Unxs ocupantes de la ZAD
El 17 de enero de 2018 pasado, el gobierno francés anunciaba el abandono del proyecto de construcción de un aeropuerto en las tierras agrícolas de la región de Notre-Dame-des-Landes, cerca de Nantes (oeste de Francia). En paralelo, se prepararon operaciones de desalojo de gran amplitud en contra de los cientos de activistas que, durante la resistencia, se instalaron en lo que fue bautizada desde entonces como la “Zona A Defender”, con el propósito de forzar a sus ocupantes a negociar con el Estado su permanencia sobre las tierras recuperadas a lo largo de la lucha. Ante las divisiones internas del movimiento frente a la magnitud de la represión, es difícil entender desde la distancia lo que es la situación actual en la ZAD. Publicamos abajo la traducción de un texto destinado a los comités de solidaridad con la ZAD, que intenta contar un poco lo que pasó allá durante los últimos meses.
El 17 de enero de 2018 pasado, el gobierno francés anunciaba el abandono del proyecto de construcción de un aeropuerto en las tierras agrícolas de la región de Notre-Dame-des-Landes, cerca de Nantes (oeste de Francia). En paralelo, se prepararon operaciones de desalojo de gran amplitud en contra de los cientos de activistas que, durante la resistencia, se instalaron en lo que fue bautizada desde entonces como la “Zona A Defender”, con el propósito de forzar a sus ocupantes a negociar con el Estado su permanencia sobre las tierras recuperadas a lo largo de la lucha. Ante las divisiones internas del movimiento frente a la magnitud de la represión, es difícil entender desde la distancia lo que es la situación actual en la ZAD. Publicamos abajo la traducción de un texto destinado a los comités de solidaridad con la ZAD, que intenta contar un poco lo que pasó allá durante los últimos meses.
Carta a los comités locales y a todxs las y los que les gustaría entender a que hemos llegado en la ZAD
Mayo de 2018. Parece que es muy difícil entender desde lejos lo que sucede aquí, por lo tanto, es nuestra intención contar lo que ha sucedido en los últimos meses en la ZAD de Notre-Dame-des-Landes. Presentamos en este texto lo que nosotrxs entendemos está pasando. No son tanto nuestros análisis o sentimientos relativos a la situación actual, sino que intentamos presentar diversidad de opiniones aunque no estemos de acuerdo con ellas; ¡ni estamos de acuerdo entre lxs que escribimos! Lxs escritores de este texto por cierto somos personas que viven en la zona y que estamxs acostumbrados a organizarnos juntxs, en el mismo grupo político.
Victoria y miedos
Para una buena parte del movimiento, el anuncio del abandono del proyecto del aeropuerto el 17 de enero de 2018 pasado fue la victoria de una lucha de largo recorrido que da fuerza y motivación a otras luchas. Por una vez, una lucha ganó contra un proyecto del Estado llevado a cabo por grandes empresas. Para otrxs personas, la fase siguiente se vislumbraba difícil y llena de incertidumbres. Junto con el abandono del proyecto, el gobierno anunciaba el «regreso al estado de derecho», mientras todo lo que se hace en la zona está decidido por nosotrxs, lxs que vivimos y nos involucramos ahí. ¿Cómo continuar con todo lo que se construyó humana y materialmente en esta zona? Muchxs de nosotrxs no estábamos ahí solo para luchar contra un aeropuerto. ¿Cómo seguir luchando contra «su mundo», especialmente en el contexto actual de la política del presidente Macron y del desarrollo mundial del liberalismo?
Todo pasó muy rápido : la carretera D281 y etc. Desde ahí el ritmo -dictado a la vez por el gobierno y retomado por muchxs de nosotrxs- fue muy rápido, y muchas veces no había tiempo para hablar de las cosas juntxs antes de tomar decisiones políticas complejas, o difíciles: se trataba muchas veces de negociar con nuestros ideales. Una de estas decisiones muy conflictivas fue la apertura total de la «route des chicanes» (carretera de pasos en zig-zag), o D281, que desde el 2013 solo se podía atravesar a baja velocidad.
