Publicación anarquista La Campana
[Nota previa de El Libertario: Reproducimos la parte final de un extenso trabajo sobre el tema. Por su extensión dejamos fuera la primera parte, donde se presenta una amplia crónica histórica respecto al tema, ciertamente importante para comprender a cabalidad la situación del Sahara Occidental.]
Infame comportamiento de los gobernantes españoles. Ayer, los franquistas. Ahora, el PSOE
Mientras tanto, en España, la “potencia administradora” de la descolonización del Sáhara (según la legislación internacional), el PSOE lograba alcanzar la mayoría absoluta en las elecciones parlamentarias de 1982, por las que accedió a la Presidencia del Estado, Felipe González.
¿Qué hizo Felipe González en ese momento, en 1982 y en los años siguientes (fue presidente del gobierno por trece años y medio consecutivos, entre 1982 y 1996), por cumplir la palabra dada al pueblo saharaui? Nada absolutamente, que no fuese apoyar a Marruecos en su boicot al Referéndum, su negativa a aplicar las resoluciones de la ONU y de la Unión Africana, consolidar la invasión del territorio saharaui hasta el límite sur otorgado a Mauritania, apoyar la colonización y expansión en el territorio ocupado de empresas internacionales operando bajo concesión marroquí, impulsar el comercio de armas con Marruecos … y, por supuesto, formar parte de la red de impunidad internacional que ampara todas las violaciones de derechos humanos, torturas, asesinatos, desapariciones forzadas, encarcelamientos ejecutados en esos años por el ejército y la gendarmería marroquí sobre la población saharaui en el territorio ocupado. Este mismo comportamiento -criminal en sus hechos, atroz y genocida en sus consecuencias, cínico en su retórica, vil en su traición-, es el que han tenido todos los gobiernos españoles desde aquella fecha hasta hoy, Aznar, Zapatero, Rajoy y, ahora, el tándem Pedro Sánchez-Pablo Iglesias.
El referéndum que no llega, la ocupación del territorio cada vez más cruenta y rapaz
Siempre es lo mismo: la ONU fija una nueva fecha para el Referéndum y Marruecos, con una u otra excusa (siempre aceptadas sin apenas reproche) lo boicotea. Entre medias, la ocupación del territorio se intensifica, la población saharaui exiliada en Tinduf sufre lo indecible y los habitantes nativos en la zona militarmente ocupada son cada día más acosados y reprimidos, sin que el Frente Polisario pueda hacer frente a una posible, y cada vez más necesaria, ruptura de la tregua alcanzada en 1991.
En diciembre de 1999, el Secretario general de la ONU, Kofi Annan, se había comprometido a fijar una nueva fecha para el Referéndum en el año 2000. “Cuando se cierre definitivamente el censo de electores -había dicho- se fijará la data definitiva para la Consulta”, lo que se produjo en enero, en que se dio por terminado el listado electoral, así como la identificación de todos y cada uno de los posibles votantes. Sin embargo, una vez más, Marruecos bloqueó el proceso y el referéndum acordado no se celebró en ese momento.
Tras el fracaso del 2000, el secretario general de la ONU, Kofi Annan volvió a intentarlo en 2003, ahora con una “nueva propuesta de solución al conflicto”, basada en los siguientes principios: que el territorio saharaui se integre oficialmente en Marruecos, con el compromiso formal del Rey marroquí de otorgar una cierta Autonomía al territorio en litigio y, al cabo de cinco años, celebrar un referéndum en la zona para aclarar definitivamente el status político de la región y sus habitantes (estado independiente, autonomía integrada en Marruecos, provincia marroquí, etc). En esa consulta podrían participar tanto los propiamente saharauis como los ciudadanos marroquíes colocados allí por la monarquía tras la invasión armada. Ninguno de los implicados directamente en esta historia -Marruecos y el pueblo saharaui- se llamó a engaño respecto del verdadero significado del “Plan”, cuya negociación sería además encabezada por el estadounidense James Baker. Por razones obvias la “propuesta” tampoco prosperó.
Invasión, ocupación y saqueo, forzosos e ilegales
En este largo periodo de la “tregua”, de 1991 a hoy, además de incumplir todas las resoluciones de la ONU -sin que, por supuesto, la ONU le reclamase ni impusiese ninguna sanción, unas veces por el veto de EE UU, otras de Francia, otras de España, siempre con la ‘ayuda’ de algún cómplice-, Marruecos fue ocupando y controlando militar e ilegalmente, valga la redundancia, cerca de las tres cuartas partes del Sáhara Occidental, incluida una vasta franja de desierto en la costa atlántica en la que se encuentran sus yacimientos de fosfatos –el depósito de este mineral más rico del mundo- lindante con sus riquísimos bancos de pesca y en la que, además, se han encontrado importantes yacimientos de petróleo.
