Nelson Méndez
[Nota
previa del autor: Este texto, que va en dos posts, es el de una ponencia que
había sido aceptada para el referido evento, pero que al no viajar el autor a
Montevideo el Comité Organizador decidió no incluirla en la programación. En
todo caso, como ya está escrita e interesa su difusión, la divulgamos por el
blog de El Libertario.]
Visiones y propuestas desde el
anarquismo ante lo gastronómico: Final del siglo XX y comienzos del siglo XXI - 1
Condensando
el recorrido histórico que expusimos en un trabajo previo [1], es en el siglo
XIX, cuando se consolida e impone el modelo económico y social capitalista en Europa
Occidental, siendo en ese contexto que se desarrollan las perspectivas modernas
tanto de la gastronomía como del anarquismo, por lo cual no debe resultar
sorprendente que se estableciese ese vínculo que, a nuestro entender, tiene
soporte esencial en la publicación y difusión que alcanza el libro de Piotr
Kropotkin La Conquista del Pan, relación que se desarrolla ampliamente
en los años finales de ese siglo y comienzos del siguiente, asociada de modo
muy importante con la expansión global del sindicalismo de inspiración ácrata o
anarcosindicalismo. Esta perspectiva impulsó no solo modos de acción
político-gremiales para los trabajadores, sino que se asoció con difundir y practicar
una cultura y un modo de vida alternativo donde también en lo gastronómico
estuviesen presentes las aspiraciones libertarias. A donde quiera que llegaron
el anarquismo y el anarcosindicalismo, esas ideas sobre la alimentación se
hicieron presentes, habiendo diversos ejemplos para América Latina, y el caso
que estimamos emblemático de la presencia del nexo gastronomía-anarquismo en la
Revolución Libertaria de 1936 en España.
El
fin de la Guerra Civil Española significó el inicio de una etapa de eclipse
para el anarquismo que muchos quisieron creer marcaba su desaparición como teoría
y práctica relevante. Esa situación de declive se extendió al menos hasta el
Mayo Francés de 1968, explosión social que de algún modo pareció revivir –al
menos en Europa Occidental– preocupaciones, debates y modos de acción que se
asociaban con un ideal ácrata que se había querido dar por muerto y enterrado.
Sin embargo, la reaparición no fue instantánea ni significó que el anarquismo
volviese a posiciones similares a las que lo caracterizaron en la segunda y
tercera década del siglo XX. Por un lado, el retorno libertario fue ocurriendo
a desigual velocidad y con características variables de un lugar a otro en las
tres décadas finales de ese siglo y el inicio del actual; luego tenemos que ya
no está tan definido por la identidad anarcosindicalista como en tiempos
pasados; y por último, junto con el reavivamiento del anarquismo en lugares
donde su tradición histórica es bastante patente como España, Italia, Argentina
o Francia, se hace manifiesto y hasta muy activo en sitios donde esa presencia
previa era tal vez menos notorio o prácticamente no existía como en Grecia,
Chile, Rojava (área kurda al norte de Siria), Filipinas, Bangla Desh o
Venezuela.
Para
que se reactivase el vínculo con la gastronomía, fue importante el contacto
mutuamente enriquecedor que el anarquismo tuvo con nuevas perspectivas que se
desarrollaban en la segunda mitad del siglo XX: la teoría y práctica de la
autogestión, la temática del género, el debate sobre la ecología, y la lucha
por los derechos animales. Esas confluencias fortalecieron la crítica ácrata al
modelo capitalista de alimentación, además de reforzar el basamento teórico en
respaldo de diversas acciones e iniciativas de signo libertario que vuelven a
manifestarse paulatinamente a partir de las décadas de 1980 y 1990. Van
reapareciendo tanto distintas clases de espacios de sociabilidad anarquistas
(centros sociales, restaurantes, bares, panaderías y ferias, entre otros), como
el empeño productivo de nuevas colectividades agrarias anarquistas y afines en
Europa y América, además de la participación e influencia libertaria que es
clara en la multiplicación de iniciativas de distribución y consumo cooperativo
en diversos rincones del planeta [2].
