Claudio Venza
El Seminario
del Ateneo de Los Imperfectos de Marghera y del Centro Estudios Libertarios de
Milán : “Pensamiento y acción: el anarquismo como comunidad militante y elección
de vida” partía desde la experiencia de Amedeo Bertolo y de Eduardo
Colombo. Por lo tanto, había sido planteado con dos partes distintas, pero
conectadas: las biografías de dos
militantes muy activos, cada uno con su propia sensibilidad, que permitían una
relevante reflexión sobre los problemas actuales y las perspectivas del movimiento
en Italia, y no solo en Italia. En realidad, los promotores prefirieron el término
“comunidad” ,en el cual, se pueden hallar los estilos de vida, además del compromiso social.
El trabajo de
los dos se despejó a 360 grados, a través de acciones llamativas y de la participación
constante a las luchas antiautoritarias en Italia, Francia y Argentina.
En los últimos
tiempos ellos habían invertido sus notables energíassobre todo en lo cultural y
en las propuestas editoriales. Amedeo fue, juntos con Rossella di Leo, desde el
1986, el fundador y promotor de las Ediciones Eleuthera, mientras Eduardo
estuvo, junto con Heloisa Castellanos, entre los animadores de la revista “Refraction”. Es importante subrayar que
Amedeo y Eduardo entendían proponer un fuerte compromiso en el ámbito cultural
en un sentido amplio y antopologico y no como mero ejerciciointelectual.
En realidad
los dos, recientemente fallecidos (Amedeo en el 2016 y Eduardo hace pocos
meses), contribuyeron con verdadera originalidad a la redefinición del
pensamiento libertario contemporáneo en un sinnúmero de seminarios, convenios,
y además con publicaciones de todo tipo, de historia, de economía, de estudios
sociales. Los dos habían conseguidoestrechar relaciones con muchos anarquistas
europeos, entre ellos varios que participaron almismo encuentro “Pensamiento y acción”
de Marghera, como Tomas Ibáñez, español y experto de psicologia social, o
Marianne Enckell, histórica animadora del Centre de Recherches Anarquistas de Lausanne, Suiza.
En el seminario estuvieron presentes numerosos participantes desde Francia, Portugal, Grecia, Eslovenia.
Tomas Ibáñezdesarrolló
una de la relaciones más significativas, analizando las “Convergencias y
divergencias” entre los dos protagonistas. Muy rápidamentehabló de las
convergencias, coincidiendo los dos en las cuestiones fundamentales: el papel
de la cultura vinculada a la acción, la centralidad de lo imaginario y de lo simbólico(lugares
privilegiados sea del podes sea de la revuelta), el encanto de la utopía sumado
a la fuerza de voluntad. Decidió, en vez,
considerar más profusamente las discrepancias presentes y activas entre
los dos pensadores y militantes: para
Amedeo, el anarquismo tendría que tener más en cuenta la extrema dificultad
para pensar y actuar sus propios valores en la sociedad actual y tendría que
buscarse una modalidad de “anarquismo posible” proponiendo soluciones
libertarias para los problemas cotidianos. En este sentido se valoriza el
pensamiento pragmático de Colin Ward y se consideran con perplejidad las
modalidades insurreccionales que se originaron en el ‘800, de la ruptura revolucionaria por mucho
tiempo proclamada por los teóricos clásicos y aceptada como propia , hasta al
presente, por diversas generaciones de activistas.
Según Eduardo
no tiene sentido desvincular el concepto de revolución de lo anarquismo: sería
un oxímoron, un hecho insostenibley con toda evidencia contradictorio. La visión
tradicional de la necesidad de la insurrección, que expropie el Capital y de la
abolición del Estado, mantiene, para él, substancialmente, su validez, aunque
mediante correcciones adecuadas y
determinadas por la situación
actual. Las mismas experimentaciones propias del anarquismo se podrían realizar
difusamente solo acabando inmediatamente con el sistema de explotación y opresión.
