José J. Llaguno
Introducción
El
siguiente texto, tiene el objetivo de desarrollar un balance bibliográfico
sobre los trabajos académicos que exploran el discurso y la práctica de género
dentro del anarquismo latinoamericano, en el periodo que transcurre entre 1890
y 1945. El análisis de los trabajos seleccionados muestra cómo la reflexión
hecha por los (as) anarquistas, se relaciona en forma prioritaria a la mujer,
dejando de lado otras temáticas complementarias como la masculinidad. El hombre
en este contexto aparece como apoyo, propulsor o crítico de la lucha femenina,
pero casi nunca como crítico de su propia situación de género.
Asimismo,
se muestra como el periodo histórico escogido presenta situaciones
diferenciadas a lo interno de cada país seleccionado: Argentina, Bolivia, Costa
Rica, Cuba, Chile, Perú y Uruguay. En todos los casos, el feminismo y el papel
de la mujer juegan un papel importante en la prensa y organización anarquista,
sin embargo toman rumbos y medios distintos en cada caso. En la mayoría
prevalece la voz masculina – sobre todo en la prensa –, mientras que en los casos
de Argentina y Bolivia se presentan las propuestas más integrales de
organización específica de las mujeres – a través de la prensa y los sindicatos
– con formas de organización mixtas más amplias.
Para todo
el periodo de estudio, el anarquismo está asociado de forma prioritaria al
movimiento obrero – aunque existieron otras manifestaciones en sectores
intelectuales y profesionales – a través de la organización gremial, la
educación racionalista y la construcción de una moral antagónica al clero y la
burguesía [1].
Dentro de
esta actividad política, la militancia ácrata dio énfasis a su dimensión
internacionalista, la cual entendía al proletariado como un movimiento mundial
que tenía el objetivo de destruir las barreras territoriales, culturales e
institucionales del Estado y el capitalismo, para construir un horizonte común
de lucha y emancipación. Esta estrategia finalista, explica en parte la gran
cohesión que logra el anarquismo a finales del siglo XIX y principios del XX,
en varios países de Europa y el continente americano [2].
Esta
cohesión se demuestra en la reproducción de los principios generales, la
difusión de literatura compartida y las tácticas de lucha empleadas, que fueron
favorecidas por las grandes olas de migración e intercambio de militantes entre
los dos lados del Atlántico. Dentro de esta estrategia común, los (as)
anarquistas debieron enfrentarse a las particularidades de cada espacio
geográfico, en donde las elites criollas se esforzaban por extender y
consolidar un aparato administrativo y una nacionalidad homogénea, con el
objetivo de favorecer los procesos de acumulación de capital [3].
En este
proceso, la militancia anarquista en América Latina tenía el reto de promover
un movimiento obrero de carácter internacional – con características
culturales, étnicas y de género distintas – que a su vez respondiera a las
especificidades de cada contexto local. En esta coyuntura, se desarrollaron
debates y tácticas de intervención que buscaban poner en perspectiva estas
características, dentro de un movimiento que tenía como principal horizonte una
identificación de clase.
En los
apartados que siguen, voy a mostrar como diferentes investigaciones han
abordado esta temática en los casos de: Argentina, Bolivia, Costa Rica, Cuba,
Chile, Perú y Uruguay. Esta selección se debe a que estos trabajos muestran un
tratamiento directo al papel que juega la mujer dentro de la estrategia
discursiva y
organizativa
del anarquismo. Dentro de esta, se encuentra algunos temas particulares como:
el amor libre, el matrimonio burgués, la sexualidad, la procreación consciente
y el trabajo femenino.
El feminismo anarquista
La
mayoría de los estudios escogidos para elaborar este balance coinciden en
identificar, de forma prioritaria, los estudios de género con la historia de
las mujeres. Me atrevo a lanzar algunas hipótesis sobre esta tendencia. La
primera se relaciona con las fuentes utilizadas para los estudios, en su
mayoría constituidas por la prensa anarquista de cada localidad, en donde la
mayoría de los redactores, colaboradores y editores eran militantes hombres.