Otro
asunto a mencionar es la incidencia de los puntos de vista de inspiración ácrata
en la polémica sobre cultivos genéticamente modificados y alimentos
transgénicos, así como en el activismo que se genera en torno esos temas,
además relacionados con el debate referido a los pro y contra del desarrollo
científico-tecnológico, en donde se han dado interesantes aportaciones
provenientes desde perspectivas anarquistas y afines [3]. Vale apuntas que, aún
cuando tienden a ser predominantes, al menos en lo expresado en los medios de
difusión libertarios, las posturas que rechazan y consideran intrínsecamente
perversa cualquier aplicación de los recursos desarrollados recientemente por
la genética y la biotecnología, encontramos al menos una voz que rescata para
este tópico la confianza de Kropotkin en el aporte positivo de la ciencia y la
tecnología cuando se conjuga con la creatividad popular; se trata del biólogo
computacional venezolano Guido Núñez-Mujica, quien ha expuesto una posición que
reivindica en los actuales desarrollos de esas áreas científico-tecnológicas
importantes posibilidades para impulsar lo que él denomina la tecnoliberación
[4].
más
estricta observancia de las restricciones al consumo de toda proteína de origen
animal e impugnaron la evidencia nutricional para justificar ese consumo. Se
debe agregar que tal vegetarianismo extremo no estaba emparentado con una
orientación política definida ni con el vegetarianismo anarquista que le
antecedió en décadas previas. Un nexo de esa índole debió aguardar hasta los
años 1970 y 1980, cuando en especial desde el naciente movimiento anarcopunk
vuelve a aparecer el interés por la opción dietética que rechaza los alimentos
de origen animal, ahora con el referente del veganismo [5]. La fundamentación
de estas prácticas se refuerza con la relación que activistas anarquistas y
afines tienen con las ideas del llamado ecologismo profundo y de los derechos
animales en múltiples acciones directas radicales. Tal conjunción tiene su
primera exposición sistemática desde mediados de la década de 1990 con el
folleto del norteamericano Brian Dominick Liberación animal y revolución
social [6], quien también es el primero en referirse a esta concepción y su
praxis como “veganarchism”.
Una
diferencia entre el anarcoveganismo y el naturismo libertario de antaño es la
insistencia en la reivindicación de derechos de los animales, que es un aspecto
esencial en la justificación teórica y las acciones prácticas, que se han
expresado incluso en ataques físicos contra intereses y actividades que representan lo juzgado como
más flagrante en violación a tales derechos. El empeño en destacar la opresión
y explotación extrema que afecta a los animales no humanos y lo importante de
la lucha por la liberación animal en la ruta hacia la liberación total y la
revolución social no solo se muestra en el título y contenido del folleto
precursor de Dominick, sino también en cualquiera de las diversas exposiciones
de las ideas del anarcoveganismo, donde reiteradamente se encuentra este
discurso a favor de los animales, habitualmente bajo los conceptos de
antiespecismo y lucha antiespecista.
Para
señalar su ruptura con las perspectivas ácratas previas, algunos anarcoveganos
prefieren calificarse como “anárquicos” y no como “anarquistas”; otros aspiran
a su reconocimiento como una nueva perspectiva legítima del anarquismo, en la
medida que se plantea un original énfasis en el tema de cómo alimentarse y ajustarse con el entorno
ambiental, en especial con la vida animal, lo que tornan en centro de las
preocupaciones y la actividad que debe proponerse el anarquismo. La
reivindicación de ser aceptada como una vertiente del anarquismo por derecho
propio no deja de ser objetada desde las corrientes libertarias preexistentes,
desde donde se cuestiona lo considerado como estrechez de miras al dar tan
desmedida importancia a estos temas, presentados por el anarcoveganismo con una
intransigencia cuasi religiosa al luchar por lo “natural” y lo “animal” como
conceptos absolutos y metafísicos (en el peor sentido de ambas definiciones),
tendiendo a alejarse de los objetivos revolucionarios sociales del anarquismo
[7].
