Leisser Rebolledo
Nicolás Maduro es el gran responsable de las desgracias y calamidades que sufre el pueblo venezolano, de eso no hay dudas. Desde el año 2013 se ha dedicado a destruir de forma sistemática la economía nacional, las instituciones democráticas, y la moral de millones de sus compatriotas. Todo esto, por el fin único de aferrarse al poder; porque, sencillamente, para el tirano huésped de Miraflores los caminos se cerraron, solo le queda huir hacia adelante, ya no hay atajos, ni retrocesos; su suerte está echada, ¡vencer o morir! Para él ya no representa una simple retorica discursiva.
El país entero puede reconocer en su gigantesca envergadura física al culpable de todos sus males, casi treinta millones de dedos acusadores apuntan hacia una misma dirección; millones de gargantas desesperadas por el hambre corean su nombre al unísono, regularmente acompañado de alguna mala palabra, de esas que se usan cuando queremos decirle a alguien lo cabreado que estamos. Como jefe de la patota carga con la mayor responsabilidad, pero, Nicolás no pudo acometer “semejante obra” por sí solo, siempre estuvo “muy bien acompañado” sus cortesanos se encargaron de guiar su camino, soplarle al odio las indicaciones necesarias, tomarlo de la mano cuando hizo falta, ejecutar con mano certera las aberraciones que vomitaba su cavidad craneal. Los cortesanos del Rey siempre han estado allí, dispuestos a todo, sirviendo de cómplices perfectos de quien ostenta la lúgubre corona; aferrados a su misma suerte, condenados a su mismo final.
En la corte del Rey Nicolás las disputas están a la orden del día: las peleas a cuchillo por controlar los espacios de poder, la asignación de contratos y las jefaturas partidistas, han dejado diferencias irreparables entre la cúpula real. Sin embargo, puertas afuera, se esfuerzan por mantener la apariencia de unidad monolítica. Los cortesanos de Nico saben lo que se están jugando, la salida del poder es solo el primer paso para atravesar las puertas del purgatorio, tienen muchas deudas con la justicia, en sus manos corre sangre fresca: los muertos por la represión gubernamental, los miles de fallecidos por hambre y falta de medicinas, los torturados y secuestrados. También pesa sobre ellos el saqueo criminal de la riqueza nacional, la violación de las leyes, y la destrucción de la democracia; son muchas cosas para pagar en una sola vida, por eso evaden ese encuentro, como el diablo a la cruz; pero, llegara, tarde o temprano, de una u otra manera, ja justicia llegara.
Los cortesanos del Rey Nicolás tienen varias características comunes: son figuras a molde, sin ningún tipo de escrúpulos, ni sentimientos; para ellos, las palabras piedad y compasión jamás han existido, por eso les resulta tan natural mentir descaradamente, no les cuesta ningún esfuerzo, lo hacen con tal maestría que hasta ellos mismos parecen creerse sus falacias. Pero, en los últimos tiempos, la realidad se ha vuelto contundente, que, a pesar de su “maravilloso” histrionismo, la audiencia empieza a perder la paciencia, la misma que ellos pensaron que era infinita. Al final, la paciencia también tiene límites razonables; cuando la indignación y el hambre sean más fuertes que el miedo, nada ni nadie, por más armas que tenga, podrá frenar esa avalancha que se hará justicia por sus propias manos.
En la corte del Rey, Diosdado juega a ser el cortesano principal, siempre actuando con su doble rasero, capaz de apuñalar a su hermano Nico cuando su pescuezo este en juego; no es casualidad que en los momentos cruciales brille por su ausencia: durante el golpe de 1992 nunca llego al lugar señalado; en el 2002 se escondió; el día del “atentado” contra el Rey no estaba presente; sin embargo, siempre se las ha arreglado para salir bien librado, y quedar perfectamente posicionado cerca del poder. Es el principal instigador de la violencia política en el país, y señalado por los Estados Unidos y la Unión Europea como jefe de una red de narcotráfico y lavado de dinero, amparado en su influencia dentro del régimen madurista. A la caída de Nicolás, Diosdado será el más buscado, a menos que negocie antes.
Jorge Rodríguez funge como el Rasputín del siglo xxi; es el consejero favorito, y vocero principal del Rey; es un mentiroso patológico, una especie de bufón, solo que sus actuaciones no producen risa, porque vienen acompañada de la tragedia humana que estamos padeciendo. Su hermana, Delcy Eloina, solo quiere saciar su sed de venganza, y aprovecha su poder en la corte para ello, ha sido quien, con mayor descaro ha negado la crisis que sufre nuestro país, su cinismo es de nivel de campeonato.
Tibisay Lucena siempre regresa con su irreversible capacidad de manipulación, ya casi nadie recuerda en este país como son unas elecciones transparentes y equilibradas. El CNE está prostituido, solo representa el brazo electoral del PSUV. Con Tibisay al mando, solo se realizarán elecciones que el Rey pueda ganar.
