Colectivo CrimethInc
Solidarizamos con lxs camaradas al otro lado del mundo, quienes están valientemente levantando barricadas y ocupando los centros de detención de ICE en los llamados Estados Unidos en ciudades como Tacoma, Portland, Atlanta, San Francisco y Nueva York. Lxs políticxs en sus oficinas barajan sus papeles, mientras que lxs liberales exhiben pancartas amables con el gobierno para que dejen de destrozar a las familias y traumatizar a lxs niñxs. Lxs partisanxs entienden que la gravedad del problema, la vida humana y la dignidad, no es una cuestión de política, sino de vida o muerte. Por ejemplo, las fotos y videos de Atlanta que circulan por el mundo muestran a aquellxs quienes mediante la acción directa irrumpen el normal funcionamiento de ICE, #icebreakers, tocando música mientras lxs que ocupan las calles y lxs que están detrás de las rejas bailan. Manifestantes burlándose de la policia con donas y manteniendo su posición mientras tratan de evacuarlxs. En lugar de solo hacer visible que los votantes están infelices con las decisiones que toman sus oficiales electxs, emplean la acción directa contra las burocracias del Estado y sus funcionarixs para generar momentos de vida y goce que anulen la división entre ciudadanx y no ciudadanx.
Solidarizamos con lxs camaradas al otro lado del mundo, quienes están valientemente levantando barricadas y ocupando los centros de detención de ICE en los llamados Estados Unidos en ciudades como Tacoma, Portland, Atlanta, San Francisco y Nueva York. Lxs políticxs en sus oficinas barajan sus papeles, mientras que lxs liberales exhiben pancartas amables con el gobierno para que dejen de destrozar a las familias y traumatizar a lxs niñxs. Lxs partisanxs entienden que la gravedad del problema, la vida humana y la dignidad, no es una cuestión de política, sino de vida o muerte. Por ejemplo, las fotos y videos de Atlanta que circulan por el mundo muestran a aquellxs quienes mediante la acción directa irrumpen el normal funcionamiento de ICE, #icebreakers, tocando música mientras lxs que ocupan las calles y lxs que están detrás de las rejas bailan. Manifestantes burlándose de la policia con donas y manteniendo su posición mientras tratan de evacuarlxs. En lugar de solo hacer visible que los votantes están infelices con las decisiones que toman sus oficiales electxs, emplean la acción directa contra las burocracias del Estado y sus funcionarixs para generar momentos de vida y goce que anulen la división entre ciudadanx y no ciudadanx.
Estas ocupaciones se producen al mismo tiempo que lxs políticxs se preparan para las campañas electorales, prometiendo, sin duda, una política de inmigración más humana y, a la vez, más “sensible”. Queremos compartir con ustedes algo que es claro en todo Occidente: la política electoral no es un camino hacia la supervivencia. Las fronteras de Estados Unidos siempre han dividido a las familias. Los Estados siempre han trazado límites que sirven para excluir y matar.
Cuando lxs liberales nos digan que la única solución es votar por unx candidatx progresista, nosotrxs decimos dos cosas. Primero: Mientras nuestras familias y amistades estén siendo descuartizadas nunca podremos votar. Segundo: Mientras que su política internacional y de inmigración determina si vivimos o no, nosotrxs estamos muriendo. Sus elecciones nunca podrían representar a lxs no ciudadanxs. En lugar de vivir precarizadxs por los caprichos de lxs politicxs y el flujo de sus leyes, necesitamos construir medios que sean indiferentes frente a las políticas gubernamentales para asegurar nuestra supervivencia .
El 11 de Septiembre de 1973 las Fuerzas Armadas de Chile, respaldadas por la CIA y el gobierno estadounidense, bombardearon el Palacio de la Moneda, derrocando al gobierno de la Unidad Popular. Muchxs partidarixs lograron escapar a los Estados Unidos o Europa donde vivieron exiliadxs. Sin embargo, aquellxs sin el poder económico o los medios para emigrar al “Primer Mundo” fueron puestxs en cárceles, cámaras de tortura o fosas comunes. Mientras las políticas exteriores de EEUU impulsan la migración, su política fronteriza sirve para impedirla, atrapando a las personas en zonas de guerra y dictaduras. Lxs liberales alrededor del mundo, quienes expresaron su horror y demandaron el retorno a la democracia en Chile, estaban ciegxs ante la variedad de políticas de migración no-democráticas que impactaban las vidas de lxs chilenxs antes, durante y después del Golpe.