Tres hitos contemporáneos en la
relación gastronomía-anarquismo
° 1.- Food Not Bombs: Cuando alimentar a los hambrientos es un acto
subversivo
Esta
iniciativa es, según hemos podido constatar, la expresión más extendida en la
actualidad de las prácticas que conectan al anarquismo con lo gastronómico, al
menos teniendo como indicador su presencia en el activismo social en múltiples
lugares del mundo. También podrían verse como señal de su impacto la atención
que ha recibido en diversas oportunidades por parte de los mainstream media, así como la literatura académica que ha
suscitado, donde destacan como de particular valor los trabajos de Heynen (2010)
y de Parson (2014) [8].
FNB
[9] –Comida, No Bombas- es el slogan con que se identificaba un colectivo
libertario presente en las movilizaciones antinucleares y antimilitaristas en
Nueva Inglaterra (Estados Unidos) hacia 1982. El lema se asumió como denominación
tanto por expresar la denuncia a la locura irracional del militarismo
armamentista (“Si los gobiernos y corporaciones del mundo entero gastaran tanto
tiempo y energía en la alimentación de la gente como lo hacen en la guerra,
nadie pasaría hambre” y “Hay bastante alimento en el mundo para alimentar a
todos, pero mucho de ello va a la basura innecesariamente, lo que es un
resultado directo del capitalismo y el militarismo“), como por indicar la línea
de acción práctica que asume el grupo: servir alimentos a quien concurriese a
los actos de protesta antibélica en que se participaba, en especial a los
menesterosos. La actividad se realiza dentro de la filosofía de la no violencia
y las decisiones del colectivo a cargo se toman por consenso. Se insiste en
obtener materia prima para la preparación de comida reciclando alimentos
desechados por el mercado capitalista debido a su apariencia (práctica conocida
como “freeganismo”), y en la comida vegetariana, de preferencia vegana.
Para
fines de esa misma década un segundo grupo, más centrado en la alimentación a
los necesitados, aparece en la costa oeste de Estados Unidos, específicamente
en San Francisco; este grupo alcanza notoriedad por la tenaz pugna que le
enfrenta a las autoridades locales empeñadas en prohibir y reprimir sus
acciones callejeras de dar comida a los “homeless”. Tal perseverancia produce
frutos, no solo en lograr que finalmente un nuevo gobierno municipal se vea
obligado a tolerar las comidas públicas de FNB, sino en que el interés mediático
sobre el tema favorecerá la expansión nacional e internacional de la
iniciativa. Con el correr del tiempo, han llegado a constituirse cerca de 200
grupos, conectados en una estructura abierta de tipo federal, y aunque la
mayoría de esos colectivos opera en Norteamérica, FNB ha alcanzado a tener
actividad en 53 países, extendiéndose a Suramérica, Europa, África, Asia y
Oceanía [10].
No
por casualidad ha acontecido esa expansión en Estados Unidos, donde la
participación de FNB es reconocible en tantas protestas y luchas sociales de
hoy. Su inspiración y acciones conectan con una larga tradición de activismo
social no violento que tiene raíces tan ilustres allí como los cuáqueros, el
“ferrocarril subterráneo” para auxiliar a esclavos fugitivos antes de la Guerra
de Secesión, la lucha pro-derechos civiles de distintos grupos oprimidos, o la
oposición a las guerras imperialistas. Lo novedoso en este caso es la profunda
vinculación con el anarquismo, tal vez no expresada en el despliegue de la
habitual simbología de la (A) y la bandera negra, pero suficientemente expuesto
en los modos de acción de FNB y en la fundamentación que da a su existencia. Si
esto parece poco preciso o un intento por atribuir forzadamente una identidad
inexistente, recomendamos que se ubique en su website al libro que claramente
aparece y se expone como contentivo de las propuestas centrales en torno a las
que se organiza y actúa FNB, que no por casualidad se llama The Anarchist
Cookbook – El Recetario Anarquista-, un texto que es abiertamente un
manual de introducción al anarquismo (¡no se debe confundir con la virulenta
obra homónima de William Powell!) [11].
