Redacción (en base a información de agencias)
Hasta pasada la medianoche del lunes 22/7, Caracas estuvo convertida en una boca de lobo. Transcurrieron más de ocho horas de otro apagón generalizado que dejó sin funcionar sus semáforos y el sistema de transporte subterráneo.
Según la caricaturesca versión oficial se trata de un nuevo “ataque electromagnético”. Pese a la progresiva reanudación del servicio en diversas áreas de la ciudad capital, no había noticias fidedignas acerca de si lo mismo estaba ocurriendo en el resto del país, donde hay zonas que en situaciones similares del pasado han sufrido hasta por varios días el cese del servicio eléctrico.
Hasta pasada la medianoche del lunes 22/7, Caracas estuvo convertida en una boca de lobo. Transcurrieron más de ocho horas de otro apagón generalizado que dejó sin funcionar sus semáforos y el sistema de transporte subterráneo.
Según la caricaturesca versión oficial se trata de un nuevo “ataque electromagnético”. Pese a la progresiva reanudación del servicio en diversas áreas de la ciudad capital, no había noticias fidedignas acerca de si lo mismo estaba ocurriendo en el resto del país, donde hay zonas que en situaciones similares del pasado han sufrido hasta por varios días el cese del servicio eléctrico.
“Aunque
siempre está latente, uno nunca está preparado”, dijo sobre el apagón
Harrison Santiago, profesor universitario, desde una parada en el este
de Caracas donde espera junto a cientos de personas conseguir algún
lugar en las pocas unidades de transporte que están operativas en la
capital venezolana. El joven docente explicó que en una situación
“normal” tarda 35 minutos en llegar a casa en un autobús, pero tras dos
horas de espera y conforme la ciudad se pierde en la oscuridad dice que
en esta ocasión no sabe cuánto demorará.
En medio de la escasez recurrente de efectivo, otro signo de la crisis económica que vive Venezuela desde hace años, los pocos que pueden pagar el monto del boleto lo hacen a regañadientes y las unidades parten con personas abarrotando el pasillo y hasta colgadas de la puerta. Otros miles de ciudadanos no pueden o simplemente no quieren esperar por un autobús y emprenden sus retornos a pie.
Así, la funcionaria pública Ana Marcián hace los 12 kilómetros a su casa junto a un vecino y, mientras camina, señala que al momento del corte eléctrico estaba en su oficina. “Es inconcebible que en un país como el nuestro pasen estas cosas”, opina Marcián, quien relata que en su casa tienen velas y “la comida preparada” para resistir apagones prolongados como los que registró el país en marzo pasado. Su compañero, que responde al nombre Freddy Arraiz, asegura que llevan más de dos horas caminando, y esperan tener mañana “la suerte” de contar con el servicio del Metro, que fue interrumpido con el apagón, lo que los obligó a ellos y a otras decenas de miles de venezolanos a caminar por las avenidas de la capital.
El país donde la propagan da oficial proclama que hay las mayores reservas probadas de petróleo no registraba un apagón de esta magnitud desde el pasado marzo, aunque los fallos del servicio se registran a diario en varias regiones, sobre todo en los estados del oeste y en las zonas fronterizas. El gobierno trata de probar que la situación con el servicio eléctrico esta en vías de normalización esforzándose porque no falle en Caracas aún a costa de restringirlo para otras zonas del país, no obstante lo cual diversos sectores de la capital han sufrido recientes apagones.
Una vez más este lunes 22/7, la falta de luz ha traído consigo problemas como la caída de la telefonía móvil, la interrupción en el suministro de agua potable, la paralización de transacciones comerciales y la desconexión del internet que, según estimaciones, llegó a 94 %.
Aunque la estatal Corpoelec, que controla el servicio en todo el país, no ha explicado el asunto, el Ejecutivo de Nicolás Maduro salió al paso dos horas y media después de ocurrida la falla para denunciar un "ataque" (¡¿?!) a la principal hidroeléctrica del país, ubicada en el sureño estado de Bolívar, limítrofe con Brasil. El ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, reitero el ya conocido discurso oficial para estos casos, referido a la activación de protocolos de “protección y seguridad” propios de un proceso de reconexión “para restituir el servicio de energía eléctrica en el menor lapso posible”.
Tanto los críticos del régimen como calificados expertos en el sector eléctrico siempre han asegurado que la corrupción en el ministerio de Energía Eléctrica y los malos manejos de miles de millones de dólares destinados a ese ámbito, ademas de la incompetencia evidente de quienes han estado a cargo del mismo -muchos de ellos militares, como el inenarrable general Motta Domínguez- son las causales de la crisis actual.
En medio de la escasez recurrente de efectivo, otro signo de la crisis económica que vive Venezuela desde hace años, los pocos que pueden pagar el monto del boleto lo hacen a regañadientes y las unidades parten con personas abarrotando el pasillo y hasta colgadas de la puerta. Otros miles de ciudadanos no pueden o simplemente no quieren esperar por un autobús y emprenden sus retornos a pie.
Así, la funcionaria pública Ana Marcián hace los 12 kilómetros a su casa junto a un vecino y, mientras camina, señala que al momento del corte eléctrico estaba en su oficina. “Es inconcebible que en un país como el nuestro pasen estas cosas”, opina Marcián, quien relata que en su casa tienen velas y “la comida preparada” para resistir apagones prolongados como los que registró el país en marzo pasado. Su compañero, que responde al nombre Freddy Arraiz, asegura que llevan más de dos horas caminando, y esperan tener mañana “la suerte” de contar con el servicio del Metro, que fue interrumpido con el apagón, lo que los obligó a ellos y a otras decenas de miles de venezolanos a caminar por las avenidas de la capital.
El país donde la propagan da oficial proclama que hay las mayores reservas probadas de petróleo no registraba un apagón de esta magnitud desde el pasado marzo, aunque los fallos del servicio se registran a diario en varias regiones, sobre todo en los estados del oeste y en las zonas fronterizas. El gobierno trata de probar que la situación con el servicio eléctrico esta en vías de normalización esforzándose porque no falle en Caracas aún a costa de restringirlo para otras zonas del país, no obstante lo cual diversos sectores de la capital han sufrido recientes apagones.
Una vez más este lunes 22/7, la falta de luz ha traído consigo problemas como la caída de la telefonía móvil, la interrupción en el suministro de agua potable, la paralización de transacciones comerciales y la desconexión del internet que, según estimaciones, llegó a 94 %.
Aunque la estatal Corpoelec, que controla el servicio en todo el país, no ha explicado el asunto, el Ejecutivo de Nicolás Maduro salió al paso dos horas y media después de ocurrida la falla para denunciar un "ataque" (¡¿?!) a la principal hidroeléctrica del país, ubicada en el sureño estado de Bolívar, limítrofe con Brasil. El ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, reitero el ya conocido discurso oficial para estos casos, referido a la activación de protocolos de “protección y seguridad” propios de un proceso de reconexión “para restituir el servicio de energía eléctrica en el menor lapso posible”.
Tanto los críticos del régimen como calificados expertos en el sector eléctrico siempre han asegurado que la corrupción en el ministerio de Energía Eléctrica y los malos manejos de miles de millones de dólares destinados a ese ámbito, ademas de la incompetencia evidente de quienes han estado a cargo del mismo -muchos de ellos militares, como el inenarrable general Motta Domínguez- son las causales de la crisis actual.
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