Humberto Decarli
Venezuela
inició su carrera electoral universal, directa y secreta con las elecciones de
1948 cuando resultó electo de manera aplastante, el novelista Rómulo Gallegos.
Anteriormente se había producido comicios de segundo grado con la llegada a la
presidencia de Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita aparte de las
farsas del siglo diecinueve en tal sentido. Pero la experiencia del narrador
fue efímera porque los militares con quienes se había aliado Rómulo Betancourt
decidieron poner fin a esa coalición y asumieron el poder completamente.
Sucesión de
Gómez a su fallecimiento
El
pupilo de Juan Vicente Gómez, su ministro de la defensa general Eleazar López
Contreras, fue ungido por el Benemérito para continuar gobernando. El oriundo
de Queniquea tuvo que efectuar cambios lampedusianos para alcanzar estabilidad
porque ya no estaba en este mundo el dictador de la Mulera. Se vio constreñido
a hacerlos para lograr gobernabilidad pero manteniendo el esquema autoritarioal
perseguir a los opositores. Pero las
fuerzas armadas estaban intactas, tal y como fueron fundadas por Gómez a través
de un militar de origen chileno y estilo prusiano, Samuel Mc Gill, contratado
para esos fines.
Continuó
otro militar y andino, Isaías Medina Angarita, quien profundizó las medidas de
apertura de su predecesor, por razones obvias. Al finalizar su mandato se
escogió como candidato de consenso entre el medinismo, los adecos y los
militares, a un diplomático con mucho tiempo de residencia en el exterior,
Diógenes Escalante. Cada grupo aspiraba a manejarlo pero aconteció lo
inesperado, el postulado enloqueció y fue descartado como abanderado.
Medina
escogió a un tachirense, Ángel Biaggini, y esa decisión provocó el rechazo de
Acción Democrática, presentando la oferta de un evento universal, directo y
secreto. El gobierno rechazó esa propuesta y provocó una alianza entre el viejo
ejército gomecista y un partido en emergencia, Acción Democrática. El resultado
fue un golpe de Estado con poca resistencia. El sindicalista Luis Miquilena y
el Mayor Ochoa Briceño pretendieron hacerlo pero el presidente Medina no quiso
un baño de sangre y partió al exterior.
El trienio adeco
y el primer sufragio directo
Entre
1945 y 1948 gobernó una junta cívico militar presidida por Rómulo Betancourt.
En ese lapso el caudillo de Guatire, empleando entre otras cosas los recursos
del Estado, convirtió a su partido A.D. de una organización minúscula en otra
de masas gigantesca. Todo terminó con el llamado a elecciones presidenciales
para dar por concluido el período de la junta.
El
sufragio se efectuó y ganó de manera contundente el novelista Rómulo Gallegos.
Mas el experimento duró muy poco, apenas ocho meses porque una nueva asonada
encabezada por su ministro de defensa, Carlos Delgado Chalbaud, lo depuso y
hubo de salir del país. AD no hizo ninguna resistencia contra los golpistas y
Betancourt se asiló en una embajada. Domingo Alberto Rangel, en sus
Anti-memorias, sostiene que la pasividad se debió a las diferencias entre los
dos Rómulos porque había la probabilidad cierta de contragolpear con las
policías municipales y el apoyo inmenso de la gente.
A
pesar de haberse intentado un experimento con el sufragio universal, directo y
secreto con un primer magistrado ganador sin dudas, el militarismo gomecista
estaba intacto y dio el zarpazo para recordarle a la nación que los mayores
árbitros eran los uniformados.
El lapso
perezjimenista
Defenestrado
Gallegos se instala una nueva junta, esta vez integrada por tres militares,
constituida por Delgado Chalbaud, quien la presidía, Marcos Pérez Jiménez y
Luis Felipe Llovera Páez. El presidente de la junta fue asesinado en un
incidente oscuro y el autor material del magnicidio, Rafael Simón Urbina, fue a
la embajada de Nicaragua en Caracas y de allí fue retirado por la seguridad
nacional, el cuerpo punitivo del Estado, y muerto a balazos posteriormente. El
hecho se investigó y fueron condenados los participantes pero nunca se llegó a
la autoría intelectual que apuntaba al milico de Michelena.
Pérez
Jiménez, luego del asesinato de Delgado Chalbaud hijo, disolvió la junta y
quedó como presidente en solitario. Llamó a un plebiscito para renovar su
mandato y designar una constituyente, boicoteado por AD y el PCV pero al final
la gente votó y expulsó del país a JóvitoVillalba quien lideró la
participación.
