Carlos Solero
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El ascenso y la exansión de los xenófobos y racistas en diversas latitudes del mundo no hacen otra cosa que confirmar la decadencia del predador sistema capitalista.
En efecto, como proclamaba un graffiti anarquista hace décadas el nacionalismo es el refugio de los imbéciles. El vano orgullo de ser subordinado al Estado con el pecho inflado de fervor patriótico ante banderas, escudos e himnos marciales encubre un profundo complejo de inferioridad y la necesidad de ser parte de un rebaño fácilmente manipulable por líderes mesiánicos.
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El ascenso y la exansión de los xenófobos y racistas en diversas latitudes del mundo no hacen otra cosa que confirmar la decadencia del predador sistema capitalista.
En efecto, como proclamaba un graffiti anarquista hace décadas el nacionalismo es el refugio de los imbéciles. El vano orgullo de ser subordinado al Estado con el pecho inflado de fervor patriótico ante banderas, escudos e himnos marciales encubre un profundo complejo de inferioridad y la necesidad de ser parte de un rebaño fácilmente manipulable por líderes mesiánicos.
La fronteras de EE UU con su muro y sus guardianes artillados, en un futuro cercano la de México con Guatemala son equivalentes a la muralla berlinesa. Tumbas masivas de migrantes, personas desesperadas, empujadas por el hambre.
El Mar Mediterráneo, se está convirtiendo en un inmenso cementerio.
Este sábado 30/6/19,, fue detenida en Lampedusa (Italia), la capitana de un barco que rescató migrantes náufragos. El neofascismo, adquiere nuevos rostros pero sus prácticas son rancias y perversas. También en Latinoamérica emergen estas plagas y en la región Argentina con las patéticas características vernáculas. La "barbarie de los civilizados". Los que proclaman paz y orden. No puede haber paz en sociedades desiguales y el orden al aspiran los poderosos es violencia explicita contra los pobres y rebeldes.
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En estos tiempos de desencanto y escepticismo, camuflaje de la complicidades orgánicas con el sistema establecido de dominación y explotación capitalista.
En esta época en que se firman certificados de defunción anticipada a las practicas y actitudes revolucionarias de diversa especie.
Aquí y ahora deseamos hacer un elogio de la épica, pero no del huero heroísmo sino de las y los rebeldes. De las mujeres y hombres que no se resignan a la humillación y al escarnio, al desprecio y a la prepotencia artillada. Reivindicamos la rebeldía, las luchas cotidianas que los grandes multimedios ocultan o pretenden invisibilizar.
Mujeres y hombres que ocupan tierras, enfrentan a las corporaciones mineras, forestales o petroleras.
Esas personas desafían lo establecido, lo bien visto por los domesticados por el sistema y sus esbirros.
Solo quien este convencido de la necesidad de las acciones y luchas colectivas podrá comprender el sentido de esas luchas.
Quien este harto de vivir de rodillas frente a los amos, los sacerdotes del mercado, los predicadores de quimeras que son emboscadas y laberintos.
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