I.F.A.
* Fragmento extraidos de documentos sobre el tema debatidos y acordados en congresos de la IFA, que en versión completa están disponibles en https://www.nodo50.org/tierraylibertad/documentosifa.html#3.
El desarrollo del tema, tanto en sus aspectos analíticos como en los críticos, reclamaría un volumen y una extensión que necesariamente habrían de rebasar los limites prudenciales de un estudio-dictamen sometidos a discusión y elaboración colectiva en un comicio anarquista.
Nos ceñiremos, pues, a algunos puntos que consideramos interesantes y esenciales, por varios conceptos, situando el problema del anarquismo y del marxismo y, por ende, del marxismo-leninismo, tras análisis, teniendo en cuenta las realidades de nuestro siglo, de la experiencia de las revoluciones más importantes habidas en su transcurso y hasta nuestra fecha, e intentaremos hacerlo de la manera más objetiva y sin detenernos largamente en honduras de disquisiciones doctrinales, filosóficas e ideológicas.
* Fragmento extraidos de documentos sobre el tema debatidos y acordados en congresos de la IFA, que en versión completa están disponibles en https://www.nodo50.org/tierraylibertad/documentosifa.html#3.
El desarrollo del tema, tanto en sus aspectos analíticos como en los críticos, reclamaría un volumen y una extensión que necesariamente habrían de rebasar los limites prudenciales de un estudio-dictamen sometidos a discusión y elaboración colectiva en un comicio anarquista.
Nos ceñiremos, pues, a algunos puntos que consideramos interesantes y esenciales, por varios conceptos, situando el problema del anarquismo y del marxismo y, por ende, del marxismo-leninismo, tras análisis, teniendo en cuenta las realidades de nuestro siglo, de la experiencia de las revoluciones más importantes habidas en su transcurso y hasta nuestra fecha, e intentaremos hacerlo de la manera más objetiva y sin detenernos largamente en honduras de disquisiciones doctrinales, filosóficas e ideológicas.
El marxismo, desde Marx a nuestro tiempo, ha sido presentado por sus exégetas con varias interpretaciones novedosas, con la pretensión de remozarlo y de que pudiera mejor resistir al desgaste y a los impactos de la crítica.
El marxismo se ha visto obligado a retroceder en su absoluta concepción mecanicista de la Historia, producto, en parte, de la abstrusa y contradictoria filosofía hegeliana. Se ha visto obligado a hacer concesiones al factor humano en la historia y al papel que juega en sentido voluntarista y también a dorar, matizándolo superficialmente, su esquema del homo faber y del hombre nuevo.
Pero entre las aportaciones novedosas al marxismo, después de la exégesis de Plejanov, figuran los remedios de lo que se ha llamado "leninismo", que representa todavía una interpretación más rígida y más cerrada de lo que hay de jacobinismo revolucionario en el marxismo. Si éste en sus orígenes acepta al decaimiento de las formas de Estado y hasta su desaparición en lontananza, el leninismo, a pesar de ciertas reticencias teóricas en cuanto a la perdurabilidad del Estado, afirma y consolida la existencia de éste, en forma sui generis de transitoriedad y su permanencia. Y en la degradación estalinista la dictadura del proletariado, en su manifestación estatal, es presentada como la "forma más justa y poderosa del poder estatal que jamas haya existido".
Por principio el anarquismo, en su negación completa de la autoridad y del Estado, sienta una afirmación vital y perenne de libertad y de la necesidad de la construcción de una sociedad nueva basada en ella.
Hace resurgir al hombre, al individuo libre, como elemento básico y vital de la sociedad, fomentando un permanente movimiento renovador que tiende constantemente a liberarla de toda superestructura ajena que la envuelva, que sea extraña a sí misma y que dificulte su desarrollo.
No hace de la economía un ente mitológico. La reduce a la dimensión y a la escala del hombre y de la sociedad tal como racionalmente pueden concebir en su evolución y fases más optimas de desenvolvimiento.
El anarquismo se subleva contra el determinismo mecanicista como motor de la historia. Dando la importancia debida al materialismo histórico y filosófico, mantiene la tesis de las autonomías esenciales y funcionales, de la presencia de factores cuánticos oponiéndose a la unicidad del pensamiento, de forma y de estructuras, no poniendo punto final al progreso ni a la revolución y admitiendo la espontaneidad y las mutaciones bruscas revolucionarias. Sostiene que la autoridad nunca puede ser revolucionaria. Que puede cambiarse de tiranías y de cadenas, pero que, aunque los tiranos y las dictaduras sean nuevas y nuevas las cadenas, vivirán también encadenados los hombres.
El anarquismo es la insurrección y la rebeldía permanentes y creadoras. Un caudal de energías renovadoras abriendo vía y camino progresivo desbordando todos los diques de contención políticos, sociales, económicos, étnicos, culturales, ideológicos y filosóficos; barriendo todos los prejuicios y convencionalismos; sacudiendo todo estancamiento y constituyendo una revolución permanente demoledora y constructiva de su propio mundo, en perenne mutación y floración.
Es necesario puntualizar que el anarquismo y el marxismo son diferentes y totalmente opuestos desde sus orígenes, no pudiéndose plantear un marxismo bueno con el que podríamos encontrar alianzas y lugares comunes. La aplicación actual del marxismo no es ninguna desviación, es la realidad del marxismo.