En los días posteriores al abandono del proyecto, se trató durante numerosas y largas asambleas el dejar o mantener el control de la carretera. Los puntos de vista son muy diversos: para unxs, era necesario mantenerlo y no tomar el riesgo de que la policía regresara directamente para evacuar y aprovechar para desalojar; para muchxs, era necesario como un gesto hacia lxs vecinxs de que iba a ser más fácil pasar por ahí ahora que ya no había amenaza de aeropuerto. Pero para muchxs otrxs este acto representaba el abandono de uno de lxs lugares más importantes de la ZAD, regalándoselo al Estado para que pudiera preparar los desalojos que fueron también claramente mencionados el 31 de marzo durante el anuncio del abandono del proyecto. Entre lxs que aceptaron la evacuación de la carretera, unxs consideraban que no era buen momento, que teníamos que salvaguardar la carretera como medida de presión en las negociaciones, o esperar a tener más garantías ante los desalojos. Debido a fuertes presiones y a una relación de fuerza impuesta por una parte del movimiento, la D281 fue evacuada durante momentos colectivos muy tensos, y las cabañas que se encontraban en la carretera fueron desmontadas o reubicadas en la zona del bosque colindante. La más central, llamada Lama Fâché [o “Llama encabronada”], fue reconstruida en el campo colindante durante los dos meses siguientes y rebautizada como La Massacré [La Masacrada] o Lama Sacré [Llama sagrada]. Este momento contribuyó a profundizar la desconfianza entre nosotrxs.
El paso siguiente fueron las obras del gobierno en esta carretera, que unas personas intentaron frenar o impedir. Las obras fueron después acompañadas de una fuerte presencia de la gendarmería móvil, lo que no habíamos visto en la zona desde abril de 2013. Para algunxs, fueron los intentos de resistencia los que trajeron a la gendarmería mientras que para otrxs se había previsto su envío desde el principio y sólo se esperaba un pretexto. A fin de cuentas esas semanas de instalación de maderos en la zona sucedió en gran medida en silencio y se movilizó a muy pocas personas de otros componentes del movimiento, descontentas por ejemplo con los intentos de bloqueo, o para las cuales era normal reabrir esta carretera. Los temores acerca de la evacuación de la carretera y de las obras se confirmaron en buena parte en lo que siguió: la preparación de los desalojos, ya que la policía no se fue de la zona desde entonces. Pudieron así aprovechar para realizar reconocimientos de la zona y acostumbrar a la gente a su presencia, y dividir a la zona con la carretera durante los desalojos, lo que conllevó al aislamiento de la parte Este.
El 10 de febrero tuvo lugar «enracinons l'avenir» [enraizar el futuro], un evento en la ZAD para festejar el abandono del proyecto del aeropuerto, y apoyar a otras luchas. Dos contingentes agruparon a unas decenas de miles de personas dirigiéndose hacia la granja de “Bellevue”, donde representaciones de proyectos de muerte fueron simbólicamente quemados. Hubo también charlas en “Lama Fâché” y un evento en “Bellevue”.
Negociaciones
Todo pasó muy rápido : la carretera D281 y etc. Desde ahí el ritmo -dictado a la vez por el gobierno y retomado por muchxs de nosotrxs- fue muy rápido, y muchas veces no había tiempo para hablar de las cosas juntxs antes de tomar decisiones políticas complejas, o difíciles: se trataba muchas veces de negociar con nuestros ideales. Una de estas decisiones muy conflictivas fue la apertura total de la «route des chicanes» (carretera de pasos en zig-zag), o D281, que desde el 2013 solo se podía atravesar a baja velocidad.
En los días posteriores al abandono del proyecto, se trató durante numerosas y largas asambleas el dejar o mantener el control de la carretera. Los puntos de vista son muy diversos: para unxs, era necesario mantenerlo y no tomar el riesgo de que la policía regresara directamente para evacuar y aprovechar para desalojar; para muchxs, era necesario como un gesto hacia lxs vecinxs de que iba a ser más fácil pasar por ahí ahora que ya no había amenaza de aeropuerto. Pero para muchxs otrxs este acto representaba el abandono de uno de lxs lugares más importantes de la ZAD, regalándoselo al Estado para que pudiera preparar los desalojos que fueron también claramente mencionados el 31 de marzo durante el anuncio del abandono del proyecto. Entre lxs que aceptaron la evacuación de la carretera, unxs consideraban que no era buen momento, que teníamos que salvaguardar la carretera como medida de presión en las negociaciones, o esperar a tener más garantías ante los desalojos. Debido a fuertes presiones y a una relación de fuerza impuesta por una parte del movimiento, la D281 fue evacuada durante momentos colectivos muy tensos, y las cabañas que se encontraban en la carretera fueron desmontadas o reubicadas en la zona del bosque colindante. La más central, llamada Lama Fâché [o “Llama encabronada”], fue reconstruida en el campo colindante durante los dos meses siguientes y rebautizada como La Massacré [La Masacrada] o Lama Sacré [Llama sagrada]. Este momento contribuyó a profundizar la desconfianza entre nosotrxs.
