I,- Manifiesto por una vida otra
Soma – terapia anarquista (Brasil)
La presencia de diferentes pandemias entre humanos no es nada nuevo. Muchas de ellas ya han diezmado personas en todos los rincones del planeta. Lo nuevo en la aparición de Covid-19 es su propagación a gran escala y su sorprendente velocidad. La pandemia actual abre lo que se ha convertido en la vida contemporánea: ciudades abarrotadas, niveles extremos de pobreza y un modelo de vida depredador nunca antes visto. La convivencia entre humanos y con otras especies muestra su capacidad destructiva, proveniente de otro contagio más antiguo: la explotación capitalista.
Soma – terapia anarquista (Brasil)
La presencia de diferentes pandemias entre humanos no es nada nuevo. Muchas de ellas ya han diezmado personas en todos los rincones del planeta. Lo nuevo en la aparición de Covid-19 es su propagación a gran escala y su sorprendente velocidad. La pandemia actual abre lo que se ha convertido en la vida contemporánea: ciudades abarrotadas, niveles extremos de pobreza y un modelo de vida depredador nunca antes visto. La convivencia entre humanos y con otras especies muestra su capacidad destructiva, proveniente de otro contagio más antiguo: la explotación capitalista.
En
medio de los acontecimientos actuales, los estados de diferentes
matices y sus alianzas inequívocas con el capital buscan adaptarse a una
nueva normalidad, como se ha anunciado ampliamente. Se buscan
soluciones para mantener la circulación de bienes y servicios,
postulando como indispensable mantener la virtualización de la economía y
las relaciones capitalistas, haciendo que las narrativas de un mundo
sostenible y ecológicamente limpio sean aún más actuales. En fin, se
trata de la continuidad de la vida desde el esencial mantenimiento de
las prácticas de opresión y explotación vigentes desde hace siglos,
ahora renovadas en envases más apetecibles y con el atractivo de la
economía verde.
No se equivoquen: la lógica capitalista siempre será la producción de una forma de vida arrogante y destructiva. Su versión humanizada es el neologismo para incitar y expandir el simulacro de participación en la amplia gama de democracias representativas. En la misma dirección, la pretendida adhesión a prácticas bajo designaciones solidarias, refuerza las relaciones de dominación para mantener las jerarquías y esconder la caridad hipócrita detrás de la cortina de humo de la moral redentora.
Frente a todas las disculpas por el nuevo mañana y una solidaridad sacralizada, l@s anarquismos explican otras formas de vida. Aquellas que surgen del cambio ético en la relación entre un@ mism@ y l@s demás, a través de prácticas de libertad que garantizan la complicidad como forma de cuidado.
Nuestra crítica anarquista siempre será una que insista en demostrar que no habrá vida libre basada en la lógica de dominación de los Estados y el capital. Afirmar otra vida, para nosotros, es separarse radicalmente del mundo burgués, luego inventar asociaciones que hagan que la relación cambie como la vida bajo una perspectiva antiautoritaria. Está ubicada en el aquí y ahora, y no en el futuro redentor; en nuestros cuerpos, no en términos de ideas. Finalmente, en lo que somos y en lo que hacemos de nosotr@s mism@s a pesar de lo establecido
II.- Manifiesto anarquista del siglo XXI
José M. Carvalho F. (Revista Utopía, Portugal)
La tragedia biológica y social causada por la epidemia debido a los efectos perversos de Covid-19, una vez más, como en otros momentos históricos, demostró que la especie humana es extremadamente vulnerable y es una marioneta cuando es controlada y gobernada por el Estado, el capitalismo, sus científicos y especialistas en comunicación social, que imponen modelos de sociedad opresiva, como son los casos conocidos de democracia, socialismo, comunismo y fascismo de todos los matices, sin olvidar también la influencia determinante de los dioses e iglesias que deciden quién tiene lugar en el cielo o el infierno. A favor de la verdad, digamos de paso, que todos los intentos anarquistas de extinguir esta anormalidad normalizada siempre han sido abortados.
Entre los diversos elementos estructurales de nuestra vida cotidiana de miseria, esclavitud y alienación, asociados con la falta de creatividad y libertad de la especie humana, en cambio, las vicisitudes de la plasticidad social del mundo virtual surgen en función del papel crucial de las tecnologías de la información y la Comunicación (TIC). Estas no solo virtualizan casi todo el proceso de trabajo y la organización del trabajo de las organizaciones e instituciones de la sociedad, sino que también están presentes en las esferas de los espacios-tiempo de producción, distribución, intercambio y consumo de bienes y servicios inmateriales o analítico-simbólicos. De esto podemos deducir que a partir de las 24 horas que cada individuo tiene en un día, una parte sustancial de la misma es capturada y controlada por la acción virtual de las TIC. Evidentemente, este proceso puramente competitivo, es visible en el mercado de la economía virtual, tiene sus expresiones más significativas en la producción de situaciones muy críticas: desempleo, vínculos contractuales precarios, pobreza, exclusión social, etc.