Asimismo, en algunos contextos de alta represión gran parte de los textos eran
firmados con seudónimos lo que hace difícil comprobar su autoría.
Una
segunda hipótesis, tiene que ver con el contexto histórico en el que la
actividad ácrata se encontraba. A finales del siglo XIX y principios del XX, la
situación económica y cultural de la mujer era muy diferente de acuerdo a los
países. Mientras en Argentina desde 1890 los niveles de instrucción formal de
las mujeres de los centros urbanos van en aumento, en lugares como Perú y
Bolivia, esta situación empieza a vislumbrarse hasta décadas después [4].
Dentro de
este contexto de marginación, muchas mujeres sufren una doble explotación
económica, debido a la recarga de tareas domésticas y a la necesidad de buscar
trabajo en un mercado segmentado, desigual y con enormes barreras para su
incorporación efectiva. En esta situación, la mayoría de la militancia
anarquista del continente, ve en la mujer a uno de los sectores más importantes
para la incorporación de estas a la organización revolucionaria. Aunque en
muchos casos, esta situación no se da y la mujer es utilizada más como un
símbolo, una musa para probar la justicia de la predica libertaria [5].
Estas dos
hipótesis juegan a mi criterio, factores decisivos en la insistencia progresiva
del anarquismo en incorporar a las mujeres dentro de su base social. Esto
además, es parte de la estrategia global de esta corriente de pensamiento que
identifica a los sectores más marginados, golpeados y explotados por el régimen
capitalista, omo los principales interlocutores y propulsores de la doctrina
anarquista. La táctica principal de organización para vehiculizar este proceso
fue la organización sindical y una red asociativa ligada a la cultura, la educación
y el ocio [6].
Asimismo,
los (as) anarquistas deben enfrentarse a partir de la década de 1920, con el
avance del feminismo liberal, que tenía como principal estrategia la ampliación
de la ciudadanía a través del derecho al voto, así como la mayor presencia del
Estado en las actividades familiares. Esta corriente era una amenaza para el
anarquismo, ya que buscaba la incorporación de la mujer a la estructura estatal
y mantenía intactas las relaciones burguesas dentro de la familia [7].
Amor libre y matrimonio burgués
El tema
de mayor debate, en los círculos anarquistas identificado por las
investigaciones se refiere al amor libre. Este era un concepto y práctica,
basado en la unión espontánea y temporal de las parejas, a partir de la
corresponsabilidad, la convivencia y el acuerdo mutuo. Se buscaba con esto, una
forma de convivencia opuesta a toda reglamentación jurídica, eclesiástica y
moral [8. La mayoría de estos trabajos, utilizan la prensa anarquista como
principal fuente de estudio, así como correspondencia, obras literarias y datos
estadísticos de forma complementaria.
Para el
caso de Argentina, Laura Fernández muestra como desde 1890 la prensa anarquista
hace un gran esfuerzo de convocatoria hacia las mujeres y difunde la prédica
del amor libre, como una de las tácticas principales para combatir la
reglamentación burguesa de la convivencia a través del matrimonio. En este
caso, la voz de esta convocatoria es mayoritariamente masculina, en donde los
redactores de la prensa anarquista identifican a la mujer como la principal
víctima del matrimonio. Esto debido a que su cuerpo queda anclado a una
reglamentación –jurídica o eclesial–, así como a un conjunto de roles dados
como: el cuido, la procreación, la educación de los (as) hijos y el marido. La
escogencia de la pareja, fuera de toda tutela parecía ser uno de los pilares de
la emancipación femenina [9].
La
preponderancia de la voz masculina en la prensa, se mantiene en otros casos [10].
