Eliseo Lara
* Introducción y Conclusión del
libro del mismo título, publicado en Valparaíso el año 2013.
El
desarrollo de la literatura y del arte ha estado fuertemente influenciado por
el contexto social y político de su tiempo y aunque la relación entre literatura
y sociedad ha sido clasificada como una actividad sociológica, lo cierto es que
la preocupación por no excluir la obra literaria del mundo social al cual
pertenece es una constante en los estudios literarios, más aún en el actual
contexto en que las investigaciones sociales se han desplegado hacia el campo
inter y transdisciplinario. Estudios culturales, ciencias sociales, filosofía y
estudios literarios tienden en su preocupación sobre el
ser humano hacia un cruce de saberes y conocimientos que nutren la comprensión del individuo como sujeto.
Así,
producto de la propia riqueza multidimensional de la obra literaria, es
posible observar en ella desde la identidad y las condiciones sociales de un determinado periodo histórico hasta las
ideas políticas, morales y estéticas que le subyacen al autor. En este
sentido, el estudio de la obra literaria no se puede marginar de los demás
estudios humanos ya que por su propia raíz es partícipe directa de ellos,
porque, como lo diría Arnold Hauser; “que la obras de literatura constituyen
una rica fuente de conocimiento no precisa prueba
especial.” [1]
La literatura en tanto expresión
existencial es una acción en el mundo en cuyo seno contiene una crítica social
y/o idealista, la que sin duda posee un compromiso de parte del autor, tal como
lo evidenciaba Jean Paul Sartre en su texto
¿Qué es la literatura? Asimismo, en una concepción más amplia como la de
Herbert Reed, podemos afirmar que todo arte es un fenómeno social cuya
estética es “un proceso formativo que ejerce influencia directa tanto sobre la
psicología individual como sobre la
organización social.” [2] Visto así, una profundización sobre la
relación entre literatura y anarquismo está
mediada por un análisis socio-cultural y político-filosófico
a las ideas y contextos que prefiguran la estética ácrata presente
en la narrativa chilena del siglo XX, la cual ejemplificaremos en expresiones concretas de dos autores, a
saber; José Santos
González
Vera (1897-1970) y Roberto Bolaño (1953-2003). De este modo, historia, política
y literatura se vuelven parte de un complejo análisis que contribuye a
comprendernos a nosotros mismos y a nuestra sociedad en
la perspectiva identitaria, de construcción social y de historia de las ideas.
Esta problematización al discurso y a la acción literaria forma parte,
inclusive, de las interpelaciones a las concepciones de lo que se entiende por
literatura, ya que por años esta concepción ha obedecido a un sentido común
formado en la sociedad a partir de una designación taxonómica de textos que
establecen el canon de lo que se concibe como lo
literario. Así, por nuestra parte, el contenido de la expresión discursiva como
también de la forma, el lugar y el periodo son piezas substanciales de
la obra literaria, por lo que no pueden ser excluidas de estudios sobre la
literatura, obligándonos a formular métodos de investigación más amplios e inclusivos.
La mirada global, epistemológica
y metodológica, que supone este cruce de enfoques y dimensiones existentes de
la obra, nos permite profundizar el estudio
y comprensión del sujeto, pero no entendido en un sentido abstracto del
término, sino en la materialidad que adquiere en el discurso literario. Reconocer y comprender las sujeciones del individuo
a partir de la expresión narrativa que da cuenta de una existencia humana en conicto, nos posibilita dejar al
descubierto las significaciones históricas y culturales propias de un
periodo, lo cual permite abrir surcos y puntos de fuga en pos de un conocimiento sobre nosotros mismos.
