) que permiten evolucionar, de manera creativa, sostenible y solidaria (Cfr. Bookchin, 1999: 105). Es más, frente a la competición, en la “historia de la evolución de la vida, la cooperación entre unidades menores ha dado lugar a la emergencia de estructuras más complejas. En este sentido, la cooperación es esencial por generar estructuras más complejas” (Nowak & Sigmund, 2000: 21).
• Evolución
La naturaleza está en constante cambio y evolución hacia sistemas más complejos. De igual manera, las instituciones de los RUC han de revisar de manera constante sus leyes de cara a mejorar las condiciones comunes de trabajo y las relaciones sociales que se dan dentro de la comunidad.
•Unidad dentro de la diversidad
Vemos cómo los organismos tienen su propia autonomía y su funcionamiento. A pesar de que los componentes de los organismos sean tan diversos, dependen unos de otros y evolucionan conjuntamente, autorregulándose. De esta manera las comunidades de los RUC, más allá del individualismo que se les quiere imponer desde las visiones de la economía clásica, parten de ese mutualismo que se puede dar solo si hay una unidad dentro de la diversidad de los apropiadores. A pesar de tener una pluralidad de opiniones y de formas de actuar, los apropiadores se reúnen y deciden un modus operandicomún que llevan a cabo de forma unitaria. De igual manera, cuando los RUC forman parte de sistemas más amplios, Ostrom advierte que deben darse diversas entidades escalonadas que tengan sus propias reglas internas pero que actúen de forma común, como una gran comunidad cooperativa (Ostrom, 2011: 163).
•Espontaneidad
Al igual que la naturaleza no sigue reglas, sino que crece y se desarrolla de manera impredecible, “la variedad emerge espontáneamente” (Bookchin, 2019: 45); las instituciones de los bienes comunes no siguen patrones impuestos por ningún agente externo, sino que sus leyes internas surgen de manera espontánea entre los apropiadores, y atendiendo a las necesidades de la localidad en que se encuentren y de sus propias potencialidades.
En definitiva, la cuestión que propone Bookchin es ir hacia sociedades donde se lleven a cabo estos principios y sirvan como punto de orientación. La ecología social es la creación de una utopía, es decir, un lugar al que dirigirse, un proyecto colectivo.
Para ponerlo en práctica son necesarios:
a)Aumentar los grupos y movimientos sociales que protesten y conciencien a la gente sobre los injusto y dañino que es el sistema actual (Cfr. Bookchin, 2019: 221-281).
b)Crear alternativas al sistema que reflejen los nuevos principios: municipios colaborativos, cooperativas, vecindarios de apoyo mutuo, grupos colectivos de gestión de los bienes comunes y recursos naturales de uso común, federación global de los comunes, etc. (Cfr. Bookchin, 2019: 139-156).
Muchas son las vías a explorar de cara a un gran cambio socio-económico, y las propuestas de Murray Bookchin, que pueden servir de base filosófica a la teoría económica de Ostrom, son urgentes dado el estado avanzado de la crisis medioambiental-social en la que estamos inmersos.
Referencias:
BOOKCHIN, M., 1999. Ecología de la libertad. Madrid: Nossa y Jara.
_____ 2019. Ecología y pensamiento revolucionario. Mallorca: Calumnia.
_____2019. La próxima revolución. Barcelona: Virus.
MARCOS, A., 2001. Ética Ambiental. Valladolid: Ediciones Universidad de Valladolid.
OSTROM, E., 2011.El gobierno de los bienes comunes. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica.
[Sección tomada del artículo "Las tesis de la ecología social comunalista de Murray Bookchin como marco teórico de los principios de gestión de los bienes comunes de Elinor Ostrom", que en versión completa es accesible en http://www.ridaa.es/ridaa/index.php/ridaa/article/viewFile/232/228.]
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