El paso siguiente fueron las obras del gobierno en esta carretera, que unas personas intentaron frenar o impedir. Las obras fueron después acompañadas de una fuerte presencia de la gendarmería móvil, lo que no habíamos visto en la zona desde abril de 2013. Para algunxs, fueron los intentos de resistencia los que trajeron a la gendarmería mientras que para otrxs se había previsto su envío desde el principio y sólo se esperaba un pretexto. A fin de cuentas esas semanas de instalación de maderos en la zona sucedió en gran medida en silencio y se movilizó a muy pocas personas de otros componentes del movimiento, descontentas por ejemplo con los intentos de bloqueo, o para las cuales era normal reabrir esta carretera. Los temores acerca de la evacuación de la carretera y de las obras se confirmaron en buena parte en lo que siguió: la preparación de los desalojos, ya que la policía no se fue de la zona desde entonces. Pudieron así aprovechar para realizar reconocimientos de la zona y acostumbrar a la gente a su presencia, y dividir a la zona con la carretera durante los desalojos, lo que conllevó al aislamiento de la parte Este.
El 10 de febrero tuvo lugar «enracinons l'avenir» [enraizar el futuro], un evento en la ZAD para festejar el abandono del proyecto del aeropuerto, y apoyar a otras luchas. Dos contingentes agruparon a unas decenas de miles de personas dirigiéndose hacia la granja de “Bellevue”, donde representaciones de proyectos de muerte fueron simbólicamente quemados. Hubo también charlas en “Lama Fâché” y un evento en “Bellevue”.
Negociaciones
Antes del abandono del aeropuerto, el movimiento en su contra y en particular las Asambleas de usos, ya habían decidido conformar una «delegación multi-parte» para negociar con el Estado sobre el porvenir de la ZAD sin aeropuerto y aportar las decisiones de la Asamblea de los usos (ver la precedente carta a lxs comités). Después de debates difíciles, las Asambleas de lxs ocupantes decidieron que parte de ellxs participarían en esta delegación. No se esperaba mucho de ella, pero algunxs de nosotrxs creíamos importante el hecho de participar en esta delegación con las demás partes del movimiento para seguir juntxs, y así hacer un gesto de buena voluntad para con ellos; otrxs no queríamos dejarles ir allá sin nosotrxs; mientras que otrxs estábamos realmente en contra de la idea de negociar con el Estado.
Una vez tomada la decisión, se debatió cómo seleccionar a lxs que iban a participar en la delegación. Después de algunas conversaciones sobre lo que estaba en juego, un grupo propuso un procedimiento de selección, donde pequeños grupos mixtos propondrían una lista de personas que pensaban complementarixs para representar a nuestra diversidad y en lxs cuales tendríamos confianza. Hacer una «elección» era un gran esfuerzo para muchxs de nosotrxs, y este momento no fue fácil. Mientras una diversidad de la ZAD entró en el juego, dos grupos afines un poco mañosos propusieron listas entre ellxs mismxs o influyeron en la moderación. Finalmente las 11 personas más destacadas, que no tenían vetos en su contra y que aceptaron ser elegidas, conformaron un grupo, cuya tarea era seguir a la delegación, nombrando delegadxs y suplentes para las diferentes reuniones. El resultado fue que las personas que iban tenían un mandato colectivo, primero de la asamblea de los usos y después de los ocupantes. Aunque ellas mismas no estaban del todo convencidas por el procedimiento: no fueron candidatas, pero hicieron lo que pudieron para respetar su cargo.
Esta decisión de participar en la delegación y de reunirse con la prefectura se hizo primero de manera muy larga, pero algunxs ocupantes se opusieron a eso desde el principio. La importancia dada en las asambleas de ocupantes a estas conversaciones sobre la delegación y lo que ahí se trataría, así como la velocidad con la cual avanzaban las decisiones, contribuyeron a fortalecer las dudas sobre si era pertinente o no esta decisión.
La delegación multi-partes llevó primero tres grandes reivindicaciones: el rechazo de los desalojos y buscar una regularización de todas las viviendas; la paralización de las asignaciones de tierras con el fin de dar tiempo al movimiento para construir una entidad que las gestionara a largo plazo, y la amnistía para quienes sufrieron la represión durante los años de lucha. Las asambleas de usos tomaron posición como si el movimiento pudiese establecer una negociación real con el Estado. La delegación fue recibida dos veces por la Prefectura en las fechas 28 de febrero y 20 de marzo, pero al contrario a lo que se pidió, no hubo más que intercambios de puntos de vista. La prefectura rechazó todos los planteamientos (aparte del congelamiento de la situación jurídica de las tierras), y en particular la cuestión de la gestión colectiva del territorio.