En una segunda dimensión, también crítica, al mismo tiempo que los efectos estructurantes de las TIC son hegemónicos en la vida cotidiana de los individuos, el espacio-tiempo de intervención de la economía real clásica limitada al proceso de industrialización y urbanización de las sociedades pierde su significado y su hegemonía que se centró exclusivamente en el crecimiento económico y la creación de riqueza social a partir de bienes materiales de consumo actual y duradero. Por otro lado, el calentamiento global del planeta Tierra asociado con la redución de la capa de ozono y la contaminación atmosférica revela los efectos perversos de esta economía, que ha resultado en la destrucción del agua, el aire, el fuego y la tierra, elementos vitales de la vida. todas las especies animales y vegetales, incluida la humana. En el momento concreto de nuestra existencia estamos en presencia de una economía manifiestamente negativa, cuyo poder y expresión básica se resume en el poder de producir la muerte y la extinción de los elementos vitales de la vida.
En vista de esta debacle estimulada por el poder instituido, sus gerentes, esclavos de todos los pelajes y defensores de sus modelos de sociedad, los heraldos de las soluciones milagrosas se convirtieron en apologistas de la economía verde o la economía azul, alabándolas como la solución para superar todos los problemas de miseria, pobreza, desempleo, exclusión social y crisis ambiental. Nada más falaz, porque estos problemas en el contexto de las soluciones del capitalismo no son más que una forma de expiación histórica o simulacro de un paradigma social que se dirige hacia su abismo. Estas alternativas, deducidas de la economía azul o la economía verde, no resuelven la esencia de la confrontación de la especie humana con la naturaleza, en la medida en que se perpetúa el capitalismo, el Estado y la civilización judeocristiana; en cualquier circunstancia, ello siempre ha sido y siempre será en esencia muerte y no vida. En mi opinión, en el siglo XXI, la anarquía solo puede ser o asumirse como un poder para negar la realidad que acabo de describir.
Si pensamos en el surgimiento de la nueva pandemia limitada a los efectos negativos del Covid-19, estamos inmediatamente sujetos a situaciones de miedo, ignorancia, riesgo e incertidumbre que solo favorecen la acción de las instituciones y organizaciones estatales y de esta sociedad, cuyo modelo de civilización es sinónimo de atomización, control, represión de la libertad y la vida cotidiana de los individuos, que están atrapados en los dilemas de la supervivencia frente a las posibilidades de vida y muerte causadas por la epidemia, estos mismos individuos también se convierten en los impulsores de la normalización de sus vidas, lo que es una tragedia biológica y social en sí. De aquí surgen nuevos poderes de la medicina y la industria farmacéutica, sin olvidar todos los poderes clásicos de gobiernos, policías, ejércitos, científicos de todo tipo, cuya función es educar y controlar a los ciudadanos comunes hacia la normalización de una vida sin sentido en diferentes tipos de acantonamientos, que no son más que una diversidad de prisiones pandémicas físicas, mentales y psíquicas en la medida del miedo y la ignorancia de cada ser humano.
Esta perspectiva es totalmente atentatoria a la esencia de la vida biológica y social de todas las especies animales y vegetales, porque el poder de la vida solo existe desde la persistencia de lazos de sociabilidad y socialización combinados con la interdependencia sistemática, la complementariedad y la identidad. Ahora, el acantonamiento en espacios normalizados por el ´poder no permite que la libertad, el amor, la amistad y la creatividad emerjan naturalmente y, por lo tanto, vivifiquen la vida a expensas de la muerte. Debido a lo que acabo de mencionar, sin querer deificar o ideologizar la anarquía, es cada vez más una probabilidad histórica con un inmenso valor heurístico evitar que la especie humana y todas las demás especies colapsen en el planeta Tierra. De esto extraigo la lección que me ayuda a avanzar en esta dirección, considerando que: “La anarquía es un caos autoorganizado, sin dioses y sin maestros. Solo puede ser una probabilidad no lineal en el espacio-tiempo del universoEsta perspectiva está totalmente atenta a la esencia de la vida biológica y social de todas las especies animales y vegetales, porque el poder de la vida solo existe desde la persistencia de lazos de sociabilidad y socialización combinados con la interdependencia sistemática, la complementariedad y la identidad. Ahora, el acantonamiento en una casa común o en un zoológico no permite que la libertad, el amor, la amistad y la creatividad emerjan naturalmente y, por lo tanto, vivifiquen la vida a expensas de la muerte. Debido a lo que acabo de mencionar, sin querer deificar o ideologizar la anarquía, es cada vez más una probabilidad histórica con un inmenso valor heurístico evitar que la especie humana y todas las demás especies colapsen en el planeta Tierra. De esto extraigo la lección que me ayuda a avanzar en esta dirección, considerando que: “La anarquía es un caos autoorganizado, sin dioses y sin maestros. Solo puede ser una probabilidad no lineal en el espacio-tiempo del universo ”..