La apertura que significa
el establecimiento de esta relación supone romper con las omisiones de la
historiografía literaria que sufre de una idealización
elitista de lo que se entiende por literatura y las consecuentes escuelas o
movimientos poéticos que sirven de taxonomía para clasificar textos o autores, lo cual nos parece insuficiente. De ahí que nuestro propósito sea evidenciar que desde la práctica
social misma ha ocurrido el surgimiento de expresiones artísticas y
literarias, las cuales han sido más diversas
de lo que se ha pretendido indicar con las clasificaciones por escuela o generación, y de una mayor significación social en la
construcción de nuestra identidad cultural y de nuestro
pensamiento político. Así, el vínculo entre literatura y sociedad está
arraigado en las construcciones históricas y las prácticas culturales que se
han desarrollado en la sociedad de clases producidas por el capitalismo y no
por una construcción intelectual de tipo
positivista que categoriza tal o cual discurso.
A modo de conclusión
Muchas son
las ideas abiertas que este texto deja, pensando quizás en que
el lector
las tome o en que llene con sus conocimientos aquellos intersticios dejados en la exposición de este análisis. He
querido ser lo más claro y preciso posible, de ahí que muchos de los juicios
emitidos estén apoyados por amplias notas a pie de página o en su referencia
bibliográfica directa. La
intención no es trabar la lectura sino promover el conocimiento. De los dos
autores elegidos, puedo señalar que me siento satisfecho porque representan una parte importante de la
literatura chilena, que desde el margen ha instalado su inuencia, siendo tal vez su
único triunfo. La influencia ideológica del pensamiento anarquista es
clara y manifiesta, ya que no solo tiene expresión en sus textos,
sino que es posible observarlo en su propia forma de vivir. Dejar fuera de un
análisis completo a Manuel Rojas, uno de los más
importantes escritores ácratas hispanoamericanos, se debe a que su obra ha sido ampliamente desarrollada
y examinada en tesis de pre y post grado en diferentes universidades en el
mundo, por lo que mi elección tuvo un sentido reorientador con aquello que he
considerado injusto obviar dentro de los
estudios literarios actuales por meros arbitrios metodológicos y sus
consecuentes ideológicos. Sin duda, González Vera es un indispensable para comprender mucho de lo
que Rojas tenía de escritor, como a su vez este último para
leer a Bolaño. Es cierto que alguien podría señalar que he marginado muchos
autores y he recogido dos titanes, pero mi intención no es establecer un canon,
sino evidenciar las distorsiones comprensivas que conlleva seguir metodologías
de investigación que no consideran aspectos tan relevantes como la ideología e
intención de un autor con sus textos. González Vera y Bolaño solo son dos caras
de las muchas posibles, en ningún caso un fin.
La literatura
en su sentido más amplio es sin lugar a dudas anárquica por excelencia, la proliferación de una infinidad de narrativas,
contrapuestas unas a otras no hace más
que evidenciar esto, haciendo imposible la construcción de una historia
literaria sin querer recurrir a entelequias que dejan fuera a muchísimos
autores. Solo la diversidad investigativa puede ir en búsqueda de ellos y su
rescate para una historia literaria que sepa valorar los diferentes
intentos por crear y hacer arte. Visto así,
la literatura no se acabará aunque cambien los formatos, aunque acorten las expresiones limitando la cantidad de
caracteres y aunque la fugacidad del tiempo deje poco espacio libre, porque el
ser humano tiene la necesidad imperiosa de comunicarse y expresar aquello que
lo hace reflexionar y ser día a día. El ser humano mientras
tenga inquietud de sí tenderá hacia la utopía, no se puede decir el n de las esencias, como si el
de los sistemas, porque mientras haya hegemonía y los sujetos tengan conciencia
habrá siempre contra-hegemonías. El discurso literario se vuelve estético en el
resultado de su práctica y se vuelve político en su decir, haciendo indisoluble
forma y contenido.
Notas:
[1] Hauser, A. (1969). Historia
social de la literatura y el arte. Guadarrama: Madrid p. 28.
[2] Reed, H. Arte y alienación. Traducción de Aida y Dora Cymbler
para KLC. Versión digital p. 5.
[El texto original completo es
accesible en https://www.academia.edu/11817043/Literatura_y_Anarquismo.]
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