Roberto Arciero
Durante las protestas que tuvieron lugar tras el asesinato de George Floyd en Estados Unidos, varias estatuas de generales confederados, esclavistas e incluso estatuas de Cristóbal Colón fueron manchadas o, peor aún, derribadas. Independientemente de si es correcto destruirlos, moverlos o, como algunos argumentan, mantenerlos donde están, he escuchado la frase "sí, pero en esa época era normal" tener esclavos o comerciar con cuerpos esclavizados.
Estas declaraciones tienden indirectamente a enfatizar que hace doscientos o más años era normal que la sociedad en ese momento comprara, esclavizara o poseyera los cuerpos de hombres y mujeres como objetos sexuales. Esta fue también la opinión del primer ministro holandés, Mark Rutte, cuando en 2018 dijo que era una locura retirar el busto de Johan Maurits, gobernador de las colonias holandesas en Brasil, de la entrada a su casa-museo en La Haya, como parte de un proyecto innovador para reescribir la historia de este personaje. Según Rutte, fue como imponer “las ideas preconcebidas de la sociedad actual sobre hechos del pasado lejano”.
Durante las protestas que tuvieron lugar tras el asesinato de George Floyd en Estados Unidos, varias estatuas de generales confederados, esclavistas e incluso estatuas de Cristóbal Colón fueron manchadas o, peor aún, derribadas. Independientemente de si es correcto destruirlos, moverlos o, como algunos argumentan, mantenerlos donde están, he escuchado la frase "sí, pero en esa época era normal" tener esclavos o comerciar con cuerpos esclavizados.
Estas declaraciones tienden indirectamente a enfatizar que hace doscientos o más años era normal que la sociedad en ese momento comprara, esclavizara o poseyera los cuerpos de hombres y mujeres como objetos sexuales. Esta fue también la opinión del primer ministro holandés, Mark Rutte, cuando en 2018 dijo que era una locura retirar el busto de Johan Maurits, gobernador de las colonias holandesas en Brasil, de la entrada a su casa-museo en La Haya, como parte de un proyecto innovador para reescribir la historia de este personaje. Según Rutte, fue como imponer “las ideas preconcebidas de la sociedad actual sobre hechos del pasado lejano”.
Sin embargo, si es cierto que los arqueólogos e historiadores deben tener mucho cuidado de no proyectar temas actuales en la reconstrucción del pasado, también debemos tener cuidado de no generalizar el pasado sobre la base de supuestas reconstrucciones. La condición de esclavitud, así como el maltrato y el abuso, no siempre ha sido una práctica aceptada por todos en las sociedades del pasado. Una prueba son los documentos sobre el juicio de Cristóbal Colón como virrey de Indias, que se creían perdidos y reapareció hace unos años, que sitúan al navegante genovés bajo una luz diferente. Los documentos fueron encontrados por casualidad en los archivos españoles, analizados y publicados por Consuelo Varela.
El retrato que emerge es el de un virrey despiadado, dispuesto junto a sus hermanos que lo habían alcanzado a castigar, matar y torturar a los indígenas que se desalinearon con sus deseos. Tanto fue el clamor de tortura que la Corona española se vio obligada a enviar al caballero Francisco de Bobadilla a investigar a Colón; esto prueba que no todo se consideraba "normal" en aquellos días. Una vez reunidas las pruebas, Colón y sus hermanos fueron declarados culpables y enviados, encadenados, a España.
Cuando comenzaron los interrogatorios de la población, posteriormente incluidos en su informe, Bobadilla ya era gobernador suplente de Indias y por tanto tenía poco interés personal en desacreditar a Colón, ahora destituido. Sin embargo, es difícil no creerle si examinamos las palabras de fray Bartolomé de las Casas que, conmocionado por lo que había visto en el Nuevo Mundo, escribió de su propia mano el texto _Breve relato de la destrucción de las Indias_ destinado al rey Felipe II de España. Ya en la primera página del texto, el fraile dominico relata cómo la belleza del descubrimiento del Nuevo Mundo había sido oscurecida por la barbarie "[...] Entre estos están los asesinatos y devastación de personas inocentes y la despoblación de ciudades, provincias y reinos [...] ". Está claro que para el fraile dominico lo que hacían los españoles no era un comportamiento "cristiano". Y que la esclavitud no era una condición universalmente aceptada y apoyada por la sociedad de la época también se desprende de las estadísticas.
En el sitio slavevoyages.org, que recopila miles de datos relacionados con los barcos que comercian con esclavos y que es el resultado de años de investigación, se desprende que el pico de la trata transatlántica de esclavos solo ocurrió entre mediados del siglo XVIII y finales del siglo XIX. Estos fueron los siglos que vieron un enorme aumento en la producción e importación de caña de azúcar del Nuevo Mundo. Pero estos son también los siglos en los que nació la Ilustración que, a pesar de que algunos solían encontrar bases científicas de la inferioridad de algunas etnias, a su vez sentó las bases de futuros movimientos revolucionarios y teorías anarquistas y socialistas modernas. Cuesta creer que en los siglos que vieron el nacimiento y la obra de pensadores como Proudhon y Bakunin, y que corresponden al auge de la trata de esclavos, era normal que todo el mundo vendiera y comerciara con cuerpos.
No es casualidad que mientras el Sr. Montanelli intentaba tener relaciones sexuales con una niña de 12 años en África a pesar de que esto le causaba dolor porque estaba infibulada desde el nacimiento, uno de sus compatriotas, Ilio Barontini, nacido anarquista y murió comunista, marcó la diferencia al entrenar tropas etíopes contra el Ejército colonial italiano.
El fin "oficial" de esa esclavitud (y desafortunadamente el comienzo de otras) no fue solo el fruto de una nueva conciencia colectiva, sino también el resultado de siglos de denuncias y luchas porque (¡y esto es cierto!) en todo el mundo era normal esclavizar a la gente. Y si, como ya han dicho algunos, en los próximos días o meses grupos de personas derriban alguna estatua del siglo XIX, o algún ayuntamiento decide colocar la efigie incómoda en un almacén aburrido, seguro no se estará borrando la historia, sino que se estará haciendo.
[Original en italiano en http://www.arivista.org/?nr=445&pag=25.htm#2. Traducido por la Redacción de El Libertario.]
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