Acacio
Augusto
Revuelta
Desplazado de las disputas teóricas y
colocado en términos de búsqueda por hegemonía ideológica, se destaca el primer
rasgo de actitud que interesa en Bakunin: la revuelta. En su escrito más
difundido; Dios y el Estado, sitúa lo que nos constituye como humanos,
o, más precisamente, lo que nos distingue de los otros animales – afirmación
contundente para la comprensión de su concepción de acción y de política. Si es
posible afirmar que, para una liberal, el uso de la razón, sea en su dimensión
pública o privada, diferencia el Hombre de los otros animales; y que la
revuelta debe de ser entendida como una manifestación de irracionalidad o
expresión de contestación a quien ejercita la soberanía a ser diferenciada por
una racionalidad política, también es verdad que, para un marxista, el Hombre
se diferencia de otros animales por su capacidad de transformación, por el
trabajo y por los recursos dispuestos en la naturaleza; y que la continuidad de
la explotación de esa capacidad de producción humana engendra una necesidad de
revuelta a ser elevada a una conciencia revolucionaria organizada para una
transformación efectiva de la sociedad.
Entre ambos se sitúa la reforma y la
transformación del Estado. Para un anarquista, entretanto, la revuelta es la
forma primera y última de afirmación de la existencia de cada uno y condición
para estar en libertad. Una razón que no se gobierna por la política o por el
efecto de la explotación económica, pero que se funda en la libertad, y en la
vida libre de jerarquías, comandos y explotaciones – inversamente a liberales y
radicalizando los marxistas.
Según Bakunin, “sí, nuestros primeros
ancestros […] fueran si no gorilas, al menos primos muy próximos de ellos, de
los omnívoros, de los animales inteligentes y feroces, dotados en grado mayor
que los animales de todos las otras especies, de dos facultades preciosas: la
facultad de pensar y la necesidad de rebelarse”. Para él, será la revuelta, el
medio y el fin capaz de producir la libertad, no como valor a ser defendido por
una autoridad, sea política o científica, y deseado abstractamente, sino como
expresión de la más alta potencialidad humana en asociación con las fuerzas
vivas que con ella coexisten. Así, él vivencia “la revuelta de la vida contra
la ciencia, o mejor, contra el gobierno de la ciencia, no para destruir la
ciencia […] sino para volver a ponerla en su lugar, de manera que ella no pueda
jamás salir otra vez”. Su lugar es estar al servicio de la vida libre. Y, de la
misma manera que no se afirma la libertad como valor, la vida tampoco debe ser
comprendida como dato general, sino como la existencia inmediata de los que se
rebelan y practican la libertad. Fuera de la actitud permanente de revuelta no
hay existencia, solo vida biológica disponible a las innumerables practicas de
gobierno del otro y que buscan limitarla.
La revuelta, para Bakunin, debe ser la
condición permanente de un revolucionario, y, más precisamente, de un
libertario, para que éste no se torne un sacerdote de la ciencia, un dirigente
de la revolución, o un conductor del Estado burocrático orientado por la
pretensión del igualitarismo.
Antipolítica
La dimensión antipolítica, la segunda
actitud aquí destacada, transcurre en los debates de Bakunin con el socialismo
autoritario en el interior de la AIT y de su lectura de la Comuna de París. En
un escrito de junio de 1871 acerca de la Comuna y de la noción del Estado,
Bakunin definirá lo que separa las dos concepciones antagónicas del socialismo
recurriendo a los análisis proudhonianos, al sindicalismo revolucionario latino
y al instinto antipolítíco de los
eslavos. Según anota, “son [comunismo y socialismo revolucionario] dos métodos
distintos. Los comunistas creen que las fuerzas operarias deben organizarse
para apoderarse de la potencia política de los Estados; los socialistas
revolucionarios se organizan teniendo en consideración la destrucción, o, si lo
que se quiere en una expresión más cortés, la liquidación de los Estados. Los
comunistas son partidarios del principio práctico de la autoridad; los socialistas
revolucionarios solo confían en la libertad. […] Es esta, en fin, la
contradicción histórica que existe entre comunismo científicamente trabajado
por la escuela alemana y aceptado en parte, por los socialistas americanos e
ingleses, de un lado, y del otro por el proudhonismo ampliamente desarrollado y
llevado hasta sus últimas consecuencias, aceptado por el proletariado de los
países latinos. (Nota: Es igualmente aceptado y lo será cada vez más, por el
instinto esencialmente antipolítico de los pueblos eslavos)”. En este
fragmento, la antipolítica está asociada al rechazo de dirección política en la
lucha, al rechazo de la búsqueda de los medios que llevan a la ocupación del
Estado y a echar mano de medios que lleven a las etapas intermedias de la construcción
de una vida libre. Activada por la revuelta, la antipolítica, que Bakunin
señala como algo instintivo de los pueblos eslavos, es un medio para evitar las
formas autoritarias de lucha contra el Estado y el capital. Entretanto, todavía
resta en sus formulaciones, tanto la búsqueda teleológica por una revolución
redentora que todo lo arrastra, cuanto una creencia esencialista, no solo en
los trabajadores, sino también en las formas de vida y de organización de
algunos pueblos, como es el caso de los eslavos aquí indicados. Estos, según
Bakunin, eran contrarios a los buenos modos franceses o a la razón pura alemán.
Ligados a la tierra y con hábitos simples, estarían más dispuestos a abrir mano
de los “beneficios” de la civilización europea. Esta lectura del potencial
revolucionario de los eslavosy también del lumpemproletariado fue objetivo de
distintas criticas, principalmente de Marx, que acusaban el pensamiento de
Bakunincomo salvaje, inconsecuente y racista, en la medida en que afirmaba una
cierta superioridad de los pueblos eslavos con sus propuestas identificadas
como paneslavistas.
