La Izquierda Diario
La migración venezolana en todo el mundo es una realidad que no se puede ignorar. Según el más reciente informe de la Organización Internacional de Migración (IOM, por sus siglas en inglés) basándose en estadísticas poblacionales, registros de migración y proyecciones migratorias, la cifra ascendió hasta 1.642.444 en la actualización de 2017. En solo dos años salieron del territorio venezolano 944.880 personas, un 900% más que los años anteriores.
Los venezolanos han concentrado su emigración en tres países principalmente: Colombia (600.000), Estados Unidos (290.224) y España (208.333), pero han diversificado sus destinos al emigrar a Panamá (36.365), las islas del Caribe, Argentina (57.127), Chile (119.051) y Perú (26.239), entre otras.
La migración venezolana en todo el mundo es una realidad que no se puede ignorar. Según el más reciente informe de la Organización Internacional de Migración (IOM, por sus siglas en inglés) basándose en estadísticas poblacionales, registros de migración y proyecciones migratorias, la cifra ascendió hasta 1.642.444 en la actualización de 2017. En solo dos años salieron del territorio venezolano 944.880 personas, un 900% más que los años anteriores.
Los venezolanos han concentrado su emigración en tres países principalmente: Colombia (600.000), Estados Unidos (290.224) y España (208.333), pero han diversificado sus destinos al emigrar a Panamá (36.365), las islas del Caribe, Argentina (57.127), Chile (119.051) y Perú (26.239), entre otras.
Los venezolanos salen de Venezuela buscando mejoras económicas, medicinas y enviar dinero a sus familiares que aún están en el país. No obstante para muchos, su sueño de mejora económica se convierte en pesadilla al llegar al nuevo país de destino, esto debido a las ineficientes y anticuadas leyes migratorias, la xenofobia y la explotación de parte de los patrones. Chile es un claro ejemplo de cómo las leyes y su capitalismo neoliberal afectan drásticamente a los migrantes. Aunque muchos venezolanos decidimos emigrar a este país en los últimos dos años, porque parecía ser un país con facilidades de otorgamiento de visas y en la búsqueda de empleos, al llegar acá nos dimos cuenta de la cruda realidad que nadie te cuenta o no aparecen en los medios.
La ley migratoria actual en Chile es ambigua y nefasta, además de lenta en su proceso de aprobación de visas, debido a la gran ola migratoria jamás vivida en el país. Para obtener visa de residencia en Chile y el permiso de trabajo, seas profesional (visa profesional) o simplemente trabajadores (visa sujeta a contrato) debes tener una oferta de trabajo o un contrato de trabajo respectivamente, pero no puedes trabajar sin el permiso de trabajo, y nadie contrata a migrantes sin tales papeles. Esta problemática en las visas ha generado un “negocio negro” de patrones o personas jurídicas y naturales chilenas o extranjeros con residencia definitiva en Chile, quienes venden contratos de trabajo falsos, es decir, sin asegurar la actividad laboral del inmigrante, solamente para que soliciten las visas y permisos de trabajo.
Como consecuencia de esto, extranjería solamente a finales de 2016 negó 12000 visas por contrato de trabajo falsos, de los cuales el 40% corresponde a venezolanos. Los que quedamos sin respuesta de parte de extranjería y que en muchos casos entramos en un proceso de “reconsideración de rechazo de visa” o más recientemente en el gobierno de Piñera, en el “Proceso de regularización migratoria”, somos quienes más nos enfrentamos a la precariedad, abusos empresariales y a salarios desproporcionados al trabajo que realizamos con jornadas de hasta 15 horas de trabajo diarios.
Actualmente es común en Chile ver inmigrantes haitianos, colombianos, venezolanos, peruanos y de otras nacionalidades en las calles vendiendo de forma "ilegal" diferentes productos para poder simplemente pagar las facturas a fin de mes, esperando alguna respuesta de extranjería; también hay quienes han entrado en el negocio de la prostitución, o trabajos forzados sin ningún beneficio además del pago precario que reciben por el día, en mineras o constructoras, etc. Los que sí trabajan por contrato en empresas de retail, franquicias de comida o de vendedores o vendedoras tampoco quedan exentos de la xenofobia que reciben de parte de sus jefes quienes los hacen trabajar horas extras sin pago, o mucho más de lo que la ley permite, son igual victimas de los empresarios abusadores. A todo eso se suma la problemática que afecta a todos y todas los trabajadores y trabajadoras de Chile, que se les descuentan de su sueldo las deducciones de AFP, Fonasa y demás impuestos del estado quedando siempre afectado el bolsillo de la clase trabajadora, migrante o nacional.
El actual gobierno de derecha presentó recientemente una “Nueva Ley Migratoria” la cual aún no ha sido aprobada por el parlamento, pero sus cambios sólo afectarán negativamente mucho más a la clase obrera migrante ya que eliminará de sus visas de residencia la que hasta ahora pueden solicitar quienes vienen a trabajar a Chile.
La situación migratoria en Chile nos posiciona a la clase trabajadora migrante en un estado de pésimas condiciones de vida, demostrando así que los empresarios no son nuestros aliados ya que existe el abuso empresarial, ni tampoco lo es el estado quien nos niega las visas para trabajar dignamente y no considera la opinión de nuestra clase para solucionar las problemáticas de las actuales políticas migratorias.
[Tomado de http://www.laizquierdadiario.com.ve/Venezolanos-en-Chile-Sueno-o-pesadilla?id_rubrique=5442.]
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