Patricia Alvarenga, muestra en su estudio para Costa Rica, como la revista Renovación, hace eco del amor libre en
sus páginas a través de artículos, cuentos y obras literarias. En todos los
escritos, el feminismo tiene voz masculina y según la autora no se despega del
discurso patriarcal. Esto debido, a que la propuesta de liberación le es
otorgada a la mujer desde afuera y se asocia de forma prioritaria a la tarea de
acompañar la militancia y la labor propagandística del hombre revolucionario [11].
La otra
tendencia – aunque minoritaria – que resalta en los estudios, es la
organización propia de la voz femenina. En este caso, se resalta la actividad
militante de feministas anarquistas como Belén de Sarraga, Luisa Capettillo y
Juana Rouco. Estas mujeres escribieron, dictaron conferencias, organizaron sin dicatos,
fundaron escuelas racionalistas y mantuvieron una prolífera correspondencia por
todo el continente. Su aporte particular, estuvo en apoyar al movimiento obrero
de sus localidades y darle coherencia propia al discurso feminista [12].
El caso
de mayor importancia con respecto a la organización propia de medios feministas,
fue el de los periódicos La Voz de la
Mujer (1896-1897)y Nuestra Tribuna (1922-1924).
Estos, fueron editados en Buenos Aires por mujeres y para mujeres, siendo el
primero el medio anarco-feminista más antiguo del continente documentado hasta
el momento. Maxine Molyneux, muestra como el discurso del amor libre es
apropiado por las mujeres a través de la consigna “Ni Dios, ni Patrón, ni
Marido”, que buscaba liberar a las mujeres de las ataduras religiosas,
patriarcales y morales. Según esta autora, la organización específica de las
mujeres potencia el discurso general del anarquismo al darle una base propia, a
pesar de que parte de los hombres anarquistas recibieran este proyecto como un
táctica divisionista del movimiento obrero [13].
Sexualidad y procreación consciente
Otra de
las temáticas principales dentro del discurso anarquista, era la transformación
radical de las relaciones sociales entre hombres y mujeres. Un primer paso, era
el amor libre como forma alternativa a la reglamentación del matrimonio, sin
embargo para profundizar esta práctica era necesario subvertir el conjunto de
las relaciones sexuales. Este discurso, era elaborado a través de dos
influencias principales, la teoría de la regeneración humana y el
neo-malthusianismo. Estas teorías de carácter científico promovían la
intervención institucional para mejorar las condiciones genéticas y el entorno
social con el fin de desarrollar seres humanos
sanos,
higiénicos y productivos [14].
Este
discurso fue reapropiado por los anarquistas, con el fin de convertirlo en una
“teoría sociológica de resistencia al capitalismo”. Según Eduard Masjuan, esta
interpretación partía de un examen de las condiciones de miseria provocadas por
el capitalismo en Europa y los movimientos de expulsión de población hacia
América. Frente a esta realidad, la militancia anarquista promovía la
procreación consciente y la educación sexual. Esta era una forma de controlar
la natalidad obrera y mejorar las condiciones de vida de estos en su
cotidianidad [15].
En
América Latina estas ideas se propagaron con rapidez a principios del Siglo XX,
a través de la migración proveniente de España, así como por medios escritos
como Salud y Fuerza. Asimismo, los países
con mayor presencia de esta corriente fueron Argentina, Cuba y Uruguay, en
donde Masjuan lanza la hipótesis de que el proceso de transición demográfica de
estos países fue influenciado en parte, por las práctica neomalthusianas del
movimiento anarquista [16].
Esta
práctica estuvo acompañada de la fundación de periódicos propios, como Lux en Puerto Rico y Pro-Vida en Cuba; así como de una red de
distribución de anti-conceptivos y centros de educación sexual gratuitos para
los (as) obreros. Dentro de estas prácticas, las mujeres militantes, jugaron un
papel muy importante como propagandistas y como organizadoras de numerosas
“huelgas de vientres”, que fue una táctica que buscaba restringir los partos [17].