No
obstante, su gobierno declinó por una crisis económica que no permitía el
descuento de los bonos en el exterior, la represión implacable sobre los
opositores, el control de la policía política sobre los militares y finalmente,
el factor más relevante, el fraccionamiento de las fuerzas armadas. Es cierto
que los empresarios, el alto clero y la sociedad comenzaron con críticas y
turbulencias en la calle pero fue la conspiración en el seno de los
administradores de la violencia del Estado, incontrolable, que definió la ida
del dictador, quien había derrotado todas las insurgencia militares pero al
final percibió ser incontrolables y prefirió huir.
Fue
reemplazado por una nueva junta militar de cinco miembros y luego de las
movilizaciones populares se obtuvo la renuncia de dos de sus integrantes, el
“Turco” Casanova y Romero Villarte por ser perezjimenistas declarados y fueron
reemplazados por el empresario Eugenio Mendoza y un alto empleado de sus
compañías, Blas Lamberti. Demás está decir que ordenaron el pago de los bonos
adeudados por el Estado venezolano a sus tenedores, es decir, ellos mismos. La
Junta Patriótica, sujeto estelar de las acciones de calle de los civiles, no
fue tomada en cuenta durante los reemplazos del régimen despótico ni después
del establecimiento del pacto de Nueva York. Simplemente los civiles heterodoxos
no tenían nada que buscar en el nuevo orden ni siquiera a quienes dirigieron la
resistencia ante el gobierno despótico y autoritario solo los militares y los
políticos del referido acuerdo de la gran manzana. Leonardo Ruiz Pineda, el
teniente Droz Blanco, Pinto Salinas, Valmore Rodríguez, Salom Meza Espinoza,
Fabricio Ojeda, Simón Sáez Mérida, el último secretario general de AD en la
clandestinidad, y demás activistass populares que arriesgaron sus vidas frente
a Pérez Jiménez, quedaron fuera.
Nacimiento de la
democracia populista
Los
líderes de los partidos políticos oficialistas, Rómulo Betancourt, Rafael
Caldera y JóvitoVillalba, en representación de AD, COPEI y URD, aplicaron los
principios que habían acordado en la ciudad de río Hudson. Era un avenimiento
de gobernabilidad fundado en cinco factores de poder: el político con AD, COPEI
y comodines, excluyendo a los comunistas; el empresarial con la naciente
Fedecámaras; el sindical con la CTV y demás entes burocráticos; el militar con
las fuerzas armadas; y el religioso con el alto clero.
La
idea era organizar una gestión nacida de una elección y mantener la estructura
de poder, siguiendo las líneas del Club del Caribe frente a los militares
anticomunistas hasta ese momento apoyados por la Casa Blanca en América Latina.
La pentarquía debía ser el sustento de la nueva administración.
Sin
embargo, había un escollo a superar, los militares. Tenían una concepción
macartista de la política pues habían sido formados por la Escuela de las
Américas y no habían sido derrotados, simplemente el dictador se fue y dejó el
país en sus manos. No era como la experiencia boliviana donde el pueblo, los
mineros, los sindicatos y la policía dieron cuenta del presidente Gualberto Villarroel
y de los militares; o de la revolución cubana, donde un ejército paralelo
iniciado con guerrillas se tornó victorioso ante el batistiano.
La
izquierda venezolana, en un alarde de incomprensión de la realidad y ausencia
de ideas, se lanzó a una aventura putchista con el porteñazo, el carupanazo y
el alzamiento de Mamo y luego con la guerrillera rural en un país urbanizado a
trancas y barrancas por el petróleo. Ese disparate fue aprovechado por
Betancourt para estimular a los grupos vanguardias, el FUL, el Triángulo Negro,
el Direve, quienes terminaron arrastrando al PCV, al. MIR y ciertos sectores de
URD, en un accionar sin presente ni futuro. El caudillo de Guatire supo leer la
coyuntura y con una actitud represiva logró galvanizar tras de sí a los gorilas
venezolanos quienes al final lo aceptaron como un formidable anticomunista. No
le pasó lo de Haya de La Torre a quien los militares peruanos le impidieron ser
presidente y Velasco Ibarra en Ecuador y Arnulfo Arias en Panamá, derrocados en
varias oportunidades por el componente armado.