«Quizás el exilio chileno que salió del país con lo puesto una amarga mañana, tuvo privilegiados de acuerdo al status político o cultural que poseían entonces, cuando algunos pudieron elegir embajada y destino según el paisaje europeo que rondaba sus sueños. A diferencia de otros anónimos patipelados que los tiraron donde cayeran; México, Argentina, Cuba o la lejana Escandinavia, donde eran cucarachas de carbón en el cielo albino de los vikingos.»
-Pedro Lemembel. El exilio fru-frú (o “había una fonda en Montparnasse”)
Ahora que estamos en democracia “en la medida de lo posible”—de acuerdo al ex presidente chileno Patricio Aylwin-, lxs políticxs y liberales exclaman: “¡Si quieren hacer un cambio, deberían salir y votar!”. ¿Cómo podemos votar para expulsar a lxs sacowea que trabajan en el mostrador de visados de la embajada local de EE. UU.? ¿Alguien realmente votó por lxs oficiales del consulado que después de una entrevista de cinco minutos, sin conocimiento de nuestras vidas y sueños, decidirán si podemos sobrepasar el tiempo de nuestras visas por razones económicas o familiares? ¿Votamos por lxs mismxs oficiales que tiene el poder de negar la solicitud de visa sin saber nada? Para un gobierno que dice ser “justo, democrático y transparente”, el tratamiento que recibimos en sus embajadas es igual al tratamiento que recibimos en las burocracias más arbitrarias del “Tercer Mundo”. Perdónennos si tenemos problemas reconciliando estos hechos con el llamado que hace el gobierno estadounidense a “la Ley y el Orden”.
En un marco global, ¿qué puede significar la democracia cuando no tenemos influencia sobre las políticas de gobierno que nos afectan? Mientras escribimos esto, la policía militarizada está armadx con drones, tanques anfibios y gas lacrimógeno suministrados por los EE.UU. para ser utilizados por lxs comandxs entrenadxs en Colombia; “El comando jungla”, para reprimir las luchas territoriales mapuche. Lxs inmigrantes mapuche, como lxs de otras partes del mundo, fueron forzadxs a dejar sus territorios para escapar de la pobreza, hambruna, y represión estatal. Cuando la decisión de huir a los EE.UU. es una cuestión de vida o muerte, independiente de la legalidad, el llamado a elegir candidatxs progresistas como medio de cambiar las políticas de inmigración es un movimiento paternalista y excluyente que le dice al resto del mundo que pongan sus vidas en manos de lxs políticxs.
Como resultado, mientras el simple llamado a #abolirICE se puede ver como un movimiento radical desde el Estado, en realidad es un llamado liberal a que lxs ciudadanxs estadounidenses ignoren el impacto que tiene Estados Unidos en las vidas alrededor del mundo.
