Ángel Arias
Es un hecho que las luchas de los trabajadores y trabajadoras están pasando a ocupar un lugar importante en la escena nacional, siendo cada vez más los sectores que diariamente salen a luchar o que se organizan en sus lugares de trabajo con ese objetivo. Si hasta hace pocos meses, a pesar de haber algunas luchas, en el panorama del movimiento obrero más de conjunto, nacionalmente, parecían primar más los elementos de impotencia, hoy comienza a cambiar claramente esa situación con nuevas y numerosas luchas que recorren buena parte de los estados del país, incluyendo gremios con alcance nacional.
Junto a las luchas del sector salud, donde es emblemático el paro indefinido de las enfermeras, que lleva ya un mes y tiene extensión nacional, y es el de mayor repercusión actualmente, están también en lucha los trabajadores y profesores de diversas universidades nacionales y regionales, los trabajadores y trabajadoras del sector eléctrico están en paro indefinido en la pulseada por la contratación colectiva en discusión, han salido a la calle también los/as trabajadores/as del ministerio de Ciencia y Tecnología –que incluye los trabajadores del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), y los de Cantv y Movilnet–, de la Alcaldía de Caracas, los de empresas privadas como la Firestone en Valencia, de empresas e industria públicas como las trabajadoras y trabajadores de Abastos Bicentenario (que denuncian despidos masivos), PDVSA, Venezolana de Cementos, Hidrocaribe, entre otras.
Es un hecho que las luchas de los trabajadores y trabajadoras están pasando a ocupar un lugar importante en la escena nacional, siendo cada vez más los sectores que diariamente salen a luchar o que se organizan en sus lugares de trabajo con ese objetivo. Si hasta hace pocos meses, a pesar de haber algunas luchas, en el panorama del movimiento obrero más de conjunto, nacionalmente, parecían primar más los elementos de impotencia, hoy comienza a cambiar claramente esa situación con nuevas y numerosas luchas que recorren buena parte de los estados del país, incluyendo gremios con alcance nacional.
Junto a las luchas del sector salud, donde es emblemático el paro indefinido de las enfermeras, que lleva ya un mes y tiene extensión nacional, y es el de mayor repercusión actualmente, están también en lucha los trabajadores y profesores de diversas universidades nacionales y regionales, los trabajadores y trabajadoras del sector eléctrico están en paro indefinido en la pulseada por la contratación colectiva en discusión, han salido a la calle también los/as trabajadores/as del ministerio de Ciencia y Tecnología –que incluye los trabajadores del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), y los de Cantv y Movilnet–, de la Alcaldía de Caracas, los de empresas privadas como la Firestone en Valencia, de empresas e industria públicas como las trabajadoras y trabajadores de Abastos Bicentenario (que denuncian despidos masivos), PDVSA, Venezolana de Cementos, Hidrocaribe, entre otras.
El reclamo más común, que suena en casi todas las consigas, se lee en las pancartas, carteles y resalta en las declaraciones, es el de un “salario digno”, que cubra las necesidades básicas familiares, en algunos casos ya se plantea explícitamente la exigencia de que sea indexado automáticamente al aumento de la inflación. Es que en medio de esta violenta hiperinflación a que estamos sometidos por quienes manejan la economía y la formación de los precios (gobierno, empresarios y grandes comerciantes), que pulveriza los salarios y las pensiones, es una necesidad elemental, urgente, de verdadera sobrevivencia de las familias trabajadoras, pelear por recuperar el poder adquisitivo del salario ante el costo de la vida.