Dos fracasos
electorales de la democracia
En
materia de votación se presentaron dos experiencias delatadoras del fracaso del
modelo representativo. Una, a diez años del derrocamiento de Pérez Jiménez y la
otra en diciembre de 1998 cuando el puntofijismo hizo aguas.
En
las elecciones generales de 1968 un partido desconocido y sin recursos, llamado
Cruzada Cívica Nacionalista (CCN), se presentó al evento arrogándose al
perezjimenismo y obtuvo una impresionante votación trascendiendo los 400 mil sufragios.
Todo un fenómeno electoral inexplicable en el momento porque el exdictador
mostraba displicencia por ser un hombre cómodo con mucho dinero llevado a
España donde residía. Lo contrario a Rojas Pinilla quien regresó a Colombia y
ganó una elección pero un descomunal fraude le frustró la presidencia.
Ese
excelente resultado le dio una fuerte fracción parlamentaria a CCN,
consecuencia de la incapacidad del régimen formal en cuanto a la solución de
los problemas básicos del venezolano, la corrupción, la impunidad y el clientelismo
como norte de su actuación.La gente demostró añoranza por la dictadura pero
cinco años después, en 1978, una bonanza económica y financiera, repetida en
1978, impediría el hundimiento de la mal llamada Cuarta República. Solo esa
indigestión dineraria gracias al barril petrolero lograba que en Venezuela no
se instauraran dictaduras como las del cono sur y fue la razón esencial de la estabilidad
gubernamental.
El
último evento electoral del puntofijismo fue en el año 1998 cuando una
avalancha de votos dio la victoria a un caudillo militar, Hugo Chávez, y
sepultó al bipartidismo. Fue la estocada a un esquema en los estertores de la
agonía y respondía a la mentalidad autoritaria instalada en el imaginario
popular necesitada de un mesías mágico para resolver la inmensa gama de
problemas existentes incrementados en el tiempo.
Campanadas
económicas, sociales y militares
A
pesar de haber transitado dos formidables bonanzas petroleras, en 1973 por la
guerra del YomKipur terminada en un embargo petrolero árabe a occidente, no
apoyado por Venezuela en la OPEP, cuando el barril pasó de dos dólares y
fracción a doce en menos de un mes. La otra en 1978 por la guerra fratricida
estimulada por las grandes potencias, entre Irak e Irán, cuando el oro negro
subió de 14 a 28 dólares por barril, Venezuela daba muestras de agotamiento y
fracaso. Se probó con ciertos acontecimientos económicos, sociales y militares:
1.
En el año de 1983 el gobierno de Luis Herrera Campinsanunció la devaluación del
Bolívar, signo monetario que se había mantenido revaluado desde tiempos
inmemoriales. Juan Vicente Gómez convocó a un debate en la sede del gobierno
ante la propuesta de devaluación formulada por Alberto Adriani ante la pérdida
del valor de la moneda americana y la tesis contraria era mantener el Bolívar
incólume, sostenida por Vicente Lecuna,proposición al final acogida por el
tirano. Dejar la moneda revaluada estimuló los diablos de las importaciones
porque era más barato traer los bienes del exterior que producirlos aquí.
Durante
mucho tiempo la paridad se ancló en Bs. 3,30 por dólar americano y Betancourt
hizo una ligera disminución, a Bs. 4,30 por el signo estadounidense. Pero el
golpe lanzado por la administración de Herrera Campins fue el inicio de una
carrera devaluacionista indetenible hasta el día de hoy. Pero no fue una jugada
estratégica sino fiscalista, esto es, obtener más Bolívares por los mismos
dólares para enjugar el déficil público. Era el primer gran fracaso monetario
del modelo representativo.
2.
El 27 de febrero de 1989 se produjo una insurrección social en Caracas y zonas
aledañas, ahogada a sangre y fuego en lo que se considera la masacre más
importante de los últimos tiempos. Organismos internacionales calculan en más
de tres mil lo asesinados aunque el gobierno habla solo de trescientos, en todo
caso unos dígitos escandalosos ante hombres y mujeres desarmados.
La
reacción popular se debió al anuncio de medidas restrictivas hacia los sectores
populares para reacomodar la economía, planificada por los organismos
multilaterales quienes confesaron después haber sobrestimado el liderazgo de
C.A. Pérez para su aplicación. Fue un paquete para sacudir una economía en coma
por la pésima administración del gobierno de Jaime Lusinchi. La gente pensaba
en la repetición de la bonanza del primer gobierno del caudillo de Rubio
gracias a un aumento desmedido del barril mas la realidad era otra.
