Rafael Uzcátegui
El militarismo es el conjunto de ideas que
atribuyen a los militares una
función y una posición predominante para un supuesto
funcionamiento correcto y eficaz de la sociedad. Estas ideas exaltan y
jerarquizan los valores y modelos de comportamiento militar sobre los
valores más civilistas: autoridad, disciplina,
orden jerárquico, obediencia, homogeneización del
pensamiento, mitificación del uso de la fuerza para la re-solución de los conflictos, nacionalismo.
Según el Diccionario de la
Lengua Española de la Real Academia de la Lengua, militarismo es “Preponderancia de los
militares, de la política militar
o del espíritu militar en una nación”.
El
militarismo, por tanto, no es solamente la presencia física de miembros de Fuerzas Armadas, legales o
ilegales, para controlar un
territorio determinado. Militarización también se denomina a la influencia que su forma de
pensar tiene sobre la sociedad
en un momento específico de su historia.
Aunque
históricamente hay muchos antecedentes de individuos que se opusieron a participar en los
conflictos bélicos y en los ejércitos,
el movimiento antimilitarista moderno se inició con la Primera Guerra Mundial. La Unión Americana
contra el Militarismo es un ejemplo de un movimiento antimilitarista
estadounidense nacido en medio de la Primera Guerra Mundial, desde donde se formó la Unión Americana de
Libertades Civiles (ACLU) después
del conflicto. En 1921 se fundó, en Londres, la Internacional de
Resistentes a la Guerra (WRI por sus siglas en inglés), cuya declaración inicial afirma: “La guerra
es un crimen contra la
humanidad. Por ello me comprometo a no apoyar ningún tipo de guerra, y a luchar por la eliminación de
todas sus causas”. Varios
episodios estimularon, décadas después, la organización de grupos
antimilitaristas y su movilización en Estados Unidos y Europa, como la Guerra de Vietnam y la
expansión de la energía nuclear.
En la década de los 80 y 90 en España se desarrolló un potente movimiento antimilitarista y por la
Objeción de Conciencia. Recientemente, el denominado movimiento
antiglobalización también
coordinó a escala mundial protestas contra la Invasión a Irak del año 2003.
Militarismo en Venezuela hoy
En 1999, con el arribo de la denominada
“Revolución Bolivariana”, comienza un progresivo proceso de
militarización de Venezuela,
que para fines pedagógicos, vamos a describir bajo las siguientes dimensiones:
A) El discurso: La narrativa sobre las
políticas públicas y las líneas de gobierno se comunican mediante
metáforas castrenses: El
primer mandatario es “Comandante-presidente”, la primera dama “la primera combatiente”. También se
utilizan alegorías de confrontaciones
bélicas, mezclando eventos de la historia de la independencia venezolana
con referencias a la guerra tradicional. Por
ejemplo, la campaña electoral desarrollada en el año 2004 fue denominada “Batalla de Santa Inés”.
Este tipo de discurso antagoniza a los actores en dos bandos: amigos y
enemigos, donde la diversidad
es percibida como una amenaza. El lema central del ejército venezolano durante varios años fue
“Patria, Socialismo o muerte”,
mientras que los seguidores y seguidoras de Chávez se consideran a sí mismos “pueblo soldado”. La
articulación ministerial para la promoción de políticas públicas se ha
denominado “Estado Mayor”.
B) Lo simbólico: A pesar de la investidura
civil del cargo, Chávez y Maduro han asistido a las ceremonias oficiales
en indumentaria militar. La boina roja, utilizada por los militares golpistas
de 1992, forma parte importante del atuendo bolivariano. El paseo de Los
Próceres en Caracas, una infraestructura militar
inaugurada en 1956 por el dictador Marcos Pérez Jiménez, es un sitio
privilegiado tanto para las marchas militares como
para las manifestaciones civiles de apoyo al gobierno. Se usan fechas de la gesta independentista
para la realización de actos
políticos considerados relevantes.