Por
último reiteremos que en sus prácticas culinarias concretas, FNB se ha
orientado hacia lo vegano y a enfrentar tanto el despilfarro de comida como el
menosprecio a ciertos alimentos que es propio del capitalismo [12]; es de
suponer que por esta clase de cosas un vocero del Federal Bureau of Investigation –el sombrío FBI- públicamente
calificó a FNB como "organización con posibles conexiones
terroristas", declaración que en cierto modo podemos interpretar como
hosco reconocimiento al valor rebelde de la labor de los colectivos que la
integran.
°
2.- Cucine
del Popolo, Cucina Sovversiva y el auge del nexo gastronomía-anarquismo en
Italia
Cucine del Popolo apareció en 2003, impulsada por activistas de la
Federación Anarquista Italiana (FAI) en Reggio Emilia, ciudad del centro-norte
de Italia. La sede del proyecto es el Centro de Estudios de las Cocinas del
Pueblo en la cercana población de Massenzatico [13]. El Centro impulsa eventos
que se difunden vía Internet y edita volúmenes que reúnen intervenciones y
ponencias a dichos eventos; además divulga estudios, organiza talleres
prácticos y teóricos, propicia mercados de pequeños productores y cooperativas,
e inspira la recuperación de prácticas culinarias y de vitivinicultura
relegadas por la modernidad capitalista. Su actividad más relevante son las
jornadas bianuales en su sede que se han denominado según el tema central:
2004: “Cocinas del pueblo”; 2006: “Cocinas literarias”; 2008: “Cocinas del
utopista”; 2010: “Cocinas de la locomotora”; 2012: “Cocinas de la revolución”;
2014: “Cocinas de la solidaridad”; 2016: “Cocinas del amor”; y en 2018 “Cocinas
sin confines” [14].
La
actividad de Cucine del Popolo no es
de ningún modo la de constituirse en un reducto intelectual de “gourmands” o “foodies” con algún viso ácrata, se entiende como una labor
integrada a los objetivos de propaganda, agitación y acción revolucionaria de
la FAI. Ello se ve en tres lemas que resumen las propuestas de Cucine del Popolo: “Lo revolucionario es
la calidad”, “La revolución será un almuerzo de gala” y “Si tu pensamiento es
débil, es porque lo has alimentado mal”. Por lo tanto, se ha tomado una clara
opción de interesarse en particular por la cocina de los pobres o "cocina
social", su contexto sociocultural, recetas, ingredientes, ámbitos
geográficos y espacios de ejecución. Además, se impulsa la crítica teórica y
también las acciones prácticas contra el modelo de alimentación industrial
capitalista y en favor del vegetarianismo, sin llegar a la rigidez que al
respecto asume el anarcoveganismo, pues se admite que un rasgo propio de la
cocina popular italiana que se reivindica es hacer gran uso de grasas animales
[15].
En
cuanto al funcionamiento de Cucine del
Popolo, se reproduce la excelente síntesis que aporta Gianandrea Ferrari en
el párrafo a continuación:
Las Cocinas
del Pueblo son una realidad autogestionada donde se practica la integración de
papeles y de tareas para favorecer una militancia colectiva, evitando
especializaciones peligrosas. Todas las decisiones se toman en asamblea
general, que debe facilitar el intercambio de ideas mediante una participación
extensa. Los mecanismos organizativos deben partir siempre de lo simple para
llegar a lo complejo según un esquema federativo claro, reconducible a la
praxis libertaria. Los cargos de representación y de trabajo tienen un valor
exclusivamente técnico y están subordinados a los puntuales controles
asamblearios. La actividad práctica se funda sobre la implicación en primera
persona libre y voluntaria, sin retribución alguna. Naturalmente, no se admite
la financiación pública, ni estatal ni municipal, ni de otro género que
condicione nuestra iniciativa, haciéndonos incapaces de vivir formas auténticas
de autogestión. Hemos sido y seremos siempre un sujeto independiente de
cualquier partido, grupo de presión o asociación en la medida en que la
autonomía proyectual ha sido el elemento fundamental de nuestra historia. Una
historia potente, porque viene de abajo para permanecer abajo, manteniéndose de
manera horizontal, evitando cualquier forma de condicionamiento [16].