Además de
las fuentes utilizadas por Masjuan como testimonios, prensa, revistas y censos
de población, Nadia Ledesma introduce para el caso de Argentina una nueva
perspectiva, el discurso medico anarquista. A través de su estudio, la autora
muestra como el anarquismo siguió jugando un papel importante en ese país hasta
finales de los años 40, con algunas propuestas, en este caso en la sexualidad y
la medicina. Esta es analizada a través de la labor del médico anarquista Juan
Lazarte [18].
Este
estudio es novedoso, ya que muestra una dimensión poco explorada en los
trabajos sobre anarquismo en América Latina, la relación entre profesionales y
el movimiento obrero. Dado que Lazarte fue un activo militante en el ámbito
laboral, científico y académico, dejo gran parte de sus propuestas sobre
procreación consciente y libertad sexual documentada en revistas, folletos y
libros. La principal propuesta de este médico, era combatir el discurso
religioso y estatal sobre el control del cuerpo femenino, para promover el
placer sexual, el uso de anti-conceptivos y la decisión de la mujer para tener
o no hijos (as) [19].
Trabajo femenino y anarcosindicalismo
La última
tendencia de estudios, muestra la relación directa y profunda entre las mujeres
y la organización anarcosindicalista. Esta fue la forma hegemónica del
movimiento anarquista en América Latina a principios del siglo XX y tuvo su
mayor auge hasta la década de 1930. Su estrategia estaba dirigida por la
confrontación directa con el Estado y el capital, la toma de decisiones directa
de sus afiliados(as) y su coordinación internacional [20]. Según los estudios
para los casos de Bolivia, Chile y Perú, la identificación de las mujeres con
esta forma de organización se debió a la amplia propaganda feminista elaboradora
por la militancia anarquista, el avance de la incorporación femenina al mercado
laboral y las consecuencias de los conflictos bélicos.
Elizabeth
Quay utiliza datos estadísticos y una revisión de la prensa anarquista en
Chile, para mostrar como el aumento de la propaganda hacia este sector crece en
la medida en que las mujeres se empiezan a concentrar en algunas actividades
como la industria alimenticia y textil. En este contexto, los anarquistas
empiezan a promover la organización sindical en estos sectores que se van
incorporando a las diferentes federaciones gremiales. Las pésimas condiciones
de trabajo, la exclusión de los derechos básicos de ciudadanía y la necesidad
de complementar el salario familiar o buscar la independencia económica, fueron
algunos factores que favorecieron la organización de las mujeres [21].
Utilizando
la misma combinación de fuentes, Perla Jaimes estudia la “cuestión femenina” en
la prensa anarquista en Perú, donde identifica el trabajo femenino como el
principal tema de discusión entre 1911 y 1916. Esto se debe a la notable
incorporación de las mujeres en el mercado laboral y la necesidad de estas de
organizarse de forma gremial. La mayoría de los escritos sobre la temática son
de hombres, especialmente del conocido propagandista Manuel González Prada, en
donde se resalta el papel de cuido y educación de la mujer. Según esta
propuesta, la mujer debía combinar su aporte financiero con los “roles” tradicionales,
pero en este caso haciendo énfasis en una educación anarquista y racionalista
para sus hijos (as) [22].
Dentro de
estos estudios, el caso más novedoso –tanto por su metodología, como por su
aporte– es el de Bolivia, documentado por Huáscar Rodríguez. Este autor utiliza
una gran variedad de testimonios orales, documentos sindicales y prensa
anarquista, para reflexionar sobre la organización anarco-feminista en ese
país. Desde los años 20 hasta finales de los 40, las mujeres “cholas” –
indígenas que viven en las ciudades – logran desarrollar una organización
sindical propia, llamada Federación Obrera Femenina con más de 100 sindicatos
en distintos oficios como: costureras, floristas, culinarias,
cigarreras,
etc. [23].
El aporte
de esta organización según el autor, es que logra desarrollar un espacio propio
de las mujeres que a su vez es parte de una federación obrera más amplia. De
esta manera, las mujeres anarquistas en Bolivia logran combinar sus
reivindicaciones específicas como mujeres trabajadoras, con un movimiento
obrero más amplio que lucha contra la cooptación estatal. Asimismo, este caso
muestra, como las condiciones de clase, género y etnia, pueden elaborarse en
una propuesta organizativa que combine las especificidades de una población con
una doctrina política de vocación general [24].