3.
El 4 de febrero de 1992 se efectuó un alzamiento del ejército en contra del
gobierno de Pérez pero aunque contaba un apoyo enorme en muchas guarniciones,
fue derrotado por su pésima ejecución. El 27 de noviembre del mismo año se
reprodujo otra insurrección, esta vez de la armada y la aviación, también fracasada
debido a delaciones. Pero la suerte estaba echada, los días del puntofijismo
tenían sus días contados lo cual se evidenció con la elección presidencial de
diciembre de 1998 donde salió ungido Hugo Chávez como presidente.
Los
intelectuales
Los
pensadores asumieron un doble rol frente al tándem AD-COPEI. Al inicio, por un
lado estaban los alineados con el bipartidismo como Juan Liscano, Esteban Rey,
José Rodríguez Iturbe, José Ramón Medina, y otros, quienes apoyaban el
experimento betancourista. Por la otra rivera se presentaban los izquierdistas
seguidores del movimiento emocional como lo fue la revolución cubana. José
Ignacio Cabrujas, Salvador Garmendia, Jacobo Borges, entre muchos. Estuvieron
aupando a la izquierda nacional en su lucha por la reedición de la Sierra
Maestra en Venezuela.
Ulterior
al vencimiento de la lucha armada de los grupos de izquierda y con el
advenimiento de la bonanza petrolera por la guerra del YomKipur, el
stablishment cambió y con el excedente financiero incorporó a toda esa
inteligencia al aparato del Estado a través de los organismos culturales como
el Inciba y el Conac, sobre todo con becas y subsidios. Las organizaciones
marxistas-leninista recibieron cuotas de poder en los organismos de cultura y
bellas artes, aparte de las ya poseídas en las universidades.
Ese
fue el perfil de la intelectualidad nacional. Siguió la trayectoria de
adecuación al poder como en el pasado gomecista cuando José Gil Fortoul, Teresa
de la Parra, Eduardo Blanco y Ramos Sucre, asumieron posturas complacientes
como mínimo ante esa terrible dictadura. Es relevante indicar que hubo
intelectuales adversos a la tiranía gomecista y la de Cipriano Castro como José
Rafael Pocaterra, Andrés Eloy Blanco, Pío Gil, Carlos Brandt y muchos
pensadores y artistas decentes.
A
decir de Alfredo Maneiro lo que antes hacían con un machete ahora lo conseguían
con un cheque. Esa indigestión provocada por el exceso de petrodólares permitió
el quiebre de futuros conflictos sociales, con los intelectuales incluidos. Tan
sólida es esta apreciación que hasta reconocidos escritores guionistas de
telenovelas estuvieron inmerso en la guerra de los canales despotricando de los
guiones de Delia Fiallo.
La defensa de
esta experiencia
Quienes
apoyan a este lapso, donde había una legitimidad de origenpara el régimen
instaurado en 1958, vienen preconizando unas bondades relativizadas fácilmente.
Lo han llamado república civil, venedemocracia, modelo de alternabilidad,
esquema político liberal,planta física evidente de gobierno con sus obras,
avances educativos con el Estado Docente y el programa de becas Gran Mariscal
de Ayacucho, estabilidad económica más o menos permanente, había libertad de
expresión, los militares fueron institucionales así como se mantuvo una
relación de convivencia con los adversarios políticos. Éramos felices y no lo
sabíamos. Quienes comulgan con esta clase de régimen descompuesto son
“demócratas” mientras los adversarios son enemigos de la democracia
equiparables a los estalinistas totalitarios en un enfoque macartista y forman
parte de la aversión a la política.
Como
explicitaremos en los próximos párrafos, todas esas expresiones optimistas
estaban distantes de la realidad. El mayor acierto fue la legitimidad de
origen, esto es, el nacimiento del modelo mediante elecciones. Empero, el acto
electoral estaba manchado por la mentalidad antidemocrática de los partidos
políticos ejerciendo el ventajismo, el clientelismo, el fraude comicial y otras
martingalas del espectro del poder.
No
obstante, la legitimidad de desempeño nunca se logró, más bien el ejercicio del
mandato era totalmente autoritario y el desarrollo cotidiano se expresó con
trampas, corrupción, reparto clientelares de cuotas, acuerdos cupulares a
trastienda, negociaciones de armas irregulares y demás manifestaciones de
ineficacia desde el ángulo democrático porque esencialmente no había
instituciones y reinaba la impunidad.