Conflictos internos
Una vez tomada la decisión, se debatió cómo seleccionar a lxs que iban a participar en la delegación. Después de algunas conversaciones sobre lo que estaba en juego, un grupo propuso un procedimiento de selección, donde pequeños grupos mixtos propondrían una lista de personas que pensaban complementarixs para representar a nuestra diversidad y en lxs cuales tendríamos confianza. Hacer una «elección» era un gran esfuerzo para muchxs de nosotrxs, y este momento no fue fácil. Mientras una diversidad de la ZAD entró en el juego, dos grupos afines un poco mañosos propusieron listas entre ellxs mismxs o influyeron en la moderación. Finalmente las 11 personas más destacadas, que no tenían vetos en su contra y que aceptaron ser elegidas, conformaron un grupo, cuya tarea era seguir a la delegación, nombrando delegadxs y suplentes para las diferentes reuniones. El resultado fue que las personas que iban tenían un mandato colectivo, primero de la asamblea de los usos y después de los ocupantes. Aunque ellas mismas no estaban del todo convencidas por el procedimiento: no fueron candidatas, pero hicieron lo que pudieron para respetar su cargo.
Esta decisión de participar en la delegación y de reunirse con la prefectura se hizo primero de manera muy larga, pero algunxs ocupantes se opusieron a eso desde el principio. La importancia dada en las asambleas de ocupantes a estas conversaciones sobre la delegación y lo que ahí se trataría, así como la velocidad con la cual avanzaban las decisiones, contribuyeron a fortalecer las dudas sobre si era pertinente o no esta decisión.
La delegación multi-partes llevó primero tres grandes reivindicaciones: el rechazo de los desalojos y buscar una regularización de todas las viviendas; la paralización de las asignaciones de tierras con el fin de dar tiempo al movimiento para construir una entidad que las gestionara a largo plazo, y la amnistía para quienes sufrieron la represión durante los años de lucha. Las asambleas de usos tomaron posición como si el movimiento pudiese establecer una negociación real con el Estado. La delegación fue recibida dos veces por la Prefectura en las fechas 28 de febrero y 20 de marzo, pero al contrario a lo que se pidió, no hubo más que intercambios de puntos de vista. La prefectura rechazó todos los planteamientos (aparte del congelamiento de la situación jurídica de las tierras), y en particular la cuestión de la gestión colectiva del territorio.
Conflictos internos
Con el abandono del proyecto de aeropuerto, la razón más evidente que ligaba entre sí a las personas de cada grupo de la lucha como a los diversos grupos ya no existía. Aparecieron los desacuerdos y los conflictos internos afloraron. Por ejemplo, en la ZAD, unxs estaban preparadxs para aceptar la legalización y quedarse a largo plazo; otrxs aceptaban ceder en algunxs puntos que podrían ser compatibles con el colectivo, mientras otrxs querían ante todo seguir siendo coherentes y no someterse a un sistema al que nos estamos enfrentando, asumiendo el riesgo de un desalojo digno pero quedándose “piratas”.
En las asociaciones, unxs quieren combatir por el porvenir de la ZAD y que todxs se pudieran quedar (como se había estado trabajando con los «Seis puntos para el porvenir de la ZAD»), mientras otros fantaseaban con que ahora que ya no había proyecto de aeropuerto todo se había acabado y volvería a ser como antes, con unas instalaciones campesinas adicionales. El mismo porvenir de unas asociaciones creadas para luchar en contra del proyecto de aeropuerto era incierto. Unxs se peleaban en privado, pero otros se encabronaban con sus demás camaradas de lucha, ofreciendo entrevistas desolidarizándose del resto del movimiento en la prensa, o señalando a sus compañrxs en Indymedia. Entre lxs que quieren construir un futuro común en la ZAD, también hay conflictos, por ejemplo sobre la cuestión del cierre con barricadas de los accesos. El nivel de tensión era tal que parecía difícil avanzar juntxs –las asambleas generales bloqueadas, cada quien acusando a cada cual de dicha obstrucción.