A modo de conclusión
Después
de un balance final, se puede decir que la mayoría de los trabajos analizados
desarrollan un análisis sobre el género, tomando como principal perspectiva los
estudios de las mujeres anarquistas. Esto debido a que la mayoría de la prensa
de esta corriente identificaba a estas como las principales interlocutoras de
la temática. Dentro de este proceso se mostró como en algunos casos la mujer
fue utilizada más como un un símbolo o metáfora de lucha, que como un sector
con reivindicaciones específicas.
El gran
faltante de esta reflexión es el papel de la masculinidad, ya que los hombres
anarquistas figuraron como propulsores o acompañantes de las luchas femeninas,
pero no se encontraron trabajos que investigaran sobre el rol específico de los
hombres desde una perspectiva crítica. Parece que este faltante puede ser eco
de la poca reflexión sobre esta temática dentro de los círculos anarquistas
latinoamericanos o el descuido de los (as) investigadores por captar este tema
no siempre expuesto de forma directa.
Los
trabajos analizados muestran como el amor libre, la sexualidad, la procreación
consciente y el trabajo femenino, fueron temáticas ampliamente debatidas en los
círculos anarquistas. En los casos en que las mujeres tomaron la voz y crearon
sus propios espacios, estos discursos se potenciaron y le dieron una base
social, formando una tendencia especifica denominada anarco-feminismo. Esta
situación fue particularmente importante en Argentina y Bolivia, en donde las
mujeres lograron organizar instancias de comunicación y organizaciones sindicales
propias, que a su vez se mantuvieron en coordinación con otras instancias del
movimiento obrero.
Estos dos
casos muestran como el discurso común de identificación de clase promovido por
el anarquismo, puede ser muy abstracto para todo el conjunto del proletariado.
Mientras, si este encuentra espacios específicos de expresión, puede logarse
una articulación discursiva y organizativa que le dé mayor contenido y base
social al movimiento. En definitiva para que el anarco-feminismo convoque a las
mujeres, tiene que estar compuesto y orientado por mujeres.
Notas
1. Clara
Lida y Pablo Yankelevich, Cultura y política
del
anarquismo en España e Iberoamérica (México
D.F: Colegio de México, 2012).
2. Ángel
Cappelletti, El anarquismo en América Latina,
(Caracas:
Ayacucho,1990), introducción.
3. David
Viñas, Anarquistas en América Latina (Buenos Aires: Paradiso, 2004), 55.
4. Gloria
Bonilla Vélez, “La lucha de las mujeres en América Latina: feminismo,
ciudadanía y derechos” Palabra, no. 8
(2007), 45-46.
5. Kirwin.Shaffer, “The Radical Muse: Women
and Anarchism in Early-Twentieth-Century” Cuban
Studies, vol. 34, (2003), 150.
6. Shaffer, “The Radical Muse: Women and
Anarchism in Early-Twentieth-Century”, 150.
7. Thomas
Ward, “Feminismo liberal vs. anarquismo radical: Obreras y obreros en Matto de
Turner y González Prada, 1904-1905” A contra
Corriente, Vol.7, no. 1 (2009), 192-193.
8.
Osvaldo Baigorria, (comp), El amor libre. Eros y anarquía (Buenos Aires:
Libros de Anarres, 2006), 3.
9. Laura
Fernández Cordero, “Queremos emanciparos: anarquismo y mujer en Buenos Aires de
finales del XIX” Izquierdas, no. 6
(2010), 9-10.
10. Para
el caso de Chile ver: Eduardo Godoy Sepúlveda, “Lucha temperante y amor libre.
Entre lo prometeico y lo dionisaco: el discurso moral de los anarquistas
chilenos al despuntar el siglo XX”
Cuadernos de Historia , no.34 (2011): 127-154.