Está pues a la orden del día impulsar la coordinación de estos reclamos. Ante la tragedia social que estamos viviendo, ante la indiferencia o represión con que el gobierno trata las luchas, ante la ferocidad con que los empresarios y grandes comerciantes nos imponen sus precios y sus razones para defender sus ganancias, necesitamos una fuerza enorme, que existe potencialmente, pero que las diversas luchas por separado, aún con la importancia que tengan, no pueden desarrollar. Es necesario unir las fuerzas para golpear con un solo puño, y plantar con firmeza en el escenario nacional los intereses de la clase trabajadora, la más grande del país y la que hace andar las ruedas del mismo. Lo mucho o poco que pueda andar y funcionar hoy en el país en medio de esta catástrofe, ¡lo hacen gran medida los trabajadores y las trabajadoras!
La importante luchas de las enfermeras, la más destacada hasta hoy, que tiene extensión nacional y ha logrado sumar a los médicos, generar importantes muestra de solidaridad de otros sectores de trabajadores y la simpatía de la población en general, sin embargo no ha logrado aún, en un mes de huelga, que el gobierno las reciba y dialogue. Por supuesto es responsabilidad del gobierno, con su indiferencia y autoritarismo, pero precisamente estaríamos en muchas mejores condiciones para hacer frente a esa realidad si además de las numerosas acciones e iniciativas que estas llevan a cabo, y que llevan adelante otros sectores de trabajadores, confluyéramos en grandes acciones comunes, grandes movilizaciones o paros nacionales, que sumen la fuerza de los trabajadores de muchos sectores y expresen de manera unificada las demandas de cientos de miles de trabajadores.
La realidad que estamos padeciendo los trabajadores es bastante común en la mayoría de los casos, tenemos muchos elementos y razones para pelear juntos. Más aún, la demanda más sentida, como es la del salario, es una gran demanda unificadora, alrededor de la exigencia de un salario digno, que cubra la canasta básica familiar y se indexe automáticamente a la inflación, puede irse concretando la unificación y centralización de las luchas.
Tendencias a la coordinación
La propia dinámica marca ya elementos en este sentido. Las enfermeras del Hospital Universitario de Caracas (HUC) –más conocido como “el Clínico”- vienen dando muestras de esto: no solo han dado el paso de salir en caravanas hacia otros hospitales para articularse con las otras enfermeras, sino que han confluido en ocasiones con acciones de los trabajadores de la universidad (UCV). En general, el conflicto de las enfermeras ha generado este tipo de confluencia, hay ejemplos de cómo en algunos estados se han dado acciones en que trabajadores en lucha se acercan hasta algún hospital a brindar solidaridad de lucha a lucha; hace pocos días un “Pancartazo y caminata” de profesores universitarios se dirigió desde la avenida Victoria al Clínico a encontrarse con las enfermeras, y de allí marcharon juntos hasta una de las entradas de la UCV (los dispositivos represivos del gobierno han impedido en más de una ocasión que las movilizaciones de enfermeras o trabajadores universitarios trasciendan hacia las calles de fura de la universidad).
En Maracay ha habido convocatorias comunes de diversos gremios, como los de salud, profesores universitarios y trabajadores eléctricos. Aunque hace meses atrás, no está de más recordar la importante movilización en Valencia de trabajadores de decenas de fabricas de las zonas industriales (reprimidos por el gobierno nacional y el regional de Lacava). Hace pocos días, en Puerto La Cruz, tendieron a coincidir por la vía de los hechos, las movilizaciones de trabajadores de Venezolana de Cementos, Petróleos de Venezuela (Pdvsa), Corpoelec, Cantv, Conferry, Hidrocaribe y del sector salud.
Que los sindicatos y corrientes sindicales en lucha impulsen la coordinación
A los sindicatos y federaciones que se mantienen subordinados a los patrones (privados o públicos) o al gobierno, los trabajadores debemos exigirles duramente que rompan con esa política, que condena a la inacción y la pasividad a la clase obrera, que rompan esa ubicación e impulsen las luchas y la confluencia con los demás sectores que pelean. A las organizaciones sindicales que están en las luchas, debemos plantearles que den pasos decididos para desarrollar y facilitar estas tendencias a la unidad en las luchas, en lugar de mantener las luchas aisladas unas de otras. Es una obligación y una exigencia que debemos hacerle los trabajadores a nuestras organizaciones, deben impulsar la coordinación, espacios para definir un plan de lucha nacional y movilización unificado.