Primera ola de desalojos
En las asociaciones, unxs quieren combatir por el porvenir de la ZAD y que todxs se pudieran quedar (como se había estado trabajando con los «Seis puntos para el porvenir de la ZAD»), mientras otros fantaseaban con que ahora que ya no había proyecto de aeropuerto todo se había acabado y volvería a ser como antes, con unas instalaciones campesinas adicionales. El mismo porvenir de unas asociaciones creadas para luchar en contra del proyecto de aeropuerto era incierto. Unxs se peleaban en privado, pero otros se encabronaban con sus demás camaradas de lucha, ofreciendo entrevistas desolidarizándose del resto del movimiento en la prensa, o señalando a sus compañrxs en Indymedia. Entre lxs que quieren construir un futuro común en la ZAD, también hay conflictos, por ejemplo sobre la cuestión del cierre con barricadas de los accesos. El nivel de tensión era tal que parecía difícil avanzar juntxs –las asambleas generales bloqueadas, cada quien acusando a cada cual de dicha obstrucción.
Primera ola de desalojos
La primera fase de desalojos de 2018 empezó el 9 de abril, y en la noche del jueves 12 de abril la prefectura anunció el fin de la operación llevada a cabo por la gendarmería. Entre estas dos fechas, más de 200 fueron heridos por las fuerzas del “orden”, unas 60 personas arrestadas, y una tercera parte de la ZAD fue destruida.
En la mañana del 9, ya había apoyo de gente de afuera en la zona, sobre todo en los lugares de hospedaje de “les Vieux Fourneaux” (frente a “Fosses Noires”), de “Llama Encabronada”, de la “Wardine” y de “Bellevue”. Casi todas las cabañas al Este de la antigua “route des chicanes” (ruta departamental D281) y al sur de la ruta de “Fosses Noires” fueron destruidas durante esta primera semana. Al este de la D281 que la policía tomó desde las 3 de la mañana, no había mucha gente, lo que dificultó el paso hacia esta zona. Por el contrario al centro de la zona había muchos enfrentamientos con la policía y mucha resistencia física.
El desalojo y la destrucción del terreno de los «100 nombres» suscitó mucha atención y motivó a más gente a pronunciarse en contra de los desalojos, incluso a acudir a la zona. Para algunas personas, era indignante enterarse de la destrucción de los «100 nombres», ya que no se lo esperaban porque este lugar contaba con un proyecto de crianza de borregos. Para otros, era indignante constatar hasta qué punto había más reacción ante la destrucción de los «100 nombres», como si los otros lugares de vida y demás huertos no tuvieran tanta importancia. Durante esta semana hubo reacciones de solidaridad en todas partes de Francia y de Bélgica, agrupaciones ante las embajadas en Lisboa, Tunes, Viena, Londres, tanto como acciones en Chiapas, Palestina, India, Quebec, Grecia, Estados-Unidos y otros lugares varios.
Ocupación militar, represión y resistencias
En la mañana del 9, ya había apoyo de gente de afuera en la zona, sobre todo en los lugares de hospedaje de “les Vieux Fourneaux” (frente a “Fosses Noires”), de “Llama Encabronada”, de la “Wardine” y de “Bellevue”. Casi todas las cabañas al Este de la antigua “route des chicanes” (ruta departamental D281) y al sur de la ruta de “Fosses Noires” fueron destruidas durante esta primera semana. Al este de la D281 que la policía tomó desde las 3 de la mañana, no había mucha gente, lo que dificultó el paso hacia esta zona. Por el contrario al centro de la zona había muchos enfrentamientos con la policía y mucha resistencia física.
El desalojo y la destrucción del terreno de los «100 nombres» suscitó mucha atención y motivó a más gente a pronunciarse en contra de los desalojos, incluso a acudir a la zona. Para algunas personas, era indignante enterarse de la destrucción de los «100 nombres», ya que no se lo esperaban porque este lugar contaba con un proyecto de crianza de borregos. Para otros, era indignante constatar hasta qué punto había más reacción ante la destrucción de los «100 nombres», como si los otros lugares de vida y demás huertos no tuvieran tanta importancia. Durante esta semana hubo reacciones de solidaridad en todas partes de Francia y de Bélgica, agrupaciones ante las embajadas en Lisboa, Tunes, Viena, Londres, tanto como acciones en Chiapas, Palestina, India, Quebec, Grecia, Estados-Unidos y otros lugares varios.