Por su carencia de nueva moral y su destrucción del individuo en beneficio de una clase privilegiada, el marxismo es incapaz de ofrecer soluciones válidas a la humanidad. El anarquismo en su universalidad, posee una economía, una política y una moral que le caracterizan. Querer mezclar el marxismo y el anarquismo es desconocer profundamente el anarquismo. En este sentido, no concebimos ninguna similitud entre el anarquismo y el marxismo.
Conclusiones
El marxismo ha contribuido, sin duda, a la crítica de la economía y de la sociedad burguesa, política y jurídica, de lo que no tiene la exclusiva, pues otros críticos no marxistas, entre ellos los llamados socialistas utópicos y los pensadores y sociólogos anarquistas y de otras escuelas, han contribuido también seriamente a ella e incluso algunos se han anticipado a Marx y a Engels y, naturalmente, al mismo Lenin, en esa critica y en la formulación de algunas de las teorías de las cuales el mismo marxismo se ha apropiado o desarrollado. Pero el marxismo, aún dentro de su crítica al régimen burgués, ha contribuido a levantar el culto de la economía política, deus ex machina para él, del desarrollo de la Historia, despreciando el factor humano y subordinándolo al mecanismo y al determinismo fatalista de las fuerzas económicas.
El marxismo-leninismo-estalinismo ha sido un destructor de "ideologías" para convertirse, en la practica, en un monopolizador de un super-monismo ideológico permanente y estereotipado.
El marxismo ha sido incapaz de crear, de formar, de engendrar, de cimentar, de definir, y de hacer vivir nuevos valores humanos de libertad, de dignidad individual, de ética libre, sin sanción ni obligación, de humanismo solidario y de convivencia social sin autoridad.
¿Se puede hablar de bancarrota y de fracaso del marxismo-leninismo?
Desde el punto de vista revolucionario de instauración del socialismo y del comunismo por medio de la "dictadura del proletariado" y del ejercicio del poder o gobierno por los marxistas leninistas, la respuesta es afirmativa. Su fracaso es rotundo. Ni los métodos, ni las tácticas, ni la estrategia marxista-leninista, ni su línea de conducta, ni sus esquemas y fundamentos doctrinales conducen al socialismo ni al comunismo libres ni a la liberación efectiva de los hombres y de los pueblos. Su fracaso es tan patente y evidente como el de la social-democracia reformista y de la democracia burguesa para crear una sociedad justa y libre de respeto total a la personalidad humana y de dignificación del individuo.
El anarquismo sigue y seguirá asumiendo, cara al porvenir, un papel considerable y trascendente dentro de la Humanidad y en las transformaciones y revoluciones sociales del futuro. El anarquismo, sin ignorar las influencias del materialismo histórico, coloca al hombre como factor primordial y esencial de su proprio destino individual y social como impulsor y motor de la Historia. Como ser pensante y consciente, como voluntad actuante, como poder transformador, en biología social, para crear su proprio medio, con los recursos de la Naturaleza de que dispone, con la utilización y transformación de los mismos, por medio de su esfuerzo y de su trabajo, de su saber, de su técnica y de su ciencia, apoyándose en una nueva moral humanista y solidaria e imprimiendo al desarrollo histórico su intenso ritmo voluntarista avivándolo con sus propias fuentes de inspiración y plasmando en lo real las formas modélicas de las nuevas estructuras sociales perfectibles, siempre en progresión ascendente hacia el más allá ilimitado de bienestar y armonía universal.
Pero el error más fuerte de los anarquistas sería adormecerse o detenerse sobre la marcha; perder su combatividad de luchadores por la libertad; dejar mellar su voluntarismo revolucionario y desconocer el valor ofensivo, defensivo y creador del movimiento anarquista en acción permanente, de la organización federativa y autónoma específicamente anárquica, del impulso individual y colectivo mancomunado en un medio ambiente anárquico o por anarquizar.
Los anarquistas han de manifestarse en el presente y en el futuro con mayor impulso y energía anárquicos, para hacer frente a las realidades nuevas, a la vanguardia de todos los otros movimientos revolucionarios, dando pruebas constantes de su capacidad constructiva y fieles eficazmente a los principios fundamentales del anarquismo, que tiene valor actual y perenne.
Solo así los anarquistas estaremos a la altura del gran papel histórico llamado a jugar por el anarquismo militante. Solo así contribuiremos a que sea realidad la aguda, lúcida y esperanzadora profecía de Bovio: "Anárquico es el pensamiento y hacia la anarquía va la historia". Que esto sea realidad en la humanidad y en el tiempo, depende principalmente de los propios anarquistas y de su permanente e incesante acción y esfuerzo anárquico en los días venideros.
[Nota final de El Libertario: El texto previo fue parte de lo debatido y aprobado en el Congreso fundacional de la IFA, Carrara 1968. 50 años después, esas reflexiones conservan vigencia en lo esencial, pues el proceso historico de estas cinco décadas no ha hecho sino confirmar su lúcida perspectiva analítica en cuanto al colapso del marxismo, así como en lo referido a la vigencia y expectativas de porvenir para el anarquismo.]
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