Juventudes Libertarias de Madrid
Desde colegios a discotecas el consumo de drogas es algo común en la juventud. La inmensa mayoría ha probado el alcohol u otras sustancias comunes en alguna ocasión y much@s lo hacen a menudo. No es casualidad que estas se encuentren en el centro de muchas de nuestras interacciones sociales estableciéndose en muchas ocasiones como imprescindible para el correcto desarrollo de estas. Esto, dada su naturaleza alienante y destructiva, genera innumerables problemáticas tanto a nivel social como individual, por lo que es importante conocer su papel y combatirlas.
Desde colegios a discotecas el consumo de drogas es algo común en la juventud. La inmensa mayoría ha probado el alcohol u otras sustancias comunes en alguna ocasión y much@s lo hacen a menudo. No es casualidad que estas se encuentren en el centro de muchas de nuestras interacciones sociales estableciéndose en muchas ocasiones como imprescindible para el correcto desarrollo de estas. Esto, dada su naturaleza alienante y destructiva, genera innumerables problemáticas tanto a nivel social como individual, por lo que es importante conocer su papel y combatirlas.
Dado que lo importante de este papel es el efecto que tienen todas ellas en la sociedad, no entramos en las clasificaciones que hace el Estado entre legales o ilegales ni en las que han creado sus medios de comunicación entre duras y blandas. Esto sirve únicamente para justificar el consumo de unas frente otras al ser más “seguras” o “sanas”, dejando a un lado el hecho de que ninguna lo es. Esta distinción se traduce, además, en una excusa para ejercer un control aún mayor, desde impuestos especiales que enriquecen a los gobernantes a cuerpos especiales de policía que, cómo no, operan principalmente en barrios obreros ejerciendo una mayor represión. No obstante, aun siendo ilegales, el Estado no duda en utilizarlas cuando le conviene, como pasó en Euskal Herria con la heroína o con les Black Panther con el crack. Ambos son ejemplos de organismos represivos utilizando las drogas para adormecer y castigar a una juventud combativa. Sin embargo, no es necesario que la policía introduzca drogas en nuestros movimientos a través de chivat@s o infiltrad@s, dado que es común entre nuestra juventud confundir anarquía con drogas, lo que ha dado lugar a un movimiento adormecido y hueco de “anarquistas” cuyo único fin es drogarse.
En el plano individual, los efectos negativos que ejercen las drogas sobre la salud son algo de sobra conocido. Desde aquellos a corto plazo como la embriaguez, resaca o sobredosis a aquellos a medio y largo plazo como la adicción, cirrosis o un largo etcétera. Las drogas ejercen un daño enorme sobre la persona. Muchas son las causas que empujan a alguien a su consumo, causas que están muy presentes en la clase obrera, y por ello nuestro objetivo no es juzgar ni condenar a aquellas personas que las consumen sino actuar contra las drogas y las instituciones que las amparan.
Entendemos que la única forma real de plantar cara a esta problemática es una abstención plena y consciente. Una abstención que no debe ser pasiva sino que implica la obligación de actuar, ya sea a través de la información, ayuda a personas con problemas de drogas o la acción directa contra dichas instituciones.
En conclusión, las drogas son un instrumento de control que justifica la represión y adormece a la juventud por lo que es esencial combatirlas.
[Texto incluido en la recopilación titulada Contra todo lo que nos oprime cuyo texto integral es accesible en https://juventudeslibertariasmadrid.noblogs.org/files/2019/05/contra_todo_lo_que_nos_oprime.pdf.]
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