Destaquemos
que en Italia existen otros empeños con similares preocupaciones a Cucine del Popolo. En tal sentido es de
reseñar la propuesta promovida por el Colectivo Libertario Rivoltiamo la Terra, de la ciudad de Barletta, en la región de
Apulia al sur de la península, la cual se identifica como Cucina Sovversiva, dándose a conocer en un Manifiesto Programático [17]
que ha sido traducido al castellano, disponiéndose además en nuestro idioma de
una amplia entrevista a un integrante de ese colectivo [18], donde explican qué
es la Cocina Subversiva (CS), tanto en su fundamentación teórica como en las
acciones que inspira, y el modo en que a través de ella se establece
sólidamente la conjunción entre acción político social anarquista y
gastronomía.
Vale
la pena detenerse en lo que plantea esta agrupación, proponiendo ideas y
prácticas de indudable interés. Señalando como punto de origen de la CS la
intención de quienes integran el colectivo promotor de ser coherentes en lo
cotidiano entre lo que se dice y lo que se hace en lo referido a la
alimentación. De allí se parte para formular un pensamiento y unas líneas de
acción que entendemos se explican en los siguientes párrafos, extraídos del
Manifiesto Programático y la entrevista antes mencionados:
Lo que a
nosotros nos interesa es que el consumo se desplace de la gran distribución a
pequeños productores para generar un cambio en las relaciones económicas y
sociales y derribar así sistemas jerárquicos y especulativos en el mundo
laboral. … Liberación animal y emancipación del ser humano tienen que ir de la
mano, no puede haber liberación animal sin liberación humana. Ya no es
liberación humana sino simple negocio. Un vegano que no se hace estas preguntas
y que no procura resolver estas contradicciones no tiene principios éticos, lo
mueve sólo una sensibilidad sesgada o está siguiendo la corriente de la moda.
La CS se ha
planteado toda una estrategia alternativa a los usos capitalistas para
desarrollar y difundir tecnologías
alternativas para una alimentación vegana no solo nutritiva sino variada y
sabrosa. … Mediante una técnica especial de preparación, podemos obtener
productos similares a los del comercio, partiendo de verduras y harinas no
necesariamente refinadas. Ya no son necesarias la harina de gluten, almidones y
otros preparados. Podemos preparar esos productos en casa yendo de compras
donde el campesino. La fermentación de las verduras es un proceso de
transformación de las verduras cuyo fin es reducir los antinutricionales
existentes en la verdura fermentada, hacerlo más nutritivo, influir en su sabor
e cambiar su consistencia de modo que se logre un producto acabado parecido a
salchichas, salchichón, embutidos, asados, lonchas vegetales etc. sin tener que
echar mano, como se ha venido haciendo hasta ahora, de gluten puro de trigo o
de preparados para alcanzar tales objetivos. ¡Podemos autoproducir un plato
sabroso, nutritivo, y complicado de guisar sólo en apariencia!
Nos gusta la
idea de una revolución integral, sin compromisos, que se construya día a día
siguiendo dos caminos: uno, individual que les corresponde elegir a los
individuos y uno, colectivo, que corresponde a los esfuerzos que hacemos todos
juntos por los proyectos que sacamos adelante colectivamente para liberarnos de
la opresión del capital y del Estado. La alimentación y el consumo son un
aspecto fundamental de la revolución porque una parte relevante del capitalismo
a derribar especula con la producción alimenticia con la complicidad de las
instituciones. … Tenemos que construir estructuras autogestionadas que nos
ayuden a prescindir tanto del capitalismo como del Estado. Nosotros, en torno a
la fermentación de las verduras y otros temas de primer plano para Cocina
Subversiva, queremos crear una comunidad capaz de interactuar virtualmente en
el nuevo foro y también de entablar relaciones sanas, horizontales, de
intercambio y apoyo mutuo. El foro de Cocina Subversiva puede convertirse en
una herramienta de comunicación rápida vinculada a la cosecha y a la
distribución de productos de la tierra, de señalización de eventos, de
iniciativas solidarias, de intercambio de mano de obra, etc. Cocina Subversiva
favorecerá relaciones reales organizando eventos relacionados con la cultura
alimenticia, momentos de formación e intercambio de saberes, contest de cocina
para promover las autoproducciones y los mercadillos de autoproducción.