Saqueo de los recursos naturales del Sáhara Occidental. Colaboración de las empresas españolas y multinacionales en el despojo
Cada día es mayor la implicación de grandes empresas internacionales en la explotación de los recursos naturales saharauis en los territorios ocupados ilegalmente por Marruecos, contraviniendo toda la legislación internacional en cuestiones fundamentales, entre ellas, el derecho de autodeterminación de los pueblos bajo yugo colonial. Se trata de empresas que actúan siempre bajo concesión directa del propio gobierno marroquí, entre las que se encuentran en gran número firmas españolas que co-participan en el saqueo de los recursos naturales propiedad del pueblo saharaui, por más que no la pueda ejercer frente a los fusiles marroquíes.
Baste con señalar unas cuantas de estas empresas para caer en la cuenta de la implicación española en este saqueo:
FMC Foret.- Sólo en 2008, la empresa química FMC Foret afincada en Huelva importó ilegalmente más de 500.000 toneladas de fosfatos procedentes del Sahara Occidental. La naviera Ership S.A. es propietaria de los barcos, ’Sac Flix’, con 16.000 toneladas de capacidad, y ’Sac Málaga’, con 30.000 toneladas. Estos barcos trasportan habitualmente los fosfatos desde el puerto de El Aaiún hasta los muelles de la empresa FMC Foret.
Isofotón.- Empresa malagueña de instalaciones energéticas solares fotovoltaicas. En enero de 2009, anunciaron la adjudicación de 1200 instalaciones fotovoltaicas en “Marruecos”, algunas de las cuales se realizarán en El Aaiún, capital del Sahara Occidental ocupado. También se ha presentado al concurso de construcción de tres centrales solares fotovoltaicas de entre 1 y 3 MW en Dajla y entre 5 y 10 MW en Bojador.
El grupo empresarial gallego JEALSA está asociado con la empresa marroquí Dr Lhoucine Derhem. Dicha asociación, denominada DAMSA, posee en El Aaiún, Sahara Occidental, una fábrica especializada en conservas de sardina y caballa, con una producción de más de 33 millones de latas.
Europacífico.- Las empresas Sealord Group (Nueva Zelanda), Nippon Suisan Kaisha (Japón) y Pesquera Friosur (Chile), han formado una Unión Temporal de Empresas, para la distribución de pescado en el mercado Ibérico (España y Portugal), dando lugar a la denominada sociedad mercantil Europacífico Alimentos del Mar, S.L., con domicilio social en Vigo (Pontevedra). Europacífico ha firmado un acuerdo con la empresa marroquí Grupo Omnium Marocian de Pèche (OMP) para la distribución de pescado (pulpo y otras especies) capturadas ilegalmente por la flota marroquí con base en Tan-Tan, faenando en la zona FAO 34.1.3. y otras áreas limítrofes de pesca en las aguas del Sahara Occidental.
[A estas complicidades, debe agregarse la del gobierno chavomadurista venezolano, que ha adquirido fosfato saqueado por Marruecos del territorio saharaui. Al respecto, ver "El caso saharaui: otro ejemplo de lo que el chavomadurismo entiende por 'solidaridad internacional'" http://periodicoellibertario.blogspot.com/2014/08/el-caso-saharaui-otro-ejemplo-de-lo-que.html.]
Muros y minas antipersonas
Además, Marruecos continuó la construcción en el territorio del enorme muro de “defensa”, con sus 2700 kilómetros de longitud que atraviesa el Sáhara y cuyos campos exteriores sembró entre siete y diez millones de minas antipersonas, lo que le convierte en el campo minado más extenso del mundo. Desde 1991 se ha producido la mutilación y, en muchos casos, la muerte de más de 2500 saharauis a consecuencia de la explosión de estas minas, por más que el propio Frente Polisario haya logrado neutralizar algo menos de 30.000 de estas minas y artefactos explosivos.
Este muro, extendido a lo largo y ancho de la región en ocho tramos, levantó una frontera física entre los territorios saharauis ocupados por Marruecos y un reducido espacio en el que todavía puede ejercer su dominio la República saharaui. Sin embargo, la creación de la ruta para el transporte rodado que uniría Rabat (Marruecos) con Mauritania y los países del África Occidental, ha de pasar por ese territorio “de amortiguamiento”, por lo que Marruecos decidió abrir una “brecha” (de uso exclusivo) en su propio muro. Brecha que no existía en 1991 cuando se firmaron los acuerdos con los que entró en vigor el alto el fuego, por lo que ahora Marruecos los incumple unilateralmente sin causa que lo justifique.
¿Condenados a una guerra, no menos suicida que la paz que les reserva Marruecos?
Hace apenas una semana, el pasado 13 de noviembre, el Frente Polisario, por voz del presidente de la República Árabe Democrática Saharaui (RASD), Bahim Ghali, declaró que consideraba rota la tregua firmada con Marruecos en 1991 y, en consecuencia, se declaraba el estado de guerra y suspendía el alto el fuego. Por más que la causa real de esta ruptura tenga su fundamento en la imposibilidad de celebrar el referéndum de autodeterminación del pueblo saharaui previsto hace ya treinta años en aquel acuerdo -firmado bajo los auspicios de la ONU-, la razón próxima del drama que se avecina está en la penetración a finales del mes pasado por el ejército marroquí en la zona de “amortiguamiento” desmilitarizada de Guerguerat, en el extremo sur del Sáhara Occidental, junto a la frontera de Mauritania y la de la propia RASD. En esa zona, la monarquía marroquí acaba de finalizar el levantamiento de unos muros de arena defensivos de la ruta vital para el tráfico rodado comercial entre Marruecos, Mauritania y todo el África Occidental. Esta ruta, construida ilegalmente y al margen de los acuerdos de 1991, a juicio de los saharauis, sólo sirve para el “saqueo permanente por Marruecos de las riquezas del país, cuyo único propietario es el pueblo saharaui”.