[Textos originales en portugués accesibles en https://www.nu-sol.org/wp-content/uploads/2020/07/dossie-urgentes.pdf?fbclid=IwAR3pnnA0P8--Wg9fW88nGkeqRiiV5nFmAF-ZzFiJIWS-PBYG5kqCx9_I84M. Traducido al castellano por la Redacción de El Libertario.]
No se equivoquen: la lógica capitalista siempre será la producción de una forma de vida arrogante y destructiva. Su versión humanizada es el neologismo para incitar y expandir el simulacro de participación en la amplia gama de democracias representativas. En la misma dirección, la pretendida adhesión a prácticas bajo designaciones solidarias, refuerza las relaciones de dominación para mantener las jerarquías y esconder la caridad hipócrita detrás de la cortina de humo de la moral redentora.
Frente a todas las disculpas por el nuevo mañana y una solidaridad sacralizada, l@s anarquismos explican otras formas de vida. Aquellas que surgen del cambio ético en la relación entre un@ mism@ y l@s demás, a través de prácticas de libertad que garantizan la complicidad como forma de cuidado.
Nuestra crítica anarquista siempre será una que insista en demostrar que no habrá vida libre basada en la lógica de dominación de los Estados y el capital. Afirmar otra vida, para nosotros, es separarse radicalmente del mundo burgués, luego inventar asociaciones que hagan que la relación cambie como la vida bajo una perspectiva antiautoritaria. Está ubicada en el aquí y ahora, y no en el futuro redentor; en nuestros cuerpos, no en términos de ideas. Finalmente, en lo que somos y en lo que hacemos de nosotr@s mism@s a pesar de lo establecido
II.- Manifiesto anarquista del siglo XXI
José M. Carvalho F. (Revista Utopía, Portugal)
La tragedia biológica y social causada por la epidemia debido a los efectos perversos de Covid-19, una vez más, como en otros momentos históricos, demostró que la especie humana es extremadamente vulnerable y es una marioneta cuando es controlada y gobernada por el Estado, el capitalismo, sus científicos y especialistas en comunicación social, que imponen modelos de sociedad opresiva, como son los casos conocidos de democracia, socialismo, comunismo y fascismo de todos los matices, sin olvidar también la influencia determinante de los dioses e iglesias que deciden quién tiene lugar en el cielo o el infierno. A favor de la verdad, digamos de paso, que todos los intentos anarquistas de extinguir esta anormalidad normalizada siempre han sido abortados.
Entre los diversos elementos estructurales de nuestra vida cotidiana de miseria, esclavitud y alienación, asociados con la falta de creatividad y libertad de la especie humana, en cambio, las vicisitudes de la plasticidad social del mundo virtual surgen en función del papel crucial de las tecnologías de la información y la Comunicación (TIC). Estas no solo virtualizan casi todo el proceso de trabajo y la organización del trabajo de las organizaciones e instituciones de la sociedad, sino que también están presentes en las esferas de los espacios-tiempo de producción, distribución, intercambio y consumo de bienes y servicios inmateriales o analítico-simbólicos. De esto podemos deducir que a partir de las 24 horas que cada individuo tiene en un día, una parte sustancial de la misma es capturada y controlada por la acción virtual de las TIC. Evidentemente, este proceso puramente competitivo, es visible en el mercado de la economía virtual, tiene sus expresiones más significativas en la producción de situaciones muy críticas: desempleo, vínculos contractuales precarios, pobreza, exclusión social, etc.
En una segunda dimensión, también crítica, al mismo tiempo que los efectos estructurantes de las TIC son hegemónicos en la vida cotidiana de los individuos, el espacio-tiempo de intervención de la economía real clásica limitada al proceso de industrialización y urbanización de las sociedades pierde su significado y su hegemonía que se centró exclusivamente en el crecimiento económico y la creación de riqueza social a partir de bienes materiales de consumo actual y duradero. Por otro lado, el calentamiento global del planeta Tierra asociado con la redución de la capa de ozono y la contaminación atmosférica revela los efectos perversos de esta economía, que ha resultado en la destrucción del agua, el aire, el fuego y la tierra, elementos vitales de la vida. todas las especies animales y vegetales, incluida la humana. En el momento concreto de nuestra existencia estamos en presencia de una economía manifiestamente negativa, cuyo poder y expresión básica se resume en el poder de producir la muerte y la extinción de los elementos vitales de la vida.