Tomas afirmó
que el compa de Milán se alejó mucho del anarquismo tradicional. Aunque
mantenga firmes sus puntos fundantes sea
como ethos sea como logos. A eso se puede agregar que Amedeo criticó a Nico Berti, autor de un replanteamiento
teóricoy político en su controversial
“Libertad sin revolución”: el corazón esencial del movimiento está en la
lucha en contra de cualquier forma de Dominio político y no solamente del
Estado, que representa nada más que una forma históricamente determinada. Según
Amedeo se necesita librarse de la obsesión de destruir el Estado como paso
indispensable y urgente.
Al final de la
cuenta, para el compañero español, los dos intentaron renovar lasanálisis y enriquecer el
movimiento. Es un plan encomiable y estimulante, pero ¿hasta qué punto? Se pone, por lo tanto, el problema
fundamental de definir lo que es inalienable y imprescindible en las ideas y en
las prácticas, para que no se llegue a una metamorfosis radical, volviéndose
algo muy diferente idealmente y políticamente.
De todos modos,
según el compañero español, hay que tener en cuenta una constataciónhistórica y actual: en los
diferentes tiempos y lugares el anarquismo asumió facetas diversas eligiendo de
privilegiar algunos componentes del logos común (pensamiento que se ha ido concretizando
en diferentes praxis (acciones): Como pasa, por ejemplo, se puede agregar, con
en el sindicalismo y con el
individualismo
En extrema síntesis:
Amedeo hubiera querido no solamente cortar las ramas secas del árbol anárquico,
pero también una parte del mismo tronco para proceder con proficuos injertos:
Eduardo pensó, en vez, a fertilizar y abonar sus raíces, alertando sobre el
peligro de intervenciones del “leñador neo-liberal”. Se pueden medir las
diferencias también a través el estudio de las causas de crisis del movimiento:
el milanéssubrayó la necesidad con un espíritu
autocritico unas actitudes como la “autoreferencialidad”, de otro lado, el
franco-argentino, atribuye sustancialmente las dificultades a factores
externos, o sea la pérdida de la centralidad obrera (y en esto coincide con
Nico Berti). También en merito a los remedios que se tendrían que aportar se pueden notar diferencias , mientras los
dos compartan en la valorización de la vitalidad de las ideas y de los
principios libertarios, delethos, aunque con pequeñas matices propias: “Hay
vida másallá del anarquismo” , auspiciando una forma de mestizaje, de un lado,
y “manteniendo una fuerte identidad” y intensificando las actividades específicas,
del otro.
Tomas relevó,
al final de la cuenta, que entre Amedeo y Eduardo, más allá de las
confrontaciones teóricas y políticas existió un evidente “aire de familia”
(como se dijo también en el seminario de
Marghera), fundada en dos elementos
esenciales: la actitud antiautoritaria en la vida cotidiana y la búsqueda
honesta y sincera de coherencia extrema entre las palabras y los comportamientos.
Citó también a Christian Ferrer,
activista e intelectual argentino, que nos recuerda como las ideas anarquistas
no se “contagian” a través de los libros, pero sí con la manera de ser y de
luchar. Importante fue también su reflexión
acerca de la “identidad”, que, según él no sería propia del anarquismo, que es más
caracterizado por la “singularidad”, como conjunto de elementos caracterizantes.
El tema del
“anarquismo positivo y respetable” fue al centro de la relación de Francesco
Codello, que sostuvo que los compañeros no tendrían que limitarse a las teorías,
pero sí enfrentarse a la sociedad actual y a sus problemáticas. En sustancia se
trataría de ofrecer ejemplos concretos y soluciones practicables para que los
que sufren a causa de la sociedad
autoritaria escuchen y entiendan.
