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Tras pasar la mayor parte de su vida en la cárcel, una mujer se juega su liberación en una última entrevista con la funcionaria de prisiones que debe informar sobre su caso. Cathy, revolucionaria en los años sesenta, ha sido capaz de mantener tras los muros de la prisión un cierto espacio de libertad interior. Ann, la funcionaria que la interroga, ha convertido su profesión, su vocación de servicio al estado, en una obsesión tan férrea como los muros de una cárcel. Cathy ha conseguido, hasta dónde es posible tener "una vida" durante su condena; Ann ha perdido su vida en una misión de control y vigilancia en la que es difícil distinguir dónde termina el deber y comienza la invasión de la intimidad ajena.
Es así como en "La Anarquista", última obra del dramaturgo norteamericano David Mamet, se dan cita todas las constantes que han hecho de su autor uno de los más destacados representantes del teatro contemporáneo: una situación básica, una conversación entre dos personajes, es el bastidor en el que se entretejen las ideas del pasado y los deseos del presente, lo íntimo y lo público, la seducción personal y la brecha política. El lenguaje, una vez más, es el motor de la acción. La capacidad de "dar nombre a las cosas", y la propia seducción de las palabras, definirán finalmente, más aún que una siempre elusiva "verdad", quién detenta el poder.
Tras pasar la mayor parte de su vida en la cárcel, una mujer se juega su liberación en una última entrevista con la funcionaria de prisiones que debe informar sobre su caso. Cathy, revolucionaria en los años sesenta, ha sido capaz de mantener tras los muros de la prisión un cierto espacio de libertad interior. Ann, la funcionaria que la interroga, ha convertido su profesión, su vocación de servicio al estado, en una obsesión tan férrea como los muros de una cárcel. Cathy ha conseguido, hasta dónde es posible tener "una vida" durante su condena; Ann ha perdido su vida en una misión de control y vigilancia en la que es difícil distinguir dónde termina el deber y comienza la invasión de la intimidad ajena.
Es así como en "La Anarquista", última obra del dramaturgo norteamericano David Mamet, se dan cita todas las constantes que han hecho de su autor uno de los más destacados representantes del teatro contemporáneo: una situación básica, una conversación entre dos personajes, es el bastidor en el que se entretejen las ideas del pasado y los deseos del presente, lo íntimo y lo público, la seducción personal y la brecha política. El lenguaje, una vez más, es el motor de la acción. La capacidad de "dar nombre a las cosas", y la propia seducción de las palabras, definirán finalmente, más aún que una siempre elusiva "verdad", quién detenta el poder.
Construida sobre esa ambigüedad esencial, "La Anarquista" es ante todo un enorme reto para dos actrices, que encarnan a dos mujeres enfrentadas en un duelo dialéctico en la que ambas se juegan no sólo la libertad o el desenmascaramiento de un engaño, sino el sentido de su vida. Tras el velo de lo intuido, de lo no dicho, tras los miedos privados y el aborrecimiento ideológico, late la inquietante sospecha de que hoy día vuelve a abrirse un abismo entre dos bandos irreconciliables.
Dirección: José Pascual. Con Magüi Mira y Ana Wagener
Ver a continuación un breve trailer en video de la obra:
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