En vista de esta debacle estimulada por el poder instituido, sus gerentes, esclavos de todos los pelajes y defensores de sus modelos de sociedad, los heraldos de las soluciones milagrosas se convirtieron en apologistas de la economía verde o la economía azul, alabándolas como la solución para superar todos los problemas de miseria, pobreza, desempleo, exclusión social y crisis ambiental. Nada más falaz, porque estos problemas en el contexto de las soluciones del capitalismo no son más que una forma de expiación histórica o simulacro de un paradigma social que se dirige hacia su abismo. Estas alternativas, deducidas de la economía azul o la economía verde, no resuelven la esencia de la confrontación de la especie humana con la naturaleza, en la medida en que se perpetúa el capitalismo, el Estado y la civilización judeocristiana; en cualquier circunstancia, ello siempre ha sido y siempre será en esencia muerte y no vida. En mi opinión, en el siglo XXI, la anarquía solo puede ser o asumirse como un poder para negar la realidad que acabo de describir.
Si pensamos en el surgimiento de la nueva pandemia limitada a los efectos negativos del Covid-19, estamos inmediatamente sujetos a situaciones de miedo, ignorancia, riesgo e incertidumbre que solo favorecen la acción de las instituciones y organizaciones estatales y de esta sociedad, cuyo modelo de civilización es sinónimo de atomización, control, represión de la libertad y la vida cotidiana de los individuos, que están atrapados en los dilemas de la supervivencia frente a las posibilidades de vida y muerte causadas por la epidemia, estos mismos individuos también se convierten en los impulsores de la normalización de sus vidas, lo que es una tragedia biológica y social en sí. De aquí surgen nuevos poderes de la medicina y la industria farmacéutica, sin olvidar todos los poderes clásicos de gobiernos, policías, ejércitos, científicos de todo tipo, cuya función es educar y controlar a los ciudadanos comunes hacia la normalización de una vida sin sentido en diferentes tipos de acantonamientos, que no son más que una diversidad de prisiones pandémicas físicas, mentales y psíquicas en la medida del miedo y la ignorancia de cada ser humano.
Esta perspectiva es totalmente atentatoria a la esencia de la vida biológica y social de todas las especies animales y vegetales, porque el poder de la vida solo existe desde la persistencia de lazos de sociabilidad y socialización combinados con la interdependencia sistemática, la complementariedad y la identidad. Ahora, el acantonamiento en espacios normalizados por el ´poder no permite que la libertad, el amor, la amistad y la creatividad emerjan naturalmente y, por lo tanto, vivifiquen la vida a expensas de la muerte. Debido a lo que acabo de mencionar, sin querer deificar o ideologizar la anarquía, es cada vez más una probabilidad histórica con un inmenso valor heurístico evitar que la especie humana y todas las demás especies colapsen en el planeta Tierra. De esto extraigo la lección que me ayuda a avanzar en esta dirección, considerando que: “La anarquía es un caos autoorganizado, sin dioses y sin maestros. Solo puede ser una probabilidad no lineal en el espacio-tiempo del universoEsta perspectiva está totalmente atenta a la esencia de la vida biológica y social de todas las especies animales y vegetales, porque el poder de la vida solo existe desde la persistencia de lazos de sociabilidad y socialización combinados con la interdependencia sistemática, la complementariedad y la identidad. Ahora, el acantonamiento en una casa común o en un zoológico no permite que la libertad, el amor, la amistad y la creatividad emerjan naturalmente y, por lo tanto, vivifiquen la vida a expensas de la muerte. Debido a lo que acabo de mencionar, sin querer deificar o ideologizar la anarquía, es cada vez más una probabilidad histórica con un inmenso valor heurístico evitar que la especie humana y todas las demás especies colapsen en el planeta Tierra. De esto extraigo la lección que me ayuda a avanzar en esta dirección, considerando que: “La anarquía es un caos autoorganizado, sin dioses y sin maestros. Solo puede ser una probabilidad no lineal en el espacio-tiempo del universo ”..
[Textos originales en portugués accesibles en https://www.nu-sol.org/wp-content/uploads/2020/07/dossie-urgentes.pdf?fbclid=IwAR3pnnA0P8--Wg9fW88nGkeqRiiV5nFmAF-ZzFiJIWS-PBYG5kqCx9_I84M. Traducido al castellano por la Redacción de El Libertario.]
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