C) El ejercicio del poder: Desde la llegada al
poder del movimiento bolivariano gran cantidad de cargos públicos, de
mediano y alto nivel, son ejercidos por militares. En el año 2013 el investigador Eduardo Guzmán Pérez precisó
que desde 1999 una cantidad
1.614 funcionarios castrenses habían desempeñado altos cargos en la
administración pública. Más recientemente, en enero de 2018, Rocío San
Miguel afirmó que el alto mando
militar había logrado más del 40% de los ministerios públicos. De estas cifras el 56% estaban
ubicados en el sector económico
y en sus manos estaba el 30 % de las gobernaciones de todo el país. Las ideas de Chávez debían
ser obedecidas sin discusión,
desarrollando el bolivarianismo un culto a su personalidad,
privilegiando la relación “líder-pueblo” sobre cualquier instancia de dirección colectiva y los
contrapesos institucionales. La
información sobre la gestión de gobierno, que debería ser de acceso público, desde el año 2015 es
“secreta”, privacidad argumentada por “razones de seguridad nacional”.
Desde el año 2013 se ha
militarizado la seguridad ciudadana, incorporando a miembros de las Fuerzas Armadas en labores
de orden público, mientras que un año después, en 2014, se han venido
utilizando a civiles armados y grupos paramilitares para el control de manifestaciones. Otro patrón aparecido en
la misma época es el uso de la
justicia militar para procesar a disidentes políticos y personas
detenidas en manifestaciones. Por último, las denominadas
“zonas de seguridad” fueron expandidas con la llegada
de los autotodenominados “bolivarianos”: zonas donde las fuerzas armadas tienen competencias y que
abarca no solo instituciones
públicas o las empresas básicas del Estado, sino cualquier
área geográfica que el gobierno considere necesaria para efectos de seguridad nacional,
derogando el ejercicio de derechos
como la huelga o la manifestación pacífica.
A
ello se agrega la militarización de las labores de seguridad ciudadana concediendo a la Guardia Nacional
Bolivariana una actuación cada vez más destacada en esas labores y a la
Dirección General de Contra Inteligencia Militar en las acciones de represión política.
D) La relación con la sociedad: El movimiento
bolivariano se ha organizado
constantemente emulando estructuras militares: Unidades de Batalla
Electoral (UBE), Batallones, milicias, frentes, patrullas, reservas
cívico-militares, etc. Asimismo, se ha exigido a los organismos de participación popular,
creados desde el Estado, entrenamiento
de tipo militar y su incorporación a la llamada “Milicia Nacional
Bolivariana”, Las consignas emanadas desde arriba, asumidas por el
movimiento de base bolivariano dan cuenta del
espíritu de subordinación cuartelario. Los discursos y órdenes del presidente Chávez eran respondidos, a
la usanza castrense, con frases como “rodilla en tierra” y “Comandante
Chávez ordene sobre este
frente”. Todo lo anterior bajo el concepto de “Gobierno
Cívico—Militar” y persistió en el gobierno de Nicolás Maduro.
E) El papel preponderante asignado a la Fuerza
Armada Nacio-nal: El ejército
posee, en los hechos, un papel organizativo-admi-nistrativo
más importante que los partidos políticos de la coalición dominante bolivariana. Las Fuerzas Armadas
desarrollaron, en el año 2000,
las primeras políticas sociales del gobierno bolivariano, denominadas
Plan Bolívar 2000. Actualmente militares presiden la mayoría de
políticas sociales, además de garantizar la logística
y la infraestructura de buena parte de los actos públicos del proceso bolivariano.
F) El presupuesto asignado a las Fuerzas
Armadas: Aunque con variaciones
en el lugar que ocupa cada año, desde 1999 el Ministerio de Defensa ha
aparecido en la lista de las 10 instituciones que
más reciben dinero cada año, como lo ha expresado la Ley de Presupuesto. Por ejemplo, para el año
2018 se ubicó en el quinto
lugar, con una erogación de 3.107.264.852.965 Bs. Por otra parte, según la base de datos sobre la
Transferencia Mundial de
Armas, realizada por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), Venezuela ha
comprado en armamento, desde el año 1999, por la cantidad de 5.608
millones de dólares. Los
mayores vendedores han sido Rusia con 3.850 millones $, China con 629
millones $ y España con 290 millones $.
[Extraído
de Objeción de conciencia, militarismo y derecho a la paz, accesible en
versión integral en https://www.derechos.org.ve/web/wp-content/uploads/OCyDerechoPaz.pdf.]
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