El General Padrino López y la cúpula militar cierran filas por mantener al régimen, a pesar de saber perfectamente lo que ocurre al interior de los cuarteles, y del rumor que se escucha en las calles; no lo hacen por convicción, saben que no podrán salvar la responsabilidad de sus actos, de todas las atrocidades que han cometido a nombre de la fuerza armada, institución que ha terminado pagando con la pérdida de su prestigio ante el pueblo venezolano, las aberraciones de unos cuantos tarifados. Pero cuando veas las barbas de tu vecino arder pon las tuyas en remojo. Sabio dicho, para momentos complicados. Verdad, mi General.
Los Tareck, Cilita, Iris Varela, Freddy Bernal, Maikol Moreno, Elías Jaua, Pedro Carreño, Aristóbulo, Héctor Rodríguez, Jorge Arreaza, Erika Farías, Jackeline Farías, junto con los nombrados anteriormente forman parte de la corte del Rey nefasto, todos con alto nivel de responsabilidad en la destrucción de Venezuela y la calidad de vida sus habitantes; ellos han disfrutado las mieles del poder, han conformado una nueva elite opulenta y corrupta, mientras, el pueblo se muere de hambre o emigra; mañana intentaran negar su implicación, como los nazis en Núremberg, pero todo un pueblo esta como testigo, un pueblo que ha sufrido en carne propia sus delirios reales, un pueblo golpeado y humillado, que no los dejara escapar tan fácilmente.
Los cortesanos del Rey Nicolás no tienen que hacer cola para adquirir el pan, o alimentos regulados; ellos, disfrutan comprando Coco Chanel y Valentino Gravani, sus familias están en el exterior, protegidas de la crisis y la delincuencia que campean en Venezuela; tampoco necesitan cobrar los bonos de la patria, esas limosnas son para los vagabundos y desarrapados, lo de ellos es otra cosa: han sido bendecidos con formar parte de la cúpula, de los que lo tienen todo, que importa que el país se esté cayendo a pedazos; los cortesanos viven en otra dimensión, solo necesitan homenajear a su excelencia, y, por supuesto, mantener el trono sobre su cabeza. Lo demás es soplar y hacer botellas. ¡Dolce vita!
[Tomado de http://rupturaorg.blogspot.com/2018/08/los-cortesanos-del-rey-nicolas-leisser.html.]
Nicolás Maduro es el gran responsable de las desgracias y calamidades que sufre el pueblo venezolano, de eso no hay dudas. Desde el año 2013 se ha dedicado a destruir de forma sistemática la economía nacional, las instituciones democráticas, y la moral de millones de sus compatriotas. Todo esto, por el fin único de aferrarse al poder; porque, sencillamente, para el tirano huésped de Miraflores los caminos se cerraron, solo le queda huir hacia adelante, ya no hay atajos, ni retrocesos; su suerte está echada, ¡vencer o morir! Para él ya no representa una simple retorica discursiva.
El país entero puede reconocer en su gigantesca envergadura física al culpable de todos sus males, casi treinta millones de dedos acusadores apuntan hacia una misma dirección; millones de gargantas desesperadas por el hambre corean su nombre al unísono, regularmente acompañado de alguna mala palabra, de esas que se usan cuando queremos decirle a alguien lo cabreado que estamos. Como jefe de la patota carga con la mayor responsabilidad, pero, Nicolás no pudo acometer “semejante obra” por sí solo, siempre estuvo “muy bien acompañado” sus cortesanos se encargaron de guiar su camino, soplarle al odio las indicaciones necesarias, tomarlo de la mano cuando hizo falta, ejecutar con mano certera las aberraciones que vomitaba su cavidad craneal. Los cortesanos del Rey siempre han estado allí, dispuestos a todo, sirviendo de cómplices perfectos de quien ostenta la lúgubre corona; aferrados a su misma suerte, condenados a su mismo final.
En la corte del Rey Nicolás las disputas están a la orden del día: las peleas a cuchillo por controlar los espacios de poder, la asignación de contratos y las jefaturas partidistas, han dejado diferencias irreparables entre la cúpula real. Sin embargo, puertas afuera, se esfuerzan por mantener la apariencia de unidad monolítica. Los cortesanos de Nico saben lo que se están jugando, la salida del poder es solo el primer paso para atravesar las puertas del purgatorio, tienen muchas deudas con la justicia, en sus manos corre sangre fresca: los muertos por la represión gubernamental, los miles de fallecidos por hambre y falta de medicinas, los torturados y secuestrados. También pesa sobre ellos el saqueo criminal de la riqueza nacional, la violación de las leyes, y la destrucción de la democracia; son muchas cosas para pagar en una sola vida, por eso evaden ese encuentro, como el diablo a la cruz; pero, llegara, tarde o temprano, de una u otra manera, ja justicia llegara.