Ocupación militar, represión y resistencias
La ocupación militar empezó desde que se abrió la ruta, pero después de la 1ª ola de desalojos y la declaración de «tregua» por parte de la prefectura durante la noche del jueves 12, alcanzó otro nivel de presión. Las destrucciones de cabañas siguieron –la “Mandragore”, “l’Isolette”, “la Noue”, “Pimki” entre otras. La intención parecía ser llevar a cabo una guerra psicológica, que genere imágenes menos violentas, operando a través de una ocupación cotidiana mostrando la fuerza del Estado –desfile de blindados, furgonetas, etc., más el helicóptero y la presencia constante de drones de observación. Las razones dadas son «resguardar la libre circulación en las carreteras», el «desescombro» que podría tomar semanas, o incluso decían proteger a los que tenían proyectos de los que no. Mientras tanto, vigilaban, seguían haciendo detenciones e hiriendo a personas, bloqueando tanto ejes y cruces principales como caminos más pequeños, lo que complicaba tanto nuestras vidas cotidianas como las faenas del campo. Hubo un sin número de escenas sin sentido: gendarmes cortando los alambres de púas de los campesinos históricos, o tractores que transportaban abono bloqueados y que tenían que car la vuelta en cualquier dirección que tomaban, ya que todos los accesos estaban bloqueados
A pesar de eso hubo actos de resistencia a esta ocupación del territorio: barricadas hechas con todo y con nada y trincheras en las rutas reconstruidas día tras día, después de la salida cotidiana de los gendarmes; juegos, como el desafío de tocar a un blindado con la mano, o hacerse una selfie en frente; personas que lograron vivir durante semanas en la zona al este de la D281, antes de ser descubiertas y expulsadas; la batucada, que tocaba al lado del dispositivo policiaco día tras día. Y hubo también pequeños grupos que se iban a hostigarlos en el bosque o en la ruta, además de enfrentamientos regulares.
Para no dejar aisladas a los personas arrestadas o condenadas durante los desalojos, hubo varias visitas a la cárcel de Carquefou, entre otras, una convocada por gran parte del movimiento. Aunque no fue muy diverso a nivel de los componentes de la lucha, ni tampoco de los grupos de la ZAD, había un centenar de personas para dar ambiente con conversaciones, música, un concierto de rap improvisado, y cohetes. No hubo detenciones ni heridos, y fue un momento alegre y emotivo.
Formularios
A pesar de eso hubo actos de resistencia a esta ocupación del territorio: barricadas hechas con todo y con nada y trincheras en las rutas reconstruidas día tras día, después de la salida cotidiana de los gendarmes; juegos, como el desafío de tocar a un blindado con la mano, o hacerse una selfie en frente; personas que lograron vivir durante semanas en la zona al este de la D281, antes de ser descubiertas y expulsadas; la batucada, que tocaba al lado del dispositivo policiaco día tras día. Y hubo también pequeños grupos que se iban a hostigarlos en el bosque o en la ruta, además de enfrentamientos regulares.
Para no dejar aisladas a los personas arrestadas o condenadas durante los desalojos, hubo varias visitas a la cárcel de Carquefou, entre otras, una convocada por gran parte del movimiento. Aunque no fue muy diverso a nivel de los componentes de la lucha, ni tampoco de los grupos de la ZAD, había un centenar de personas para dar ambiente con conversaciones, música, un concierto de rap improvisado, y cohetes. No hubo detenciones ni heridos, y fue un momento alegre y emotivo.
Formularios
Los famosos «formularios» que todos evocan son declaraciones de intención de proyecto agrícola que permiten obtener Contratos de Ocupación Precarias (COP). Son contratos gratuitos que dan muy pocos derechos y que el Estado puede cancelar en tan solo unos cuantos días. No había ninguna garantía por parte del Estado que estas “declaraciones de intención” iban a convertirse en COPs.
Poco antes de la 1ª fase de desalojos, la Asamblea de Usos envió una demanda de contrato de ocupación precaria (COP) colectiva que hubiera cubierto todas las tierras y viviendas de la ZAD al nombre de l'«association pour un avenir commun dans le bocage» [la «Asociación para un futuro común del soto», le bocage es un nombre habitual para referirse a la ZAD NDDL] creada para respaldar las decisiones de la asamblea. Después de la primera ola de desalojos, la delegación tuvo cita el 18 de abril, durante la cual la prefectura rechazó cualquier contrato colectivo. Al siguiente día, la Asamblea General de los ocupantes decidió llenar las formularios intentando cubrir toda la superficie de la ZAD. La condición para hacerlo era firmar todxs juntxs o nadie, que todos los proyectos estuviesen entrelazados entre sí y que se hicieran en paralelo a las resistencias en la zona y a las movilizaciones. Las formularios incluían proyectos «agrícolas, culturales o artesanales» incluyendo las viviendas, pero los proyectos agrícolas fueron los únicos admitidos a estudio por el Estado.