Esa
conducta irregular e inconsecuente con la gente frustró las aspiraciones
populares de vivir mejor con las bonanzas recibidas por el alza de los precios
del crudo. Los fracasos palmarios fueron creando un vacío a llenarse con el
primero que supiera entender la coyuntura. Los venezolanos estaban hastiados de
los pésimos gobiernos de AD y COPEI y querían una transformación. Surge un
caudillo castrense, rural y decimonónico que llena el espacio dejado. No fue la
antipolítica el factor que detonó el hundimiento de los dos grandes partidos
sino el desacertado manejo de la cosa pública. Lo que no se sabía era el
desastre devenido hacia el militarismo vigente.
Graves
deficiencias del régimen representativo venezolano
La
democracia representativa ha presentado resultados negativos en su desempeño,
tanto en el plano económico, el social, el político, el militar, el educativo,
el clientelar, los servicios, elrentismo-extractivismo, el electoral, el
monetario, la corrupción y la debilidad institucional.
Económico. La economía
venezolana se vio inflada en la medida que el barril petrolero ascendía y bajaba
cuando descendía. Esas épocas de vacas gordas y flacas se debía al sentido
monoproductor nacional. Se dependía del oro negro en demasía en desmedrode una
diversificación aconsejable pero la ingente entrada dineraria obnubiló a los
gobernantes quienes nada hicieron por la nación y se limitaron a esperar
tranquilos las elevaciones de la fuente energética fósil. Asimismo, por lo
bondadoso de los ingresos hubo una tendencia acentuada en solicitar préstamos a
la banca internacional aumentando la deuda externa y estábamos supeditados a
las importaciones al ser más barato traer los productos que fabricarlos acá.
Tanto la asunción de obligaciones habiendo exceso de liquidez como la
orientación importadora, fueron dos verdaderos disparates.
La
inflación fue limitada durante los primeros veinte años del modelo porque las
entradas petroleras no eran considerables y por ende, no había exceso de
liquidez. Pero a partir del gobierno de Lusinchi se incrementó de manera
palmaria hasta llegar a la hiperinflación actual.
Social. Las pensiones
de vejez durante este lapso fueron insignificantes, rayanas en la vergüenza
pero se desarrollaron convenciones colectivas creando, sobre todo, cláusulas
económicas con buenas remuneraciones y prestaciones y en menor grado, sociales
como la seguridad industrial. Las mejores indudablemente fueron las del sector
público como Sidor, las empresas básicas de Guayana, Cadafe y C.A.N.T.V.
La
seguridad social fue pésima con algunas excepciones como la de la recreación
que tuvo en la ciudad vacacional Los Caracas alguna brillantez. En salud siguió
las deficiencias en el servicio médico y odontológico siempre con fallas de
insumos y carencia de medicamentos.
La
pobreza persistió, quizá atenuada en el tiempo de las dos bonanzas perdidas,
pero la desigualdad siempre se ha elevado. No ha habido políticas coherentes
para mejorar el nivel de vida de las personas, solo medidas asistencialistas
paliativas de algún problema pero sin apuntar a su panacea. Los hogares de
cuidado diario, la beca alimentaria y otras puntuales destinadas a cubrir una
determinada carencia pero no con soluciones definitivas.
La
vivienda estuvo lejos de llegar a la optimización. El Banco Obrero y el INAVI
fueron los institutos encargados de gerenciar las políticas de este espinoso asunto.
Otorgar a los barrios populares unos sacos de cemento y unas láminas de zinc no
sirvió de mucho. Apenas si el proyecto de autoconstrucción de algo era
apreciable pero fue abandonado. Al final del puntofijismo había un déficit de
800 mil viviendas.
La
reforma agraria concluyó en nada. Intentar distribuir la propiedad rural sin
financiamiento eficiente y seguimiento y fiscalización de los créditos no
albergaba ninguna esperanza para nadie. Además, el proceso de urbanización
acicateado por el excremento del diablo terminó de dar la estocada a esta
iniciativa. A fin de cuentas, no obstante algunos éxitos con el arroz y los
rubros agrícolas tradicionales como el café y el cacao, finalizó en una
escalada de importaciones que concluyó de colorear la economía nacional.
Político. Al caer la
dictadura perezjimenista se llamó a elecciones en un término inmediato. La
elección universal, directa y secreta se empleó por segunda vez en nuestra
historia y ello sin dudas constituyó uno de los pocos aciertos de este período.