Esos son, seguramente, dos puntos de
retracción que imponen límites tanto a la revuelta cuanto a la antipolític en
los escritos de Bakunin. En pocas palabras, incluso apostando por la
antipolítica, Bakunin invierte en la acción política, e incluso exaltando la
revuelta, su objetivo es la revolución. En esa búsqueda, él roza con ideas en
desacuerdo con lo que sería la posibilidad de una vida libre.
Actualidad
de Bakunin
La revuelta como
activadora y definidora de la acción y la Antipolítica como medio y fin de una
transformación a favor de la libertad, son dos elementos decisivos en las
formulaciones de Bakunin. Hacen sus escritos tan importantes para el presente –
época en que se busca cada vez más una organización racional de la revuelta,
mismo que carnavalizada, dirigida para la producción de una nueva política o
de una otra política , y en que las acciones radicales de revuelta que no
reconocen medios y fines estratégicos, pero que se dan como tácticas dispersas
y doscontinuas, son inmediatamente tachadas de infantiles, irracionales y
peligrosas.
En un campo
estrictamente histórico-político, es posible localizar las luchas propuestas y
practicadas por Bakunin en un medio al que Michel Foucault llamó de un nuevo
derecho, que se constituye en detrimento del poder soberano para conquistar, en
lucha, la vida de cada uno de los grupos a los cuales pertenece. Esa lucha los
coloca como existencia activa y afirmativa en medio a las fuerzas en el campo
político y social. Como señala el filósofo francés: “poco importa que se trate
o no de utopía; tenemos aquí un proceso bien real de lucha; la vida como objeto
político fue de algún modo tomada al pie de la letra y dirigida contra el
sistema que intentaba controlarla. Fue la vida, mucho más que el derecho, que
se tornó el objeto de las luchas políticas, aunque esas últimas se formulen a
través de afirmaciones de derecho. El ‘derecho’ a la vida, al cuerpo, a la
salud, a la felicidad, a la satisfacción de las necesidades, el ‘derecho’,
arriba de todas las opresiones o ‘alienaciones’, de encontrar que es todo que
se puede ser, ese ‘derecho’ tan incomprensible para el sistema jurídico
clásico, fue la réplica política a todos esos nuevos procedimientos de poder que, a su vez, tampoco hacen parte del derecho
tradicional de soberanía”. Bakunin es, en esa clave de análisis, todavía un
luchador de los espacios de contraposición, teniendo la vida como objeto de
lucha y la lucha como afirmación de la existencia.
Y, en torno a esta disputa, la lucha
política se destina al confinamiento en
partidos, sindicatos y plataformas políticas. Entre tanto, lo que se destaca
aquí es, ante la codificación de las luchas por la vida en figuras de
representación y negociación política, como fueron dadas por los anarquistas,
en términos de choque inmediato y continuo, o, como fue llamado el final del
siglo XIX por anarquistas sindicalistas y anarcoterroristas, como acción
directa. Bakunin es la expresión de la procedencia de esa replica política y
guerrera sobre la cual escribe Foucault como resistencia a la biopolítica.
Retomar su actitud de revuelta hoy como expresión de la Antipolítica es
dimensionar a Bakunin más allá de un contra posicionamiento. Es actualizar la
política como la veía Proudhon, como ciencia de la libertad , y no como gobierno político, bien sea de la
población, como postula a la racionalidad liberal, o bien sea como
administración de las cosas, como pretende la utopía de planificación marxista.
En ese sentido,
hay otra historia que se puede escribir acerca de Bakunin, relacionada con la
difusión de sus decisivos análisis en la Revolución Española (1936-1939) -desde
que su amigo Giuseppe Fanelli (1827-1877) fundó allí una sesión de la AIT- que
sea una historia crítica acerca de su creencia en el Hombre y en la humanidad y
que estropee el antisemitismo latente, presente en Estatismo y anarquía,
que sea de las apasionantes historias de fuga de prisiones que hacen de su vida
un verdadero testimonio de combate a la autoridad y a la opresión. Pero por una
decisión interesada, se destaca una dimensión bastante específica de la vida y
de los escritos de Bakunin: una existencia que afirmó la revuelta y la antipolítica
. Estos son los dos elementos más urgentes para un presente que, con respecto a
las cobardías y actitudes cursis, aún se acuerda de los 200 años de su
nacimiento, y así posibilita reunirnos para recordarnos que las prácticas de
lucha y libertad están ahí para quien se dispone con valentía a experimentarlas
diabólicamente.
Una tercera
nota, sobretodo curiosa, acerca de la actualidad de Bakunin se dio luego
después de la realización de esta conversación realizada por el Nu-Sol. Bakunin
fue fichado como sospecho y buscado por la policía del estado de Rio de Janeiro
en pleno año de su bicentenario. Pesaba sobre él la acusación de participar de
las manifestaciones contra la Copa del Mundo de la FIFA y de ser uno de los
mentores de los practicantes de la táctica Black Bloc. Sin embargo, esto sólo hace notar la ignorancia y
la cobardía características de las figuras de autoridad, además de hablar sobre
la fuerza y la resencia de la revuelta en Bakunin. Y en memoria a su admirable
existencia, que se expresa omo el Satán de la anarquía, cantemos a la manera
del anarquista Léo Ferré en su blues: Thank
you satan!
[Seccones finales del ensayo más extenso
de igual título accesible en https://www.academia.edu/42653915/Anarqui_a_y_lucha_antipolitica_ayer_y_hoy?email_work_card=view-paper.]
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