11.
Patricia Alvarenga Venutolo, Identidades en Disputa. Las reinvenciones del
género y de la sexualidad en la Costa Rica de la primera mitad del siglo XX
(San José: Editorial UCR, 2012), 62-72.
12.
Rafael Gumucio “Belén de Sárraga, librepensadora, anarquista y feminista .” Polis. no.9 (2004), 1-20 Accesado el 04
mayo 2013
.
http://polis.revues.org/7221 ; DOI : 10.4000/polis.7221; Jorell Meléndez
Badillo, Voces Libertarias: Orígenas del anarquismo
en Puerto
Rico(Santurce, Bloomington: Edicciones C.C.C, Secret
Sailor Books, 2013),
13. Maxine Molyneux, “No God, No Boss, No
Husband: Anarchist Feminism in Nineteenth-Century Argentina” Latin American
Perspectives, vol. 13, no. 1 (1986), 120.
14.
Eduard Masjuan, “El pensamiento demográfico anarquista: fecundidad y emigración
a América Latina, 1900-1914” Revista de
Demográfia histórica, vol.20, no.2 (2004), 158.
15.
Masjuan, “El pensamiento demográfico anarquista: fecundidad y emigración a
América Latina, 1900-1914”, 159.
16.
Masjuan, “El pensamiento demográfico anarquista: fecundidad y emigración a
América Latina, 1900-1914”, 178-179.
17. Eduard
Masjuan, La ecología humana en el anarquismo ibérico. Urbanismo orgánico o
ecológico, neomalthusianismo y naturismo social (Barcelona, Madrid: Icaria,
Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, 2000), 353-355.
18. Nadia
Ledesma Prietto, “Maternidades posibles: Análisis del discurso médico anarquista
sobre la maternidad consciente y voluntaria a través de Juan Lazarte. Argentina,
1930-1940. En Mujer, trabajo, familia, maternidad y sexo. A través de la
mirada de los médicos argentinos. 1870-2010, editado por Héctor Recalde,
1-24. Buenos Aires: Aula Taller. En prensa, 4-5. Para una biografía de Lazarte
ver: Ángel Cappelletti, Hechos y figuras del anarquismo hispanoamericano
(Madrid: Madre Tierra, 1990)
19.
Ledesma Prietto, “Maternidades posibles: Análisis del discurso médico
anarquista sobre la maternidad consciente y voluntaria a través de Juan
Lazarte. Argentina, 1930-1940”, 4-5.
20.
Carles Launed, El anarcosindicalismo en el siglo XX (Barcelona:
Colección de formación e interpretación libertaria, 1978), 21-22.
21. Elizabeth Quay Hutchison, “From “La Mujer
Esclava” to “La Mujer Limón”: Anarchism and the Politics of Sexuality in
Early-Twentieth-Century Chile” Hispanic
American Historical Review 81, no.3-4, (2001), 526-527.
22. Perla
Jaimes Navarro, “Mujeres y trabajo en la prensa anarquista limeña: La Protesta, 1911-1916.” Pacarina del Sur, no.15 (abril-junio,
2013). Accesado 4 de Mayo 2013. http://www.pacarinadelsur.com/home/huellas-y-voces/689-mujeres-y-trabajo-en-la-prensa-anarquista-limena-la-protesta-1911-,
abril-junio, 2013, 5.
23. Huascar
Rodríguez García, La choledad antiestal. El anarcosindicalismo en el
movimiento obrero boliviano, 1912-1965 (Buenos Aires: Libros de Anarres,
2010), 182.
24.
Rodríguez García, La choledad antiestal. El anarcosindicalismo en el
movimiento obrero boliviano, 1912-1965, 200-201
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[Publicado
originalmente en la revista Erosión #
7, Santiago de Chile, otoño-invierno 2017. Texto del artículo accesible en .pdf
en https://erosion.grupogomezrojas.org/wp-content/uploads/2017/07/Llaguno-50-59.pdf.]
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