La legitimidad de origen se planteó a pesar de la fragilidad de los mecanismos
electorales no precisamente democráticos.
El
clímax de las anomalías se perfeccionó en la elección de 1993 cuando se impidió
el triunfo de Andrés Velásquez con las fuerzas armadas quemando las papeletas
en la ciudad capital. Era una posición absurda del orden establecido porque el
antiguo líder sindical de Guayana no representaba una fuerza de cambio, era una
variante más de la socialdemocracia.
Se
hizo popular el adagio “acta mata voto”, mediante el cual se resumía la
trapisonda para ganar un evento de este tipo burlando y lanzando al ostracismo
la voluntad popular. Dependía de la cultura política, en Venezuela era la
aceptación de la maniobra para ganar, porque aquí no había espíritu de respeto
al adversario y se empleaba todo el andamiaje maquiavélico para alcanzar el
vellocino de oro, Miraflores.
Los
partidos políticos se convirtieron en asociaciones para medrar del erario
nacional, estatal y municipal. Eras una suerte de corporaciones donde confluían
intereses grupales necesitados del clientelismo para subsistir y se organizaban
para conseguirlo. AD era socialdemócrata, COPEI socialcristiano, el MAS era
socialista, pero eran meras denominaciones porque en la praxis eran iguales. No
existen posturas ideológicas, doctrinales ni de principios solo razones para
operar la oportunidad y la conveniencia.
Adicionalmente,
la figura de la representación ha hecho crisis en el país como en todas partes
del globo. Se ha proyectado hacia todos los ámbitos sociales como el sindical,
el gremial y el empresarial. Es el ocaso de este mecanismo creado a raíz de la
Revolución Gloriosa inglesa que no ha originado su sucedáneo. Los dirigentes de
las distintas organizaciones políticas se habituaron a los dispositivos
clientelares y han formado su propio radio de acción distinto a los de sus
mandantes de los cuales se alejan progresivamente para formar una casta con sus
propios intereses.
Militar. No pudo
Betancourt y compañía enfrentar el problema militar y lo tocó soslayadamente
por temor a reacciones conspirativas. El gobierno del líder guatireño fue
enfrentado por los golpistas como lo demuestra los dos alzamientos de Castro
León, uno en la sede del ministerio de la Defensa en la Planicie, Caracas, y el
otro en la ciudad fronteriza de San Cristóbal; el Barcelonazo y las dos
insurrecciones de izquierda, el Carupanazo y el Porteñazo y el intento de
magnicidio ordenado por “Chapita” Trujillo. Los conspiradores en Venezuela han
sido en general unos fracasados porque la última insurrección exitosa fue la
del 23 de enero de 1958 y no fue por una derrota contundente sino una crisis
generalizada y específicamente en las fuerzas armadas, causante de la huida del
dictador.
Frente
a estas asonadas las respondió con las armas y fueron derrotados los
insurgentes pero el dirigente adeco, con su mentalidad zahorí, provocó a la
izquierda enamorada de la revolución cubana con ganas de reproducirla acá.
Comenzó ametrallando una manifestación de desempleados en la Plaza Concordia de
Caracas con un saldo de cuatro muertos y varios heridos Esa presión permitió abortar esa lucha armada
derrotada de antemano mas le dio al presidente el estigma de anticomunista
alcanzando a aglutinar a los militares bajo su égida.
Cuando
llegó a triunfar militar y políticamente sobre la izquierda se acabó el ideal
del macartismo como salida para contener al sector castrense. Con la bonanza
fiscal del año 1973 comenzó la manipulación en el manejo de los ascensos de los
altos oficiales en la Comisión de Defensa del Senado y también apelaron a la
corrupción para mantener a la oficialidad tranquila.
Como
lo señaló en su obra Poder Militar, Poder
Político, el coronel José Machillanda sostuvo que Venezuela era una
sociedad cuasipretoriana porque a pesar de no ser un régimen militar los
cuadros castrenses tenían ostensibles privilegios frente a los civiles y al
resto de la sociedad.
No
hubo en AD ni en COPEI un esfuerzo serio por profesionalizar las fuerzas
armadas, simplemente les permitieron canonjías y un espacio prioritario dentro
de Venezuela. El fracaso de los ruidos de sables no impidió que el militarismo
asaltara al Estado por la vía menos pensada para los milicos, la electoral.