“#AbolirICE” delega sus funciones y responsabilidades al despliegue de agenciamientos burocráticos—embajadas, ejércitos, agentes de la CIA—que ejercen la fuerza del Estado contra ciudadanxs no estadounidenses en todo el mundo. Estos agenciamientos continuarán existiendo independiente de si eliges a lxs concejalxs socialistxs de tu comuna; continuarán existiendo incluso si tus alcaldxs progresistas se rehúsan a detener nuevxs inmigrantes cuando cientos siguen detenidxs en las cárceles de la ciudad. ICE existe hace menos de 20 años, pero el gobierno de EE.UU. ha trabajado por mucho más tiempo para magnificar el sufrimiento humano global a través de guerras, golpes de Estado y políticas comerciales. Si se aboliera ICE, otra agencia gubernamental surgiría para tomar su lugar. El gobierno de EE.UU. siempre ha detenido y deportado a aquellxs que se atreven a emigrar de manera autónoma a un país donde creen que tienen una oportunidad para sobrevivir. Un movimiento como #AbolirICE, basado en apelar al Estado, sirve para excluir a lxs no ciudadanxs de empoderarse. Un movimiento que convierte la acción directa de lxs no ciudadanxs estadounidenses y sus amigxs—aquellxs que están haciendo barricadas en las instalaciones de ICE y realizando acciones directas—en espectáculo para elegir oficiales solo permitirá que lxs políticxs ganen un juego que nunca pudimos jugar y nunca podremos ganar. Perderemos el poder que tenemos de sobrevivir a pesar del Estado, mientras lxs liberales y políticxs se respaldan en el poder del gobierno de EE.UU.
El único camino para sobrevivir es asegurarnos de una vida autónoma en la que nuestras necesidades sean cumplidas. Eso significa cruzar las fronteras sin permiso del gobierno. Este no es un grito neoliberal para que las transnacionales arremetan contra el poder del Estado. Actualmente, el capitalismo está siendo sostenido solamente por las fronteras políticas que nos dividen. Este es un grito de guerra desde nuestrxs cuerpxs precarizadxs.
Las únicas acciones que pueden asegurar nuestra supervivencia son aquellas que rompen la división entre ciudadanx y no ciudadanx, esa barrera del paternalismo y la exclusión. Estas acciones significan reconocer que la supervivencia compartida está basada en la lógica de elaborar autonomías fuera del Estado y el Capital.
Eso quizás signifique hacer una barricada en la entrada de una instalación de ICE, bloquear un bus de deportación o esconder inmigrantes indocumentadxs de la policía, en vez de pretender que el Estado lxs va a proteger. En vez de esperar que organizaciones humanitarias se preocupen de lxs inmigrantes indocumentadxs, vayamos al centro de detención y construyamos amistades poderosas y autónomas con aquellxs que están detenidxs. Sobre todo, esto significa construir la infraestructura para nuestra supervivencia en común, a sabiendas de que las instituciones del Estado y las políticas electorales nunca han asegurado—y nunca asegurarán—que vivamos. Todos los intentos de inclusión en las políticas electorales están construidos sobre la exclusión de lxs otrxs.
Indistintamente del lado de la frontera, por quién sea que se vote, todxs somos ilegales.
[Tomado de http://www.briega.org/es/opinion/cartografias-transito-a-pesar-estado.]
Ahora que estamos en democracia “en la medida de lo posible”—de acuerdo al ex presidente chileno Patricio Aylwin-, lxs políticxs y liberales exclaman: “¡Si quieren hacer un cambio, deberían salir y votar!”. ¿Cómo podemos votar para expulsar a lxs sacowea que trabajan en el mostrador de visados de la embajada local de EE. UU.? ¿Alguien realmente votó por lxs oficiales del consulado que después de una entrevista de cinco minutos, sin conocimiento de nuestras vidas y sueños, decidirán si podemos sobrepasar el tiempo de nuestras visas por razones económicas o familiares? ¿Votamos por lxs mismxs oficiales que tiene el poder de negar la solicitud de visa sin saber nada? Para un gobierno que dice ser “justo, democrático y transparente”, el tratamiento que recibimos en sus embajadas es igual al tratamiento que recibimos en las burocracias más arbitrarias del “Tercer Mundo”. Perdónennos si tenemos problemas reconciliando estos hechos con el llamado que hace el gobierno estadounidense a “la Ley y el Orden”.
En un marco global, ¿qué puede significar la democracia cuando no tenemos influencia sobre las políticas de gobierno que nos afectan? Mientras escribimos esto, la policía militarizada está armadx con drones, tanques anfibios y gas lacrimógeno suministrados por los EE.UU. para ser utilizados por lxs comandxs entrenadxs en Colombia; “El comando jungla”, para reprimir las luchas territoriales mapuche. Lxs inmigrantes mapuche, como lxs de otras partes del mundo, fueron forzadxs a dejar sus territorios para escapar de la pobreza, hambruna, y represión estatal. Cuando la decisión de huir a los EE.UU. es una cuestión de vida o muerte, independiente de la legalidad, el llamado a elegir candidatxs progresistas como medio de cambiar las políticas de inmigración es un movimiento paternalista y excluyente que le dice al resto del mundo que pongan sus vidas en manos de lxs políticxs.