Los trabajadores de Corpoelec afirman con fuerza “Y no, no, no tenemos miedo”. No es una consigna al aire, la coacción patronal, la represión del gobierno, las represalias, son reales y contundentes en algunos casos, de eso saben precisamente los trabajadores eléctricos, que tienen decenas de dirigentes despedidos o amenazados de despidos, y un dirigente preso. Las enfermeras también tienen un compañero preso. Por solo poner algunos ejemplos. Haber dado los pasos que se están dando, de sobreponerse al chantaje y la coacción, no es poca cosa, comenzando estas luchas a colocar la “cuestión salarial” en el centro de la discusión nacional, y con tendencias a la coordinación. Las organizaciones sindicales que se reivindiquen de lucha y antipatronales deben potenciar este impulso y estas tendencias.
Unidad desde las bases en lucha
La tarea de unificar las luchas, sin embargo, no puede quedar solo en manos de las direcciones sindicales, “por arriba”, sino que debe tejerse desde las propias bases movilizadas y en lucha, para llevarla hasta el final, o para imponérsela a las direcciones allí donde éstas se nieguen. Ampliar la organización en cada centro de trabajo, incorporar cada vez más compañeros y compañeras como sujetos activos, organizados, elegir de delegados/as base en asambleas, y desde allí impulsar con fuerza la unidad con las demás luchas de nuestra clase.
Desde esta perspectiva, está planteada también la necesidad de trabajar para concretar encuentros de trabajadores en lucha, no una reunión solo de dirigentes sindicales, sino verdaderos encuentros donde puedan expresarse las bases en lucha, donde participen delegados/as electos por la base en sus lugares de trabajo, con mandatos que les den sus respectivas asambleas. Encuentros de este tipo pueden ser una potente instancia de coordinación para definir planes de la lucha unificados. En el caso de Caracas, la diversidad de sectores en lucha actualmente pone a la orden del día la necesidad de impulsar un gran encuentro de esas características.
Confiar solo en nuestras propias fuerzas
Los trabajadores debemos cuidar celosamente nuestra independencia política ante los partidos patronales, es decir, ante los que bien siendo gobierno u oposición, igualmente defienden intereses patronales, de la empresa privada o del gobierno. Hay más de uno buscando pescar en río revuelto, para desviar las luchas hacia sus propios intereses. Ya vimos hace días sectores de la oposición que representan a la rancia burguesía nacional y ligados al gobierno de los EE.UU., como María Corina Machado y su grupo “Vente Venezuela”, que intentaron hacer oportunismo en las acciones de las enfermeras, las cuales lo rechazaron de plano. También desde el llamado “Frente Amplio” andan queriendo decidir si hay que llevar esta oleada de luchas hacia un paro o una huelga nacional definida por ellos. ¡Nadie por fuera de las propias organizaciones de los trabajadores puede estar queriendo definir hacia dónde van las luchas!
Claro que necesitamos grandes acciones nacionales, pero no dirigidas por ninguno de los partidos que representan intereses empresariales, para enfrentar el presente gobierno no hay que dejarse llevar por la demagogia de quienes representan el pasado, por más “jóvenes” que sean algunos. Baste con decir que según los economistas de la oposición de derecha los aumentos salariales son responsables de generar inflación, por eso es demagógica su solidaridad con las luchas por un salario igual al costo de la canasta básica. Ni subordinados a los partidos de la oposición ni a los que representan a este gobierno, esa debe ser la posición. Debemos confiar solo en nuestras propias fuerzas.
[Versión de texto originalmente publicado en http://www.laizquierdadiario.com.ve/Es-necesario-coordinar-las-luchas-para-conquistar-nuestras-demandas?id_rubrique=5442.]
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