Einstein Millán
Los 10 años que
sucedieron a 1975 en la naciente PDVSA, son fácilmente caracterizados como de
reducción sistemática de la producción en medio de un clima de incremento de
demanda y precios del barril. Una industria recién nacionalizada yacía entonces
gravemente confundida, retrogradada y desalineada con el mejor interés del
país. La industria petrolera recién nacionalizada se divorciaba al nacer del
interés nacional para marcar su propia agenda. Coexistía de hecho con una clara
inercia operativa desde las manos de las
transnacionales, para justificar lo que más tarde seria conocido como ese falso
mito llamado "meritocracia".
Mientras esa PDVSA
perdía producción, se suscitaban entre 1973 y 1981 eventos geopolíticos (Yom
Kippur, revolución Iraní, Guerra Irak-Irán) que promovían el alza inusitada de
los precios del petróleo y un incremento sostenido en la demanda de crudo.
Dicha caída de producción fue nada más y nada menos, desde
3.060.000 b/d en 1974 hasta 1.750.000 b/d en 1985, un desplome neto de cerca de
1.300.000 b/d en 11 años de gestión.
A partir de 1970 el
precio del barril inició una formidable evolución por el aumento del consumo
mundial. A este aumento se unió el estallido de la cuarta guerra árabe israelí
originando mayor demanda, energizando por ende el alza del barril. Pero
paralelamente hacia finales de 1973, la economía estadounidense entraba en una
profunda recesión, caída del nivel industrial y agudización del desempleo.
Esa depresión se
tradujo hacia Venezuela, en una disminución de la producción y exportación de
crudo, a pesar de la activación de la demanda que se venía abriendo en otros
polos de consumo energético del orbe, por la naturaleza monopolar y focalizada
hacia EEUU que mantenía nuestra industria para entonces. Algo sin precedentes y
que dejaba al desnudo la desarticulación y desalineación de los líderes de
PDVSA de entonces con el mero interés nacional.
Afortunadamente para
el país de entonces, el progreso y escalamiento de los precios mundiales del
crudo compensó en cierta forma el derrumbe en los ingresos fiscales por el
desplome de las exportaciones, evitando que la crisis mundial repercutiera
"de momento" negativamente sobre la economía criolla. Sin embargo,
más tarde tuvo sus consecuencias adversas sobre la crisis iniciada en 1983 con
el llamado " Viernes Negro", producto de la sumatorio de pésimas
políticas económicas gubernamentales plagadas de desaciertos y corrupción, a la
par del incesante desplome de los ingresos petroleros.
Comenzaba una nueva
era en el mundo petrolero, signada por la continua violación de los acuerdos de
la OPEP y donde la PDVSA "meritocrática" jugaría un papel entreguista
y fundamental para los intereses de EEUU, al favorecer
abiertamente el desplome de los precios del barril y la construcción de lo que
más adelante seria conocido como "Inventarios Estratégicos de Crudo"
iniciada en el entorno de 1982.
Alrededor de 1985-86,
Natera y Chacín propusieron elevar la producción de PDVSA a 5 MMBD para 1998.
Aunque esa propuesta nunca logró cristalizar, aun contando con activos
relativamente jóvenes para entonces, la PDVSA "meritocrática" logra remontar cierta producción precisamente en medio de un ambiente de
abundante oferta y depresión de los precios del barril, para
alcanzar en 1998 su máxima producción de 3.45 MMBD. El barril se dirigía hacia una imparable caída de precios que tendría
su clímax en 1998, cuando nuestro crudo era ya cotizado en cifras cercanas al
entorno de los US$10 por cada barril.
Ya para ese mismo año
de 1998, los inventarios estratégicos de crudo de los EEUU estaban a plenitud,
con un volumen almacenado cercano a los 580 millones de barriles de petróleo barato y mayormente subsidiado por la PDVSA
"meritocrática" a espaldas de los intereses del estado Venezolano.
Ya entre 1994-1998,
el hombre del escándalo y artífice de la quiebra de Allange Energy, el
"meritócrata" L. Giusti logra reducir la
participación fiscal hasta menos de 19% en 1998, cuando la ganancia neta
registra $663 millones; el mínimo nivel en la historia de las contribuciones de
PDVSA.
A la par que los
ingresos brutos crecían, paradójicamente nuestros gobiernos y nuestra patria se
ahogaba en un círculo perverso de deuda y déficit, hasta ser llevados a caer en
las manos del FMI, BM y cuanto paquete de ajuste nos vendían. El fin fue claro,
endeudar al país, crear dependencia foránea y asegurar el retorno de las
transnacionales para ayudar a "los nativos" a subir la producción.
Ese retorno también traería consigo la agenda oculta, de elevar los costos de
producción y reducir aun más los ingresos netos de la nación. Asegurarse que
los ingresos de la renta petrolera fuesen centrifugados y reciclados hacia
afuera en forma de más dependencia, más barriles y más fuga de capitales. Algo similar a lo que estamos siendo testigos hoy día con las empresas
mixtas.