El bloqueo saharaui
El 21 de octubre, un grupo de unos sesenta militantes saharauis trataron de controlar el paso de camiones sobre esta ruta, deteniendo a los vehículos para obligarles a reconocer que estaban sobre territorio saharaui y no marroquí. A esta acción pacífica, respondió Marruecos con la invasión por varias unidades militares de la zona, el ataque a campamentos civiles en Guergerat y el intento de establecer puntos de vigilancia y control permanente.
La acción de Marruecos -claramente calculada y decidida con anterioridad al propio bloqueo saharaui, pues ya en 2017 habían asfaltado casi tres kilómetros de esta carretera y ahora estaban a punto de terminarla para llegar hasta la frontera con Mauritania, balizándola además con puestos de vigilancia- provocó la inmediata reacción de los militantes del Polisario, que respondieron con disparos y ataques de cohetería contra bases militares y puestos de control del ejército y la gendarmería marroquí, instaladas en el “muro de seguridad”, que hasta ahora, ejercía de frontera de facto entre la RASD y el territorio saharaui ocupado. La protesta saharaui se extendió en El Aiún, la capital ocupada por Marruecos, donde la población se enfrentó a las fuerzas de ocupación.
Marruecos insiste en su provocación. Sus cómplices -también el gobierno español- le garantizan la impunidad y, llegado el caso, la última masacre del pueblo saharaui
Por más que la ONU insiste -¡siempre con la boca pequeña!- en que esa zona no puede ser utilizada por equipos y personal militar marroquí sin violar la tregua de 1991 y las resoluciones internacionales posteriores, Marruecos sigue adelante con su plan de llevar las fuerzas de ocupación hasta la frontera misma con Mauritania, lo que es causa legítima para que el Frente Polisario y la República Árabe Saharaui declaren el estado de guerra, al que están siendo obligados.
Los soldados marroquíes levantan un muro de arena a 20 kilómetros al este de la carretera de Guerguerat. Y además, están alargando 200 kilómetros al este el muro que empezaron a construir en 1980 bajo el reinado de Hassan II y que recorre 2.700 kilómetros en el desierto. Ese muro llegará ahora hasta la frontera con Mauritania. Con lo cual, esta franja quedará acordonada y el Frente Polisario ya no podrá bloquear la carretera sin que sea tildado de terrorista por la propaganda occidental, aliada de Marruecos.
Suicida la guerra, suicida la paz
Entre ambas realidades, que nunca son absolutas, solo la lucha por la libertad y la justicia tienen sentido verdadero. El adversario del pueblo saharaui -el que les roba sus casas, paisaje y querencias, el que les mata, reprime y humilla en cada ocasión, el que incumple sistemáticamente los pactos firmados ante instancias internacionales- es tan poderoso como es funesta la tiranía que ejerce incluso sobre sus propios súbditos.
Dispone Marruecos de un ejército dotado y armas en abundancia, pero sobre todo, dispone del apoyo activo de todos los gobiernos de las democracias occidentales, particularmente de EE UU y de la Unión Europea, que le financian, le venden toda clase de armas y municiones, celebran con él acuerdos de todo tipo que incluyen la explotación de los bienes saharauis y, sobre todo, le garantizan la impunidad internacional a todas sus violaciones de los derechos humanos y fechorías, por horrendas que sean.
Un final todavía no escrito
La probable consecuencia de esta nueva frustración del pueblo saharaui será la reanudación de la guerra, interrumpida en 1991. Si la paciencia (probablemente suicida) de los saharauis no lo evita, las sombras de los muros acogerán nuevas víctimas de una guerra demencial que tanto nos afecta a los españoles, puesto que las fortunas de quienes se lucraron con la venta del pueblo saharaui todavía pasean sus dineros y sus fachas por la España, ahora llamada democrática pero tan traidora a la libertad de miles de personas … de todo un pueblo, como lo fueron hace cuarenta y cinco años sus antecesores franquistas.
¿Hasta cuándo el pueblo del Sáhara se verá obligado a resistir como refugiado insurgente en el desierto a la ocupación marroquí? Sabemos que resistirá épicamente, como lo viene haciendo desde hace cuarenta años, mientras actúe la solidaridad internacional (en la que no es secundaria la demostrada por el pueblo español, en abierta contradicción con sus gobiernos y la política de Estado). Pues si esa falla, los matarán. Y serán los Hassán, los Sánchez-Iglesias, los Macron, los Biden … una vez más, los asesinos.
[Parte final de un texto más extenso, que en versión completa es accesible en https://www.revistalacampana.info/especiales/2020/11/24/sahara-occidental.]
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