Educativo. Al huir Marcos
Pérez Jiménez dejaba como legado educativo de su gobierno solo tres
universidades en una demostración de menosprecio por esta actividad en la mente
de unos oficiales formados en el prusianismo más cerrado.
Hay
que aceptar como progresista la ampliación de los centros educativos y los de
educación superior durante el contubernio adeco-copeyano. Hubo una política de
inclusión al incorporar a los sectores populares a las escuelas, liceos y
universidades, fue el Estado docente. El proceso educativo ha servido, al igual
que en todas partes del mundo, como un instrumento de movilidad social.
Adicionalmente
se realizó el programa de becas Gran Mariscal de Ayacucho para cursar estudios
en el exterior. Esta idea fue cristalizada por muchos países como China, Japón,
Singapur, la India, con óptimos resultados porque los estudiantes incrementaban
su visión del mundo al estar en centros educativos de calidad y luego
regresaban a sus países de origen para aportar esos conocimientos en los
procesos económicos, financieros y culturales.
Sin
embargo, en el caso venezolano no fue así porque muchos estudiantes se quedaron
en el exterior y otros que regresaron no se incorporaron a proyectos de
progreso y desarrollo. Conocí a abogados con postgrados en Derecho Comparado,
con escasa aplicación acá y terminaron trabajando en otras ramas jurídicas. Se
parecía a lo dicho por PatriceLumumba cuando señalaba que aplicar el marxismo
en el Congo era superfluo porque allí había un problema básico estimulado por
el colonialismo belga, la tribalización del país, mientras que la teoría del
pensador de Tréveris era típicamente europea.
Demás
está hacer notar la baja calidad de la educación en este tiempo. Era
repetitiva, memorística y con métodos de evaluación para oligofrénicos. En
física se enseñaba en la secundaria la newtoniana como si no hubiese ocurrido
la relatividad, la mecánica cuántica y la contemporánea. En historia de
Venezuela se utilizaba la Escuela Romántica con Eduardo Blanco y su Venezuela heroica, Juan Vicente González
y los textos de Guillermo Morón y Siso Martínez. Ni siquiera la visión positivista,
la marxista y la de historiadores críticos del presente. De allí entenderse al
proceso de independencia como una acción militarista y sus protagonistas los
uniformados, escenarios no sometidos a instancias críticas.
Además,
las naciones enrumbadas hacia instancias de crecimiento sostenido en todos los
ángulos, invirtieron en educación pero adecuada a proyectos tangibles
apreciables ostensiblemente. Aquí se erogó en gasto corriente, burocrático y
clientelar y muy poco en la investigación en el tipo estilo del despilfarro. Es
la diferencia con el mundo óptimo que eligió la verdadera inversión en este
ramo.
Si
un país como Finlandia hubiera gastado en la educación como lo realizó
Venezuela, sería un fracaso. Pero tuvo una élite política con sentido del
progreso y allí la vemos como un país con altísimo Índice de Desarrollo Humano
mientras nosotros estamos en la ruina.
El
rentismo-extractivismo. Los gobiernos, desde que el oro negro fue el eje
de la monoproducción venezolana, se limitaron a percibir la renta causada por
la venta del crudo y siempre se dependía de ella. Era la llamada maldición de
los conmodities que constreñía a los
gobernantes a disfrutar del pago petrolero. El problema era que tenía precios
oscilantes y del cielo pasaba al infierno y como no había una mentalidad de
invertir acertadamente esa ganancia habíala propensión al despilfarro y así se
cumplió. Alberto Adriani, Arturo Uslar Pietri, Salvador de la Plaza. Domingo
Alberto Rangel y Juan Pablo Pérez Alfonzo, alertaron esta dirección equivocada
pero la élite política nacional no les hizo caso en un alarde de comodidad, carencia
de ideas ni de sentido de la historia.
La
fórmula del nuevo colonialismo en este asunto radicaba en asignar a ciertos países
el rol de productores de ciertas materias primas necesitadas por el primer
mundo para transformarlas y elevar la tasa de rentabilidad. A Venezuela se le
adjudicó aportar una fuente energética fósil, el petróleo. Fue un proveedor
incondicional de los Estados Unidos del excremento del diablo. Desde la
dictadura de Juan Vicente Gómez y la de Pérez Jiménez se había concretado esta
distribución internacional. El binomio AD-COPEI heredó esa orientación y la
continuó incondicionalmente empero los pensadores pleclaros quienes criticaron
el extractivismo y el colmo fue su descalificación por Luis Herrera Campins
como “profetas del desastre”, en un alarde de bellaquería.