La preparación de los formularios se hizo con urgencia, y las personas que no estaban presentes durante la asamblea fueron llamadas individualmente con muy poco tiempo para tomar una decisión. Apenas una decena de lugares y colectivos decidieron no depositar gormularios, por razones que detallan en el texto «Comunicado de quienes no han presentado formulario». Finalmente, los procedimientos administrativos tomaron mucho tiempo y energía, mientras, no pudimos lograr organizarnos colectivamente para otras acciones.
Acciones en la zona.
Poco antes de la 1ª fase de desalojos, la Asamblea de Usos envió una demanda de contrato de ocupación precaria (COP) colectiva que hubiera cubierto todas las tierras y viviendas de la ZAD al nombre de l'«association pour un avenir commun dans le bocage» [la «Asociación para un futuro común del soto», le bocage es un nombre habitual para referirse a la ZAD NDDL] creada para respaldar las decisiones de la asamblea. Después de la primera ola de desalojos, la delegación tuvo cita el 18 de abril, durante la cual la prefectura rechazó cualquier contrato colectivo. Al siguiente día, la Asamblea General de los ocupantes decidió llenar las formularios intentando cubrir toda la superficie de la ZAD. La condición para hacerlo era firmar todxs juntxs o nadie, que todos los proyectos estuviesen entrelazados entre sí y que se hicieran en paralelo a las resistencias en la zona y a las movilizaciones. Las formularios incluían proyectos «agrícolas, culturales o artesanales» incluyendo las viviendas, pero los proyectos agrícolas fueron los únicos admitidos a estudio por el Estado.
La preparación de los formularios se hizo con urgencia, y las personas que no estaban presentes durante la asamblea fueron llamadas individualmente con muy poco tiempo para tomar una decisión. Apenas una decena de lugares y colectivos decidieron no depositar gormularios, por razones que detallan en el texto «Comunicado de quienes no han presentado formulario». Finalmente, los procedimientos administrativos tomaron mucho tiempo y energía, mientras, no pudimos lograr organizarnos colectivamente para otras acciones.
Acciones en la zona.
Al fin de la primera semana de desalojos, organizamos una marcha de reocupación el domingo 15 de abril. Había entre 5 y 10 000 personas que lograron pasar o evitar los controles policiales para venir. La idea era reconstruir al “Gourbi”, pero parecía imposible llegar debido a la desmedida presencia policiaca, y muchxs fueron detenidos y heridos en todo los alrededores del bosque de Rohanne. Por la tarde hubo más organización para lograr pasar llevando una parte de la construcción a través de los predios. No llegamos hasta el “Gourbi”, pero el hecho de llevarlo juntxs creó un sentimiento de éxito y una fuerza colectiva que no se podía negar. Durante la noche se podía ver a mucha gente cargando la construcción hacia el “Gourbi” a pie. Fue un momento increíble, aunque no dudábamos que al día siguiente seria destruido por la policía. [Cobertura de las acciones ese fin de semana, leer "de abajo a arriba" ]
Otras personas se quedaron decepcionadas por esta jornada de reocupación espectacular. Hubo muchas otras iniciativas de reconstrucción: en la “Chevrerie" por ejemplo, gentes reconstruyeron e intentaron defender el lugar. Escribieron un texto justamente acerca de esto.
Hubo otros momentos para retomar el espacio, como dos domingos de “juegos”: «Pasa al Este» fue una jornada de desafíos y descubrimientos para regresar al Este y reocupar el espacio, mientras la gendarmería móvil estaba presente a lo largo de la ruta y del barrio; «Recolecta al Este», unas semanas después, tenía como objetivo sensibilizar a las personas sobre esta parte de la zona mientras se hacía recolección de plantas medicinales y comestibles para los almacenes colectivos de la ZAD.
Las jornadas «Haciendo huertos de nuevo», todos los domingos, recrean los jardines destruidos alrededor de la antigua ruta des chicanes y al Este para seguir conviviendo en estos lugares, y no abandonar esta parte de la ZAD, aunque las cabañas hubieran sido destruidas. Hasta el momento se pusieron de nuevo sembradíos en “les Planchettes”, “les Planchouettes” y en “le Sabot”, poniendo incluso una dedicatoria espacial para el helicóptero que volaba muy bajo, justo por encima de lxs jardinerxs.
Segundo ola de desalojos.