Como resultado, mientras el simple llamado a #abolirICE se puede ver como un movimiento radical desde el Estado, en realidad es un llamado liberal a que lxs ciudadanxs estadounidenses ignoren el impacto que tiene Estados Unidos en las vidas alrededor del mundo.
“#AbolirICE” delega sus funciones y responsabilidades al despliegue de agenciamientos burocráticos—embajadas, ejércitos, agentes de la CIA—que ejercen la fuerza del Estado contra ciudadanxs no estadounidenses en todo el mundo. Estos agenciamientos continuarán existiendo independiente de si eliges a lxs concejalxs socialistxs de tu comuna; continuarán existiendo incluso si tus alcaldxs progresistas se rehúsan a detener nuevxs inmigrantes cuando cientos siguen detenidxs en las cárceles de la ciudad. ICE existe hace menos de 20 años, pero el gobierno de EE.UU. ha trabajado por mucho más tiempo para magnificar el sufrimiento humano global a través de guerras, golpes de Estado y políticas comerciales. Si se aboliera ICE, otra agencia gubernamental surgiría para tomar su lugar. El gobierno de EE.UU. siempre ha detenido y deportado a aquellxs que se atreven a emigrar de manera autónoma a un país donde creen que tienen una oportunidad para sobrevivir. Un movimiento como #AbolirICE, basado en apelar al Estado, sirve para excluir a lxs no ciudadanxs de empoderarse. Un movimiento que convierte la acción directa de lxs no ciudadanxs estadounidenses y sus amigxs—aquellxs que están haciendo barricadas en las instalaciones de ICE y realizando acciones directas—en espectáculo para elegir oficiales solo permitirá que lxs políticxs ganen un juego que nunca pudimos jugar y nunca podremos ganar. Perderemos el poder que tenemos de sobrevivir a pesar del Estado, mientras lxs liberales y políticxs se respaldan en el poder del gobierno de EE.UU.
El único camino para sobrevivir es asegurarnos de una vida autónoma en la que nuestras necesidades sean cumplidas. Eso significa cruzar las fronteras sin permiso del gobierno. Este no es un grito neoliberal para que las transnacionales arremetan contra el poder del Estado. Actualmente, el capitalismo está siendo sostenido solamente por las fronteras políticas que nos dividen. Este es un grito de guerra desde nuestrxs cuerpxs precarizadxs.
Las únicas acciones que pueden asegurar nuestra supervivencia son aquellas que rompen la división entre ciudadanx y no ciudadanx, esa barrera del paternalismo y la exclusión. Estas acciones significan reconocer que la supervivencia compartida está basada en la lógica de elaborar autonomías fuera del Estado y el Capital.
Eso quizás signifique hacer una barricada en la entrada de una instalación de ICE, bloquear un bus de deportación o esconder inmigrantes indocumentadxs de la policía, en vez de pretender que el Estado lxs va a proteger. En vez de esperar que organizaciones humanitarias se preocupen de lxs inmigrantes indocumentadxs, vayamos al centro de detención y construyamos amistades poderosas y autónomas con aquellxs que están detenidxs. Sobre todo, esto significa construir la infraestructura para nuestra supervivencia en común, a sabiendas de que las instituciones del Estado y las políticas electorales nunca han asegurado—y nunca asegurarán—que vivamos. Todos los intentos de inclusión en las políticas electorales están construidos sobre la exclusión de lxs otrxs.
Indistintamente del lado de la frontera, por quién sea que se vote, todxs somos ilegales.
[Tomado de http://www.briega.org/es/opinion/cartografias-transito-a-pesar-estado.]
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