La
corrupción.
La mal llamada cuarta república fue un ejemplo de corrupción sin sanción como venía
ocurriendo en Venezuela desde el proceso de separación del imperio español y la
irrupción del Ilustre Americano, Cipriano Castro, Gómez y Pérez Jiménez, con
férreas dictaduras donde no había ningún tipo de control. Hubo continuidad de
un flagelo propio de un establecimiento sin instituciones y una confusión entre
el patrimonio del Estado y el del funcionario. Un aparato judicial sin nivel
institucional y manipulado por el partidismo estimulaba el peculado y demás delitos
contra los bienes de la nación.
La
venta del hotel Tamanaco para financiar una campaña electoral, los diferentes affaire sobre compra de armamentos con
sobreprecio y cobro de comisiones, el escandaloso caso del Sierra Nevada y de
las divisas para el gobierno de Violeta Chamorro, los estruendosos escándalos
durante la administración del segundo gobierno socialcristiano y sería
meramente enunciativo la mención de experiencias contra la república. Además,
se impuso como praxis social y se llegó a banalizar de tal manera que indicar
un hecho de corrupción no estremece ni altera nada porque se aprecia como
normal.
La
debilidad institucional. Nuestra historia nos indica que nacimos por la
violencia más tangible. El proceso de secesión de España fue muy cruento y lo
protagonizaron los militares quienes se apropiaron de la sociedad venezolana al
desligarse de la metrópolis hispana. Ese militarismo se había incubado durante
la fase final de la colonia, como lo demuestra Inés Quintero y los licenciados
en historia coautores del libro Más allá
de la guerra, donde se analiza la organización social desde 1810 a 1830.
Venezuela
se formó con la fuerza bruta, las montoneras, los llaneros, los caudillos
populares aliados con la oligarquía valenciana y caraqueña. Así continuó
durante el siglo diecinueve y el veinte con las excepciones de los ocho meses
de Gallegos y los 40 del puntofijismo. Cambió la elección en estas dos últimas
experiencias pero el funcionario siempre estuvo por encima de las
organizaciones sociales y las del Estado.
El
binomio adeco-copeyano surgido a la caída de Pérez Jiménez tampoco profundizó
en este aspecto porque se repartían los poderes mediante el llamado pacto
institucional y cada espacio del Estado se distribuía entre los dos grandes
partidos y los comodines de ocasión (URD, MAS, FND, FDP). Las organizaciones
políticas eran propietarias de las débiles instituciones. Un juez adeco o
copeyano renunciaba o fallecía y lo reemplazaba un militante de la misma entidad.
Esto también se proyectó hacia las instancias regionales y municipales.
Conclusiones
Venezuela
en la actualidad urge de una metamorfosis para recuperar y rescatar al país de
la inopia.La oposición, formadas por esos grupos sin éxito en el pasado, ha
llevado a cabo una actuación confusa, colaboracionista y desacertada frente a
la dictadura chavomadurista y los factores de poder internacional han actuado
aceleradamente pero sin acierto aunque están conformes con esos partidos debido
al miedo a un desenlace inédito. El cuadro político organizado de los cuarenta
años de democracia electoral, por sus malas gestiones a pesar de haber dos
ingentes bonanzas financieras, es responsable del nacimiento del mesías
militarista
Adicionalmente
hay que revisar el concepto de democracia venezolana. La representación está
asfixiada y deben explorarse nuevas iniciativas para colocar a las personas
como ejes de las decisiones. Es la democracia directa auxiliada ahora con la
tecnología, las redes sociales y los mecanismos comunicacionales concomitantes.
Debe promoverse el alma nacional libertaria para decantarse de todos los vicios
del clientelismo.
Es
un clamor la iniciativa de los hombres y mujeres por darle sentido a su vida e
inclinarse por nuevos entes y liderazgos capaces de llegar a estadios
inexplorados distintos a lo perseguido por esos agentes de dominación mundial.
Si no hay desvío de brújula seguiremos siendo naciones al servicio de intereses
bastardos destructores del mundo. Continuaremos con el aporte de materias
primas y energía contaminante para consolidar al mundo en desarrollo sostenido
y la desigualdad llegada a límites impactantes, la misma corrupción y la
debilidad institucional. Solo una reformulación del camino económico, financiero,
cultural, social y moral es la salida correcta para la búsqueda de un orden
mejor.
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