Semillas de “anarquía posibles” ya se vislumbran, según Francesco, en muchos ámbitos:
desde la autogestion de los consumos a través de los “Grupos de Compras
Solidarias”, del ejercicio de créditos en bancos alternativos, y la gestión de
“espacios liberados”, al reto en lo de la educación. Errico Malatesta ya afirmó
que “la anarquia no se costruye con la fuerza” y no la hacen los militantes,
pero sí la gente común cuando adquiere conciencia y desea realizar la libertad.
Una de las
aportaciones originales e importantes de Amedeo fue subrayada por Nico Berti: la
distinción entre Poder, Autoridad y Dominio permite orientarse en la terminología corriente. Las diferencias
entre los tres conceptos se miden con el diferente grado de imposición y, en último
análisis, el milanés define el Dominio como la estructura jerárquica que hay
que abatir, mientras el Poder y la Autoridad podrían tener alguna relevancia
positiva: el primero como potencialidad de hacer y la segunda como expresión de
la sabiduría que algunos lograron alcanzar y que pueden poner al servicio de
todos. Nico quiso recordar otro discurso a él congenial: el anarquismo, según él,
no es antitético a la democracia pero sí la supera. De todo modo, la libertad
en el ámbito anárquico aparece potenciada y no limitada, teóricamente y prácticamente,
como, en vez es lo que pasa con el liberalismo.
En total participaron al seminario como 80 personas y más de 20 tomaron
la palabra, entre relaciones y debate. Muchísimos fueron los temas ventilados,
de los cuales aquí se puede solo delinear el argumento: el común inicial
“mazzinianismo” (Lorenzo Pezzica); la valorización de los singulares imaginarios
tramite las entrevistas (Mimmo Pucciarelli); el cambio generacional interior a
un movimiento que se debe renovar, sin renunciar a la coherencia ética (Antonio
Senta); las posibilidades de experimentar formas aplicadas, aunque parciales,
de método libertario en la sociedad actual (Francesco Codello); el papel del
Estado como detentor solo parcial y ya declinante del Dominio (Andrea Papi); el
rápido cambio politico y social en acto que como sea abre muevas contradicciones
entre explotados y explotadores también a nivel mundial (Massimo Varengo): el
entusiasmo de muchos de nosotros nacidos políticamente juntos con el ’68 y por
eso crecidos a lado de militantes de antigua cepa (Rossella Di Leo, hablando de
Pio Turroni y de Louis Mercier Vega, dos manantiales de emociones y pathos); la
reflexión sobre el clásico debate acerca de los modelos de organización (Claudio
Venza); la propuesta de un próximo convenio ad hoc (Giampiero Landi).
Uno espacio importante se dedicó a una serie de experiencias en acto en
diferentes sectores: en la pedagogía (Tea Venturelli de la escuela abierta de
Urupia, Giulio Spiazzi con la red de escuelas libertarias y democráticas,
Pierpaolo Casarin con su filosofía de
niños y para niños); en la actividad social se reportó la experiencia de
Exarchia, colectivo libertario presente en los espacios ocupados en Bologna; y
la puesta en actividad de nuevos puntos de comunicaciones que saben llamar la
atención, y solicitar los intereses culturales entre los jóvenes (Edicola 518,
ahora librería, en Perugia).
Elis Fraccaro, de los organizadores del convenio (con muchos compañeros
de Dolo), concluyó, evocando una preciosa indicación de Amedeo (“dejemos el
pesimismo para tiempos mejores”). Admitió, pero, de tener ataques de pesimismo
sobre todo en enfrentarse al difuso
cambio antropológico respeto a sus primeros años de
militancia. Según él, parece prevaler,
en el momento actual, alrededor de nosotros, una manera de pensar xenófoba que
no se podía imaginar hace solo pocos años atrás. Al final estamos circundados
por muchas preguntas y pocas respuestas. En frente al clásico problema “¿qué hacer?”
se necesita una actitud humilde, buscando soluciones juntos a la sociedad entera
en que estamos, a pesar de todo, condicionados casi cotidianamente. De mi parte
agregaría, en fin, que deseamos cambiar con decisión y profundamente.
[Traducción de Massimo Serini.]
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