Otra
experiencia es la red Eat the Rich,
que ha promovido la realización de tres Festivales de las Cocinas Populares y
Autogestionadas: en 2016 en Bolonia el
de 2017 en Roma y en Pesaro para 2018 [19]. Además, está la participación e
incidencia anarquista en la campaña-movimiento Genuino Clandestino, existente
desde 2010 para denunciar y enfrentar la normativa del Estado que regula a la
pequeña producción campesina (principalmente alimentaria) con la intención de
someterla a la industria del ramo, imponiendo la ilegalidad a la artesanía
agraria tradicional con pautas y exigencias para elaborar sus hechuras que no
puede o le es muy oneroso cumplir, lo cual se ha combatido impulsando la
auto-organización del sector rural afectado y constituyendo redes de
distribución alternativas para sus productos [20]. Finalmente está la red fuorimercato que opera en tónica
autogestionaria y de apoyo mutuo similar a las iniciativas antes mencionadas
[21].
Notas
[1] Ver Méndez (2018).
[2]Para un muestrario panorámico de experiencias contemporáneas
alrededor del mundo que articulan de uno u otro modo la relación anarquismo-gastronomía,
ver más adelante la correspondiente sección de esta ponencia.
[3] Ver lo accesible en el blog de El
Libertario (2014-2018) bajo la etiqueta “Ciencia y Tecnología”.
[4] Ver texto y video donde este autor desarrolla ampliamente sus ideas
en Núñez-Mujica (2008).
[5] Una síntesis histórica de la evolución del vegetarianismo y el
veganismo, en Farmacéuticos Veg
(2014).
[6] Una traducción al castellano revisada y ampliada de este documento
en Dominick (2014).
[7] Como testimonios de las polémicas en torno al anarcoveganismo, ver Revolución Feral (2005) y Castro - Méndez (2003-2004).
[8] Ver detalles completos de ambas referencias en la Bibliografía.
[9] Ver en Bibliografía la referencia al website de FNB, que incluye
una sección con información en castellano.
[10] El mapa ubicando grupos y actividades de FNB en todo el mundo está
en http://www.foodnotbombs.net/new_site/contacts.php.
[11] Para la versión en inglés
del libro de K. Mc Henry y Ch. Bufe, ver Bibliografía. El texto de Powell es un
breviario técnico para prácticas violentas sin nada que ver con lo que discutimos
acá sobre el nexo gastronomía-anarquismo.
[12] La exposición tanto de los usos culinarias de FNB como de su
fundamentación, está en The Anarchist Cookbook, sección “Food” pp. 93-142.
[13] Para más información, ver su página web indicada en Bibliografía y
la entrevista con la Agencia de Noticias Anarquistas (2007).
[14] Más datos en Ferrari (2014)
y González (2016).
[15] Más datos en Ferrari
(2014) y González (2016).
[16] Ver Ferrari (2018).
[17] Ver la dirección del website “Cucina Sovversiva”. en la
Bibliografía, donde también se indica la ubicación de la traducción al
castellano del Manifiesto.
[18] Ver Jornet (2017).
[19] Ver el website de esta iniciativa en la Bibliografía.
[20] En castellano hay información básica en Girard (2018). En italiano hay bastantes y muy detalladas
referencias, comenzando por http://genuinoclandestino.it.
[21]
Información en italiano sobre esta red en http://www.fuorimercato.com.
[Continúa en https://periodicoellibertario.blogspot.com/2019/07/anarquismo-y-gastronomia-hoy-ponencia_5.html .]
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