Llegado el sabotaje
petrolero de diciembre 2002, la producción "instantánea" de crudo es
abatida a menos de 700.000 b/d producto del colosal daño infligido tanto a la
infraestructura de transporte, manejo y procesamiento, como a la mayor porción
de los activos de producción. La nueva PDVSA logra
contrarrestar en menos de dos años la caída de producción al superar para 2004
los 3.15 MMBD. Ya para 2007 la nueva PDVSA alcanzaba producir más de 3.27 MMBD
con tan solo 38.513 empleados.
En PDVSA GAS ANACO el
efecto del paro promueve el desplome de la producción de gas hacia unos 850
MMPCD, desde un promedio de 1.500 MMPCD previo al mismo. Ya para 2004, la nueva
PDVSA había logrado compensar la caída de producción y para 2006-2007, marcaba
récords consecutivos al lograr una producción de gas de 1.740 MMPCD. Sin lugar
a dudas, luego del paro y entre 2002 y 2007, el rescate y la evolución de PDVSA
fueron envidiables ante el país y ante el mundo; se había deslastrado nuestra industria del mito de la
"meritocracia" y se había impuesto una cultura más nacionalista y más
"pluri-polar".
Aunque concebido en
2005-2006, con la entrada de R. Ramírez, L. Vierma y E. Del Pino y su plan
siembra petrolera, no fue sino hasta 2007-2008, cuando esa evolución alcanzada
con esfuerzo y sacrificio por la nueva PDVSA, da un giro abrupto de 180 grados.
PDVSA a partir de 2007-2008 inicia una oscura etapa; una especie de torbellino
que la terminó arrastrando al precipicio en el que hoy se encuentra. La PDVSA a
partir de 2007-2008 ha visto perder una cifra cercana a 1.660.000 B/D de
producción, ha sido objeto de un incremento en sus costos de producción que hoy
día supera el 500%, se ha internado en una espiral de desaciertos, de
ineficiencia galopante, de marcada corrupción y de una visión de su liderazgo
totalmente divorciado de la realidad energética mundial.
A partir de 2007-2008
la producción de crudo comienza a desacelerarse consistentemente, para llegar
hoy día a una cifra cercana a los 1.58 – 1.53 MMBD. Las segregaciones de crudo
dejadas de producir a partir de 2008 son las de menor costo de levantamiento,
de mayor valorización en los mercados, las más cotizadas, de mayor calidad, las
menos contaminantes; las provenientes de activos liviano/mediano/condensado.
Hoy día más del 56%
de la producción de crudo proviene de activos pesado extrapesado. Como
consecuencia de la baja productividad relativa, de la alta frecuencia de
intervención de pozos, la elevada declinación de la producción de los activos
Faja del Orinoco y de las necesidades de dilución y mejoramiento, los costos de producción de PDVSA holding se han elevado sustancialmente
en alrededor del 450% desde 2007.
PDVSA apenas produce un 45% del total del volumen
nación, mientras que sus socios foráneos producen el restante 55%. En consecuencia,
PDVSA subsidia en gran parte el constante aumento en los costos de producción,
a expensas de la desaceleración de la producción de sus propios activos
tradicionales, de menor costo relativo por barril.
¿Cuál es la
diferencia entonces entre aquella PDVSA azul y esta PDVSA roja? ¿Quiénes han
sido más entreguista de nuestra industria y nuestros recursos? ¿Quiénes han
sido más traidores y destructivos? ¿Quiénes han tenido la mayor vocación de
servicio y dedicación a la patria?
A nuestro entender,
el merito aparece indistintamente en aquellos que participamos tanto en el
rescate de PDVSA entre 2002 y 2005, como aquellos que inicialmente integraron
las primeras directivas de PDVSA. Tengo que admitir que no todos los miembros
de las directivas originarias de PDVSA eran adversos a nuestros intereses.
Tengo que exponer con claridad que hubo personas admirables y calificadas que
sin lugar a dudas lo dieron todo por esa naciente industria, aunque
definitivamente hubo también una fuerte infiltración de la mano extranjera en
prácticamente todas sus decisiones; particularmente en aquellas relacionadas
con los más grandes proyectos y negocios.
Caso contrario la
PDVSA actual derivada desde 2008. Una empresa financieramente en etapa
terminal. Donde los esquemas de negocios no tienen sentido alguno más allá del
lucro personal de algunos. En donde las políticas de exploración, producción y
mercadeo son inexistentes o seriamente cuestionables. En donde no ha existido
un solo macro proyecto exitoso, sino más bien entreguista y pésimamente
estructurado: casos Costa Afuera y FPO.
La composición de la
directiva actual de PDVSA es todo un chiste de mal gusto. No existe un solo
miembro de esa directiva que haya dado una sola declaración consistente y
sostenida en materia energética porque sencillamente no tiene la menor idea de
ello.
En esencia, no existe
un norte claro, sino más bien un sur oscuro y siniestro. El enfoque actual con
su administración sin la preparación minima necesaria, basada en demagogia,
clientelismo, politiquería y exuberante corruptela, exige una profunda y
urgente revisión. Sus abundantes reservas de nada van a servir a la vuelta de
unos pocos lustros ante el nuevo orden energético mundial.
Es así como la PDVSA
de hoy cava su propia tumba y augura su pronta y definitiva privatización, o la
toma forzada por sus múltiples acreedores.
[Tomado de https://www.aporrea.org/energia/a260689.html.]
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