CDH-UCAB
* Párrafos extraídos de un informe donde se describe la situación de los miles que están saliendo de Venezuela en total desamparo y las peores condiciones.
La travesía dentro de Venezuela es extremadamente agotadora para los caminantes, no por la ruta en sí misma, sino por el ambiente adverso al que deben enfrentarse. Como es sabido, los funcionarios civiles y militares en Venezuela crearon una corriente de opinión contraria a los retornados, tan pronto comenzó su regreso a Venezuela en medio de la pandemia. Además de las acusaciones más graves que los señalaron como armas biológicas y fueron perseguidos y acusados como bioterroristas16, muchos funcionarios en los llamados Puestos de Atención Social Integral (PASI) tenían un trato hostil hacia los caminantes, por considerarlos traidores y golpistas. Este tipo de señalamiento se generalizó entre quienes tienen funciones de vigilancia en las carreteras.
El CDH UCAB recibió testimonios de personas que fueron detenidas sin razón alguna en alcabalas a lo largo de las rutas por Venezuela, solo para retenerles su cédula de identidad, alegando una supuesta verificación. Algunas personas afirman haber esperado por hasta seis horas sin que les devolvieran su cédula; en estos casos, estas personas decidieron proseguir su recorrido, dejando atrás la cédula, asumiendo que de todas maneras sería un documento innecesario en el país de destino. En otros casos, las cédulas fueron destruidas y sus titulares sometidos a maltratos verbales. Los documentos también son usados como forma de extorsión, ya que son retenidos y solo entregados a cambio de dinero, generalmente en divisas.
También es frecuente que los caminantes sean extorsionados por los funcionarios en las alcabalas, pidiéndoles dinero o quitándoles ropa, alimentos u otras pertenencias que llevan para el trayecto. Un adulto mayor procedente del estado Barinas, le narró al equipo del CDH UCAB que había salido de su lugar de residencia con una mochila en la que llevaba alimentos para comer por el camino y cuando llegó a la frontera ya le quedaban pocas reservas, pues había sido robado por soldados en las alcabalas, hasta que optó por esconderse:
«Yo traía un bolso con comida cruda y en todas las alcabalas que me fueron parando me fueron quitando, que si dos kilos de pasta, que si dos de arroz. (...) Muchas veces me tocó pasar por el monte, siendo venezolano, allá en Venezuela, para evitar la alcabala.»
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En un recorrido por la carretera que conduce de Maicao a Riohacha, el CDH UCAB entrevistó a dos hermanos caminantes procedentes de la población de Palmarito, estado Lara, quienes narraron que soldados del lado venezolano les quitaron un reloj para pasar por una trocha. También afirmaron que, durante el trayecto, tuvieron que regalar ropa y zapatos a funcionarios venezolanos para que lo dejaran seguir su camino.
Cuando llegan a la frontera, los caminantes no solo llegan agotados físicamente por el largo recorrido, sino golpeados anímicamente pues han sido despojados de la mayor parte de las pertenencias y recursos que habían reunido para realizar su viaje. Es el último golpe que reciben en territorio venezolano, antes de cruzar.
[Textos extraídos del informe Caminantes de ida y vuelta. El flujo de caminantes venezolanos por el continente en tiempos de pandemia, Caracas, UCAB, 2021. Es accesible en versión completa en https://drive.google.com/file/d/1PDRgq-xfgyIMmSj5AgNJQ9Qh6jPFoIAW/view.]
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