Los cortesanos del Rey Nicolás tienen varias características comunes: son figuras a molde, sin ningún tipo de escrúpulos, ni sentimientos; para ellos, las palabras piedad y compasión jamás han existido, por eso les resulta tan natural mentir descaradamente, no les cuesta ningún esfuerzo, lo hacen con tal maestría que hasta ellos mismos parecen creerse sus falacias. Pero, en los últimos tiempos, la realidad se ha vuelto contundente, que, a pesar de su “maravilloso” histrionismo, la audiencia empieza a perder la paciencia, la misma que ellos pensaron que era infinita. Al final, la paciencia también tiene límites razonables; cuando la indignación y el hambre sean más fuertes que el miedo, nada ni nadie, por más armas que tenga, podrá frenar esa avalancha que se hará justicia por sus propias manos.
En la corte del Rey, Diosdado juega a ser el cortesano principal, siempre actuando con su doble rasero, capaz de apuñalar a su hermano Nico cuando su pescuezo este en juego; no es casualidad que en los momentos cruciales brille por su ausencia: durante el golpe de 1992 nunca llego al lugar señalado; en el 2002 se escondió; el día del “atentado” contra el Rey no estaba presente; sin embargo, siempre se las ha arreglado para salir bien librado, y quedar perfectamente posicionado cerca del poder. Es el principal instigador de la violencia política en el país, y señalado por los Estados Unidos y la Unión Europea como jefe de una red de narcotráfico y lavado de dinero, amparado en su influencia dentro del régimen madurista. A la caída de Nicolás, Diosdado será el más buscado, a menos que negocie antes.
Jorge Rodríguez funge como el Rasputín del siglo xxi; es el consejero favorito, y vocero principal del Rey; es un mentiroso patológico, una especie de bufón, solo que sus actuaciones no producen risa, porque vienen acompañada de la tragedia humana que estamos padeciendo. Su hermana, Delcy Eloina, solo quiere saciar su sed de venganza, y aprovecha su poder en la corte para ello, ha sido quien, con mayor descaro ha negado la crisis que sufre nuestro país, su cinismo es de nivel de campeonato.
Tibisay Lucena siempre regresa con su irreversible capacidad de manipulación, ya casi nadie recuerda en este país como son unas elecciones transparentes y equilibradas. El CNE está prostituido, solo representa el brazo electoral del PSUV. Con Tibisay al mando, solo se realizarán elecciones que el Rey pueda ganar.
El General Padrino López y la cúpula militar cierran filas por mantener al régimen, a pesar de saber perfectamente lo que ocurre al interior de los cuarteles, y del rumor que se escucha en las calles; no lo hacen por convicción, saben que no podrán salvar la responsabilidad de sus actos, de todas las atrocidades que han cometido a nombre de la fuerza armada, institución que ha terminado pagando con la pérdida de su prestigio ante el pueblo venezolano, las aberraciones de unos cuantos tarifados. Pero cuando veas las barbas de tu vecino arder pon las tuyas en remojo. Sabio dicho, para momentos complicados. Verdad, mi General.
Los Tareck, Cilita, Iris Varela, Freddy Bernal, Maikol Moreno, Elías Jaua, Pedro Carreño, Aristóbulo, Héctor Rodríguez, Jorge Arreaza, Erika Farías, Jackeline Farías, junto con los nombrados anteriormente forman parte de la corte del Rey nefasto, todos con alto nivel de responsabilidad en la destrucción de Venezuela y la calidad de vida sus habitantes; ellos han disfrutado las mieles del poder, han conformado una nueva elite opulenta y corrupta, mientras, el pueblo se muere de hambre o emigra; mañana intentaran negar su implicación, como los nazis en Núremberg, pero todo un pueblo esta como testigo, un pueblo que ha sufrido en carne propia sus delirios reales, un pueblo golpeado y humillado, que no los dejara escapar tan fácilmente.
Los cortesanos del Rey Nicolás no tienen que hacer cola para adquirir el pan, o alimentos regulados; ellos, disfrutan comprando Coco Chanel y Valentino Gravani, sus familias están en el exterior, protegidas de la crisis y la delincuencia que campean en Venezuela; tampoco necesitan cobrar los bonos de la patria, esas limosnas son para los vagabundos y desarrapados, lo de ellos es otra cosa: han sido bendecidos con formar parte de la cúpula, de los que lo tienen todo, que importa que el país se esté cayendo a pedazos; los cortesanos viven en otra dimensión, solo necesitan homenajear a su excelencia, y, por supuesto, mantener el trono sobre su cabeza. Lo demás es soplar y hacer botellas. ¡Dolce vita!
[Tomado de http://rupturaorg.blogspot.com/2018/08/los-cortesanos-del-rey-nicolas-leisser.html.]
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