Otras personas se quedaron decepcionadas por esta jornada de reocupación espectacular. Hubo muchas otras iniciativas de reconstrucción: en la “Chevrerie" por ejemplo, gentes reconstruyeron e intentaron defender el lugar. Escribieron un texto justamente acerca de esto.
Hubo otros momentos para retomar el espacio, como dos domingos de “juegos”: «Pasa al Este» fue una jornada de desafíos y descubrimientos para regresar al Este y reocupar el espacio, mientras la gendarmería móvil estaba presente a lo largo de la ruta y del barrio; «Recolecta al Este», unas semanas después, tenía como objetivo sensibilizar a las personas sobre esta parte de la zona mientras se hacía recolección de plantas medicinales y comestibles para los almacenes colectivos de la ZAD.
Las jornadas «Haciendo huertos de nuevo», todos los domingos, recrean los jardines destruidos alrededor de la antigua ruta des chicanes y al Este para seguir conviviendo en estos lugares, y no abandonar esta parte de la ZAD, aunque las cabañas hubieran sido destruidas. Hasta el momento se pusieron de nuevo sembradíos en “les Planchettes”, “les Planchouettes” y en “le Sabot”, poniendo incluso una dedicatoria espacial para el helicóptero que volaba muy bajo, justo por encima de lxs jardinerxs.
Segundo ola de desalojos.
Después de la primera ola de desalojos, el gobierno fijó un ultimátum después del «comité de pilotaje» del ultimo 14 de mayo para lxs que no se «integraban en el marco que propuso el Estado» (Benjamin Griveaux, portavoz del gobierno, el 24 de abril). El 17 de mayo por la mañana, centenares de gendarmes atraviesan las barricadas a pie y rodean el bosque de Rohanne. Desalojan y destruyen 4 lugares de vida cercanos al bosque: “la Chateigne”, “Puiplu”; “la Vosgerie” y “la Datcha”. El día siguiente, atacan de forma simultanea el “Domaine” y el “Phoenix” en el centro, “Ker Terre” y “la Gare” en el este, “la Freuzière” y “la Tarte” en el gran Oeste. Aunque no se había anunciado, parece que el “Pré Failly”, aparentemente olvidado en los mapas de los objetivos comunicados cada mañana por el general que ordena la operación, fue incendiado por los gendarmes que rodearon a esta zona. Entre un ataque relámpago por 2000 gendarmes que rodean a sus objetivos con mucha velocidad y una movilización reducida de nuestro lado, el balance de estos dos días de operación policiaca es amargo: todos los lugares que no fueron cubiertos por las formularios de «declaración de intención de proyectos» fueron desalojados. Las casas de piedra fueron tapiadas por los gendarmes, en seguida fueron reabiertas, para ser ser desalojadas nuevamente. Prometieron incluso regresar para destruirlas, ¡alegando que les obligamos a hacerlo por rehabitarlas! El domingo siguiente, varias centenas de personas vinieron a la ZAD para diversas obras, desde la recuperación de material para las reconstrucciones en los lugares destruidos, hasta la siembra de alfalfa, pasando por la instalación de estructuras ligeras en el Gourbi, y todas las demás actividades que se encontraban de forma espontánea.
¿Y ahora?
¿Y ahora?
No sabemos bien hasta dónde hemos llegado. Después de semanas de desalojos y de presencia policial, hay mucho cansancio y conflictos. Pero queda también mucha gente que vivía en la ZAD o que llegaron esta primavera, y que tienen la determinación de quedarse, seguir luchando y construir algo ahí. Hay todavía deseos de guardar un tipo de conjunto que queda en todo esto. Para muchxs de nosotrxs, queremos seguir defendiendo una zona donde cabe una diversidad de posiciones sociales, de situaciones y opiniones, un lugar donde estamos vinculados a otras luchas. Estos últimos tiempos, tuvimos muchas veces la impresión de tener que elegir entre la peste y el cólera, pero tenemos todavía cosas que intentar, con todxs los que tienen este deseo latente.
[Nota final de El Libertario: Para una más amplia información sobre esta lucha y su trayectoria, ver http://periodicoellibertario.blogspot.com/search?q=notre-dame-des-landes&max-results=11.]
[Tomado de http://alasbarricadas.org/noticias/node/40254.]
[Nota final de El Libertario: Para una más amplia información sobre esta lucha y su trayectoria, ver http://periodicoellibertario.blogspot.com/search?q=notre-dame-des-landes&max-results=11.]
[Tomado de http://alasbarricadas.org/noticias/node/40254.]
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